Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

3. Luz y oscuridad

Luz y oscuridad, dos cosas a simple vista parecen muy diferentes, cada una con sus características que lo distinguen.

Cada una puede destacar por sí solo. Cómo la luz, tan brillante, tan destacable, tan llena de vida y de oportunidades que sin duda hacen irradiar al su alrededor el brillo hacia el mundo, inclusive siempre está cuando la oscuridad se aprovecha de ella, esas son las estrellas tan hermosas con esa inocencia que nos da.

Por otra parte, tenemos la oscuridad, muchos lo caracterizan con el dolor, tristeza, soledad y hay personas que inclusive le temen a la oscuridad misma y huyen de ella.

Pero por más miedo que nos dé e intentemos escapar de ella, nunca se podrá, una estrella no puede brillar sin oscuridad, la luna no puede respaldarse sin la noche y un humano no puede existir sin un poco de oscuridad en ella.

Aún que no la necesitamos, tenemos que vivir con ella para existir.

Por más que la oscuridad nos provoque soledad. Muchas personas aprendieron adaptarse con la oscuridad y viven día a día con ella ya que es la única manera que conocen para existir en este mundo tan pequeño.

Pero hasta la persona que conoce la oscuridad misma a cada detalle, necesita la luz en su vida para guiar su camino en este pequeño planeta.

Creo que es divertido, por más que la luz y oscuridad se odien y traten de mantenerse lo más alejado posible, ambos congenian también y no pueden vivir sin el otro, porque necesitamos la oscuridad para tener luz.

********************

Ayana

Casi temblando del frío, abrí por fin la puerta del departamento entrando en ella, dejando mi bolso en el colgador.

—Estoy en casa. —Dije castañeteando los dientes.

Caminé hacia la sala para ir a ver a Elena. Se veía tan cómoda en el sofá.

—Oh. -Me miro detenidamente. —Siempre tengo razón, vez te lo dije llevar paraguas te hubiera evitado todo eso. -Me señaló completa.

rodé los ojos descontenta. —Cállate. -Caminé hacia el otro sofá pequeño para sentarme y caer rendida.

—Si arruinas el sofá lo pagas. -Dijo metiéndose en la boca algo que me parecía conocido.

La vi detenidamente, cuando me percaté de que estaba comiendo mis sagrados ¡¡Cheetos!!

—Elena... ¿Qué estás comiendo? - Sonreí falsamente y tome un gran respiro para no explotar

Ella miro su plato y reacciono cuando se dio cuenta del acto atroz que había cometido. —Ehh...-se sacó el cheeto de su boca para ponerlo otra vez en el plato. —A mi defensa no colocaste que era solo para ti jeje. -dijo con una risita de culpabilidad y deslizó el plato hacia mí. —No me mates. -Fruncío el ceño y dio una cara de súplica.

—Mis Cheetos son sagrados, me debes una bolsa entera. -Lance una mirada jocosa.

—¿Estás bromando? Pero si solo tome un poco.

Exhale y me levante del sofá. —Tienes 24 horas si no quieres acabar en una caja. -Dije y fui directo a mi cuarto a tomar mi pijama.

—Está bien. -Gritó dándose por vencida.

Fui al baño y tomé una pequeña ducha para dormir de la mejor manera.

Al salir de la ducha tomé mi pijama, me la empecé a colocar y cuando hablo de pijama me refiero a un short y una camisa larga.

Después de limpiar el poco maquillaje que me quedo y peinarme salí del baño sintiéndome relajada.

Fui a la cocina que estaba que estaba junto a la sala. Tome un plato de cereal y la cuchara.

—Por cierto ¿qué tal te fue en tu primer día? -gritó mirando hacia la tv.

No pude evitar soltar una pequeña sonrisa.

Coloque un poco de mi amado cereal Froot Loops y tome el primer bocado llevándome el plato conmigo al sofá.

—Pues...Digamos que tuve el mejor día de mi vida. -Me senté junto a ella en el sofá subiendo mis piernas.

Ella entrecerró sus ojos mirándome.—Mmm, esto me suena a que conociste a alguien. ¿Está guapo? ¿Es un estudiante o un profesor? Si me dices que un estudiante aún que sea ilegal tienes mi permiso.

Solté una risita. —Tranquila, es un profesor. -Tome otro sorbo de mi cereal.

—Ohh. -Golpeó mi hombro. —Primer día y ya arrasaste. Pero lo más importante aquí es ¿que si está guapo?

