Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 10


AUSTIN.

Mieles..

Sus ojos son de un hermoso color miel.. su facción delicada y sus labios carnosos. El brillo peculiar adornaba su iris, mientras que su boca mantenía una sonrisa tímida. Su pelo caoba contrastaba fabulosamente con sus ojos claros, y la aura inocente que la envolvía me hacía volver loco con solo observarla.

Keith era hermosa..

Me gusta tanto.

Quiero tenerla siempre aquí, recostada a mi lado, luego de un buen oral que la haga gritar mi nombre, como hace unos minutos, y que me esté mirando justo como lo hace ahora.. acostada de lado, sonriendo con dulzura.

No había palabras para expresar todo lo que siento al verla.

Me transmitía paz, tranquilidad, ensoñación, me hacía sentir como un tonto a su alrededor. Quería besarla.. puedo besarla cuando yo quiera.

Aquel pensamiento hizo revolotear a mi corazón.

—¿Qué?— me preguntó al cabo de unos minutos, sus ojos tímidos no abandonaron los míos cuando llevo su mano a mi cintura, rodeándome, pegando su cuerpo al mío.

—No puedo dejar de mirarte, eres hermosa, Keith.— admití. Sus dientes se mostraron en una genuina sonrisa, tragué saliva llevando mi mano a acariciar su rostro.

—También me gustas, Austin Wheeler.

Sonreí. Me había dado una respuesta, y sus ojitos melosos al hacerlo me confirmó lo tontamente flechado que estaba por ella. No quería nada más, nada más que estar aquí, no quería ir a ningún lado, no quería dejarla sola.

—Gracias bonita— le dije. Ella frunció el ceño, ni siquiera esperé a que me lo preguntara— Por estar aquí.. conmigo. Gracias por fijarte en mi.

De nuevo me sonrió, adoraba su rostro contraído en timidez. Adoraba ver qué solo yo podía tenerla así.

—Literalmente medio instituto se ha fijado en ti— el tono despectivo no pasó por alto, si estuviera delirando.. o no, diría que estaba celosa.

—Nada se siente así de especial como saber que tengo la atención de Keith O'Sullivan.

Ella soltó un bufido y trató de ocultar su rostro entre mi cuello. Sonreí y la dejé ser. Aunque temía que pudiera escuchar mi corazón latiendo rápidamente por culpa de su cercanía.

Keith me ha llamado la atención desde el primer momento. Desde que la vi aquel Lunes, el primer día de clases parecía presentarse con mucha monotonía, cuando la vi. Fue como ver un ser angelical recorriendo el pasillo, con su melena caoba suelta, su mueca de disgusto por volver a clases.. su sonrisa infantil cuando charlaba con sus amigos.. su expresión enfadosa. Ah, su expresión hastiada.. solía dedicársela siempre a Sion Popov.

Que ser más.. uhg!, no podía ni verlo. Era tan evidente la forma tan dulce en la que observaba a Keith. Cómo sonreía solo al verla hablar. La forma en que se quedaba observando sus labios. ¡Solo yo podía mirarla de esa forma!, odiaba saber que la mayor parte del tiempo se la pasaba más con él que conmigo.

Y aunque era así, yo siempre estaba ahí, cuando estaba en la cafetería con sus amigos, cuando baja del auto de su amigo moreno llegando al instituto, en el cambio de horario en clases.. cuando permanecía en las gradas conversando con él.

Con Sion..

Realmente le caía muy bien.. al parecer.

No descansaría hasta que toda esa atención solo esté reducido en mi. Oh Keith, por mas egoísta e hijo de puta que sonase, ojalá te enamores de mi, y perdón si después tu corazón se ve afectado por ello.

Nunca mi intención será hacerte daño, lo juro.

¿En que piensas?— Keith seguía oculta con la cara en el hueco de mi cuello, aún así notó mi silencio.

—En ti— respondí. Comencé a acariciar tu cabello, y adoré sentirla relajarse bajo mi toque.

—Lo qué pasó..— empezó.

