Capítulo 17 | Comida hindú
"𝑨𝒍𝒍 𝒚𝒐𝒖 𝒈𝒐𝒕𝒕𝒂 𝒅𝒐 𝒊𝒔 𝒔𝒎𝒊𝒍𝒆 𝒂𝒕 𝒎𝒆"
𝐓𝐚𝐲𝐥𝐨𝐫 𝐒𝐰𝐢𝐟𝐭
Para sorpresa de todos, incluyéndola, Tiffany sobrevivió a su primera semana laboral en el nuevo empleo. Incluso se atrevía a admitir que había hecho amigos, aunque no era algo típico de ella; era amable y simpática, pero no se dejaba llevar tan rápido como para entablar amistades con extraños.
Pero, aun así, sus compañeros de trabajo eran sumamente agradables. Lo que contribuyó a que pudiera sentirse cómoda en su nueva oficina y lo que creyó que serían días cargados de ansiedad fueron al final todo lo opuesto. Pensó en Tyler y recordó sus palabras: sabrás que hacer porque así eres tú, eres Tiffany. De sólo pensar en ellas se sentía bien y fue consciente de que era cierto, sabía exactamente qué hacer.
Era viernes y estaba a cinco minutos de finalizar su primera semana, a quince minutos de llegar a su apartamento y quizás a media hora de poder pedir pizza para ver una película y así pasar su viernes. En todo eso pensaba mientras organizaba todos los papeles que había sobre su escritorio cuando apareció frente a ella, como si se tratara de una aparición, una de sus compañeras.
Cuando alzó la vista y se topó con los ojos saltones de Carmen se sobresaltó asustada.
—Jesús, Carmen —murmuró llevándose una mano al pecho—. ¿En qué momento llegaste?
—Hace cinco minutos —respondió con tranquilidad mientras le sonreía.
—¿Y te quedaste en silencio observándome?
—Lo siento, eres interesante —Tiffany alzó una ceja—. Es decir, pareces muy concentrada simplemente... organizando tu escritorio.
Barrió el aire con una mano señalando su perfecto lugar de trabajo y sin querer hizo caer un resaltador rosa pastel que Tiffany se apresuró a tomar antes de que cayera el suelo.
—Me gusta el orden —murmuró, como si no fuera lo suficientemente obvio por cómo se encontraba su oficina.
Carmen le dedicó una mirada atenta. Tiffany por un momento se sintió expuesta ante la chica, no debía sentirse intimidada, su compañera de trabajo media metro y medio con tacones de quince centímetros, pero de alguna forma la manera en sus ojos oscuros la veían la hizo estremecerse.
Por el contrario, Carmen se sorprendió la primera vez que vio a Tiffany. Vestida con su conjunto de diseñador color crema y sus tacones a juego lo primero que pensó al verla fue que se trataba de una presumida, se llevó una grata sorpresa cuando pasó un día sin dirigirle la palabra a nadie, al principio consideró que lo hacía por mostrarse superior, pero luego vio sus ojitos de ciervo asustado sin animarse a hablar con los demás y se compadeció. Se acercó a hablarle y se dio cuenta que era todo lo opuesto, no era presumida, amaba la ropa costosa, estaba claro, al parecer detestaba la atención y hablar con extraños, pero era amable y simpática.
Decidió que sería su nueva mejor amiga y por eso entró a su oficina sin esperar ser invitada.
La rubia la miraba con cierto temor. En la semana que llevaba trabajando a su lado había descubierto que intimidaba de forma natural, Carmen se encargaba de la corrección por lo que compartían muchas horas de trabajo en conjunto. Lleva los labios siempre pintados de rojo, dos mechones de cabello blanco enmarcan su cara y resaltan su melena oscura, plataformas llamativas y unas gafas con forma de corazón que resaltan sus ojos saltones. Era guapa y simpática, quizás demasiado para el gusto de Tiffany, que se intimidaba fácilmente.
—Entonces —suspiró apoyando ambos codos sobre el escritorio—, ¿Qué planes tienes para la noche?
