Capítulo 7
—¡¡Por Santa Catalina de Aragón!! — Tapo mi boca con la mano.
— Pero Corina, ¿Qué haces? — Estoy flipando pepinillos viendo como se aparta rápidamente del hombre que le estaba comiendo la boca muerta de la vergüenza.
— Yo... qué vergüenza por favor...— La pobre trata de taparse mirando hacia el suelo sin saber que decir.
— Oye al menos presenta al galán que estabas manoseando egoísta to' lo quieres para tí sola.
Y tranquila no llevo otro interés, más bien porque hoy no tengo yo la alameja para muchos trotes.
— Soy Dante, mucho gusto. — El muchacho que es guapo por cierto, se presenta disculpándose para dejarnos solas.
— Puedes hablar en confianza querida. — Digo poniéndome recta en el asiento, por nada del mundo quiero hacerle una arruga al vestidito de las narices.
— Si no quieres no tienes que explicarnos nada Corina, de hecho, nosotras no diremos nada de lo que acabamos de ver. — Anne y su filosofía de hablar. Lo que me faltaba, encima no enterarme de nada.
Corina guardó silencio todo el camino. Jugaba nerviosa con un pañuelo en su regazo de una manera arrepentida.
Hasta que no llegamos al casoplón del presidente, más concretamente a la pequeña casita que nos habían prestado para no tener que pagar un duro por alojarnos en un Hotel, Corina no abrió su linda boca.
Yo estaba cansada, tenía sueño, pero era tanto mi afán por saber porqué Corina le ponía los cuernos al prometido que me tomé un rebull y dos descafeinados para mantenerme despierta.
Corina nos cuenta cómo se siente realmente.
Ella es hija única, su otra hermana murió cuando eran pequeñas. Desde la muerte de su hermana todo cambió en su familia, sus padres se encerraron en ellos mismos sin prestarle atención a una niña de ocho años que había visto como su hermana se estaba ahogando en una piscina.
La mandaron fuera del país a estudiar, siempre bajo la presión de ser la hija de un político.
Su vida ha sido obediencia, silencio y buena conducta para no avergonzar a su familia.
Siento pena por ella, incluso cuando dice que no ama a Angelo, su prometido, sino a Dante.
El hijo bastardo del mismo Dantesco Leone.
Quién iba a decir que el gran diseñador y más respetado del país, hubiera mantenido una aventura con una joven modelo a la que dejaría embarazada.
Corina nos sigue contando entre lágrimas como conoció a Dante, y cuando fue a presentarlo a su familia, se encuentra como su padre ya le había elegido marido.
Se ve a escondidas con Dante, quedan en club de strippers porque es en el único lugar donde pueden estar juntos.
Dante es solo un joven que se gana la vida como residente de cirugía.
— Vale, entiendo que ames a Dante y no Angelo. ¿Pero deberías de hablar con Angelo y decirle la verdad? No puedes casarte con un hombre que no amas Corina, vas a cometer un gravísimo error.
— Hablé hace mucho con Angelo. Pero a él solo le importa su carrera. Dice que quiere ser el líder del partido cuando ya no esté mi padre y gobernará el país. — Apena responde Corina.
— Este tiene más pájaros en la cabeza que Julio César. Resumiendo, que al prometido le da igual todo, solo quiere conseguir su propósito y si es casándose con la hija del presidente mejor que mejor.
— El interés es lo que veo yo en esta boda — Comenta Anne bostezando.
— Conclusión. Que lo mejor que puedes hacer es escaparte con Dante y dejar plantado al novio. Pero eso sí, hazlo cuando nosotras ya hayamos terminado con todo y hayamos cobrado lo que nos debe tú madre.
— Paty, no puedes verte con la boca callada. Esto es grave. Mírala, está mal, triste... porque ama a otro hombre y se va casar con otro hombre que no quiere. — Como siempre Anne me regaña como a una niña pequeña.
— Escúchame Corina. No puedes complacer a todo el mundo. Si amas a Dante y él te corresponde no dudes en luchar por vuestro amor. — Anne y su manera de ver tan fascinante las cosas.
— Menudo discurso has soltado querida. Esta chica es muy... Como decirlo que suene bien. Gilipollas, eso.