—¿Que?, ¿quieres repetirlo?— no tardé en sentir un pinchazo de su parte. Reí— No tendría ningún problema en hacerlo de nuevo..

—¡Ya!, no es eso.. solo que— pausó unos segundos. Su respiración rozaba mi piel, mandando un escalofrío a todo mi cuerpo— Me encantó, Austin.— se alejó un poco, observándome a los ojos— Se sintió genial.

Que alago mas enloquecedor.. Es todo lo que me hace sentir satisfecho ahora. A pesar de que.. ejem.. yo tuviera un problemita bastante notorio allí abajo.

Pero estaba bien.. por el momento. Con tal de que Keith lo haya disfrutado.

Acorte la distancia, y la bese. Todavía se sentía irreal sentir sus labios presionando los míos, o su lengua escabulléndose dentro de mi boca. O la forma tímida en que la mordía mi labio inferior. Mientras que yo adoraba succionar los suyos, me encantaba alejarme y ver lo carnosos y rojos que quedaban, me daba una idea placentera de que yo había hecho aquello. De que yo la bese y la dejé de ese modo; sin aliento, extasiada, deseosa de más.

Observé sus labios hinchados, pase el pulgar sobre ellos y acaricié el centro para que lo abriera, sentí el roce de su lengua con las yemas de mi dedo. Se sentía bien.. caliente, quiero que lo succione, y ella pareció captarlo. Sonreí complacido cuando comenzó a chuparlo, su linda boquita rodeó mi pulgar y su lengua comenzó a trazar círculos en la punta de ella. Mi pene reaccionó ante esa imagen, su ojos no se apartaban ni un segundo de los míos, observé lujurioso su iris, ese color miel que me volvía loco.

Aleje mi mano y tomándola del cuello volví a besarla. Quizás presione con poco más de fuerza mi mano alrededor de su cuello, pero no puso resistencia, le gustaba, mi pequeña Keith también tenía un poco de lujuria dentro de ella.

La seguí besando, incluso por las siguientes 2 horas que permanecimos en aquella tibia habitación. Y no quería irme, quería quedarme allí, solo que ya se estaba haciendo tarde, y poco a poco ya tendría que irme.

*

Me detuve en medio de la carretera. Mi atención estaba totalmente puesta en ese camino de tulipanes que se apreciaban a un costado del asfalto. Dudé unos segundos echando miradas a los lados, no venía nadie, podía agarrarlo. Así que cruce la cerca divisoria, aunque bueno, lo hice como pude, ya que estaba un tanto, muy, alta sólo pude hacerlo de modo que me despoje de mi mochila y lo lancé por arriba del cemento, luego puse la punta del pie por un ladrillo para darme el impulso y salte del otro lado.

Caí de bruces al suelo..

Con una mueca me puse de pie y sacudí como pude el jersey que traía puesto. Bueno, definitivamente los tulipanes que yacía aplastados por mi cuerpo no podría llevarlos para Keith. Así que comencé a avanzar, tratando de estirar desde la raíz cada tulipán.

Levante la mirada y mi asombro fue evidente, delante mío se alzó un gran campo de tulipanes rosa. Evidentemente no pude verlo porque la cerca me lo había impedido. Dios, el camino florar se veía realmente precioso, no pude evitar pensar que a Keith le encantaría verlo. Observé los 3 tulipanes entre mis manos.

¿Qué pasaría si..?

*

KEITH.

—No puedo creerlo, hasta Keith está triunfando en el amor— Kendall se lamenta a mi lado, pues le he contado todo, absolutamente TODO, lo que había pasado entre Austin y yo.

Dios, de solo pensarlo mi corazón daba un vuelco de emoción, quería patalear o mejor rodar por el suelo, alrededor de una rueda estaría bien también. Tenía tanta adrenalina por dentro que lo recién dicho por Kendall ni siquiera me ha inmutado.

—Hasta Keith tiene más posibilidad que tú de follar antes de navidad— se burla Jimmy.

