_Solo te vas y ya_ pronunció el Stiles de forma dolida_ necesito una razón, necesito saber por qué, necesito saber que no soy el del problema Lydia, necesito saber que no es mi culpa, por favor_ imploró Stiles.

_Lo siento Stiles, pero lo tengo que hacer_ dijo la pelirroja con un gran nudo en la garganta, pero que no estaba dispuesta a dejar salir. Tomó sus cosas y se marchó sin voltear atrás.

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_Otra vez no_ pronunció el castaño con un fuerte dolor en su pecho y las lágrimas empañando su mirada. Su lobo ya no estaba.

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Aquel hermoso cabello se había teñido de un hermoso platinado. Los pasos eran lentos. El atractivo hombre pálido tomaba con un poco de fuerza la mano de aquel que había sido el gran amor de su padre, su amor perfecto, el amor de su vida.

_Estaré bien_ pronunció de manera tranquila_ estaré bien_ volvió a decir.

Stiles cerró sus ojos de forma lenta, mientras sus labios tiraban un poco, mostrando una gran apacibilidad.

_Gracias por amar a mi padre y hacer lo mismo conmigo_ fue lo último que escuchó Stiles.

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_Para ti_ dijo el hombre que había extrañado durante tantos años desde aquel sacrificio.

_Son hermosos_ respondió Stiles tomando fuertemente aquellos armoniosos tulipanes.

No sabían donde estaban, pero eso no importaba. Ellos estaban juntos, como siempre debió ser.