No tiene opción, siente miedo por su familia. Date cuenta que estamos hablando de la hija del presidente del país. Casi na'. Esta chica está en el foco mediático de todo. Cualquier movimiento que haga será alabado o criticado. Le guste o no, debe de obedecer a su padre, el cual le habrá lavado la cabeza metiéndole ideas de que lo debe hacer por su bien. Cuando sabemos que no es cierto la mitad.
— Pero ella ama a otro hombre Paty, no puede seguir las órdenes de su padre por muy presidente que sea.
— Mira Anne, yo no quiero discutir contigo y muchos menos de política. Sabemos que esta boda hay que seguir adelante con ella hasta que la novia decida qué hacer con su vida antes de jurar ante Dios y ante miles de personas su amor hacia Angelo, el que será su marido, con el que deberá vivir bajo el mismo techo sufriendo porque no hay sentimientos que la unan a él. Contando cómo será en el intimidad. Hay lo dejo caer, piénsalo Corina aún estás a tiempo.
— No puedo hacer algo así. Sería un escándalo. — De nuevo Corina se echa a llorar.
Anne y yo tratamos de ayudarla dentro de nuestras posibilidades. Queremos hacerle ver otra realidad, pero para ello debemos ponernos en sus zapatos.
Entre unas cosas y otras pudimos quedarnos dormidas muy tarde.
El teléfono suena, se trata de Monti.
Por favor qué quiere éste a estas horas. No sabe que la gente tiene que dormir.
Hablo con él un rato, al parecer está preocupado por lo ocurrido anoche.
Señor bendito la que van a liar con el puñetero vestido ni que fuera de oro.
Decido que lo mejor es devolverlo.
Y eso mismo hago al día siguiente, ir hasta su oficina donde me toca discutir con Dantesco cuando deja caer de nuevo la palabra "amante" .
Por nada del mundo voy a permitir que se me trate así.
Yo soy una mujer libre y adulta que busca un hombre que me coma con patatas, no ser la amante de nadie.
Al marcharse Dantesco, Alexis se disculpa.
Pobre hombre si él no tiene culpa de nada.
En todo momento se ha portado bien conmigo llegando a defenderme.
Me da tristeza verlo como habla sobre su esposa.
Quién lo diría que este hombre joven es viudo y lleva arrastrando un cruz de lamento por su esposa la cual tuvo que amar mucho.
Joder qué envida. Ya quisiera yo que me quieran la mitad de cómo Alexis tuvo que amar a su esposa.
Verlo tan decaído y con sus ojos claros tan bonitos se van llenando de agua, lo abrazo para consolarlo. Él me aprieta un poco más contra él.
En ese momento siento que es su calor quién abraza mi cuerpo como si quisiera salir a la superficie.
Cierro mis ojos apoyando mi barbilla en su hombro pensando qué injusta es la vida.
Si no fuera porque tengo una leve alergia a los hombres italianos y ricos, no dudaría ni un segundo en besarlo, en subirme al potro y bailar la macarena.
Pero no puedo hacerlo. Él es mi amigo y no debe haber más que una amistad entre nosotros. Yo debo ser fiel a mis sentimientos.
Seguir acostándome con el hombre enmascarado hasta que me vaya a Luxemburgo. Después, Dios dirá que va ser de mí.
Durante la semana, habíamos trabajado duro Anne y yo con la boda. A decir verdad ya no tenía ni ganas de seguir adelante.
De vez en cuando había quedado con Alexis para hablar sobre nuestro trabajo, y él me cuenta cosas sobre el suyo. Cada vez me va cayendo mejor Alexis, esa opinión de niño rico caprichoso y arrogante que tenía de él, la había cambiado.
Habíamos quedado en reunirnos con Dantesco, y a decir verdad le tengo manía. Desde el otro día en el que discutimos se muestra conmigo tirante hablándome con falsería. Como no quiero tener problemas, le sigo la corriente hablándole de la misma manera. Al parecer no me soporta y hoy mismo ha dejado caer lo molesto que se siente por verme cerca de Alexis.
Por lo cual, decido preguntarle para aclarar todo de una vez por todas.
— No entiendo porqué te molesta que sea amiga de Monti, Dantesco.
¿Me lo puedes explicar? — Le suelto la bomba a ver por dónde tira.
— No tengo porqué molestarme. Alexis es mayorcito para hacer lo que quiera con su vida. Lo único que no gusta es que se tome tanto interés en una extranjera y tú te aproveches de la situación. — A qué le arreo con el rollo de tela al imbécil éste.