—Oh, tú, pequeño escuincle— Kendall lo señala con el dedo— Te crees mucho porque al fin tienes tu pololita soñada ¿no es así?, pues déjame decirte que esta tarde pienso confesarme con el amor de mi vida, futuro padre de mis cinco hijos.

—Espera— no tardé en salir de mi ensoñación y la miré perpleja— ¿Piensas confesarte con Lay?.

Sin embargo, Jimmy no tardó en soltar una exclamación de sorpresa, atragantándose con fruta en el proceso.

—¡Keith!— Kendall agudizó la voz golpeando la mesa para luego cruzarse de brazos— ¿Por qué lo dices delante de Jimmy?— volvió a arrastrar la voz como una niña pequeña a quien no le han dado su paleta favorita.

—¿Te gusta Lay?— Jimmy cubrió su boca con cuatro dedos como si estuviera aguantando la risa en modo jijiji.

—¡Para!— Kendall empezó a lloriquear aún cruzada de brazos.

—Pero si aún no te he dicho nada— el castaño la mira atónito.

—Igual para, te lo pido por adelantado.

—Jimmy— una dulce voz femenina nos hace girar nuestra atención a Karla. Ella enrojece por la repentina atención y no tarda en sujetar el brazo de nuestro querido amigo.

—Linda, hola— el tono dulzón de Jimmy lógicamente ha cabreado en sobremanera a Kendall, pero por suerte sabe disimularlo muy bien.

—Perdón por interrumpir, yo.. mhm-

—¿Quieres sentarte aquí?, ven, siéntate a mi lado. Aquí tienes manzana y pera.. he traído frutos secos también, pensaba llevártelos pero ya que estás aquí. Que linda te ves, cómelos todos ¿eh?.

Karla sonríe como una ardilla al tener las mejillas infladas de tanta fruta que Jimmy le ha puesto delante. Al parecer segundos después se percata de que se ha sentado junto a dos señoronas más y no tarda en cubrirse la boca, visiblemente avergonzada.

—Oh, lo siento, me senté sin saludar— murmuró apenada. Le sonreí para restarle importancia.

—Oh, no te preocupes por Keith, ella ahora mismo está enamorada. Mejor preocúpate por Kendall, piensa confesarse justo hoy, hay que darle apoyo moral.

Jimmy parloteaba como si el hecho de que me gustara alguien fuera detonante a que esté serena las 24 horas del día. Pero no podía culparlo, al ver la expresión de entendimiento en el rostro de Karla, pude deducir que lo suyo era real y totalmente genuino. Y que eran felices con solo tener al otro.

—¿Te gusta Lay?— Karla chilló bajito. Kendall se hizo diminuta sobre su asiento con cara de querer acribillar a Jimmy, o seguramente a mi, que he abierto la boca. Le dirijo una mirada de perdóname Kendall, eres la mejor amiga del mundo mundial.— Oh Dios, ha llegado mi momento de tips para una buena convivencia noviarenal.

—¿Noviarenal?— inquiero ceñuda.

Jimmy y Karla me dirigen la misma expresión de: dahh!! es bastante obvio, naca.

—Tips de novia— me lo traduce por suerte.

Pongo los ojos en blanco y suelto una risita al momento de que Karla comienza a citar todas las cremas antiarrugas que comenzó a usar para sentirse segura en su primera cita con Jimmy, lo que me sorprende es que no tenga vergüenza de admitirlo justo frente a él, aunque realmente al castaño no parece importarle, se mantiene sonriente mirándola mientras se come un plátano de la medida de una vergo-... basta!.

En fin, al final Kendall parece estar un tanto; MUY, interesada, ya que ha recostado su mentón sobre sus nudillos por sobre la mesa, totalmente alucinada. Cuando de pronto mi celular vibra sobre la mesa, lo tomó entre manos y mientras que Karla sigue parloteando sobre su alucinación con la crema de arroz casero, leo el nuevo mensaje de Austin.

wheeler21_: ¿Como está la chica más bonita de todo tuilsom?.

keith.os: Si lo preguntas de esa forma, estoy más que bien.

wheeler21_: ¿Te haz sonrojado?.

keith.os: Si claro..

wheeler21_: Admítelo.

keith.os: No lo admitiría.

wheeler21_: Aunque no lo hagas, yo sé que es así. Te gusto tanto..