Ver una comedia romántica de los noventa mientras consumo un litro de helado pensando en porqué mi vida amorosa es un desastre, pensó.
—Ninguno, por ahora —mintió.
—¡Perfecto! —dijo con entusiasmo—. Iremos a Biryani Chai con los demás, ¿te sumas?
Birya... ¿qué?, pensó.
Parpadeó confundida, como si le estuviera hablando en otro idioma, aunque tenía la leve sospecha de que era exactamente así. A Carmen le entraron ganas de reírse, pero se contuvo, si quería que esa chica fuera su mejor amiga no podía burlarse de esa forma.
—Es un lugar de comida hindú —aclaró.
—Ohh, claro —asintió Tiffany.
Su compañera la miró expectante y alzó una ceja cuando notó que no respondía.
—¿No te gusta la comida hindú?
Tiffany presionó los labios.
Era muy básica en cuestión de gustos, solo le gustaba la comida italiana y las cosas dulces, siempre y cuando no llevaran gluten. Siempre tuvo problemas para cenar en restaurantes porque era muy difícil conseguir lugares que cocinaran cosas que ella pudiera comer, hasta que se mudó a Nueva York y descubrió que a diferencia de su ciudad natal disponía de más opciones.
—No lo sé —admitió—. Soy intolerante al gluten así que no suelo probar cosas nuevas por temor a que me enferme...
—Oh, no te preocupes por eso —le quitó importancia con un gesto de la mano—. Raj también es intolerante al gluten —hizo una mueca—, y el lugar es de sus padres así que podrás comer la especialidad del chef sin problemas.
Tiffany sonrió emocionada y la siguió a la salida. Siguió sonriendo mientras caminaban en dirección al lugar. Para la suerte de todos Biryani Chai se ubicaba en el centro de Manhattan, y estaba solo a diez minutos del edificio de la revista por lo que en el camino se enteró que todos los viernes solían cenar juntos ahí. Era como una especie de ritual para dar por finalizada su semana laboral, brindaban con una bebida típica india y comían siempre lo que los padres de Rajesh servían para ellos.
Escuchó atenta cómo el grupo hablaba de la última publicación y de la fiesta de Navidad que se celebraba todos los años en la revista. Le preguntaron si ella pensaba asistir, pero se limitó a responder con un "no sé", aún era nueva y recién empezaba noviembre, faltaba más de un mes para la dichosa fiesta y lo único que a Tiffany le importaba ahora era conservar el empleo de sus sueños.
En ese momento su móvil emitió un pequeño sonido y lo buscó en su bolso para ver quien le había escrito, se mordió el labio inferior para evitar sonreír al ver que era Tyler quien escribía, pero aun así sintió como el calor le subía por el cuello.
Si te sonrojas por un estúpido mensaje es que vas muy mal, se reprochó mentalmente.
Luego de la cena habían intercambiado números y solían escribirse bastante seguido. No se habían vuelto a ver porque ambos habían tenido unos días complicados en el trabajo: Tiffany estaba muy concentrada en su primera semana y Tyler estaba a punto de presentar un nuevo proyecto que esperaba con ansias que aprobaran. Así que solo sabían del otro por mensaje, le gustaba que escribirse entre ellos fuera algo normal pero también quería verlo, aunque no se sentía lo suficientemente valiente como para decirle, aún sentía que le quedaban muchas cosas por resolver de su pasado, sola y con él.
Tyler: Definitivamente odio mi trabajo.
Tiffany: No lo odias. Solo necesitas vacaciones, conoces esa palabra, ¿cierto?
Tyler: Ja. Ja. Ja. Muy chistosa.
¿Aprendes chistes en tu nuevo trabajo?
Tiffany: No seas tan gruñón.
Tú eres el que dice que trabaja demasiado,
¿no te parece necesario tomarse unos días?
No es saludable exigirte así.
Tyler: Vaya... ¿Tiffany Hamilton está preocupada por mí?