— Mire Dantesco — Empiezo hablando lo más calmada que puedo sujetando el rollo con rabia evitando darle un golpe en la cabeza.— Yo soy extranjera, sí, también llevo trabajando en mi negocio años para ganarme la vida, mi familia tiene dinero, de hecho mi padre y mi hermano tienen una empresa de seguridad la más importante en estos momentos del país, por cual no necesito seducir a un hombre rico para conseguir mis objetivos. Soy humana y cometo errores como todo el mundo, y de ellos aprendo. También sé cuándo me he equivocado y debo pedir perdón como cuando uno evita las responsabilidades.
Resumiendo, puedes estar tranquilo. Mis intenciones sobre Alexis es ser su amiga. Simplemente amigos, sin roce claro. Nunca llegaría a más con Alexis, ya tuve un tropiezo en mi pasado y no deseo repetir la historia dos veces.
— Discúlpame Patricia por haber dudado de ti. Pero como sabrás hay muchas mujeres interesadas en querer conquistar Alexis por fama o dinero. Si tú supieras lo que llegan hacer no te puedes hacer una idea. Y normalmente suelen ser extrajeras que vienen para ser modelos y querer conseguir mucha fama. — Asiento con mi cabeza escuchando a Dantesco refiriéndose a Alexis.
Según me cuenta él es el tío de su esposa, solo desea que Alexis encuentre otra mujer que lo haga tan feliz para que así vuelva a ser el que era y no el hombre solitario y amargado que se convirtió después de morir Clarisa.
Cada vez que voy descubriendo más cosas sobre Alexis más me va tocando la fibra sensible.
Cuanto me gustaría poder tocar su corazón y romper esas cadenas que lo atan a un dolor que ni el mismo puede reparar.
Incluso he llegado a fantasear cómo sería pasar una noche con él.
Y como no pienso más que en cochinadas, les propongo a mis amigas irnos al club.
Volvemos a disfrazar nos, ante todo debemos mantener el anónimato.
Nada más llegar al local, nos vamos hacia la barra, pedimos algo de tomar, bailamos un poco hasta que mis amigas se marchan con sus acompañantes.
Mientras tanto, yo me quedo hablando con el encargado pidiéndole ver al hombre enmascarado. Le enseño la misma tarjeta de siempre, el hombre hace una llamada.
Al instante, me comunica que no puede atenderme.
Insisto, incluso le ofrezco mucho dinero por poder estar sus brazos.
Estoy loca, soy idiota o estoy desesperada.
Hago lo que sea necesario por acostarme con ese hombre que tanto deseo y me hace enloquecer.
Parece que no va recibirme.
Ya me canso de rogar, en cierto modo no sé qué hago suplicando por tener sexo con un hombre que no conozco.
Sí, sé lo que hago, que él me hace sentir una Diosa todo terreno, cumple una a una con todas mis fantasías, me lleva a Marte sin necesidad de alquilar un cohete.
Resignada, busco a mis amigas para decirle que me voy a casa. Si no voy a echar un kiki mejor me voy.
Camino por el pasillo largo y medio oscuro buscando la salida.
Camino con mi cabeza gacha, desilusionada y pegando patadas al aire hasta que alguien me agarra por mí cintura dándome un empujón llevándome hacia la pared donde sujeta mis muñecas por encima de mí cabeza besándome con ardor.
Oh sí. Esa fogosidad no podría ser de otro que no fuese de mi hombre enmascarado.
Su cuerpo se pega más al mío, siento como mis pulsaciones suben, mi piel es una hoguera, y mi almeja pide bambo al notar la dureza de su miembro.
Caminamos hasta llegar a otra planta más arriba, cuando pasamos reconozco la habitación.
Ya no puedo soportarlo más, me lanzo a sus labios ansiando exprimir su sabor.
Mientras él me quita la ropa dejándome totalmente desnuda.
El calor es sofocante, me siento tan excitada que no atino ni hablar.
Sus manos grandes y suaves son las encargadas de avivarme por donde roza mi piel. Sus besos son puro chocolate, excitantes y sabrosos.
Inmediatamente me pongo a dos mil revoluciones sin haber echado gasolina.
Cierro mis ojos y dejo que sea él quien me guíe por un pasadizo donde voy descubriendo quien soy en realidad.
Me muevo al sentir su contacto como una pantera en cero, necesito más y mi cuerpo grita que siga.
Yo solo puedo gemir y rezar para que este encuentro se alargue más.
