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Cámara Rapida

Nota:
Este capítulo contiene material adulto, por lo cual, continúe bajo su precaución. Si desean continuar, espero que disfruten este capitulo!

— ¡Ahhh! — Exclamé con fuerza, sintiendo como mi cabellera sufrió un tirón por parte de mi madre, la cual se encontraba peinando mi pelo rápidamente, teniendo un pequeño conflicto en contra de los nudos de mi cabello de color cenizo

— ¡Vamos, no seas llorona, Hija! — Dijo mientras continuaba peinandome con ánimo, sus manos yendo de manera rápida pero optimista.

Apenas le había dado la noticia de que quería asistir a la fiesta de Jetta, mi madre dejó los platos como si nada en el lavadero, y con un optimismo jamás antes visto me llevó a su habitación, empezando a peinarme mientras me encontraba sobre su cama que era un poco alta para mi gusto. Las paredes de su cuarto eran de color blanco, parecía que mi madre era... Fanática, de aquel color.

Había una televisión de gran tamaño sostenida en una de las esquinas de la habitación, una gran mesa que se encontraba hacia el frente de la cama, los utensilios de mi madre reposaban sobre la misma tranquilamente, desodorantes, fotos de nosotras, peines y perfumes se encontraban allí. Mi madre parecían gustarle bastantes, mantenía su cuarto siempre arreglado y limpio casi sin esfuerzo, sin embargo era algo que admiraba por parte de ella, ya que también lo hacía sin mucho problema.

Mire a los vestidos que había dejado encima de la cama, mi madre los había arrojado allí sin mayor cuidado, por lo cual tomé uno del gancho, levantando la prenda y admirandola con una mirada curiosa.

— ¿Madre? — Pregunté con curiosidad, sin embargo ella no se preocuparía demasiado por parar su tarea, por lo cual seguí con mi pregunta — Entonces... ¿Cuál uso? — Aquellos vestidos ya eran más que familiares para mí. Solía ir a varios concursos de la escuela, algunos concursos de matemáticas así como pequeños viajes escolares, mi graduación, cuando mi madre tenía que ir a algún evento formal conmigo, iría con aquellas prendas. Eran vestidos simples, uno blanco y uno negro sin muchas características, sin embargo funcionaba.

Y eso era algo que realmente agradaba, tan solo que funcionase, sin embargo mi madre no parecía querer tomar esa ruta.

Soltó una pequeña risa burlona.

— ¿Crees que iras con eso? — Se mantenía cepillando, mi pelo parecía ya estar en orden, por lo cuál mi madre se levantó de la cama mientras negaba con la cabeza,yendo hacia la pared en la cual se encontraba un ropero casi igual al mío, pero sin los ganchos en el suelo y ropa arrugada en el suelo, en su lugar se encontraban dividas las prendas cuidadosamente por secciones, tacones y los zapatos por pares se encontraban en el suelo, ella entonces buscó por la parte de la izquierda del ropero, sonriendo mientras sacaba un vestido más...

¿Elegante? ¿Femenino? Era un vestido de color blanco (De nuevo) tenía rayas de un color negro suave sin que destacará demasiado de entre los dos colores, poniéndolo sobre la cama mientras seguía buscando más y más ropa.

— Esos vestidos no se ven como que vas a una fiesta. Parecen de funeral — Dijo con una risa algo fuerte, arrojando un chaleco de color negro a la cama así como una bufanda de color verde con rayas blancas — Vas a una fiesta y quiero que mi hija se vea... ¡Perfecta! — Dijo con felicidad, finalizando mientras sacaba unos zapatos con pequeños tacones que no eran demasiado altos.

— ¿De dónde sacaste todo esto? — Pregunté, parandome mientras tocaba mi pelo con delicadeza, la diferencia en cuanto a la sensación siendo más que obvia con la sensación suave y gentil que ahora estaba sobre mis dedos — Esto no es tuyo, jamás te he visto usar algo así... — pregunté, viéndole con los ojos ligeramente entrecerrados con de manera sospechosa — Acaso... — Hice una pausa, mi madre cerrando el closet y suspirando antes de sonreír y asentir. Parecía mucho, mucho más feliz de lo que yo creí que estaría, de manera casi exagerada diría yo.

— Si — Asintió, dejando un perfume así como otros utensilios más vanidosos (Por así llamarle) sobre la cama — Me aburro en casa. No digo que quiera volver a dispararle a la gente, misiones todos los días y arena en los zapatos... ¡Pero quiero hacer algo! Así que fui de compras varias, varias veces mientras estabas en la escuela. Compre muchas cosas, no sabes cuanto estuve esperando el que las usaras, Lucy — Dijo antes de asentir y abrazarme con fuerza sin que pudiese reaccionar, sacándome una pequeña risita — Puede sonar exagerado pero... Estoy aliviada, muy aliviada — Dijo sosteniendome con mucha más fuerza, lo cual imite antes de suspirar.

— Tan solo una vez, madre, tranquila... — Le di unas palmadas en el hombro para reír después — Por esta vez. ¿Si? — Ella asintió con la cabeza, haciéndose hacia atrás, tomando el vestido y las demás prendas sobre sus manos, pasándome la ropa con una sonrisa.

— ¡Yo me encargaré del resto! — La dama de pelo cenizo se sentó sobre la cama, tomando entre sus manos los perfumes y demás utensilios como labiales y demás. Ladeando la cabeza hacia el lado me vio con curiosidad, aquellos ojos azules clavandose sobre los míos con rapideza — ¿Que esperas? Se hace tarde. A menos que quieras que me encargue de todo... ¡Como cuando eras niña! — Exclamó, enrojeciendome un poco mientras ella hablaba sin preocupaciones — Me acuerdo cuando estabas toda chiquita y te vestía, awwww... ¿Recuerdas cuando —

— ¡M-Madre! — Le dije con fuerza, dándome vuelta y caminando por el pasillo de madera hasta el baño, cerrando la puerta detrás mío con seguro. Me recargue sobre la puerta, suspirando antes de sonreír.

Le gustaba recordar cosas que me hacían sentir vergüenza. Más que vergüenza, sin embargo esto no significaba que no lo apreciará, su manera de cuidarme, incluso su manera de alegrarse por verme salir...