No pudo evitar rodar los ojos tras leer su mensaje, ya habían dejado atrás la rivalidad entre ellos. Aunque en realidad, era Tiffany quien lo quería a cien metros de distancia y él intentaba acercarse, eso había dejado de ser así con el correr de los días. Pero se divertía molestándolo.
Tiffany: Tu salud es lo último que me interesa.
Tyler: Eso no es lo que parece. ¿Sabes?
Si quieres que tome unos días libres
para estar contigo solo debes decirlo, Tiff.
Tiffany: No, gracias. Preferiría comer un kilo de nueces
y morir en el proceso.
Tyler: Eso dolió.
Tiffany: 😭
—¿Tiffany? —apartó la vista del móvil cuando escuchó la voz de Raj— ¿Vienes?
Asintió con una gran sonrisa antes de seguirlo al interior del lugar.
El restaurante era acogedor, con colores llamativos y música tranquila, mientras buscaban su mesa, Raj le contó que el lugar era de sus padres, lo abrieron cuando se mudaron desde la India a los Estados Unidos y desde entonces lo administran ellos y los hermanos menores de él.
—Por supuesto yo estaba obligado a trabajar aquí en vacaciones —hizo una mueca de disgusto que la hizo reír—. Pero me alejé al ir a la universidad, por eso vengo cada que puedo a verlos —hizo una señal de saludo a una pareja tras la barra principal y ella supuso que eran sus padres—. Recuerdo odiar trabajar aquí cuando era un adolescente, pero gracias a su esfuerzo pude ir a una buena universidad.
—El lugar es fantástico —respondió a la par que admiraba todo el lugar—. No sé cómo no he venido anteriormente, es imposible no verlo desde la calle.
Eso lo hizo sonreír.
—A mi madre le gustan los colores llamativos.
—Por eso me adora —Carmen formó un corazón con sus manos por encima de su cabeza haciendo que Raj pusiera los ojos en blanco, Tiffany dejó escapar una suave risa— ¿Qué? Siempre dice que mi estilo es genial.
—Si, porque sueles vestirte como ella hace sus comidas —ironizó—. De forma extravagante.
La morena le dedicó una mirada cargada de furia antes de ambos sumirse en una intensa discusión. Esa semana Tiffany descubrió que el grupo de compañeros, tan diferentes entre sí, se llevaban tan bien como una pequeña familia un tanto disfuncional. Pese a estar en diferentes áreas, el trabajo de todos se conectaba así que indudablemente compartían mucho tiempo. Raj y Carmen discutían como una pareja que lleva años casada, sin tomarse en serio lo que el otro le dice y argumentando cosas que saben que los hará enojar.
A Tiffany le caían muy bien ambos.
Raj estaba dentro del área creativa, en Marketing y Prensa estaban Logan y Dana, dos hermanos tan idénticos que podrían ser fácilmente mellizos. Nadie nunca dijo que lo fueran, pero casi nunca hablaban más que para dar su opinión y siempre lo hacían con un aura intelectual que le dejaba la mente en blanco, a Tiffany le parecía que incluso hablaban sincronizados. Tenían un aspecto mucho más bohemio que el resto, Raj simplemente parecía un chico que podría estar encerrado jugando videojuegos, mientras que Carmen parecía lista para estar sobre una alfombra roja.
Los hermanos se encontraban ambos concentrados en sus respectivos teléfonossin siquiera apartar la vista cuando tomaron su orden, y solo se movieron para tomarsus cervezas, al mismo tiempo. Tiffany siguió sus movimientos y entornó losojos mientras buscaba de vuelta su móvil.
Tiffany: ¿Los mellizos tienen algún tipo de conexión?
Tyler: ¿Por qué haces preguntas tan extrañas? ¿Estás ebria?
Tiffany: No seas idiota 🙄
Trabajo con dos mellizos que parecen sincronizados, literalmente.
Tyler: Puedo imaginar tu expresión.
Los estás viendo con las cejas arqueadas y la nariz arrugada.