—Es...más que guapo. -empecé abagar por mis pensamientos recordándolo. —Sus cejas eran gruesas y perfectamente alienadas a su rostro, su nariz era pequeña. -empecé a sonreír. —sus labios en forma de corazón tan carnosos, junto con esos ojos...tan penetrantes y a la vez inexpresivos con ese color en sus pupilas color miel que lo complementa tan perfectamente en él.

—Solo pregunté si era guapo. -Empezó a mover su mano cerca de mi cara para que volviera en sí. —Ayana, sea donde te hayas ido vuelve.

Salí de mi trance lastimosamente. —¿Sí?

—Te enamores de él con tal solo verlo ¿no?

Bufe. —No, ¿cómo voy a enamorar de alguien que no conozco?

—Pues a mi parecer si estás, tus ojos brillar al recordarlo. ¿Ya admítelo?

—Lo negare rotundamente. -Vacile

—Entonces ¿por qué te ruborizaste?

Me toque rápido mi rostro y en efecto está caliente así que era obvio que me había sonrojado.

Me levante del sofá con mi plato de cereal para que no continuara ese interrogatorio que podría descubrirme.

—Olvídalo. -fingí indignación.

—Está bien, te dejo en paz. -Bufo. —Por cierto, Camila llamo, dijo que mañana vendrá.

Llegue a la cocina dejando el plato en el lavabo. —Ya era hora que apareciera, le diré que me encuentre en la estación de radio por la tarde.

—Estamos a medio semestre y ella se va de viaje. -Dijo al otro extremo de la habitación.

—Bueno, tener a dos padres divorciados uno viviendo en la ciudad y su madre en Londres, tomar un avión durante horas, no creo que disfrute mucho.

Después de lavar mi plato lo aguarde y tome un vaso de agua, y me dirigí a mi habitación.

—¿Ya te vas a dormir?

—Si, necesito pensar unas cosas. -Dije mirándola tranquila.

Entrecerró sus ojos. — Mmm, yo creo que esa cosa tiene nombre y apellido. -dijo en tono burlón.

—Estás loca. -rodé los ojos.

Entre a mi habitación dejándola con la palabra en la boca.

Deje el vaso con agua a un lado de mi cama y me tire hacia mi cama recibiendo un golpe suave de mis hermosas sábanas.

—Te extrañe. -Dije con la cabeza entre mis almohadas.

Me di la vuelta mira el hacia el techo y no pude evitar soltar una risita nerviosa de mí.

Los recuerdos de hoy empezaron a vagar por mi mente acordándome de él instantáneamente, sé que es relativamente un desconocido, pero oigan ¿quién no se ha sentido así por alguien que solo lo ha visto una vez? Bueno en mi caso tres veces.

Pero no me culpen a mí, tiene la culpa ese chico con los ojos más lindo que he visto.

Que exagerada Elena, decir que me enamore de ¿él? Digo está guapo nada más, solo quiero saber un poquito nada más de él, conocer gente nueva nunca hace daño.

Se que parece ridículo sentirme nerviosa al recordarlo en tan solo un día de a verlo visto, bueno dos.

Lo único que puedo hacer es quejarme, soy una tonta. —¿Como es que lo tuve enfrente de mí y no pude decirle algo más que solo darle esa sombrilla? -me pasé las manos por la cara.

—Soy una tonta. -Dije para mí misma.

Pero no, lo único que pude hacer es permanecer en la lluvia mirándolo a los ojos.

Aún que no me mires, solo espero conocerte y descubrir que esconde ese rostro tan sombrío.

*********************

Un nuevo día, una nueva misión. He decidió que el profesor Ethan se vuelva mi amigo.

Digo no hago nada mal, si me intento acercar a él ¿no? Cómo sea Ayana esta es una misión que no puedes fallar.

Estoy dispuesta a averiguar más de ese desconocido con ojos del sueño.

Segundo día de prácticas, estoy llegando a la escuela, pero tome un descanso, y que coincidencia.

Estoy bajo el árbol donde estaba con el señor Ethan ayer.

No puedo evitar sonreír están cerca de este árbol donde fue nuestro primer encuentro. Inclusive me vine 15 minutos antes de la hora de entrada.

—¡Maldición! - se contorsiono mi rostro al ver el reloj y el timbre al mismo tiempo indicando la hora de entrada.

Vi ambos lados de la calle para asegurarme de no ser atropellada y morir a la tierna edad de 21.

Corrí prácticamente al otro lado de la calle, no podía permitirme llegar tarde de nuevo.

Ya por fin iba caminando tranquila hacia la entrada.
—Oh, señor Ethan. -musité con una sonrisa, al ver su espalda de lejos.

Luz, algo tan pequeño en toda una galaxia, pero que es capaz de irradiar un brillo tan fuerte que es capaz de iluminar a un planeta entero.