Realmente era perfecta.

Pocos minutos después salí del baño, entrando al cuarto con mejillas enrojecidas, entrando al cuarto en el cual mi madre se encontraba sentada en el costado de la cama.

— ¿Como me veo...? — Pregunté, bajando un poco de mi cabeza con pena, mi madre voltearia a verme con una gran sonrisa, abriendo sus ojos con sorpresa antes de tomarme de los hombros y colocarme frente de la cama, encima de él mueble donde estaban sus labiales se encontraba un gran espejo en el cual se reflejaba mi imagen.

— Creo que te lo pregunto a ti, Estrellita — Dijo mientras me tomaba de los hombros por encima de mi hombro derecho, sonriendo mientras miraba la manera en la que vestía.

Estaba usando el vestido con aquellas rayas que apenas eran opacas, pero certeramente notorias de manera vertical sobre el mismo, los bordes de la parte de abajo eran circulares con pequeños agujeros redondos que llegaba por encima de la rodilla, incluso me mantenía siguiendo aquella regla de la escuela que había dejado apenas hace unas horas.

Por encima del vestido se tenía puesto el chaleco negro, este chaleco tenía 3 botones grises con el cual se cerraba, sin embargo en mi caso se encontraba abierto, una pequeña línea de color blanco estaba al borde de la manga tanto en el lado izquierdo como derecho, un par de botones grises que mantenían las mangas cerradas se notaban en ambos lados.

La bufanda de color verde claro se encontraba sobre mi cuello cuidadosamente "Enredada" sobre mi cuello, uno de los extremos colgaba por mi hombro izquierdo también.

Tenía puesto los zapatos de color negro con tacones que mi madre me había dado, agradecía que no eran demasiado altos, incluso si sabía que me cansaría eventualmente creía que podría usarlos por al menos un poco de tiempo.

Finalmente, tenía puestas unas mallas de color negro que quedaban perfectas con el vestido.

— Se ve... Genial, madre. — Dije con una pequeña pausa, moviendo mi cuerpo para ponerme de perfil, intentando apreciar un poco más mi vestimenta. Debía realmente de agradecerle a mi madre, no podía estar más que... Feliz. Simplemente feliz.

No solía ser alguien que le diese demasiada importancia. Pero incluso si fuera tan solo por este día y para una pequeña fiesta, se sentía como un... Avance.

— ¡Te ves hermosa! — Mi madre entonces se volteó para tomar un perfume, dejando los labiales y demás en la cama, mi madre haciendo unos pucheros — No sabes como quiero maquillarte y hacer tantas cosas... Pero poco a poco. Por ahora, con esto basta — Dijo mientras tomaba un pequeño perfume con un vidrio de color naranja, disparando hacia mí cuello un par de veces mientras levantaba mi rostro. El ambiente era callado, sin embargo no podía no sonreír ante lo que pasaba.

Colocó más perfume un par de veces por enfrente mío, sin embargo no era de manera excesiva, al oler el perfume sonreí, el olor era demasiado familiar para este punto.

— Durazno — Dije bajando el cuello, pasando mi pelo detrás de mi espalda antes de levantarme para ver a mi madre de nuevo, la cual asintió.

— Siempre lo uso, ¿recuerdas? — Río suavemente, cubriendo el perfume antes de dejarlo en un pequeño cajón donde se mantenía solo, cerrando el cajón con delicadeza.

— Más de lo que crees. ¿Sabes cuanto tuve que desvelarme para hacer tarea? Y luego mi jefe... — Dije suspirando — Pero valió la pena. Realmente valió la pena. — Suspiré, recordando el esfuerzo que me tomó el regalarle aquel perfume que ahora yo me encontraba usando

— Tómalo como un pequeño... Amuleto. En verdad, me alegra tanto el verte... Vestida así... — Dijo, sus ojos se cristalizaban un poco lo cual me hizo reír suavemente, negando con la cabeza.

— No No, vamos, madre. No puedes llorar ahora. ¿Como se supone que me pueda ir contigo de dramática? — Dije poniendo mis brazos sobre mi cintura, sonriendo antes de que ella se limpiará las lágrimas

— Si, si... Lo siento, solo... Diviértete. ¿Si? — Suspiró al decir sus palabras, sonriendo al hablar mientras yo le asentí

— Claro, madre, Vendré pronto — Dije con optimismo ante las palabras de ella.

De cierta manera, podía entender los sentimientos de la dama de pelo cenizo, de cierta manera incluso si era tan solo por unos minutos se sentía como más que tan solo eso, pasábamos casi todos los días juntos, incluso el sentir hacerle feliz de esta manera, siguiendo lo que me pidió de intentar salir con amigos y demás... No podía evitar sonreír al verle así de feliz.

— Bueno bueno, llámame pronto, ¡C-cuando puedas! — Dijo con un tartamudeo, lo cual provocó una risita mía. No podía evitar sorprenderme al verle ligeramente nerviosa, buscando entre los cajones para sacar aquella billetera que ha estaba más que dañada y vieja, sacando un billete de 20 euros pasándome aquel billete rápidamente mientras seguía buscando — No se si lo necesites... ¡Pero por si las dudas! Si necesitas un taxi y demás o algo te pasa, comida... — Entonces saco unas pequeñas pastillas de color blanco redondas, poniéndolas sobre mi mano mientras cerraba su cajón de cachivaches que parecía guardar — ¡Por cualquier dolor de cabeza! ¡Ya sabes, tienes que tomar con precaución, no te pases mucho porque uno nunca sabe que puede pasar, te va a doler la cabeza horrible y toma muchísima mucha agua! — Dijo con un tono de voz rápido y fuerte, casi paniqueada lo cual me parecía cómico, guardando el dinero dentro de él bolsillo exterior de la chaqueta.

Mi madre entonces dejó de buscar, rápidamente dando unos pasos hacia mí para sostenerme con fuerza de nuevo

— En verdad, cuidate. Cualquier cosa créeme que estaré atenta al teléfono y... — Dijo tomando una pequeña bocanada de aire, exhalando poco después — Diviértete. Mucho. — Dijo mientras besaba mi frente.