Cuando acabamos el partido, el tira su preservativo a la papelera y se marcha dejándome sola.
Mientras lo veo desaparecer siento una punzada en mi corazón.
¿Qué me está sucediendo con este hombre?
No sé quién es. Ni siquiera he podido escuchar su voz.
No sé ni su nombre, y aquí estoy parada enfrente del espejo terminándome de arreglar pensando en lo equivocada que estoy.
Pero es la primera vez que me pasa algo así. No sólo es mi cuerpo el que está excitado por su manera de poseerme y tratarme tan salvaje y tan tierno a la misma vez. Sus besos me saben a gloria, son ricos y apetecibles creando un velo invisible de pegamento para no querer separarme de él.
Definitivamente me he enamorado de un desconocido. Soy tonta. Pues sí. Debo olvidarlo, pues si.
Quiero repetir, pues también.
De pronto veo que sale recién duchado, su pelo aún mojado cayéndole algunos mechones por su frente hacen que le den un toque sexy.
No veo su rostro, pero por la tensión que observo por sus músculos de su espalda soy consciente que algo ocurre.
Veo que escribe algo en una nota y se marcha de nuevo.
Me acerco hasta la mesa, agarro la nota y leo.
« No sé puede repetir más, ya he sido considerado contigo, no insistas. Te harás daño tú sola, yo soy un hombre de muchas mujeres y de ninguna. Mereces alguien real, esto es solo una fantasía»
Termino de leer la nota y le respondo:
«Desde pequeños ya comenzamos a fantasear, soñamos despiertos y nos equivocamos repetidas veces. No hacemos daño alguno por querer hacer realidad nuestras fantasías, aquello que tanto deseamos obtener. Soy consciente de que esto acabará, ¿pero qué tiene de malo lo que hacemos? Aunque no quieres admitirlo, tú te unes a mis fantasías porque lo deseas tanto como yo»
Dejo la nota encima de la mesa, espero que la lea y entienda que lo necesito, él no sabe lo que me está sucediendo y como me está reparando con su juego de seducción todo el dolor que sufrí antaño y de qué manera me hace sentir.
Quizás esté para que me encierren por haberme enamorado de alguien que ni su rostro se cómo es. Pero no hace falta ver para darse cuenta cuando en verdad amas a una persona simplemente porque te toca de una manera tan atrevida y especial que crees que no podrás sobrevivir a cada encuentro, y el siguiente es mejor que el anterior. No hay palabras, y hay muchas respuestas. Mi boca solo expresa lo que mi cuerpo siente, la forma que él sabe de castigarme con su juego de seducción.
Sé lo que estoy haciendo, y también soy consciente de lo que podrá sucederme cuando me vaya lejos.
Seguir fantaseando mientras me doy placer a mí misma. Si ya lo decía mi madre que yo iba a para astronauta.
Después de consolarme yo sola por no volver a ver más al hombre enmascarado, busco a mis amigas por el bar.
Tardo un rato en buscarlas sin éxito. Pregunto al hombre de la barra por las mujeres que me acompañan y éste me dice que se fueron hace rato porque yo misma dije que me iba.
La madre del cordero. ¿Y ahora qué hago que me dejado el bolso en el auto? Mierda y más mierda. Tanta seguridad y para qué.
Salgo del local temblando por si alguien me puede descubrir, aún no me quito la máscara hasta que no estoy lo suficientemente lejos del local.
Comienzo a caminar con un dolor terrible de pies por los malditos tacones.
Para mí buena suerte, veo una casa con ropa tendida y unas zapatillas de deporte lavadas.
Salto la valla de la casa, no hay perros mi nada, con cuidado paso dentro poniéndome la máscara por si acaso paso por ladrona.
Agarro ropa de deporte y las zapatillas.
En un pequeño hueco de la casa me cambio, meto la ropa que llevo puesta en una bolsa que me encuentro, y con la ropa de deporte que me está algo ajustada y las deportivas algo grandes salgo de la casa cagando leches.
Corro como una loca por la calle sin saber a dónde voy.
Comienzo a sentir miedo, no tengo ni idea dónde me encuentro, necesito localizar una estación de policía o alguien que me diga dónde estoy.
Camino unos metros más hasta que de pronto, veo un auto.
Sin dudarlo alzo los brazos para que se pare.
Cuando el auto se para y veo quién va dentro no sé si saltar de alegría y comérmelo a besos o llorar del miedo que he pasado.
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