Él iba caminando hacia las escaleras, no pude evitar quedarme helada, para dedicarme a solo observarlo.

Cuando de repente me sorprendió al ver que dos niñas pequeñas pasaron corriendo junto a él empujándolo un poco provocando que cayeran sus libros que sostenía.

Preocupada al ver que cayeron sus libros empecé a caminar hacia el con la intención de ayudarlo.

Arrugué el rostro y detuve mi paso al ver que el bajo a recogerlos.
—Pero que...

No se supone ¿qué no puedes ver? Cómo es que recogió los libros por sí solo si cayeron dispersos.

Luego de eso, vi cómo subió las escaleras. Camine de apoco con gran confusión en mí.

Realmente es muy extraño todo esto.

Con muchas dudas en mi cabeza seguí mi camino de nuevo a la sala de profesores. Para encontrarme a la gran incógnita del día.

—Buenos días, Ayana.

El profesor Ben me hizo salir del trance que traía conmigo y ni si quiera vi el momento en el entre aquí.

—Hola. -Dije curveando mi boca con una sonrisa.

—Veo que llegaste temprano hoy. -Se levantó de su escritorio aquel rubio y se acercó a mí.

—Si, no puedo permitirme llegar tarde como ayer. -Fruncí una sonrisa.

Inconscientemente miré hacia el escritorio de él, pero no estaba curvé mis labios hacia abajo.

—Creí que ya había llegado el señor Ethan. -Pregunté, mirando a Ben.

—Si ya había llegado, pero tuvo unos asuntos que resolver así que volverá más tarde. -Sonrió. —Por cierto, ¿ya hiciste los formularios de los alumnos que estás a cargo, el que te pidió el subdirector llenar?

Me rasque la cabeza desconcertada al acordarme que ni aquí descansaría de las tareas.

—No, se me olvidó por completo. -Curve mi boca hacia abajo, golpeando un poco mi cabeza.

—Si quieres...Me preguntada...bueno si tú quieres podría ayudarte con eso a la hora de almuerzo. -Dijo tartamudeando un poco.

Bendito seas, profesor Ben por Los Ángeles, realmente es muy agradable tener alguien aquí, y más agradable que sea alguien dos años mayor que yo.

—Por favor. -Sonríe haciendo puchero. -en verdad no comprendo mucho cómo hacerlo.

—Es un hecho los vemos a la hora de almuerzo. -Dijo el rubio sonriendo, pasando enfrente de mi para salir de la habitación.

Tomé una gran respiración y me di la vuelta para ir a mi escritorio.

No pude evitar observar el suyo mientras caminaba, cuando pasé de largo retrocedí de nuevo como carro en reversa.

Entrecerré mis ojos, y tomé la botella que le había dado ayer a él.

—¿Es enserio que ni si quiera la abrió? -Hice una mueca de descontento.

Bien al parecer no será fácil acercarme a él cuando ni si quiera acepta una simple bebida.

—Bien, como sea.

Fui a mi escritorio y me senté colocando la bebida en el mío.

—Ni si quiera, quería ser su amiga. -Musité quejosa.

—¡Ayana! -salió de sorpresa entrando por la puerta el subdirector.

Rápidamente dejé las cosas que hacía y me puse de pie. —Si subdirector.

Él se acercó hasta donde estaba con una gran sonrisa algo muy extraña. —Debido a que el señor Ethan, tuvo unas circunstancias y tuvo que retirarse, tienes que cubrir el salón H el cual le tocaba ahora.

—Pero yo no sé...

—Tranquila, máximo 35 minutos en que llega el. Además, aquí tengo sus guías. -Sonrío moviendo los libros en su mano.

Dejo las guías dándomelas de golpe, las cuales tuve que sostener con fuerza para no tirarlos al piso.

—¿Que clase...tengo que cubrir? -Fruncí el ceño con algo de miedo.

Ante ver sus ojos demasiados entusiasmados sabía que esto iba a terminar mal.

********************

—Hola, soy Ayana Collins y estaré cubriendo la clase de música el día de hoy. -Levante mi mano para saludar, pero con la misma la baje.

Realmente me tengo que acordar que no debo saludar a los que no ven, de ese modo.

Forcé una sonrisa intentando de asimilar en qué me estoy metiendo.

Una niña levantó su mano así que me di cuenta de que quería decir algo.

—¿Dónde está el profesor Ethan? -Dijo la voz agradable de una pequeña niña de atrás.

Camine un poco hacia delante para visualizarla mejor. Me sorprendí un poco al ver de qué se trataba de aquella niña de ayer quien tropecé ayer por accidente.

