Capítulo 14
Pues mira, ¿esto qué es? ¿Para rematar la faena o qué?
Menuda nochecita entonces llevo.
Con disimulo me aparto de Alexis dejando que siga comiéndole el hocico a esa modelo.
Si no fuera por el dolor de pies que tengo, saldría corriendo sin mirar atrás. Pero mejor voy caminando dando grandes zancadas hasta llegar al auto donde me espera el chófer.
De verdad, es que no consigo entender a este hombre.
A lo primero va y me dice que quiere tener algo serio conmigo, y bueno yo voy y me niego porque aún no he podido pasar página sobre lo que me pasó con Sabino.
Y cuando pensaba que nuestra amistad iba a surgir algo, va y me dice que no, porque me pasé de tragos en su casa y le di un beso que me supo a gloria y va el nene y me suelta que no me va corresponder.
Y ahora voy y lo veo como esa modelo le mete la lengua hasta la nuez y a mí ni eso.
— ¿Alberti me has entendido algo? — El pobre chófer asiente con su cabeza dándome la impresión que me da la razón como los locos.
Pero con alguien tengo que desahogarme, porque no quiero llorar, se me estropearía el maquillaje y me ha costado horas arreglarme la cara para tener que quitármelo con lágrimas.
— Patricia, espera un momento. — Me volteo para ver quién me llama antes de subir al auto.
Le hago una señal al chófer de que espere, antes debo hablar con Alexis.
— Patricia, ¿Porqué te has ido de esa manera? — En verdad este hombre es atractivo, pero a veces me hace unas preguntas que dejan descolocada.
— Hombre, ¿tú qué crees? Porque nadie me avisó que se iba hacer un trio y como que no voy a estar de espectador.
— Discúlpame. No era ni intención hacerte pasar por un mal rato. Pero ni yo mismo me lo esperaba.
— Sí como no. Anda que bien te has dejado que te bese. — Paty baja el volumen que suena más celos que ha otra cosa me da un toque mi subconsciente.
— Patricia, déjame explicarte. — Le miro a sus luceros claros como me miran de una manera que me derrite.
Y como es mejor escuchar que hacer oídos sordos, quiero que me resuelva mis dudas.
— Ella es Mabel, es una modelo muy famosa, la conozco desde hace años, de hecho sí he tenido varias aventuras con ella. Pero eso ya se acabó, ya no quiero seguir con esa vida. Realmente yo busco una mujer para amarla, que me ame igual y poder formar mi familia.
— ¿Pero de vez en cuando echarás una cañita al aire o no me digas que no?
— Claro que tengo sexo, pero solo con una mujer, la cual...— Oh, oh. Creo que mi interés me está matando. Ahora exijo saber quién es la otra.
— Diríamos que es una mujer que me ha devuelto las ganas de aprender a volver amar mediante la pasión.
— Vaya, esa mujer sí ha sabido pegarte de lleno. — Trato de bromear porque necesito camuflar este mal sabor que me produce el enterarme como otra mujer lo tiene tan hipnotizado a mi futuro marido. ¿Futuro marido? ¿Qué barbaridad estoy pensando? Él es mi amigo, aunque quiero mentirle en apariencia, por dentro estoy que rabio con la declaración.
— Patricia, solo quiero que me entiendas. En estos momentos estoy algo confundido, tú eres una mujer muy bella y valiosa. Pero desafortunadamente necesito tiempo para poder demostrarme a mí mismo si aún estoy preparado para un amor real o debo quedarme con un fantasía la cual me hace sentir bien.
Me callo, por primera vez desde que conozco a Alexis no sé con qué responderle. Al parecer el ama a una mujer y sigue aún pensando en su esposa.
Miro al suelo empezando a sentirme mal. Sus dedos rozan ligeramente mi mentón, al encontrarme con su clara mirada noto como mi pulso se acelera, mi boca se abre ligeramente pidiendo ser devorada por él porque mi cuerpo ya está demasiado impaciente por ser atrapado por el suyo.
Sensatez. Caminar hacia atrás y subirme al auto para querer huir lejos de lo que estoy sintiendo por Álexis.
Creo que lo amo con una intensidad arrolladora, y si no me hago la fuerte acabaré por lamentarme por no haber podido bloquear mi corazón de cualquier hombre italiano.
Será posible.
¿Qué tienen estos hombres que me vuelven loca en un segundo?
El chófer me avisa que hemos llegado. Con cuidado me bajo del auto y tras quitarme los puñeteros tacones, camino descalza hacia la casa de invitados. En este momento lo único que quiero es estar sola y aprender a controlar mis emociones.