— Ay madre... — Suspiré con una gran sonrisa — Si, madre. Estaré aquí pronto, confía en mi. — Dije mientras me alejaba ligeramente de ella. Fuera de la puerta de la habitación donde ella se quedó parada, viéndome con una sonrisa que parecía nostálgica – Gracias — Hice una pequeña pausa antes de despedirme — Te amo, madre —

— Y yo a ti... Estrellita — Dijo despidiéndose con su mano.

Entonces abrí la puerta que llevaba hacia afuera, se podían ver pequeños copos de nieve que caían, la nieve lentamente se apilaba por fuera de la casa, cerrando la puerta detrás mío para sonreír.

Hoy sería diferente. Lo haría por ella.

***

Llevaba ya un poco caminando por la acera, el frío de la noche era algo a lo cual ya me acostumbraba después de tanto tiempo viviendo en este clima. Al estar a unas pocas calles de la casa de Jetta pude escuchar música a lo lejos, al escucharla fue que suspiré, sintiéndome... Nerviosa ante la idea de estar a punto de llegar.

Respiraba por dentro de mi bufanda, podía ver ese pequeño vapor que salía por mi respiración que siempre me encantaba hacer a la hora de caminar por el frío, adoraba la sensación de calor que me otorgaba la bufanda, al contrario de las mallas que usaba para la parte inferior de mi atuendo, mientras me encontraba tan concentrada en el vapor de mi respiración fue que noté la casa de Jetta que era una vista ya más que familiar para mi. Había estado allí ya un par de veces, recordaba como solíamos sentarnos a la orilla de la piscina que ella tenía.

La casa de Jetta era bastante grande, El techo era un techo completamente plano de forma irregular, tenía una cocina más que grande y varios cuartos. Tal vez demasiados cuartos como para el bien de una fiesta de jóvenes, o más bien, adultos jóvenes.

Al llegar a el portón de metal coloreado de verde fue que me asomé por unos momentos a través de las mismas barras que revelaban la pequeña "Fiesta" si es que así se le podía llamar a la pequeña guerra campal que parecía suceder dentro de la casa.

Había música fuerte y las luces que usualmente iluminaban la casa estaban apagadas, en vez de ello habían luces de colores rojos, verdes, morados y muchos más que tan solo aquellos que se movían frenéticamente. Parecía que esas luces las habían traído los demás chicos intentando dar un ambiente más alocado.

Se podía observar como el agua de la piscina azul salpicaba salvajemente, incluso pude notar como un chico saltaría de un piso de la casa hacia la piscina, al caer todo mundo brincó y gritó con emoción, aquella acción haciéndome tragar saliva.

... ¿Realmente quería estar aquí?

Se veía demasiado salvaje, la música era fuerte y realmente no era de mi agrado, tan solo un tipo de música electrónica que era demasiado fuerte para mis oídos. Al pensarlo bien, me di la media vuelta para dar un paso. No quería entrar, no quería saber que pasaría si lo hiciese.

— ¡Lucy! — Se escucho detrás de mí espalda detrás del portón, reconocí esa voz al instante. Suspiré de manera decepcionada.

Jetta no me dejaría escapar, ¿Cierto?

Me volteé para verle, viendo a la chica de pelo rubio y piel pálida, la cual vestía un pantalón negro, la parte de arriba completamente cubierta por una chamarra de color negro que se veía demasiado grande para ella, se veía extraña, sin embargo conocía el motivo.

— ¿Veo que Braam ha llegado ya, eh? — Pregunté mientras la chica sonreía de manera juguetona, su cuerpo balanceándose hacia adelante mientras abrazaba la chamarra gruesa de color negro que ahora parecía estar usando

— ¿Creíste que no lo invitaría? ¡Fue de los primeros en llegar y me prestó su chamarra! — La chica parecía demasiado entusiasmada. Braam, el famoso chico de la chamarra gruesa era un chico de pelo negro con lentes oscuros, era el novio de Jetta.

Ambos se habían conocido mientras trabajábamos en la escuela, enamorándose poco tiempo después. Apoyaba realmente su relación, el era un buen chico, sin embargo parecía enloquecer apenas se encontraba con sus amigos un poco más problemáticos lo cual me parecía extraño, pero Jetta no parecía ni pensar en ello.

— Pero deja eso... ¡Viniste! — Exclamó, con un brinco colocándose enfrente mio mientras me abraza, el aire frío de la acera podía sentirse, pequeños copos de nieve cayendo sobre nosotros mientras devolvía el gesto, intentando no perder el equilibrio sobre mis pequeños tacones — Ni siquiera sabía si llegarías a la graduación, pero el verte aquí... Eso va para los libros de historia — Dijo mientras se despegaba de nuestro abrazo, sus brazos tomándome de los hombros para analizar por completo mi cuerpo, viéndome de pies a cabeza con una expresión sorprendida — Pero oye, bebé... Te ves... ¡Hermosa! — exclamó mientras alzaba los brazos de manera energética, aquella chica viéndose demasiado hiperactiva, aún más de lo que era normal.

Me sonroje ante la manera en la que hablaba sobre mi vestuario, creo que era algo que me hacía sentir demasiado bien conmigo misma, siendo de las primeras veces que lo decían de manera honesta y no tan solo una manera de saludar con tan solo un "Te ves bien"

— ¿Crees? Estoy intentando algo... Nuevo — Hice una pequeña pausa, la chica asintiendo muchas veces en cadena

— Te ves maravillosa, me encanta esa bufanda, el vestido... ¿Quién diría que eras toda una genio del estilo? — Preguntó de manera retórica — Me encanta esto de las cosas nuevas, saliendo de casa para nuestra fiesta, la vestimenta... ¡Sigamos con todo esto! — La chica me tomo de la mano izquierda, llevándome a través del portón con paso apresurado

— ¡E-Espera! ¡Jetta! — Dije mientras la seguía con paso tonto, a cada paso sentía que estaba más que cerca de tropezar de manera embarazosa

— Tranquila, Lucy, Cosas nuevas cosas nuevas — Con un gesto de su mano apuntaría hacia adelante, de entre todo el caos destacaría una mesa en la que se encontraba una mesa con otras tres chicas que me costaba reconocer — Allí estamos las demás. ¡Vamos a divertirnos! — Me llevaba con paso rápido, avanzando de entre las personas que rodeaban todo el lugar, habían chicos en el jardín de la casa jugando con un balón, sin embargo aquel pequeño partido inocente de fútbol se vería más que contrastado mientras más nos acercábamos a las luces que parpadeaban de manera alocada así como la música que se hacía cada vez más difícil de ignorar.