Me acerque hacia ella con una sonrisa. —De hecho no tengo ni la más mínima idea.-Confesé.

—Oh, espera, eres la chica con la que tropecé ayer ¿verdad? -Dijo sorprendida.

—Veo que no me has olvidado.

—No, pero ¿Qué haces aquí? También eres maestra.

Vi hacia los lados observando a los demás niños y me acerqué al oído de ella. —Sinceramente, aquí entre las dos no tengo la menor idea de que hago aquí. -musite

—Yo tampoco. -Musitó a mi oído la pequeña niña.

Me alejé de ella con una sonrisa y fui de nuevo hacia el frente para ver a los pequeños.

Los veía a todos y no tenía ni la menor idea que hacer.

—Bien. -Fui rápido al lado de mi escrito y di rápido una hojeada la guía que me había dado el subdirector.

—Por lo que veo el profesor Ethan les daba música. -Dije en voz alta.

—¡Si! -Dijeron al unísono todos.

—El profesor Ethan, nos estaba enseñando unas canciones en el piano. -Dijo un pequeño niño.

—Así? -Mire el piano que estaba al otro lado del salón. —Y ¿cual les estaba enseñando? ¿Estrellita? -Sonreí, tomándome las manos por lo sudorosas que estaban.

—Für Elise. En la menor de Beethoven. -Dijo mi pequeña amiga.

—Ah. -Dije sorprendida.

¡Que carajos les enseñan a los niños de hoy! ¿Qué no se supone que tendrían que enseñarles cosas simples?

—Nos enseñarás ¿Verdad? -Dijo otro niño

—Para serles honesta, yo no soy muy buena en el piano que digamos. -Seguí jugando con mis manos.

—¿Y cuál es la canción que sabes tocar en el piano?

—Bueno...-Pase mi mano por mi nuca. -¿Estrellita dónde estás? -Dije incomoda.

Lo único ruido de fondo que podía escuchar eran las risas de esos niños. Jamás hubiera imaginado sentirme humillada por unos pequeños de no más de 7 años.

—Enséñenos su talento. -Dijo el pequeño niño que rio primero.

—Bien, lo haré.

Tímidamente y temiendo por mi vida me acerqué a ese piano maléfico. Tomando asiento y respirando profundamente coloqué mis dedos en el teclado.

—Bueno, aquí vamos. -Reí incrédulamente.
—¿Como empezaba? -Dije en voz baja. —Do...Do.

empecé a tocar las primeras dos teclas inseguras por que acabo de recordar de no tener la más mínima idea de cómo iba esa canción.

Esa lección a los 12 años fue para nada, no debí dejar la clase.
—Creo que después iba, Sol, sol...-Toque dos teclas más. -detuve mis dedos a no recordar las siguientes notas.—El otro creo que era...Fa,fa.-Toque una tecla más.

Y me di cuenta de que estoy tan desafinada. Gracias a Dios solo hay niños aquí.

—¿Intenta llamar algún espíritu del más haya? -Toque varias teclas del susto.

Rápido me di la vuelta para ver quien era, y allí estaba en toda su gloria.

El chico de cabello castaño, con ojos de locura enfrente de la puerta con su típica mirada de "Soberanía" que estilaba por todo su cuerpo.

—Se...ñor Ethan. -Sin darme cuenta empecé a tartamudear.

Él estaba allí parado, recostado sobre la puerta, cruzado de brazos tratando de comprender que estaba pasando.

Y no lo culpo, yo tampoco sabía que así aquí.

Se quitó sobre la pared y empezó a caminar hacia mí, erguido como si nada de este mundo le importara.

Aquí lo tenía enfrente de mí, estaba en shock, no me levante ni nada allí estaba sentada junto al piano, sin dejar de ver ese rostro tan estructurado que el poseía.

—¿Que tratabas de tocar? -Dijo con ese tono de voz gélido y grave que tanto lo caracteriza.

Sus palabras me hicieron salir de mis pensamientos y regresar al mundo real.

—¿Qué? -Dije confundida por no ponerle atención.

— Dije... ¿Qué tratabas de tocar? -Dijo de manera impasible.

—Oh, Estrellita donde estas, es la única que conozco en piano, pero creo que esta desafinado. -Reí vacilando.

—Al parecer la señorita Ayana necesita más la clase de música que ustedes. -Anunció en tono burlón, en alto para todos los niños.

Yo vi a los niños y ellos soltaron un par de risitas. Y regrese mi mirada a él con el ceño fruncido.

¿Quién se cree que es para burlarse de esa manera?