Nada más llegar a la habitación me quito el vestido, el maquillaje y decido meterme en la bañera para darme un buen baño.
Pongo velas, lleno la bañera echándole medio frasco de gel para que haga espuma, pongo música electrónica para alegrarme.
Me meto despacio en la bañera sintiendo como el agua templada va empapando mi cuerpecito serrano.
El ambiente es agradable, quiero relajarme y no pensar en nada.
Cierro los ojos y me encuentro con unos claros y hermosos ojos mirándome con lujuria. Su boca busca la mía al igual que nuestros cuerpos buscan abrazarse en el mismo fuego.
Sigo fantaseando con el hombre enmascarado hasta que decido coger la ducha y con el chorro del agua aplacar de algún modo mi excitación.
Esto no es normal. Estoy peor que unas maracas.
Se supone que estoy enamorada de Alexis y me masturbo pensando en otro.
Al menos...que sean el mismo hombre. Sigo pensando que hay algo muy extraño y pienso llegar hasta el final.
Antes de meterme en la cama leo un mensaje de Alexis.
✓ Quería saber si has llegado bien a casa. Me preocupo de que las cosas entre nosotros cambien. Patricia eres muy importante para mí no me gustaría perder tu amistad.
Se puede ser más caballero y hermoso. ¿Porqué Alexis? ¿Qué me está sucediendo contigo? Por un lado quiero ser tú amiga, por otro pido a la Luna que se me conceda el deseo de atraparte para mí sola. Y por último...te amo Alexis.
✓ Tranquilo Monti, me he dado un baño y me quedado como nueva. Ahora mismo me iba a la cama, valoro mucho nuestra amistad y aunque me niegues algo a mí y se lo des a otras, entiendo perfectamente que debes ser fiel a tu corazón. No temas Monti, pase lo que pase seguiremos siendo amigos.
Amigos tarada. Pero si estás contagiada por él. Maldito virus del amor, y maldigo a la ciencia por no haber dado con la vacuna para el desamor. Jolín, porque tengo llorar, porque siento celos de esa mujer que dice Alexis estar enamorado.
De verdad estoy más pa' ya que pa' ca'.
El cansancio comienza a notarse y no tardo en dormir.
Al día siguiente no tuvimos trabajo porque la señora Donna andaba con jaqueca.
Lo que si nos esperaba era una cena por la noche donde asistirán invitados importantes y algunas amistades.
Entre el grupo de personas se encuentran la familia política de Corina, también han asistido Alexis y Erika.
Nada más verlo comienzo a sonreír. Me voy hacia donde se encuentran hablando con otras personas y tras unos minutos conversando nos sentamos en la mesa.
Anne se sienta a mi lado, las dos decidimos ponernos lo más retiradas posible de los invitados, agradezco a Corina el detalle de habernos invitado, pero a decir verdad no me siento muy a gusto que digamos rodeada de gente que apenas conozco y de vez en cuando me miran sin entender sus conversaciones.
Afortunadamente, Alexis se ha sentado enfrente de mí, evitando centrarme en cogerles manía estos políticos.
La cena transcurre con normalidad, al final me lo he pasado muy bien junto a Anne y Alexis. Para mí desgracia, él debe de retirarse para hablar con algunas personas importantes.
Mientras tanto, yo me quedo quieta observando como un árbitro a Corina y su prometido.
A leguas se ve que no hay amor entre ellos, él parece que carece de humildad. Sólo habla y sonríe con chulería y falsedad dirigiéndose a Corina.
A mí desde luego me llevan los demonios cuando actúa de esa forma y la otra tarada le consiente todo cerrando la boca.
Sin más preámbulo camino hacia Corina, apenas hay invitados.
Le ofrezco una copa de vino y seguido me sirvo yo otra. Anne se pone a mi lado, creo que ya se podrá hacer una idea de la que le tengo preparada a este inútil.
— Angelo, ¿Cuánto tiempo, cómo se encuentra? — ¡Uy! Qué falsa soy.
—Bien señorita Zabat. Es un placer el que nos haya acompañado. Corina me ha hablado mucho sobre ustedes. Me comenta lo bien que están llevando las cosas referente a nuestra boda.
— Me voy a sonrojar con tanto cumplido. Pero ya que ha mencionado la boda, no le he visto todavía muy participativo. Parece que la se vaya a casar es su suegra y su madre no ustedes. — Anne me da un pisotón mirándome molesta. Total da igual que se enfade yo ya he soltado el veneno.
— Es cierto lo que dice. Como entenderá estoy muy ocupado con mi trabajo. Ser político no es fácil.
— Pues no sabría decirle por qué yo de política no entiendo mucho. — Anne vuelve de nuevo a darme en mi brazo haciéndome un gesto con su dedo índice puesto en su boca para que me calle.
— Debería prestar más atención a la política, es muy importante estar informado sobre lo que los ministros hacemos referente al pueblo. — Lo miro como si tuviera dos cabezas.
¿Pero que me estás contando?
— Bueno, que...— A ver qué le digo yo al idiota este, si al parecer no tiene otro tema de conversación que no sea de política. — Pues nada, que quería decirle que nos gustaría al menos reunirnos con usted, si su agenda se lo permite para charlar sobre sus gustos en la boda. — El tal Angelo comienza a reírse sin gracia a carcajadas. Lo fusilo conteniendo me las ganas de pegarle una patada donde más le duele.
— ¿Qué le ha hecho tanta gracia Angelo? — ¿De dónde ha salido Alexis?
Angelo a ver a Alexis deja de reír de golpe. Y no es para menos, Monti lo está examinando de una manera nada amable.
— Disculpe, es que me ha hecho gracia el comentario de la señorita Zabat.
— Yo no le veo la gracia por ningún lado. De hecho, pienso que le ha dicho algo razonable. Si es el novio debería colaborar en su boda. — Mi héroe. Monti es mi caballero de armadura blanca. Qué manera de defenderme dejándole las cosas muy claras al Angelo.
— De acuerdo, el lunes tengo una hora libre, podemos reunirnos. — Miro Anne la cual me está fusilando con la mirada. Por favor que le pasa a esta mujer.
Cuando parecía que la cosa iba a zanjarse. De la nada aparece Donna contra atacando como no, dirigiéndose a mí para no variar.
— Angelo, tú no tienes por que reunirse con ellas, bastante tienes con tú trabajo. Para eso estamos nosotras, tú no tienes nada de que preocuparte. Y Patricia, no tiene que molestar a mi yerno con algo que forma parte de su trabajo.
— Pienso que es necesario reunirnos con él para realizar adecuadamente nuestro trabajo. Al fin de cuentas, ellos son los novios y no tú Donna.
Por lo que debería dejarme hacer mi trabajo.
— Usted será la organizadora, pero yo debo darle el visto bueno a todo. Quiero que todo salga perfecto. No quiero errores.
— No los habrá. Pero también me interesa saber los gustos de la novia y hasta ahora no he tenido el placer de escucharla. Si no le importa, deje que opine algo.
— No eres nadie para venir a darme lecciones. — Donna se para enfrente mía, ambas nos desafiamos con la mirada. Siento demasiada rabia por dentro como para querer golpearla.
— Disculpe Donna, es que Patricia habla demasiado. Hasta ahora creo que nos estamos esforzando para que su hija tenga una boda envidiable. — Anne interviene poniendo paz entre nosotras.
— Eso espero. Confío en tí Anne, pero en Patricia...— Uy, uy. Verás ésta.
— ¿Qué tiene conmigo? ¿Acaso no le gusta mi trabajo? — Si callo reviento.
— Dele las gracias a su amiga por que sigan aquí. — A qué le golpeo con la copa de vino en el moño ese que lleva.
— Confío en mis capacidades de realizar mi trabajo. Además, no cobro por lo que hago, más bien cobro por lo que sé, y por que el cliente no sabe hacer.
— ¿Cómo se atreve hablarme así? — La cosa entre Donna y yo va a más. Tanto como tener que intervenir Alexis y con la ayuda de Anne salir del salón hacia el jardín, donde a solas Anne comienza de nuevo a echarme la culpa de todo.
Molesta me marcho hacia mi habitación donde minutos después aparece Corina.
De nuevo vuelve a disculparse, al parecer su madre no quiere que siga haciéndome cargo de los preparativos de la boda.
Según me cuenta Corina ha sacado la cara por mí y le ha pedido a su madre el favor de quedarnos hasta terminar.
No sé si agradecerle el detalle o enfadarme más por tener que continuar con esta maldita boda.
Al parecer las cosas no están muy bien entre Anne y yo después de lo ocurrido anoche en la cena..
Su cara sería y tratando de evitarme todo el día confirman mis sospechas. Y claro que me duele su indiferencia hacia mí.
Por eso, después de tener que soportar su actitud durante varios días, decido tomar la decisión de irme a Luxemburgo.
— ¿Qué haces Patricia? — Vaya al fin se da cuenta mi amiga de que existo.
— Empacando. Me voy a Luxemburgo. Al parecer a la primera dama no le gusta mi trabajo y mi socia y amiga pasa de mí. Entonces me pregunto que hago aquí. Tenemos más proyectos que atender.
