Después de que su piel se adornaba con aquel tatuaje de forma permanente, una liberadora sonrisa se dibujó en su rostro. Era la primera vez que desobedecía su madre. Se sentía tan bien. Ahora correspondía el segundo paso. No fue un gran cambio. Había perdido la virginidad con un hombre unos veinte años mayor que él. Tuvo cierto miedo cuando su hermano advirtió de los vínculos que se podía generar al tener relaciones, pero no pasó y en el fondo deseaba ello. 

Deseaba generar un fuerte vínculo con ese tipo, deseaba sentir algo, pero desgraciadamente no fue así. Más hombres llegaron a su vida, hasta una hermosa chica, pero nadie pudo tomar ese frío corazón y embriagarlo en la dulzura del amor. Su familia era un total asco, su padre era un degenerado sexual que había lastimado a su hermana mayor y su madre, en lugar de defender y proteger a su hermana, la insultó y fue ahí que a los 8 años Wade supo que la vida no iba a ser como se mostraba en esos programas. 

A los 10 años llegó su turno de ser lastimado. El hermano de su padre había aprovechado para meter su mano dentro de sus pantaloncillos y tocar sus partes y en otras ocasiones solía restregar su miembro con su pequeña pelvis. Era algo realmente asqueroso. Su vida era asquerosa. Los años pasaban y su familia seguía aparentando, ya que su padre era la única fuente de ingresos, bueno eso era lo que siempre su madre solía decir, entonces Wade y sus hermanos debían callar.Wade siempre intentó ser el mejor hijo, anhelaba realmente que su madre lo viese con amor, que lo abrazase, que le diera un pequeño beso y palabras bonitas, pero no fue así. Nunca fue así. 

Él sospechaba que su madre no lo amaba y a sus 20 años lo supo, era muy diferente sospecharlo a que su propia madre se lo dijera. Ella nunca quiso ser madre, solo fue obligada por su padre. Joder. A sus 25 años seguía viendo como su madre seguí sumisa ante el degenerado de su padre. Él seguía deseando el amor de su madre, un abrazo de ella. Los próximos años siguieron doliendo, aún deseaba aquel amor que le fue negado. Wade intentó entregar su corazón, pero cuando se marchaban descubría que nadie lograba hacerlo sentir algo. 

Pronto vendría un mes que odiaba y él no necesitaba mentir. No era una fecha que le pareciese ridícula, él deseaba lo mismo. Deseaba amor, deseaba que alguien realmente se quedase. Que no solo quisiera acostarse con él. Deseaba amor. Deseaba aquello que no pudo tener nunca, pero sabía que no era sí. Que llegaría nuevamente un 14 de febrero y él estaría solo, llorando, abrazando aquella almohada, deseando que esa fuese su madre. Deseando que su madre le hubiera enseñado a amar, que su familia lo hubiese amado. Que alguien lo hubiese amado, deseando que el 14 de febrero no fuese un día gris. 

14 de febrero

Pequeños toquecitos en la puerta se escucharon. Tiró la almohada fuera de la cama y se dirigió a la puerta, no tenía ganas de lidiar con nadie. Abrió la puerta y no había nadie ahí, su mirada se dirigió hacia abajo y vio una pequeña maceta con un pequeño Tulipán, con una rosa nota, al igual que el tulipán. 

 Feliz San Valentín, Peter. 

 Y el día se volvió rosa y las mariposas revolotearon en su estómago y por primera vez sintió algo, algo desconocido, pero la sensación provocaba que su corazón se acelerara un poco.