Suavizó su expresión ante la idea de Tyler y acercó, con disimulo, dos dedos a sus cejas. Resopló al darse cuenta que tenía razón.
Tyler: Acabas de comprobarlo, ¿cierto?
Tiffany: Idiota.
Tyler: 😂 😂 😂
¿Qué estás haciendo? Te invito un trago.
Tiffany se mordió el labio inferior, era el mensaje que había estado esperando desde hacía una semana, pero en ese momento no podía decirle que sí. Se sintió feliz pero enojada al mismo tiempo.
Del otro lado de la ciudad, Tyler hacía malabares para ver su móvil, el cual, hacía equilibrio sobre el lavabo del baño, mientras intentaba quitarse la camisa que había usado todo el día. Se deshizo de su pantalón de una patada sin apartar los ojos de la pantalla y maldijo por lo bajo al ver que ella no escribía.
Había llegado hacía menos de diez minutos de su trabajo a su piso, odiaba lo vacío y solo que se sentía allí, deseaba darse una ducha y caer desmayado sobre su cama. El día había sido agotador y un completo desastre. Todo le había salido mal.
Lo único que podía mejorarlo era que cierta rubia caprichosa le dijera que sí, entonces la buscaría, la llevaría a su piso, la besaría y la tocaría como llevaba desesperado por hacer desde hacía meses. Años incluso.
Ya estaba cansado de ir despacio y algo le decía que Tiffany también loestaba.
Tiffany: Estoy en una cena 😊
Dejó caer los brazos a sus costados y miró fijamente el móvil mientras fruncía las cejas. ¿Con quién podía estar cenando?, pensó.
¿Había conocido a alguien en esta semana? ¿Quién era el imbécil que se le había adelantado?, se reprochó mentalmente haber sido un idiota por querer ir despacio. Esa semana había tenido mucho trabajo y había dormido menos de diez horas en total, no quería dejar que lo viera así: con ojeras y sin afeitarse. Quería invitarla a salir de nuevo, llevarla a un lindo lugar, que probara comida deliciosa y sin gluten, que se llenara la boca de azúcar y después llevarla a su apartamento para amarrarla a la cama y hundirse en ella toda la noche haciéndola gemir su nombre.
Se quitó la ropa interior de forma brusca, estaba molesto, con él mismo por ser tan lento y un poco con ella por preferir a alguien más. Pero ¿podía reprocharle? Llegaba nueve años tarde y encima quería ir despacio.
Era un idiota, un tonto, un...
Tiffany: Peeero, podemos hacer algo luego.
Por sus labios se extendió una sonrisa y la sangre le bajó directo a laingle.
Tiffany: Si quieres, claro...
Quería, por supuesto que quería.
Tyler: Nada me gustaría más.
Debería haber dejado allí la conversación, esperar que ella responda o le dijera a qué hora podía buscarla, darse una ducha de una buena vez e intentar relajarse, pero una vocecita en su cabeza le recordaba que ella estaba cenando. Con alguien más. Alguien que no era él.
No tenía ningúnderecho a inmiscuirse en su vida, ni siquiera debía sentir celos, pero porfavor imaginar que alguien más la tocaba le enfermaba y pese a que se repitióen su cabeza que no lo haría, se encontró escribiendo un mensaje que esperabaella se tomara bien.
Tyler: ¿Estás cenando con Kelly?
Quizás preguntarlo de esa forma era menos brusco, quizás no notaría sus celos, aunque lo dudaba, si se trataba de Tiffany, Tyler era demasiado obvio con lo que sentía.
Tiffany: Nop 🙂
Con unos compañeros de trabajo.
Dejó escapar el aire con lentitud mientras se repetía que había sido unidiota y un mensaje nuevo llegó mientras él dejaba correr la ducha, estaba apunto de entrar a ducharse cuando su móvil volvió a emitir un sonido indicandoque le había vuelto a escribir, rápido regresó a verlo.
Tiffany: ¿Quieres que te avise cuando termine aquí?
Tyler: Sí, tu envíame la ubicación y paso por ti.