— Paty, debemos de hablar. — Por su manera de darme la espalda creo que no me va dar una buena noticia que digamos.
— Tú dirás. — Me cruzo de brazos esperando impaciente lo que me tenga que decir.
— He hablado con Donna, y al parecer no quiere que continúes con lo preparativos de la boda.
— ¿Y tú qué quieres? — Pregunto molesta.
— Sabes que esta boda es muy importante para nosotras. Nos abriría muchas puertas.
— Te recuerdo que llevamos años dedicándonos a este trabajo. No necesitamos que nos pongan una medalla por haber organizado la boda de la hija del presidente de Italia.
— Paty, deja de decir estupideces. Esta es una gran oportunidad para nuestro negocio y no quiero que la eches a estropear porque quieras ir de defensora del pueblo. No te metas donde no te llaman y haz tú trabajo. ¿Tanto te cuesta mantener tú boca cerrada? — Me gustaría decirle muchas cosas a mi amiga, pero prefiero calmarme y no responder.
Me ha dolido sus palabras, al parecer a ella lo que más le interesa es poder presumir de su buena reputación sin importar las consecuencias de nuestra amistad.
Muevo mi cabeza ambos lados y me marcho, necesito estar sola para pensar.
Salgo a la calle y comienzo ha caminar sin rumbo.
Hablo con mi madre contándole lo sucedido. Ella me aconseja y me brinda su amor a través del teléfono.
Terminada la llamada con mi madre, hablo con Alexis quedando en comer juntos.
Vaya al menos alguien me considera su amiga.
Al llegar al restaurante veo a Alexis con varias personas.
A veces pienso que este hombre está más solicitado que el cartón del bingo.
Me quedo parada algunos metros de distancia de donde está reunido Alexis sin saber qué hacer exactamente.
Cuando Alexis me ve, me hace una señal para que vaya hasta él.
Me sitio en mitad de una pareja, Alexis me presenta a todas las personas para acto seguido ir a comer.
Durante la comida no me encuentro con ganas de participar en la conversación a pesar del esfuerzo que hace Alexis por hacerme de traductor y hacerme sentir bien.
Nada más terminar la comida los conocidos de Alexis se marchan quedando él y yo solos.
— Patricia, ¿Ocurre algo? Te noto algo triste, dime qué ha ocurrido para que tú sonrisa se haya apagado. — Con cariño me coge de mi mano.
Por favor Alexis no me hagas esto que terminaré por llorar y no quiero mostrar mi punto débil.
Comienzo a contarle lo sucedido con Anne, él me escucha con atención y al terminar me aconseja hablar con Anne y terminar mi trabajo.
En ese momento me avisa que debe marcharse por unos días a España para visitar a su hermana.
Al escuchar que me deja, siento como mi corazón late lentamente.
Me estaba acostumbrado a su cercanía, que si me deja sola es como si se llevase algo de mí.
Guardo para mí mis sentimientos, sonriendo y fingiendo ser la mejor amiga del mundo cuando en verdad lo que más deseo es poder expresarle lo mucho que lo amo y nada me haría más feliz que estar juntos.
Al parecer, esto tan profundo y hermoso que siento solo quedará guardando en mi carpeta al fondo a mano izquierda de mi pecho.
Paso el resto de la tarde con Alexis, vamos a pasear llevándome al centro de Milán para hacer algunas compras en el Quadrilatero d'Oro.
Al salir de compras me lleva a comer un rico helado, o como le dicen un gelato en Grom. Y para terminar el día Alexis me sorprende llevándome a cenar a la luz de la velas en Brera.
La comida está riquísima, y la compañía de este maravilloso hombre es magnífica.
Percibo que hay mucha conexión entre nosotros, sino, no me explico porque no dejo de sonreír como una boba y mi pulso no baja sin contar el perreo que traen mis mariposas dentro de mi panza.
Noche perfecta, despedida terrible.
Alexis se marcha mañana mismo de viaje y no me ha dicho exactamente cuándo volverá.
Por un instante siento ganas de probar a qué saben sus besos. Miro a sus luceros claros y un pensamiento golpea mi mente.
Me despido de Alexis como lo hacen los amigos.
Aprovechando que es sábado y mañana no tenemos que trabajar, y como las cosas se han podido solucionar con mi amiga, le pido el favor de que me acompañe haya el club de strippers, sí o sí tengo que seguir con mi investigación, y ahora que Alexis se ha marchado de viaje, tengo que comprobar si realmente es el hombre enmascarado o no lo es.
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