—Pues no creo que usted lo pueda hacer mejor. -sonreí con soberbia.

El levantó sus cejas y giró hacia los niños. —¿Qué dicen niños le enseñamos a la señorita Ayana como lo hacemos en esta clase? -Anunció

Reí de forma ahogada. —Bien, enséñeme cómo lo hace profesor Ethan.

—Ya que insiste tanto. -Giro de nuevo hacia mí y se acercó al otro lado del piano. —Si me permite.

Lo vi sin comprender primero a qué se refería. —Oh, quieres que me quite de aquí. -Dije cuando entendí su movimiento. —Está bien, todo tuyo el piano.

Salí del asiento del piano y él se sentó en él. Me incliné recostándome un poco en el escritorio y me crucé de brazos.

—Bueno trataré de tocar "La Estrellita" aún que nunca la he tocado. -Dijo sentado preparado para tocar.

—Adelante. —Dije haciendo señas para que iniciara.

Por fin, algo que no tocará bien, el pedante profesor Ethan. Al fin podía sonreír con perspicacia, me mordí el labio en espera que iniciara.

Mis ojos se sobresaltaron al escuchar las primeras melodías que provenían de él.

Mis brazos cayeron, mi boca se abrió un poco, estaba completamente perpleja ¿cómo una canción infantil puede sonar tan perfecta?

No pude evitar soltar una pequeña sonrisa de mí, aun que quería que soñara terrible.

La música que producía el con sus dedos era impactante, no tenía la necesita de ver las teclas del piano, simplemente solo salían como si el y el piano fueran uno mismo.

Cada melodía que tocaba...acariciaba mi corazón con plena dulzura y delicadeza.

—¿Y?

Su voz ronca apareció de nuevo sacándome de mi trance.

—¿Qué? Disculpa

— Y ¿qué tal? Pregunté, ¿Ya soy digno de tocar el piano? -Pregunto con arrogancia.

—Si. -Dije tratando de regresar a mis sentidos, seguía vagando, tratando de comprender y calmar mis palpitaciones.

—Bien, gracias por cubrirme señorita Ayana, pero ahora que he regresado me gustaría regresar con mi clase.

—Si, está bien. -dije sin ánimo.

Tomé mis cosas del escritorio y caminé hacia la puerta. —Bien ya me voy.

—Adiós. -Dijo en tono impasible

Salí por la puerta, por fin respirando aire puro, me recosté en la puerta, no sé porque me sentía de esta manera, ni si quiera podía explicarlo.

Me di una cachetada suave, en mi mejilla caliente. —¡Vamos! Despabílate Ayana y relájate. -Tome una gran respiración y salí de allí.

*******************

Habían pasado unas cuantas horas por fin y ya era la hora del almuerzo, todos los niños incluyendo los profesores estaban almorzando.

Yo estaba sola en una mesa con mi bandeja de comida, pero sin prestarle atención, mis ojos estaban concentrados en la cafetería tratando de buscar a una persona, pero mi búsqueda estaba fallando por completo.

—¿No te gusta tu comida? -Comentó el profesor Ben apareciendo de la nada.

Él se sentó junto a mí en la mesa la cual era muy espaciosa, así que no comprendía porque tan cerca.

—Ah, perdón, no me había dado cuenta de que estaba jugando con mi comida. -Solté el tenedor que tenía en mi mano.

—¿Estás bien te miro algo impaciente? -Pregunto dándole el primer mordisco a su hamburguesa.

—No solo que...

—No me digas, ¿Te molesto el profesor Ben?

— ¿Como lo...

— ¿Lo supe? Porque todos sabemos cómo es.

Por fin lo vi a los ojos interesada de lo que decía el rubio. — ¿Me cuentas más?

— Bueno, lleva trabajando aquí nomas de 2 años, llego como suplente de música por un año, y se supone que ya se iría, pero se quedó un par de meses más ya que la profesora de braille tiene licencia de embarazo y es el único profesor de aquí que sabe de eso.

—y ¿por qué sigue dando música?

—Pues los niños con los que trabaja pidieron que hasta que no termine la licencia de la profesora Margot siguiera dando música también.

—Oh.

—Te recomiendo que no te acerques mucho a él.

Solo le lanzo una mirada de confusión.

—Llegue hace un año aquí y bueno, no conocía a nadie e intenté hacerme amigo de él, pero es demasiado...

—Antipático, grosero, arrogante. -Complete su frase.

—Creo que ya tuviste tu primer tropiezo con el ¿no? -Tiro una risita.

—Si, pero no me preocupo solo estaré por 4 meses o tal vez menos. -Sonreí. —Por cierto, ¿Dónde está el ahora?

