Desde el fondo de mi corazón quería renunciar a la vida, a seguir adelante. Sin falta, llegará mañana, y pasado mañana, y, pronto, la semana que viene. Nunca había pensado que esto pudiera ser tan fastidioso. Seguramente, mi estado de ánimo, también en aquel momento, era triste y oscuro, y esto me desagradó de veras. Mi imagen, andando sin ánimo por la calle oscura con una tormenta en el corazón, era patética. Quería poner punto final a todo aquello…
(Banana Yoshimoto)

* * *

POV ALEC

<<Bane como tú>>, dije con amargura, <<¿Así que ustedes son…?>>

Dejé la pregunta ahí, flotando entre nosotros, esperando que Magnus contestara. O lo hiciera este chico, Max, cuya mano firme me encontraba sosteniendo.

Pero lo único que se recibí de ellos fue silencio. Un silencio que, aunque lo negara, me dolía.

Mis labios se fruncen, antes de dejar caer mi mano, y preguntar con amargura: -¿Entonces?

Me había dicho que no iba a insistir y no me importaba, y aquí estaba, ridículamente pidiendo explicaciones que nadie tenía por qué darme.

-Primos- dijo Max, en mismo momento que Magnus decía: -Hermanos.

Una carcajada, para nada feliz, fue mi respuesta. Porque casi estaba seguro que en este momento estaban compartiendo miradas de reproche y preocupación. No se habían puesto de acuerdo en su mentira, y eso casi me divertía… CASI.

De repente recordé la estúpida canción de la mañana, <<mil veces maldigo al destino, por tantas heridas, las tuyas y mías, por tantas mentiras>>.

Parecía escrita para mí, ahora, mis heridas, sus mentiras. Porque el único herido aquí era yo.

Suelto un bufido y no pienso decir nada más. Escucho a Esperanza, lo cual sorprende porque ¿a ella qué le importa?, preguntar: -¿Así que son hermanos o primos… Max?

¿Y por qué se dirige a Max? Me siento traicionado… Más cuando Izzy dice: -Hay que dejar que Maggs se explique. Sólo está nervioso.

-¡Isabelle, cállate y vámonos! –digo molesto. No pienso estar aquí un minuto más.

Escuché a Izzy soltar un suspiro frustrado, pero no dijo nada más.

De repente, sentí movimiento, Max y Esperanza se habían movido y Magnus llegó a mi lado: -¡Alexander, espera!

-¿Qué? –medio gruñí, medio pregunté.

-No puedes irte. Hemos…hemos venido a verte…

Sonreí, y era una sonrisa para nada feliz. Habían venido a verme, ¡sí claro!

-HAN –digo, haciendo énfasis en el plural-, venido… Pues ya me vieron… Adiós Magnus.

-¿Alexander, te estás despidiendo? –pregunta Magnus con una voz que hace crecer la sensación de vacío en mi estómago, y el dolor en mi pecho. Sentía culpa y no tenía por qué. Yo NO era el malo de esta historia. Yo sólo buscaba alejarme, antes de que el dolor que me provoque su partida sea irreparable.

-Sí.

-Pa… Alec… -dice apresuradamente el tal Max, y me enojo conmigo porque, por alguna razón, este chico me cae bien incluso, es como si su aura me tranquilizara, como si algo me impidiera odiarlo. A pesar de estar con Magnus, a pesar de las mentiras…

-No –lo interrumpe Magnus-, déjame a mí. ¿Me darías un momento con él? –no escucho ninguna respuesta, pero él insiste casi rogando: -¿Por favor?

¿Qué poder tan grande ejerce sobre él como para que Magnus tenga que rogarle?

-Okay –responde de mala gana y escucho a Esperanza decirle: -¿Q-quieres un café?

¡Qué demonios!

Pero antes de que pueda reprocharle algo, Izzy empieza: -¡Y me dejan a mí sola!

-Tranquila, bellísima Isabelle –le dice Magnus, mientras siento su mano tomar la mía, haciéndome soltar, por lo inesperado-, seguro hay por ahí algún Sheldon para ti. Sólo espera, querida –por su tono casi podría adivinar un guiño. ¿Cómo que Sheldon? ¿Es que Magnus estaba loco? ¿O…?

Pero entonces siento un tirón. Su mano jalándome hacia el árbol.

-Puedo solo, Magnus –le digo molesto, intentando soltarme.

Él no me lo permite. –Lo sé, querido, pero…

-No me llames así –le digo con un bufido. ¡Qué descaro! No entiendo por qué sigo aquí, cómo es que le permito tanto…

-…no pienso soltarte y permitir que huyas –termina, como si yo no hubiera dicho nada.

-No pienso escucharte si no me sueltas –le digo, intentado sonar molesto.

-Pues no pienso hablar si me sueltas.

-No me importa si no hablas.

-Claro que te importa, Alexander.

-No.

-Sí.

-No.

-Sí. Por eso sigues aquí.

-¡Magnus! –jalo mi mano, pero su agarre es demasiado firme.

-Sé que estás celoso de Max, pero no tienes por qué…

-YO.NO.ESTOY.CELOSO –mi cara arde y siento una revolución en mi estómago, no estoy celoso y él no puede soltar eso así como así.

-¿Entonces? ¿Cuál es el problema?

-Que me mentiste.

-No te he mentido.

-Por supuesto que sí. ¡Nunca me hablaste de él!

-Alexander, he vivido siglos, hay un montón de gente de la que no te he hablado…

-Magnus, por favor, no empieces…

-Alec, ¿podrías por favor intentar creerme? Dame al menos el beneficio de la duda.

Había súplica en su voz, me hacía casi imposible decirle que no. –No me mientas –dije por fin.

-Te contaré quién es Max… -me dice, apretando mi mano entre las suyas, calentando mi piel. Regalándome sensaciones que yo no quiero sentir. No, porque algún día las extrañaría, y hay cosas que sólo encuentras una vez en la vida, y yo nunca volvería a sentir lo que Magnus Bane me provoca.

-¿Es que no era tu hermano? –pregunto con sarcasmo-, ¡Ah, no! Que es tu primo, ¿cierto?

-¿Podrías escuchar por una vez en tu vida antes de juzgar, Alexander?

Agh. Suelto un gruñido, pero no digo nada, me molesta que hable como si me conociera desde siempre. Como si tuviera derechos. Como si fuéramos algo…

-Quiero contarte mi historia…

-Ya lo has hecho.

-Te he contado algunas historias, partes importantes de mi vida, las ramas de mi vida, pero la raíz, el tronco fue ÉL. Y de ÉL no te he hablado. Quiero hacerlo ahora.

-¿Quién es él? –algo frío y a la vez caliente recorre mi cuerpo. Tengo miedo de saber, y a la vez siento que es algo que NECESITO saber. Necesito, no quiero, no tengo que, necesito saberlo.

POV MAX

Veo, lo que pensé nunca volvería a ver: mis padres, los dos, Alec y Magnus, juntos, de nuevo. Como hace tanto… Como siempre.

Siento unas ganas inmensas de ir. De estar con ellos. De no dejar que mi padre Magnus haga lo que creo que hará.

-Déjalos solos –me dice Esperanza, haciéndome apartar mi mirada de ellos.

-¿De qué hablas? –me pierdo un momento en sus ojos. Siempre pensé que el azul de los ojos de mi padre era el más puro, ahora siento que me estuve equivocado toda mi vida.

-Deja que hablen –me dice con una sonrisa-, necesitan aclarar las cosas, para poder, tal vez, estar juntos… A menos que tú y Magnus… -hace una pausa sugerente que no entiendo.

-¿Qué?

-¿Son…? No son primos ni hermanos, ¿cierto?

-N-no –contesto con la verdad, sin saber por qué. Seguramente lo arruino todo por no ser capaz de mentirle.

-Entonces… -se inclina hacia mí, sobre la mesa, y me empieza a costar respirar y pensar con claridad. Esto no me puede estar pasando. No otra vez.

-¿De qué conoces a mi p… a Alec? –pregunto, cambiando de tema-. ¿Lo conoces hace mucho?

-Algo… -contesta decepcionada, echándose para atrás de nuevo.

-¿Sabes cómo…cómo…perdió la vista?

La veo tragar con dificultad y removerse incomoda. –S-sí…

-¿Me contarías?

CONTINUARÁ…

¡Gracias por sus lindos comentarios! Y si tienen quejas también pueden decirlo en serio, excepto si es sobre lo corto de los capítulos, no se quejen porque actualizo diario.
Tengo algunas preguntas:
¿Quieren que Alec cuente sobre su accidente o Esperanza? ¿O ambos, para ver la reacción de Magnus y Max?
¿Quieren beso malec antes o después de saber sobre el accidente?
¿Creen que Alec debería recordar o medio sentir que es su historia cuando Magnus la cuente o que empiecen de cero?
¿Esperanza debería tener la visión?
¿Izzy debe encontrar amor?
Creo que eso es todo, si tienen preguntas ustedes díganme.

Por cierto, mañana (hoy ya, sábado) actualizo Mi inmortalidad por ti y Aprendiendo juntos. Porque, como vieron, hoy actualicé El favorito del rey. Así que tal vez el final de este día lo tengan hasta el domingo, y el mismo domingo actualizo Amor entre libros.
No me odien 🙈