En las mesas habían botellas de licor de manera que parecían hasta presumirlo. Cristales de color café, negro, blanco, licores que venían en botellas pequeñas, limones, vasos circulares con grandes cantidades de hielo en ellos. Podía distinguir a varias de las personas, sin embargo no era muy cercana a ellos aparte de Jetta y las demás que se encontraban sentadas. Chicos altos que solo conocía por su pasión a los deportes, algunas chicas que venían vestidas de maneras que revelaban un poco más de sus cuerpos que parecían ignorar la nieve que caía suavemente y el frío de la noche junto al viento.

Poco a poco me daba cuenta que era un lugar más que caótico, sin embargo no había más que hacer que el esperar a que el tiempo pasase.

— ¡Listo! — Exclamó con fuerza Jetta, su voz apenas podía escucharla frente al ruido de agua salpicando, gritos y música con un volumen un poco demasiado alto, lo suficiente como para preguntarme como era que los vecinos todavía no se quejaban, o tal vez lo habían hecho, pero no parecía importarles — ¡Siéntate y relajate! — Dijo mientras hacía gestos para que tomará asiento en aquella silla de metal pintada de verde. Volteé a ver a las demás chicas que me sonreían.

— ¡Lucy! — Gritaba Yanika, una chica de pelo corto de color castaño, su pelo apenas le llegaba a los hombros y su piel era un poco más oscura, algo que destacaba de entre el usual estilo que todas las chicas holandesas parecían poseer.

Yanika se volteó para ver a Samantha, la cual suspiró.

— Tu ganas — Dijo, dándole unos 10 euros mientras suspiraba — Todos ganamos, teóricamente. Me alegro que llegaras, de verdad, pero mi cartera no — La chica estaba recostada de manera relajada sobre la silla, se encogió de hombros de manera ambivalente.

Sus acciones provocaron que soltara una carcajada, el pensar que entre las dos apostaron sobre mi llegada me parecía algo más que tan solo cómico. Samantha era una chica relajada, con una capacidad que me parecía sorprendente para hacer amigos. Si piel era oscura, su pelo era una cabellera bien cuidada, su pelo café reposaba a sobre su espalda, sin embargo no llegaba a más de un cuarto de su espalda. La conocí apenas entre a la preparatoria, ella era la chica nueva que estaba en un íntercambio desde Estados Unidos, me sentaba al lado de ella y... Fue de las primeras personas que no preguntó sobre mi particular piel.

Pocos días después me introdujo a las demás, solíamos pasar el tiempo juntas, lo suficiente como para jamás separarme de ellas, incluso si no llegué a conocer a más que tan solo un par de personas que no eran más que conocidos, estaba feliz con ellas.

Ambas vestían de manera igual. De hecho, de manera sencilla, algo que apreciaba y hacía de la misma manera, sin embargo esta vez yo sería la que destacaría de entre ellas.

Samantha utilizaba una camisa de cuadros naranja con un pantalón de mezclilla azul oscuro.

Yanika, por su parte, estaría utilizando una blusa de color blanco que descubría la parte inferior de su abdomen, tan sólo cubriendo la parte superior de su torso mientras usaba un pequeño chaleco de color café por encima de la misma, su pantalón negro como el de Jetta haciendo un juego de colores oscuros.

— No quiero atraer a ningún hombre — Dijo Samantha, dejando su postura relajada para inclinarse sobre la mesa, acercándose para analizarme — Sin embargo... ¿Que es lo que tu quieres? — Dijo, provocando la risa de las demás chicas así como mi sonrojo.

— Te ves tierna, Lucy. ¿Acaso quieres que se te acerquen a coquetear? No me quejo, te queda... Wow — Yanika se inclinaría por sobre la mesa, recostando su cabeza sobre su mano.

— N-No, mi madre... Ella quería que usase esto. Es un poco... Extraño — Samantha sonrió con dulzura, dándome una pequeña palmadita en el hombro. Estas acciones me hicieron sonrojar, el pensar que ellas me veían con esos ojos que creían que coquetería con alguien, cosa que era totalmente extraño para mí

— Tranquila, te ves hermosa, Lucy. Tal vez demasiado bien tomando en cuenta a los demás.— Dijo de manera sarcástica viendo hacia la piscina donde más que una docena de chicos estarían allí, el tan solo imaginarme el frío del agua me hizo estremecer visiblemente. Parecía tortura para mi.

— ¡Listo~! — Escuche a Jetta canturrear detrás mío con paso apresurado, dejando unas 8 latas de aluminio sobre la mesa, cada una con vasos azules desechables de plástico sobre las mismas — Vamos, tienen edad... ¿No? — Preguntó, para este punto era obvio lo que era, poniéndome nerviosa

— Es... A-Alco —

— ¡Alcohol! — Exclamó Yanika, la cual rápidamente se incorporaría para tomar de las latas con entusiasmo, Samantha con una risa poco después seguiría la acción de manera más calmada así como Jetta, sin embargo yo no lo haría. Sabía que ellas habían tomado un par de veces desde que habían cumplido la mayoría de edad, sin embargo yo antes jamás lo había hecho.

— Vamos, Lucy — Dijo Jetta mientras acercaba su silla a la mía, con su mano derecha tomaría la lata y la pondría directamente en frente mío mientras reposaba sobre la mesa, Samantha la acercaría lo suficiente hasta que estaba a poco menos de un par de centímetros de mi.

— Te estamos esperando. ¿No te da curiosidad el probarlo? — Samantha jugaba con su lata, la punta de sus dedos bailando sobre la apertura de la misma.

— ¡Pero jamás lo he hecho! — Dije alejando ligeramente la lata de mi, mis mejillas enrojeciendose rápidamente — ¿Sabes cuantos accidentes pueden pasar? Y si me emborracho... — Las tres chicas rieron con fuerza, todas moviendo sus sillas hacia mi de manera que el escucharlas sobre la música era mucho más sencillo.

— Naaah — Yanika movía su mano hacia atrás con un gesto que reflejaba el que tan poco le importaba esa frase, su risa despreocupada contagiando a las otras chicas — Nosotras te cuidamos, sabemos controlarnos — Dijo con una risita, viendo a las demás.

— Claro, además, si te gusta tenemos mucho, mucho, mucho más! — La chica sonreía, alzando sus brazos al aire con una risa.

— ¿De dónde sacaron tanto alcohol? Algunos de ellos ni siquiera compraban los libros de la clase o los materiales para los proyectos... — Suspiré, recordando cuanto trabajaba de más en los trabajos en equipo, las palabras de las demás relajando mis nervios un poco

— Prioridades, querida, prioridades — Samantha puso la lata sobre mis manos, los vasos de plástico reposarian sobre la mesa sin tener algún tipo de uso — Por ahora relajate, vamos, no te hará daño — Las demás al oírle abrirían sus latas, yo seguí el paso de manera tonta, la bebida salpicando sobre mi unas cuantas gotas.

Acerque mi rostro para oler la bebida, un olor que era... Difícil de describir llegaría a mi nariz. Era agrio, definitivamente agrio. Lo suficiente como para que me costase un poco imaginarme el tomando algo así.

— ¿Preparada? — Preguntó Jetta de manera animada.

El vernos a todas juntas haciendo algo así me animo a asentir de manera un poco más tímida. Mi madre me había dicho que no había problema y su manera de hablar parecía convencerme, bueno, tal vez una vez no haría daño, o al menos eso quería creer.

— Si, tan solo... Vamos a divertirnos — Sonreí, todas con una risa fuerte hicieron lo mismo, claramente motivadas.

— ¡Entonces... Salud! — Diría Samantha incorporándose sobre la mesa, alzando su lata mientras las demás chocabamos la nuestra en celebración.

Algo nuevo no dolería de vez en cuando. ¿Cierto?

Me encontraba recostada sobre la mesa con los brazos recostados sobre la mesa, mis mejillas estaban completamente rojas y el mundo daba vueltas para mi.

El alzar la vista mostraría varias, demasiadas latas vacías sobre la mesa así como las sillas vacías de mis compañeras. Había intentado pararme un par de veces, sin embargo esto sería una tarea de proporciones bíblicas para mi.

No recordaba cuanto había tomado, lo poco que recordaba era yo hablando con las chicas, animandome a tomar más y más y después... No recordaba nada. Mi memoria estaba vacía como las latas de la mesa.

Samantha se había ido después de un par de bebidas, despidiéndose porque tenía trabajo al siguiente día.

Al voltear hacia la izquierda, pude ver a Yanika parada cerca de el borde de la piscina para poco después tropezar y caer en la piscina en medio de todos los que estaban allí, no quería ni imaginarme como sería eso.

Y en cuanto a Jetta... Braam había llegado hace poco, se despidió de mi para dejarme con Yanika, perdiéndose dentro de la casa con el chico, acaso...

Sacudí mi cabeza de lado a lado débilmente, intentando no pensar de más en lo que podría estar haciendo. Pero no podía quedarme aquí, no podía quedarme como un cadáver sobre la mesa, incluso si eso era darme demasiado crédito.

Con paso tonto me paré, reposando mis manos sobre la mesa de manera tonta, caminando alrededor de la mesa para ir al pasillo de la casa, buscando un lugar para descansar y llamar a mi madre, incluso si sería horrible el que me viera así... Era mejor que cualquier otra cosa que pudiese pasar. Maldita sea madre, ¿Porque tenías que ser tan convincente?

Deje de caminar con las manos sobre la mesa, al soltarla me empecé a tambalear casi al instante, mi mirada que daba vueltas y más vueltas intentaba guiarme, sin embargo fue tan bien como lo esperaba, llevándome a chocar contra una pared cercana a mi lado derecho.

Era... Humillante, por decir lo menos.

— Hey, dulzura — Se escucharía detrás mío, lo cual me llevó a dar una vuelta, reposando mi espalda sobre la pared para no tropezar de nuevo.

Detrás mío podría ver a un chico bastante alto, lo suficiente como para hacerme sentir minimizada de cierto modo. Su pelo era rubio y corto, demasiado en cierto punto, sus ojos se fijaban en mi mientras mantenía un vaso desechable igual a los que había traído Jetta sobre su mano, tomando un paso hacia el frente me vería con una sonrisa extraña.

— Te veo algo... Sola — Dijo, acercando su rostro al mío, con mi cabeza voltearía hacia la derecha, notando el alcohol en su aliento, incluso si yo no era un mejor ejemplo.

No le reconocía, no era alguien de mi clase, sin embargo me traía un mal presentimiento el estar cerca de él por demasiado tiempo.

— N-No, tengo... Algunos amigos... — Diría con una falta de concentración impresionante, tropezando torpemente entre la timidez y el alcohol.

— ¿Amigos? No te veo con nadie y pareces más que... Arruinada. Te ves linda... ¿Sabes? — preguntaría, con su mano áspera me tomaría de la barbilla, obligándome a verle, mis manos tomarían su brazo, intentando apartarlo de mi, pero el era mucho más fuerte que yo, el alcohol ni siquiera me dejaba resistirme aparte de murmurar palabras torpes que no podían entenderse — Podría guardarte compañia... —

— ¡Hey! — Se escucharía a la izquierda mía, la voz de una mujer venía del pasillo, llamando mi atención como le de el chico frente mio — Vamos, amigo, te dijo que no quiere esto — Podría distinguir a la chica poco después.

Era de figura esbelta, era una pelirroja de cabellera lacia que reposaba por el frente suyo, sobre sus labios reposaria un labial rojo. Usaría unos lentes redondos, cuyo armazón de metal era tan delgado que parecía como si fuese a romperse con el menor descuido

Finalmente, usaba una blusa de color rojo que descubría sus hombros, en la parte inferior utilizaría un pantalón negro simple así como el que Yalinka estaba utilizando, una decisión que parecía ser muy común esta noche. Sin embargo, no podía hacer más que agradecerle, parecía salvarme del chico que me tenía acorralada en contra de mi voluntad.

— Vamos, este no es tu problema, amiga. Vete, estamos en medio de algo... — Volteo a verme poco después con una sonrisa que me asustaba, alejando mi mirada tonta y perdida hacia la chica roja.

— Pues... No le veo muy interesada — Dio un par de pasos hacia el frente, colocando su mano derecha sobre el pecho cubierto del chico por una playera blanca sencilla — ¿O esto es lo que quieres? Vamos... Te ves como alguien con mejores estándares... — El chico detrás suyo gruñó, sin embargo no parecía tomar más acción agresiva hacia ella.

Negué con la cabeza. No quería pensar en acabar la noche al lado de este chico que me espanta a como no tenía ni idea. Podía sentir mis piernas débiles, aún mareada gracias al alcohol. Con que esto era estar borracha. ¿Eh? Algo que jamás pensé que haría. La vida es... Irónica.

La chica pelirroja río de manera irónica, su cabellera era de un color claro, sin embargo no podía decir que no le quedaba de manera apropiada, incluso era un poco más alta que yo, sin embargo... No me hacía sentir intimidada, al menos no ahora.

— Vamos. No puedes ni con chicas completamente borrachas. Suerte a la próxima, Campeón — Le dio una palmada en el hombro, el chico estaba a punto de responder, sin embargo poco después haría puños con sus manos tragando sus palabras.

No pude evitar el suspirar al ver esto, con alivio volteé a ver a la chica mientras con mis manos me apoyaba sobre la pared, se sentía que caería si dejaba de hacerlo.

— G-Gracias, es... Lo siento, solo..  — Intentaba encontrar palabras para agradecer, sin embargo no podía hacerlo, mi nerviosismo tomando lo mejor de mi. Sentía que el llamarle por su nombre

— Esta bien. Vamos, creo que deberíamos de protegernos entre mujeres. ¿Acaso no? — Dijo mientras reposaba su espalda sobre la pared a mi izquierda, riendo de manera irónica — Primera vez, ¿eh? Tranquila. El suelo dejará de girar en un rato. Probablemente ni siquiera recuerdes lo que pasó mañana — Dijo mientras me daba una palmada en el hombro izquierdo, podía jurar que mi cara estaba más caliente que el mismo sol, la chica seguiría hablando con optimismo, parecía que la pasaba bien.

Por el rabillo del ojo pude notar como con sus ojos me analizaba con un gesto curioso, de vez en cuando acercando bastante su rostro hacia mis prendas.

— Mira, para ser tu primera vez vas mejor de lo esperado. Debes de tomar agua, hará que mañana sea ligeramente sea más... Soportable. — Me tomo del brazo izquierdo, pasándolo por encima de sus hombros para que pudiese caminar sin mucha dificultad, agradeciendo su acción incluso si era algo... Incómodo.

— L-Lo siento, no quiero que tengas que cuidar de mi, es una fiesta y... — Pude formar una oración de manera decente después de ensayar un poco en mi cabeza, la chica negó con una expresión calmada.

— No pasa nada. Te reconozco, solías estar en los premios de la escuela. Te vi muchas veces y... Digamos que no me gustaría el ver a alguien como tu perder todo eso por culpa de un idiota — La chica siguió guiandome hasta que nos sentamos en la sala, al sentarme no pude evitar hablarle con curiosidad

— ¿Me reconoces? — Pregunté, mis manos colocándose a los costados de mi cabeza para intentar calmar mi mareo. La chica entonces regresaría después de unos segundos de breve ausencia con dos vasos de agua en mano, colocándolos frente mio, asintiendo con una sonrisa.

— Claro, creo que eras la que menos creía que vendría pero oye, aquí estás y... Lo que importa es que estas bien — Hizo una pequeña pausa, intentando evitar el tema mientras se recostaba sobre el sillón de manera relajada, sus gestos siempre siendo tranquilos y amables cuando trataba conmigo.

Con lentitud tomé el vaso de agua. Había olvidado lo que mi madre me había dicho sobre el agua y ahora que lo estaba haciendo... Se sentía mucho mejor que el alcohol. Tomé del vaso con ritmo lento, pero constante, tomándolo por completo poco después, dejándolo en la mesa del frente mio para tomar del otro. La chica sonrió, viéndome de manera juguetona con sus ojos azules claros como el cielo.

— ¿Mejor? — Preguntó mientras asentia ligeramente, dejando el vaso ahora vacío sobre la mesa — Deberías de tomar uno por cada vaso o lata que tomes pero... Bueno, digamos que probablemente estaríamos aquí un rato.

— N-no sabía. Realmente... Es la primera vez que lo hago y... — Dije con pausas, aun recostada sobre el sillón de manera tranquila — No recuerdo la mitad de lo que pasó... ¿Que hora es? — La pelirroja tomaría el celular de su bolsillo de en frente, colocándolo en frente mio, la pantalla con fondo de playa revelaría que eran las 2:30. Aproximadamente habían pasado 2 horas y media que no recordaba y que de seguro no quería recordar.

Tome el teléfono de mi bolsillo para ver la pantalla, sin embargo no veía mensajes de mi madre lo cual me parecía... Extraño. Suspirando lo guarde, pensando que tendría que estar bastante tiempo aquí.

— Ya no quiero estar aquí. Sabes? Creo que... — Dije con una pausa, poniendo mis dedos en mi sien, masajeando mi cabeza para ir calmando el mareo que ya bajaba de a poco, sin embargo mis pensamientos todavía se veían confundidos — No soy de fiestas... — La chica río mientras se paraba, estirando sus brazos hacia arriba para poco después tomar el vaso vacío de la mesa, alejándose por apenas unos segundos para rellenarlo de nuevo, poco después llevándolo al frente mío.

— Es normal, no pareces demasiado de este ambiente — Dijo pensando por unos segundos, una risita irónica vendría de sus labios, viéndome y hablando de manera un poco más callada — Puedo llevarte a descansar después de que acabes tu agua, que dices? Pará qué duermas y ya mañana podemos ver que hacemos para que vayas a tu hogar. ¿Que dices? — Dijo revisando su celular mientras esperaba mi respuesta.

Pensé un poco, sosteniendo el vaso con mis dos manos al frente mío, la parte superior del mismo reflejando las luces coloridas que pasaban de lado a lado.

De cierta manera... Éramos amigas. ¿No? Creía que las chicas se quedarían aquí como para poder cuidarme, pero aquí estaba, aunque no muy... Frustrada. Al menos sabía que de cierta manera podría confiar en la chica pelirroja que se encontraba al lado mío, incluso me salvo de un problema enorme, mi madre no vendría pronto y... No había mejor opción realmente.

— C-Claro, lo siento por las molestias... — Dije de manera nerviosa, apagando su teléfono ella me daría una palmada en la espalda, pareciendo optimista del resultado.

No podría ir mal, además...

¿Que podría pasar?


— E-Espera, e-esto... — Tropecé sobre mis palabras con nerviosismo, sintiendo como las suaves manos de la pelirroja de manera cuidadosa intentaban deslizarse por mis piernas, debajo de mi vestido.

Me encontraba sentada sobre las piernas de la chica a la orilla de su cama, mis piernas rodeando la cintura de la misma mientras mis brazos rodeaban su cuello.

Había saltado de la olla, tan solo para caer en el fuego.

Después de salir de la fiesta no pude resistirme a sus avances, los halagos, sus labios rojos suaves que rodeaban mi cuello, caricias lentas que ahora parecían escalar a algo más... Sin embargo, no podía rechazar a la pelirroja.

La chica paró por unos segundos. Ya no tenía la voz amigable y casual de la fiesta, en su lugar se encontraba una voz lenta y suave que susurraba cerca de mis oídos con delicadeza, sin embargo de manera que no me dejaba escapar de la misma.

— Sabes a alcohol, hueles a alcohol como no tienes idea — Dijo con una risa, la mano que intentaba pasarse más allá de mis piernas se separó, la chica poniéndola sobre mi mejilla — Sin embargo, incluso sin alcohol... No parece que quieras parar. ¿O si? — Dijo mientras se acercaba a mi oído, pude sentir como mordía de manera suave el lóbulo de mi oreja, aquella acción mandando a través de mi cuerpo un escalofrío como un rayo.

Me pegué más a ella, escondiendo mi rostro en su hombro de manera apenada. No podía decir que no me había seducido de manera casi profesional.

No podía decir que sus caricias me emocionaban y me hacían desear más.

Y mucho menos decir que sus labios no se sentían más que bien al besar mi cuello. Sin embargo... Se sentía incorrecto de cierta manera. No había pensado anteriormente en mujeres de esta manera, tal vez el alcohol estaba jugando trucos con mi mente, pero...

Me mantuve callada por unos segundos. Debía de intentarlo, ¿Acaso no? Quería experimentar un poco, quería saber cómo se sentía, y después de un pequeño silencio susurre débilmente en su oído, apenada y con mi rostro ardiendo casi tanto como mi cuerpo.

— S-Solo... Un poco... — Dije con torpeza, mi corazón latiendo fuertemente, la chica asintió, murmurando cerca de mí oído con suavidad.

— Claro, Dulzura~ — Canturreo, de cierta manera los halagos y apodos dulces que jamás había oído me emocionaban de manera que no había sentido antes. Me había debilitado ante sus avances.

Sus manos entonces exploraron mi cuerpo sin mucho problema por su parte, y mucho menos por la mía. Dejé de recostarme sobre su rostro, la chica mordería su labio suavemente, acercándose sin decir muchas palabras, de cierta manera, incluso si no los podía ver con detalle, sabía que esos ojos azules no me dejaba escapar al verme. Ella paró por unos segundos de manera expectante, como si hubiese algo que deseaba y... Realmente lo sabía.

No hubo palabras, sin embargo asentí, dejándome llevar por sus manos y el alcohol en mi sangre. Cerrando mis ojos lo sentí, los labios con maquillaje de la chica sobre los míos, se sentía... Emocionante. Casi intoxicante de manera casi adictiva, no me imaginaba de otra manera mi primer beso pero maldita sea, lo estaba disfrutando.

Se despegó por unos segundos de mi, mi respiración se aceleró antes de volver a sentirle sobre mis labios de nuevo mientras sus manos volvían a tomar su curso. Sentía su tacto por encima de mi vestido blanco, el chaleco negro que utilizaba así como mi bufanda y mis tacones ya habían desaparecido de mi cuerpo, arrojados al pie de la cama de la chica.

Sus besos eran lentos pero... Largos. Eran suaves y amables, la sensación del labial rojo perduró sobre mis labios de manera que me parecía más que agradable y no quería dejar de besarle ni por unos segundos. Aceleró su ritmo, casi de forma desesperada, sus dedos acariciaban la parte superior de mi pecho, sus dedos explorando de manera curiosa mientras me tocaba sin necesitar permiso.

Dejó de besarme después de unos momentos, tomando aliento para acercase a mi cuello, asaltandolo con besos y suaves mordidas que me hacian soltar suspiros acompañados de pequeños gemidos placenteros muy de vez en cuando, me apenaba mi voz, intentaba contenerlos de manera difícil, sus manos tocando mi pecho y masajeandolo con cuidado.

Mi pecho no era demasiado... Grande, por decirlo de esa manera, sin embargo me preocupaba lo que ella estuviese sintiendo ¿Le agradaría? ¿Lo estaba disfrutando? Me parecía extraño el tener pensamientos inseguros después de... Todo, sin embargo a ella no parecía molestarle. Sentí su mano izquierda bajar por mi espalda y metiéndose debajo de él vestido, tocando de manera un poco más... Atrevida. Sin embargo no podía negar que se sentía bien.

Le abracé con más fuerza, recostandome sobre su hombro mientras soltaba mis pequeños gemidos de placer en su oído, la chica susurrando en mi oído de manera suave.