— Ah el normalmente no come aquí, lo hace en la sala de profesores.

—Ya veo.

Sin darme cuenta me levante inconscientemente de la mesa tomando mi bandeja de comida.

—¿A dónde vas? -Pregunto el rubio confundido.

—Ahh, olvide algo en la sala de profesores. -Me di la vuelta y empecé a caminar dejando la bandeja en su lugar.

—Creí que almorzaríamos juntos. -Fue lo último que escuché del rubí antes de alejarme sin decirle nada.

Cuando menos me di cuenta ya estaba caminando directo a la sala de profesores, mi cuerpo y mi mente sin duda alguna no funcionan correctamente.

¿Qué estás haciendo Ayana? Una estupidez.

Sin pensarlo dos veces entre a la sala de profesores, y lo primero en fijar mi vista fue la espalda del profesor Ethan en su escritorio.

Coloque mis brazos hacia atrás y me profundice en el salón yendo directo a mi escritor. Sin antes dar una pequeña vista de lo que hacía.

Creí que estaría comiendo, pero no, estaba revisando unas hojas en braille que no tenía la menor idea de lo que decían.

Con cuidado sin hacer mucho ruido me senté en mi silla acercándome a mi escritorio.

Pero sin quitarle la vista a él, parecía muy concentrado, pero ¿cómo alguien tan concentrado puede verse sin ninguna expresión en su rostro?

— ¿Buscabas algo? - Pregunto, sorprendiéndome un poco.

Fui demasiado precavida y fui descubierta tan rápido, volteé hacia los dos lados asegurándome que no se refiriera a mí, pero estábamos solo nosotros dos.

—Ayana. -Dijo en tono frío mi nombre.

Abrí mis ojos llenos de sorpresa ¿Cómo sabía que era yo?

— ¿Cómo sabía que era yo? ¿Es un brujo? -Pregunté con gran intriga.

—Si.

Abrí mi boca de asombro.

— No seas ridícula, nadie más de los profesores entraría con gran silencio como si fuera a robar un banco.

—Oh. -Hice puchero.

— Por cierto ¿qué haces aquí?

—Yo... vine a.—Busqué una excusa rápido para no delatarme que en verdad vine a verlo. —Vine por algo de tomar, lo había dejado en el escritorio. -Tome rápido la botella de jugo -Ya la tengo así que me voy.

Me levante y camine rápido hacia la puerta tomando el picaporte listo para salir.

—¡Espera! Tú tomaste algo que es mío.

Confundida me di la vuelta para verlo, y el dio la vuelta con su silla dándome la cara.

— Está diciendo que yo robe algo suyo ¿acaso?

— Si.

Abrí mi boca sorprendía. — Oiga profesor Ethan no cree que acusarme de robo y llamarme ladrona no le párese ¿grosero?

—No. -Dijo impasible. —Yo jamás miento tú tomaste algo mío.

Fruncí mi ceño, por sus palabras tan frías, me crucé de brazos. — y según usted, ¿Qué le robe?

Él también se cruzó de brazos. — Pues, tú tomaste algo de mi escritorio sin mi consentimiento.

—Y ¿Qué cosa tome?

—El jugo de zanahoria que me diste ayer. -Sonrío de lado de manera pedante.

Le di una mirada a la botella de jugo que tenía en mis manos. — Pues ayer, no parecía muy entusiasmado por el jugo que le di. Así que nada más lo tome.

—Pero yo soy el dueño. -arqueo una ceja.

—Pero yo soy la propietaria original. -Fruncí el ceño, tomando la botella con las dos manos.

—Al parecer la señorita Ayana, quiere que llame a seguridad y culparla de robo. -Se cruzó de pies, viéndose más tirano que nunca.

Bufe. —¡Vaya! ¿Es enserio que llamara a seguridad por un jugo de zanahoria?

—Si. -Dijo en corto.—Y por lo que se si te reportan por una falta de conducta, no serás capaz de graduarte.

Mis ojos se abrieron. — ¿Cómo lo sabe?

Levanto sus labios. —Digamos que el subdirector le encanta transmitirnos información a nosotros.

Tiro en el corazón. El subdirector al parecer le gusta el chisme más que a mí, acabo de ser bombardeada por un profesor y lo peor de todo es que sabe que voy fatal en la universidad

— Entonces.

—Entonces ¿qué? -Dije desganada.

— ¿Quiere la señorita Ayana que llame a seguridad por ladrona?

Derrotada me acerque hacia él. —Bien, ha ganado la primera batalla profesor Ethan. -empecé hacer muecas con mi boca, dándole la botella de jugo.