Tiffany:😉
Sonrió como un idiota al ver el último mensaje con una fotografía de muchos platillos diferentes en una mesa. Descorrió las cortinas y se metió en la ducha aun con una sonrisa de adolescente mientras dejaba que el agua fría baje por su cuerpo hasta que sintió todo el cuerpo tenso y solo ahí cambió la temperatura. Necesitaba espabilarse tanto como relajarse o se quedaría dormido antes de buscarla.
Como le ocurría a menudo, se encontró pensando en Tiffany, de forma inevitable sintió todo el cuerpo caliente pero ya no por la temperatura del agua sino porque la deseaba, llevaba años deseándola y en la cena que habían tenido estuvo a punto de besarla, ahora se arrepentía, debía haberlo hecho. Se prometió que esta noche lo haría, siempre que ella le diera luz verde él la haría sentir bien, deseada, querida, perfecta...
No supo en qué momento pasó, pero su mano llena de jabón envolvió su miembro que se encontraba duro y no le parecía bien pero no pudo evitar fantasear con ella, en todo lo que planeaba hacerle, las cosas que le diría al oído y cómo la tocaría. La imaginaba desnuda sobre el escritorio de su oficina, con la vista de la ciudad a su espalda, la luz de la luna acariciaría su piel mientras él recorrería sus muslos húmedos con la lengua, en su fantasía ella le decía que no había dejado de pensar en él, solo en él y que no había nadie más para ella.
Él se arrodillaba entre sus piernas mientras acariciaba su piel blanca y cremosa, Tiffany estaba sonrojada, la melena rubia le caería como una cascada de agua dorada, como hilos de miel y Tyler hundía su lengua en el interior de ella, la movería despacio porque sabía exactamente lo que le gustaba, y si sus gustos habían cambiado con los años él los aprendería, se aprendería de nuevo su cuerpo y se lo grabaría a fuego en su piel, en su memoria, en su alma.
Se sentía el peor hombre del mundo por fantasear con ella cuando aún no lo había aceptado de vuelta, pero no pudo evitarlo, la deseaba tanto que el cuerpo le dolía.
Apoyó la frente sobre los azulejos del baño sin dejar de acariciar su miembro con fuerza y deseando que su fantasía se hiciera realidad, estaba a punto de dejarse llevar completamente cuando de repente su móvil empezó a sonar, por el tono supo que no se trataba de un mensaje sino una llamada. A regañadientes salió de la ducha, aun empalmado y duro, vio la pantalla de su móvil y en cuanto leyó el nombre de Tiffany no pudo evitar hacer una mueca.
Había enviado el último mensaje hacía solo unos pocos minutos, si bien él se encontraba fantaseando con ella, no habían pasado más de diez minutos. Sintió una punzada en el pecho que le indicaba que algo no iba bien y atendió la llamada sin dudar.
—¿Tiffany? —preguntó con la voz cargada de miedo.
—H-hola, soy Carmen —una voz que no reconoció en absoluto lo saludó y su miedo se acentúo—. Estaba cenando con ella y de repente... ¡Dios! No sé qué ocurrió, ella se acaba de desmayar.
El mundo pareció detenerse a su alrededor y el corazón le retumbó con fuerza en el pecho.
—¿Cómo que se desmayó? —rápidamente volvió en sí y salió del baño en dirección a la habitación, puso el móvil en altavoz para poder cambiarse.
—Sí y no despierta, también está roja y no pareciera que respire con normalidad...
Tyler recordó la fotografía, había comida que jamás había probado, salsas y bebidas raras y solo pudo pensar en una posibilidad.
Tragó saliva.
—¿Algo de todo lo que comieron lleva nuez?
No necesitó escuchar el sí, alguien maldijo por lo bajo y Tyler lo comprendió en el acto.
—Voy para allá —dijo con voz cortante y el corazón retumbándole en los oídos antes de finalizar la llamada y salir de su piso sin detenerse a peinarse siquiera porque sabía lo que podía ocurrir si no llegaba a tiempo.
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