Sonreí mordiendo mi labio inferior, el vuelco de emoción en mi pecho me desconcertó y alcé la mirada, podía oír a Karla hablando pero no la escuchaba realmente, quizá una idea traviesa surco por mi mente. Escribí sin pensarlo tanto.

keith.os: ¿Por qué tan seguro?👀

Solté una risa y no se hizo esperar las miradas cargadas de curiosidad de los tres chicos frente a mi. Kendall se deslizó por mi lado hasta pegarse a mi cuerpo, insinuando la pregunta en su rostro.. mientras que Jimmy comía de su fruta con los ojos entornados en mi dirección, y Karla sonreía sin más, esperando a que yo hablara.

—Bueee.. no esperan a que se los cuente— negué— ¿O si?.

—¿Esa sonrisita que?— inquirió Kendall, dirigiéndose a mi pero con los ojos puestos en mi móvil.— A ver, muéstralo— murmuró. Parecía una sádica, me alejé disimuladamente.

—Eh.. Solo escribía con Austin— respondí como si nada. Ante la mención del nombre casi podía ver sus orejas paradas mientras que me observaban de reojo.— Él..

—Oww, él le gusta tanto— Kendall abultó los labios.

—No dije eso— la miré ceñuda.

—¿Entonces no te gusta?— la inseguridad era evidente en su dicción.

—Espera. Tampoco dije eso.

—A ella le gusta mucho— señaló Jimmy asintiendo.

—¡Que no dije eso!.

—Lo está negando. Es normal, aveces los nervios pueden alterarla— esta vez fue Karla quien asintió mirando a Kendall.

—¿Que pasa si me pongo así de nerviosa?— cuestiona Kendall soltando una exclamación de pánico.

—La verdad creo que estarías más nerviosa que Keith..

—Yo no estoy nerviosa.

—No creo que lo esté tanto como para negar que él me gusta— Kendall llevo su mano a su mentón meditándolo.

—No lo he negado— chille más fuerte, pero aún así nadie se giró a observarme.

—Quizás deberías de esperar un poco más a confesarte. Así no te agarran los mismos nervios— señaló Karla. La miré perpleja. ¿En serio ellos lo están asumiendo todo?.

—Buen punto. Voy a esperar más— Kendall asintió.

Suspiré negando y volví mi atención al móvil entre mis manos. Visto.. Austin me había dejado en visto hace ya 5 minutos.

¿Qué?..

¿En serio se había enfadado?.

Observé bajo su nombre, en donde salía que había estado activo hace 5 minutos exactamente. ¿Se había desconectado luego de enfadarse?, de pronto aquella idea solo hizo que un sabor amargo se instalara en mi boca. Fruncí el ceño mordisqueando mis labios. ¿Debería escribirle de nuevo?. ¿O no?.. parecería muy intensa. Aunque tengo que saber si se ha enfadado o no.

Escribí la pregunta lentamente, oía los murmullos a mi alrededor cuando mi dedo palpitaba con la anticipación de querer enviarlo. Esto estaba feo.. sentir que alguien se había enfadado conmigo..

Pero de cierta forma se sentía distinto. Aún no me olvido del enfado de Sion esa vez que lo dejé en el asilo para ir a pasar tiempo con Austin. Pero fue distinto. En ese entonces no había sentido la opresión en el pecho que siento ahora.

Pero, ¿por qué Austin se enfadaría por algo tan tonto?

—Lo veo y no lo creo— alce la mirada cuando Kendall soltó una exclamación de sorpresa. La observé ceñuda, ella se cubrió la boca mirando hacia la entrada de la cafetería, puse los ojos en blanco y seguí su mirada.

—¡Dios mío!— esta vez fue Karla quien chillaba ante la imagen que teníamos delante nuestra.