—Siempre ganó. -Sonrió con soberbia.

—Si claro. -Me di la vuelta caminando hacia la puerta. —Que disfrute su jugo de zanahoria.

—No lo beberé. -Dijo dándose la vuelta hacia su escritorio.

Provocando que me quedara parada cerca de la puerta.

— Disculpe ¿Qué dijo? ¿Por qué no la beberá? - Me di la vuelta completamente confundida.

— Ah, no tomó, ni como nada que te ha zanahorias, soy alérgico.

¡¡Que... acaba de pasar!! Jamás había conocido a alguien tan tirano como él. Es impresionante que hábil es en eso, tengo que darle puntos por eso.

—Estaba apuntó de llamar a seguridad, por un jugo que ni iba a tomar. ¿Por qué?

—Bueno pues, no me gusta que toquen lo que es mío. -Sonrió con tenacidad dándome la espalda dejándome boquiabierta.

Quede sin palabras, no tenía la menor idea por que actuó así ¿Acaso solo buscaba fastidiarme?

Salí enfurecida del salón, cerrándola con fuerza provocando un golpe en ella, me arrepentí después y salí de allí corriendo antes de que me acusaran por dañar propiedad privada.

*********************

Segundo día por fin acabado, me estire mis brazos disfrutando que hoy es viernes por lo tanto el fin de semana llego y podré descansar.

Disfrutando que ya es fin de semana. Estaba llegando a la entrada de la escuela para por fin salir, pero empezaron a caer gotas de lluvia.

— ¿Otra vez está lloviendo? -Dije quejándome, viendo hacia el cielo.

Tenía dos opciones, 1. La primera era ir a la sala de profesores por un paraguas y la 2 opción era irme corriendo antes que me atrape la lluvia por completo.

Y considerando que estoy cansada y tendría que subir las escaleras de nuevo. Bueno la lluvia no hace daño.

Prepare mi bolso para ponérmelo sobre la cabeza y salir corriendo, justo antes de partir, logre ver de lejos a alguien que se parecía mucho al profesor Ethan en aquel árbol viejo.

Lo volví a ver de nuevo y no era mi imaginación era el Profesor Ethan sobre la lluvia parado debajo de ese árbol, pero esta vez con un paraguas en él.

Estaba completamente confundida por lo que estaba haciendo así que miré hacia los dos lados de la calle y corrí hasta donde estaba.

No sabía en lo que me estaba metiendo eso tenía segura.

Cuando llegué al otro lado de la calle empecé a caminar más despacio yendo hacia él.

— Al parecer le gusta la lluvia.-Dije al profesor Ethan provocando una reacción en el de sorpresa.

Al sentir aún más las gotas de lluvia en mi levante mis manos para cubrirme la cabeza.

—Señorita ladrona creí que ya se había ido.

Cerré mis ojos de enojo al escuchar la palabra ladrona en él y luego tomé un respiro abriendo los ojos sonriendo y mirándolo. —Lo mismo digo Señor jugo, creí que a esta altura estaría en la comodidad de su hogar.

—Y yo creí que una señorita ladrona como usted, estaría huyendo de las autoridades. -Se mantuvo impasible.

—Podría dejar de decirme ¿ladrona? -Fruncí mi ceño.

— ¿Por qué Tienes miedo de que las personas se enteren de que me has robado?

Bufe. -Si claro, jugo.

—Y espera está empezando a llover ¿No tienes paraguas verdad?

—No. -Fruncí mis labios para sonreír.

Él se acercó un poco a mí lo cual hizo que mi corazón se acelerara un poco.

—Soy buena persona así que no debería de dejar que de moje tampoco una ladrona.

Sus palabras me hicieron volver en si para darme cuenta de que el solo se había acerco para cubrirme con el paraguas.

—Oh. -Me pase un mecho de cabello atrás de la oreja.

—¿Qué creías que estaba haciendo?

—Nada. -Hice puchero. —Por cierto, ¿Que hacías miran... quiero decir...eh...

Empecé a tartamudear tratando de parafrasear y quitar el error que cometí.

—¿Qué hacía de nuevo debajo de este árbol no?-Soltó una sonrisa.

—Si. -Dije inquieta.

Cómo se me ocurre decir "mirar" yo y mi
bocotá siempre.

—Pues, solo tenía curiosidad de algo.

—Por el árbol viejo. -Señale al árbol.

Asintió con la cabeza. —¿Por qué tomaste una hoja ayer y te fuiste corriendo?