— Tranquila, yo me encargo, parece que... Te estas sintiendo bien~... — Dijo de manera suave sobre mi oído, mi cuerpo sufriendo pequeños escalofríos. No sabía si se trataba de mis nervios, el alcohol o el que se trataba de mi primera vez haciendo algo de esta manera, pero mi cuerpo era demasiado sensible a su tacto, el calor de su cuerpo me atraía más y más, su voz que hablaba de manera confiada y presumida era algo que me molestaba ligeramente, sin embargo ella tenía razón.

Me estaba derritiendo entre sus brazos, mi cuerpo quería todo por su parte y ella parecía saberlo.

Los besos suaves dejaron de ser de esa manera, empezó a lamer mis labios por momentos breves, dando pequeñas mordidas que lograban excitarme más y más, la mano sobre mi pecho pasaría a estar debajo de mi vestido sin que me diese cuenta, tocando mi pecho desnudo de manera un poco más rápida, pero tratándolo con cuidado. Sentía las mariposas sobre mi estómago, el placer después de que tocase mi pecho era algo que me encantaba experimentar mientras me guiaba con amabilidad, pero sin perder la vista sobre lo que quería.

Hacerme suya.

La mano que se encontraba detrás mío pasaría a deslizarse con cuidado entre mis piernas, acercándose más y más a mi intimidad, acción la cual me haría estremecer, mi cuerpo sensible traicionandome de nuevo, pararía de besarme, susurrando de nuevo en mi oído.

— Shhh... — Esto, incluso si no lograría calmarme por completo, me haría asentir, mi toma de decisiones era claramente nublada por el placer y la bebida, sin embargo quería hacerlo todavía. Al sentir sus caricias por encima de mi ropa interior me haría estremecer mas y más, con nerviosismo le abrazaría más fuerte y mordería suavemente sobre su hombro, intentando contener mis gemidos ante los movimientos de sus dedos sobre mi intimidad así como sobre mi pecho, la chica haciendo el soportar mis gemidos algo casi imposible, no podía negar que la manera en la que se movía era experta sobre mi era algo que me encantaba, mis gemidos, mi abrazo sobre ella siendo más y más fuerte mientras intentaba contenerme, sintiendo como las pequeñas olas de placer se amplificaban cada vez más y más, las piernas me temblaban así como todo mi cuerpo.

— E-Espera... S-Se s-siente... — Dije murmurando, dejando escapar suspiros y gemidos más y más rápidos, acariciando todos mis puntos débiles como si los conociera de memoria.

— Lo sé, vamos... Déjate llevar, dulzura, se sentirá increíble... — Dijo mientras intentaba mover la única barrera entre sus dedos y su objetivo, algo a lo que, de nuevo, no me pude resistir, podía sentir sus dedos por encima, frotando de manera más y más rápida.

Mordía sus hombros, mis gemidos empezaban a ser aún más y más audibles en el cuarto, sin embargo la chica no se inmutaba, la mano sobre mi pecho se movía más rápido, su boca mordía con cuidado mi cuello y lo lamía de manera más que erótica.

Sentía como me acercaba de manera rápida a mi límite, la chica acelerando sus movimientos mientras rasguñaba suavemente su espalda. Había leído muchas veces en internet, en libros, sin embargo... Era mucho mejor de lo que creía. Demasiado. Incluso si no estaba al 100% consciente de lo que pasaba no podía negarme a la chica.

Con su manera de tocarme siguió sin parar, podía sentir su respiración rápida en mi oído, algo que me hacía saber como ella estaba igual de emocionada que yo, tal vez un poco menos.

— E-Estoy... V-Voy a... — Sus dedos tocaban todos los puntos correctos. No se sentía doloroso, al contrario, era más que tan solo placer. Era ese placer intoxicante que honestamente me estaba consumiendo por completo.

— Hazlo~ — Murmuró de manera simple, sin embargo todos sus movimientos parecieron multiplicar sus esfuerzos, sus besos más rápidos y algo lascivos, sus manos siendo más agresivas así como sus dedos, llevando mi cuerpo a su límite a lo cual respondí pocos segundos después.

Solté un gemido con fuerza, acompañado mi cuerpo entero tensándose  mientras le mordía con algo más de fuerza, dejando una marca que era algo notable. Se sentía extasiante, se sentía bien, demasiado bien, dejando que mi orgasmo llegase como si nada para que, después de unos momentos, me relajase sobre sus brazos.

La chica me apartaría de su hombro, viéndome de frente con una sonrisa mas tranquila, mi mirada era cansada. El efecto largo del alcohol, mi cansancio, el haber llegado a mi límite hace pocos momentos... Había tomado lo mejor de mi.

— Eres tan atractiva... Soy tan afortunada de haberte tenido en la mira~... — Dijo de manera algo maliciosa, sin embargo no sabia si se trataba de malas intenciones. Al menos no me sentía capaz de pensar en ello. — Cuidare de ti, dulzura, descansemos — Dijo mientras me dejaba descansar sobre la cama mientras se acostaba a mi lado.

Mi cuerpo estaba hecho un desastre, mi vestido revelando partes de mi cuerpo desnudo, sin embargo ella lo cubriría con las colchas ya algo arrugadas después de lo que pasó. No diría ni una sola palabra, tan solo mi cuerpo intentando dormir desesperadamente, las pocas palabras que me ofreció parecían ser importantes, sin embargo no podría entenderlas mientras dormía después de un día caótico.

Un día que parecía pasar en cámara rápida.

Después de todo...

¿Que podría pasar después de hoy?

Hola! Disculpen si ha pasado unos cuantos días desde que estuve activo, sin embargo no esta cerca de los hiatus que Solía tomar de vez en cuando :p. Tareas y clases además de que estoy trabajando en varios proyectos al mismo tiempo! Lo siento si es un capítulo algo largo, sin embargo les agradezco que se hayan quedado hasta el final del capítulo, espero haya sido de su agrado! Me encanta trabajar en este proyecto y no se preocupen. Estaré escribiendo más y más, así que espero que estén ansiosos por ellos. Dejen sus comentarios y votos. Me encanta leer y responder! Tengan cuidado y nos vemos, criaturitas de este plano astral 7w7
~PapuHacker
~Harada Kira

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