Bendita la luz de tu mirada desde el alma.
(Maná)

* * *

POV MAGNUS

Esa mañana desperté, como ya era costumbre desde hace unos años, con ganas de no hacer nada. Desde que el tiempo, inevitablemente, me arrebató al amor de mi vida.

-Alexander -su nombre me sale casi como un suspiro y siento las lágrimas acumularse en mis ojos cuando el teléfono empieza a sonar. Pienso seriamente en no contestar pero, en el último timbrazo, chasqueo los dedos y llega hasta mi mano, lo llevo a mi oído:

<<-Buenos dias, Catarina

-¿Cómo sabes que soy yo? -sé que aún no está en el hospital porque escucho alborto a su alrededor y una canción sonando:

Bendita la luz,
Bendita la luz de tu mirada,
Bendita la luz,
Bendita la luz de tu mirada desde el alma...

-Porque sólo tú y Tessa llaman todos los días, todaaass las mañanas, y ella ya llamó, así que...

-Sí, bueno, mira hoy no voy a poder verte porque tengo muchos pacientes, y no quiero llegar mañana y verte deprimido. Así que levantate, ponte mucho brillo y sal a iluminar al mundo con tu presencia.

Yo sólo gruñí y enterré mi rostro en la almohada, amortiguando el sonido y también la voz de Catarina.

-...ve al menos por un café... -mi corazón lo recuerda cuando amanecía y mi departamento estaba inundado del aroma al café recién preparado por él-. ...y no empieces, sé que el café y, prácticamente todo, te recuerda al chico Lightwood, pero tienes que seguir, han pasado ya...

-Sé cuánto ha pasado -la interrumpo molesto, aunque sé que no es su culpa-. No hace falta que me lo recuerdes...

-Magnus Bane -me grita ahora ella-. O sales de esa cama y estás en un café en media hora o haré que Tessa vaya por ti, y no querrás interrumpir su luna de miel...

Vuelvo a enterrar mi rostro en las almohadas y gruño un "Está bien" antes de que ella cuelgue satisfecha.
Sé que volverá a llamar.>>

* * *

Una hora, dos llamadas de Catarina y una de Tessa, después voy camino al dichoso café "Destino". Hace unas semanas fue su inauguración y tiene buena fama.
Voy a dos cuadras y la música ya empieza a escucharse:

Bendito el lugar y el motivo de estar ahí,
Bendita la coincidencia.
Bendito el reloj que nos puso puntual ahí,
Bendita sea tu presencia.
Bendito dios por encontrarnos en el camino,
Y de quitarme esta soledad de mi destino...

No estoy seguro, pero creo que es la misma canción que en la llamada de Catarina. Entre más me acercó, más fuerte es el sonido y, con la última frase, algo retumba en mi corazón, pero le echo la culpa a la intensidad de la canción.

Cuando ya estoy a dos locales del café, miró la calle de enfrente y ahí, sentado junto a un árbol, está un joven con un letrero que dice "se escuchan historias de amor gratis", a su lado una joven parloteando sobre algo...

El rostro de él se gira un momento hacia mí y el tiempo se ralentiza. Es sólo un segundo antes de que vuelva la vista a la chica.
La música sigue sonando:

Benditos ojos que me esquivaban
Simulaban desdén que me ignoraba.
Y, de repente, sostienes la mirada...

Una risa sale de mi garganta, rasposa y estrangulada, después de tanto tiempo sin reír. No sé por qué, pero cuando me doy cuenta ya estoy a media avenida y ¿por qué no? Nada pierdo...

Estoy a un metro, el chico vuelve su cabeza hacia mí y esta vez el tiempo sí se detiene. Esos ojos. En esta ocasión el vistazo es más fugaz, ya que al instante se coloca las gafas oscuras y entonces entiendo el porque del azul apagado, pero no por eso menos intenso, de su mirada. Es ciego.

Casi tropiezo con mis propios pies y la chica me da una mirada asesina antes de susurrarle algo como "éste es ardiente", él se sonroja y ella ríe antes de ir a sentarse al café de enfrente, desde donde nos observa atentamente.

-Hola -me dice el chico amablemente.

-Hola -le contesto en un susurro, acercándome más.

-¿Tienes una historia que contar? -me pregunta cuando los minutos pasan y no digo nada más.

-Por supuesto -digo después de aclararme la garganta, creerá que soy tonto-. Tengo...bastantes, he vivido siglos...

Sus labios se aprietan en una mueca mientras pregunta: -¿Te estás burlando de mí?

-Claro que no, Alexander -digo por probar, nada pierdo.

-¿Quién te dijo mi nombre? -su voz aún molesta.

-Eres famoso por aquí, Alexander -miento fácilmente.

-Lo dudo -su voz no cede-. Es mi primer día aquí y en treinta será el último...

-¿Y eso por qué, Alexander? -no podía perderlo...otra vez.

-No me llames así...

-¿No es tu nombre? -pregunto, inspeccionándolo con la mirada, no hay runas a la vista. ¿Eso significa que...?

-Prefiero Alec -dice, sacándome de mi ensoñación.

-Ok, Alec...

-¿Cuál es tu historia... Uumm?

-Magnus -digo cuando veo que busca mi nombre-. Magnus Bane -extiendo mi mano y al instante me siento estúpido. Sin embargo, él la toma un segundo para después soltarla. Pero es suficiente para que haya fuego en mi piel y ya no tengo dudas, es él. ¿Cómo es posible? No lo sé...
-¿No eras...?

-Soy ciego -dice, como si nada.

-¿Cómo...?

-¿Cuál es tu historia? -repite y esta vez noto su incomodidad y algo de tristeza en su voz.

Me dan ganas de abrazarlo y consolarlo. Pero entiendo que debo empezar de nuevo, y entender primero esta situación. Así que en lugar de hacer eso, digo: -Supongo que puedo empezar por...uumm...Etta.

Él sonríe antes de preguntar: -¿Quién es Etta?

-Etta... Fue... -y así empezó todo.

CONTINUARÁ...

Uf, gracias por leer ❤
¿Qué les va pareciendo? ¿Aclaré algunas de sus dudas? ¿Quieren en algún momento el punto de vista de Alec o puro Magnus?