Abrí mi boca cuando por fin lo comprendí. —Ah... Eso no lose, ayer estaba muy nerviosa por venir a este lugar y tenía miedo de arruinar todo y ser un desastre, estaba a punto de irme y huir, pero la brisa que sentí al estar debajo de este árbol me dio las energías necesarias para no echarme para atrás, y bueno ayer tome como excusa usarlo para cubrirme, porque quería sentir más hojas de él. Muy raro ¿no?

—A mí no se me hace raro, jamás le había prestado atención a este viejo árbol hasta ahora.

—¿Enserio? - Un foquito se prendió en mi dándome una idea. — Tengo una idea. -Dije caminado hacia el frente un poco.

—¿Qué cosa?

—Ya lo vera... Digo ya lo sabrá.

Tomé la piedra gigante con la que me subí la vez pasada, aunque estaba algo resbalosa.

Él se dio cuenta de lo que trataba de hacer y sube su brazo con el paraguas para evitar que me empapara con la lluvia, me sentí un poco nerviosa al ver su acción.

Al estar subida en esa roca trate de no perder el equilibrio y busque una hoja de aquel árbol viejo, tratando de escoger la mejor hoja de él.

—Listo. -dije sonriendo, tomando aquella hoja y bajando con cuidado.

Regrese a su lado y mire hacia sus ojos color miel, a pesar de que su altura fuera una dificultad para mí, era realmente alto.

—¿Qué hiciste? -Dijo curioso.

Tomé su mano que se encontraba libre sin pedirle permiso, y abrí su palma dándole aquella hoja que desteñía de color verde y cerré su palma formando su puño.

— Ahora cuando, te sientas confundido y no puedas pararte debajo de este árbol tendrás esta pequeña hoja para recordar. -Aun mantenía mis manos sobre la suya.

— Sabes que se puede marchitar ¿no?

— ¿Y eso qué? Nada en este mundo es para siempre, todos y todo es un momento en tu vida a si que solo mantenlo en tu mente.

— Al parecer la ladrona tiene neuronas.

rodé los ojos al ver que arruinó el momento. — Señor Jugó ¿Al parecer disfruta llamarme ladrona no?

— Y tu señorita ladrona disfrutas tomarme la mano no.

Mire hacia abajo dándome cuenta de que aún no había soltado su suave mano. La solté de inmediato y tosí con nerviosismo, cruzando los brazos. —Lo siento. Oh, al parecer ya te vas. -Dije mirando hacia la calle dándome cuenta de que el auto que lo recogía llego.

— ¡Señor Ethan! -Gritó un muchacho de cabello negro de menos de 30 años proviniendo del auto.

— Bien creo que a su alteza ya se debe ir. -Dije sonriendo con arrogancia.

Bufe. —Señor Ethan es muy arrogante sinceramente.

— No, solo soy realista. ¿Te quedaras o te irás?

¿A caso me quiere invitar a irme con él?

— Porque quedarte allí parada bajo la lluvia parecerás un perrito si hogar.

rodé los ojos y tomé un gran respiro. —Ya me voy también, tengo cosas que hacer y si tengo hogar. -Dije frunciendo el ceño.

—Bien. -Dijo acercándose demasiado hacia mi provocando que me faltara el aire de repente.

—No podemos dejar que el perrito se vaya bajo la lluvia. -Dijo impasible.

Mis ojos se abrieron al sentir su mano levantando mi brazo, me quede estática, mi corazón podría explotar en este momento.

Su brazo abrió la palma de mi mano dándome el mango del paraguas y luego cerrar mi mano apretándola fuerte al mango del paraguas.

Trate de calmarme un poco para poder hablar. — ¿Por qué me das tu paraguas?

Lo mire a los ojos tratando de comprender su rostro que no me decía nada ni si quiera una pizca de nervios al tocar mi mano.

— Ya no lo necesito y tú sí. Señorita ladrona, que tenga un buen fin de semana. -Susurró.

Se alejo de mi dejándome sin poder decir la última palabra. Y subió al vehículo que lo estaba esperando, y así desaparecía de mis ojos, dejándome con su paraguas.

— ¿Por hace calor? -Dije recuperando el aliento por fin, tratando de calmarme un poco.

De verdad no puedo descifrarlo a él.

La luz, me enseño que también puede haber un poco de belleza en aquella oscuridad, que incluso cuando trato de escapar de él. Por más apartado que estén la luz y oscuridad, necesitan el otro para poder vivir.




Nota autora: El tercer capítulo por fin está subido <3 espero le den tanto amor como yo a este capítulo.

Disfrútenlo amantes que no tienen miedo a ser amados y amar con desperfectos <3

Por cierto tengo nuevo banners para esta historia gracias a
EditorialOasis

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro