Día 15
...tu regreso tiene tanto
que ver contigo y conmigo
que por cábala lo digo
y por las dudas lo canto...
(Mario Benedetti)
* * *
[Día 15]
POV MAGNUS
Estaba con, frente a, Alec. En el “Destino”. En una de las mesas fuera del local. Hacía ya rato que nuestros cafés se habían terminado, los vasos a un lado y nuestras manos casi tocándose…
Definitivamente había sido uno de los mejores días. Pensé que tal vez después del beso que le había dado ayer, esto sería incómodo, que Alexander estaría más frío y distante o tal vez sólo confundido, sin saber cómo reaccionar a sus sentimientos.
Porque es obvio que está sintiendo algo, lo he venido notando y lo confirmé ayer, no porque quisiera “verme” con sus manos, eso es normal y, de hecho, creo que se tardó en pedírmelo. Esa parte seguramente me afectó más a mí que a él, volver a sentir su toque sobre mí aunque de un modo tan diferente… Fue como un sorbo de agua para mí justo cuando moría de sed, en cambio para él no fue más que el reconocimiento del rostro de un desconocido más…
Lo que me confirmó que hay algo removiéndose en ese cerrado y difícil corazón fue ese abrazo, el hecho de que a su manera me lo devolviera, el sentirlo temblar entre mis brazos, sentir sus dedos clavándose en ellos cuando empecé a alejarme, cuando quise romper el contacto…
Tal vez él no recuerda su vida anterior, nuestra vida juntos, sus pensamientos o sus sentimientos, pero su esencia sigue siendo la misma. Sigue siendo aquel Alec retraído que hay que conquistar y convencer de a poco y tenerle paciencia, demasiada, porque cuando se da cuenta de sus sentimientos puede ser que en vez de aceptarlos…todavía intente negarlos…
Así que sí, me sorprendió que un Alec sonriente y amable se presentara hoy, que tuviéramos una buena charla como dos viejos amigos y no las típicas pláticas sobre mi corazón roto o el mundo de las sombras que él no me cree…
Y entonces pensé que tal vez es el momento de hablarle de… De nuestra historia, sin decirle que es nuestra obviamente. De Max, de nuestro hijo, ¿pero cómo decirle que tengo un hijo sin que eso afecté el poco terreno que llevo ganado?
-Alec…
-Magnus…
Hablamos a la vez y no podemos evitar reír. Su hermoso rostro iluminado por una hermosa y enorme sonrisa, una real, feliz, como las de antes…
-Habla tú primero –me dice sin perder la sonrisa.
Respiro profundamente antes de empezar. –Me gustaría contarte algo…
Su sonrisa se tuerce un poco cuando suelta una risita. –Para eso estamos aquí, ¿no?
-No… Es decir, sí… Pero… Lo que quiero contarte es…
Entonces suena mi celular y yo suelto un gruñido bastante fuerte que hace reír más a Alec.
-Contesta.
Con un suspiro miro el celular, ¿por qué tenía que traerlo justo hoy?, entonces veo el nombre en la pantalla y una maldición se queda atascada en mi garganta.
-Max…
POV ALEC
Sé que tomé la mejor decisión, después de mis muchas dudas de la mañana, cuando pasó un muy buen día con Magnus…
Estoy por atreverme a decirle, confesarle, algo muy importante. Pero hablamos a la vez y, para no parecer intenso, dejo que hablé él primero.
Me sorprende un poco cuando empieza a casi tartamudear, no es algo propio de Magnus Bane, lo “conozco” hace dos semanas y sé que no lo es.
Me dice, con una extraña inseguridad, que quiere contarme algo y no puedo evitar reír. –Para eso estamos aquí, ¿no?
-No… Es decir, sí… Pero… Lo que quiero contarte es…
Y ahí estaba, con frases entrecortadas. Y no llegué a saber qué es lo que quería decirme porque su celular sonó. Magnus gruñó, claramente molesto, y mi risa se hizo más fuerte. –Contesta.
Ya me dolía la cara de tanto reír y sonreír. ¿Hace cuánto no me sentía así? Seguramente desde…
-Max…
Mi ceño se fruncé profundamente. ¿Es que me leyó el pensamiento o es una burla? No alcanzó a preguntar cuándo Magnus murmura un “¿Hola?” y se aleja para seguir su llamada…
-Max –digo su nombre en voz alta y siento algo dentro de mí romperse.
POV MAGNUS
Su nombre se me escapa y veo la expresión de Alexander cambiar. Quisiera acercarme y tomar su rostro entre mis manos, quitar el dolor… O al menos preguntarle si está bien… Pero mi celular sigue sonando y, después de la discusión de esta mañana, no quiero hacerlo esperar.
-¿Hola? –me alejo un poco porque lo último que quiero es que Alexander malinterprete que un hombre me esté llamando.
-¿Vas a tardar en volver? –me pregunta con voz todavía molesta.
Respiro antes de contestar. Tengo que recordar que es mi hijo para aguantar esta actitud. Ya hasta parece un Alec celoso, ¿por qué tuvo que aprender del mejor, de su padre?
–Sí… ¿necesitas algo?
-¿Dónde estás?
-En un café…
-¿Del qué me hablaron tía Cat y Tessa? ¿Estás con alguien?
-…
-…
-Max, por favor…
-Iré por ti…
-¡NO!
Pero ya ha cortado la llamada. Con otro gruñido regreso con Alec y me sorprende verlo con las gafas en una mano y con la otra restregando sus hermosos ojos, tratando de quitar las lágrimas.
-¡Alexander! ¿Qué pasó?
No lo pienso siquiera y me lanzó a abrazarlo, mientras intentó quitar esas lágrimas yo… Siento mi corazón estrujarse. -¿Qué está mal, cariño?
Sus labios tiemblan antes de que me pueda contestar…
Me regresa el abrazo entre sollozos apenas contenidos. –Es… es… s-solo q-que m-me acordé…
Y entonces, ¡maldita sea todo!, siento el ambiente cambiar, siento la revolución en el aire inconfundible de un portal y frente a mí, a unos metros, de espaldas a Alexander (afortunadamente) aparece un furioso Max cubierto por un glamour. Aunque eso no evita que ciertas personas noten algo raro y miren al lugar exacto desde el cual empieza a caminar hacia mí, sus ojos furiosos clavados en nosotros…
-¡Magnus Bane! –suelta mi nombre, nada de papá, en un gruñido molesto-. ¿Me puedes explicar…?
Siento a Alec tensarse entre mis brazos, y detener su explicación, se separa un poco, lo suficiente para secarse los restos de lágrimas. Su rostro se alza hacia el mío, sus ojos celestes clavados en mí, como si en verdad pudieran verme y buscar una explicación. En cualquier otro momento hubiera disfrutado ese azul, pero ahora…
-¿Q-qué pasa? –me dice en voz baja, sin separarse totalmente de mí.
-¿Escuchaste?
¿Por qué lo está escuchando? Max sabe ocultarse perfectamente en todos los sentidos, no debería…
-Por supuesto. Soy ciego, no sordo –me dice molesto. ¿Es que hoy todos se van a enojar conmigo?
Prefiero no contestar a esto y vuelvo a centrarme en nuestro hijo, sin soltar a Alexander. Levanto una de mis manos, rogándole que se calme, no es el momento ni el lugar. –Max, por favor…
-¿Max? –pregunta Alexander, soltándose por fin de mí, y girándose, buscando a mi, nuestro, hijo.
Quisiera haber cerrado los ojos para no ver cómo los de Max se abrieron enormemente y lo que sea que estuviera a punto de decir muriera antes de salir de sus labios. Su boca se abre y cierra varias veces antes de que de ella salga la maldita palabra: -¿P-papá?
Y entonces sí, me permito cubrir mi rostro con ambas manos, intentando pensar rápido en una solución o preparándome para lo peor.
CONTINUARÁ…
Soy mala y los haré sufrir, ya saben cómo soy y habrán notado que este es casi el final del día…así que el siguiente va lo que Alec estuvo pensando antes de ver a Magnus y lo que pensaba confesarle y la discusión de Max y Magnus… Y, hasta después, volvemos a este momento. ¿Por qué hice esta maldad? Porque ya quería que sucediera el encuentro wuajaja… ok no, no quería que esperaran tanto porque ya los retrase con el extra de la boda…
En fin, no me odien que es mi cumpleaños y no deseen mi muerte o nunca sabrán qué pasó…
Oh, alguien (más de una en realidad) pidió que pusiera más recuerdos. Yo no tengo problema pero con tanto extra nunca voy a terminar la historia, apenas va a la mitad, se van a terminar hartando y me quedaré sin lectores 🙈, pero bueno, ahora que Max ya entra en este drama veré si es posible que él mismo o Magnus hablen de eso...
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