ME DUELE, ME QUEMA, ME LASTIMAAAAAAAA😭
Se vuelve emo

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Llama Eterna

La tarde se desvanecía lentamente, tiñendo el cielo de tonos dorados y anaranjados que competían con el brillo del sol. Kyojuro Rengoku se encontraba en la cima de una colina, observando el horizonte mientras la brisa suave movía su cabello rubio y desordenado. Había algo en la calma de ese momento que lo hacía sentir en paz, a pesar de las luchas que siempre lo rodeaban.

—¿Te gusta el atardecer? —preguntaste, acercándote a él con una sonrisa.

Rengoku se volvió, su expresión iluminándose al verte.

—¡Es impresionante! —exclamó, su entusiasmo característico brillando en sus ojos—. Cada vez que miro el atardecer, me recuerda la importancia de seguir luchando. La vida es como este espectáculo, siempre hay que buscar la luz incluso en los momentos oscuros.

Te uniste a su lado, observando cómo el sol se hundía en el horizonte, dejando atrás un rastro de colores vibrantes. Habías admirado su pasión desde que lo conociste; la forma en que hablaba sobre su misión, su deseo de proteger a los demás y su inquebrantable determinación. Pero había algo más en él que te atraía profundamente, algo que iba más allá de su habilidad como cazador de demonios.

—Siempre tienes una manera poética de ver las cosas, Kyojuro —dijiste, inclinando la cabeza para mirarlo—. Pero no olvides que también puedes descansar.

Él se rió, una risa alegre y contagiosa.

—No puedo permitir que mis pensamientos se apaguen. Debo mantener la llama viva, por los que han caído y por aquellos que aún luchan.

Te sonrojaste un poco al escuchar sus palabras. La forma en que hablaba de sacrificio y lucha resonaba contigo, pero también sentías que había un espacio en su corazón reservado para algo más.

—¿Y si te dijera que hay algo más por lo que luchar? —le preguntaste, tu voz más suave, casi un susurro.

Kyojuro te miró con curiosidad, sus ojos brillando con interés.

—¿A qué te refieres?

Aprovechaste la oportunidad para dar un paso más cerca, el calor de su cuerpo era reconfortante.

—La vida no es solo una batalla. También hay amor, amistad… cosas que te llenan el alma.

Se quedó en silencio, su expresión cambiando a una mezcla de sorpresa y contemplación.

—¿Crees que el amor es una llama que arde con la misma intensidad que la batalla?

—Sí —respondí firmemente—. Y a veces, es esa llama lo que nos da la fuerza para seguir adelante.

Kyojuro sonrió, un brillo en sus ojos que parecía atravesar cualquier sombra que lo rodeara.

—Tienes razón. A veces, el amor puede ser la razón más poderosa para luchar.

Antes de que pudieras responder, se inclinó hacia ti, su mirada fija en la tuya. El mundo a su alrededor se desvaneció, y en ese instante, todo lo que importaba era el suave roce de sus labios. Fue un beso cálido, lleno de la promesa de lo que estaba por venir y de la conexión que habían cultivado.

Cuando se separó, ambos sonrieron, con el corazón latiendo con fuerza en el pecho.

—No puedo esperar a luchar a tu lado —dijo Kyojuro, su voz llena de emoción—. No solo por el deber, sino por el deseo de proteger lo que amamos.

Sentiste que una chispa de alegría encendía en tu interior. La vida con Kyojuro Rengoku sería una aventura, llena de batallas y momentos de calma, de luz y sombras. Pero sobre todo, sabías que sería un viaje en el que el amor sería su llama eterna, iluminando su camino en cada paso que dieran juntos.