La primera reacción que tuve al ver a un chico ingresar a la cafetería, con un enorme ramo de tulipanes cubriéndole todo el rostro, fue de pura perplejidad.

Los murmullos a mi alrededor se silenciaron, podía ver a Karla y Kendall sujetarse de las manos por sobre la mesa delante de mi, festejando al ver a Austin caminando hacia nosotros. Jimmy había dejado caer su manzana al suelo mientras se mantenía boquiabierto observando a Austin. Todos en la cafetería habían detenido cualquier músculo que estuvieran movilizando. Gina, al otro lado del lugar, se mordía las uñas ansiosa mientras que Aisha y Melanie la abanicaban con las manos.

No escuchaba nada, estaba atónita.. bueno, a lo mejor sí que escuchaba algo; a mi corazón latiendo en descontrol.

Austin se detuvo justo frente a nuestra mesa, se hizo a un lado dejando al descubierto su semblante de perfecto cara de culo. Kendall y Karla se soltaron las manos y giraron al mismo tiempo para mirarme con asombro. No podía dejar de mirarlo, y comenzaba a sentir mis mejillas hirviendo de los nervios que me producían verlo allí, de pie frente a 1000 alumnos, importándole menos que todas las chicas babearan por apreciarlo solo unos minutos. Los chicos lo miraban con recelo mientras que murmuraban entre ellos.

Austin resopló mientras que hacía una maniobra con la cadera para alzar mejor el ramo sobre su cintura. Parecía una mujer con un hijo de 3 años entre brazos.

Solo que su hijo se veía como quinientos tulipanes envueltos dentro de un ramo negro.

—Quiero gustarte más desde hoy— dijo de repente— Esto es solo un cero coma dos por ciento de lo que te daré desde hoy para que te enamores de mi, Keith.

—Listo, estoy muy sola— Kendall turnaba su atención entre Austin y yo— ¡Pues di algo!— chilló acercándose a mi costado.

Pero no podía.. seguía mirándolo, detallándolo, y no podía deducir el tono de su voz, tal vez sonaba un tanto desesperado, pero sin perder esa voz grave y varonil que lo caracterizaba.

—Estás loco, Austin— dije al fin. Su expresión confusa me dio una idea de que no era la respuesta que se esperaba. Aún así se encogió de hombros y con cuidado dejó caer el enorme ramo sobre la mesa, frente a mi.

—Así es, loco por ti— asintió señalándome.

Abrí los ojos en grande, sin dar crédito a lo que estaba viendo y escuchando. Karla se cubrió la boca con las manos, también asombrada. Los murmullos empezaron a resonar en todo el lugar con más ímpetu. Me puse de pie casi al instante en que vi que Austin comenzó a observar su alrededor.

Él en serio no pensaba decir algo más.. ¿cierto?.

—¡Quiero que todos lo sepan!.— su voz podría haber removido el estómago de más de una chica aquí presente fácilmente. Totalmente acalorada comencé a rodear la mesa para llegar hasta él.

—Austin— lo sujete del brazo pero no me miró. El desespero comenzó a nublar mi cerebro mientras que zarandeaba su brazo para que me mirara.

Miré nuestro alrededor, ¡DIOS MÍO!, todos no observaban. Absolutamente todos.. hasta las cocineras con sus cucharones en mano nos miraban.

—Austin, lo he entendido, no digas más-

—Estoy loco por Keith O'Sullivan— vociferó de nuevo. Su mano sujetó la mía cuando bajó la mirada, hasta mis piernas temblaron cuando su sonrisa dulce se acentuó al mirarme a los ojos— Ella me gusta demasiado.

—Okey, bien— observé el ramo y luego miré detrás mío, como si allí pudiera hallar alguna idea de cómo salir de aquí sin avergonzarme aún más. Pero Austin solo suspiró, como si estuviera satisfecho, y tomó mi mano con más fuerza haciendo que lo mirara de nuevo.

—No tienes que decir nada. Aunque lo niegues, sé lo mucho que te gusto.

Demonios.. si que esta loquito..

¡Me encanta!.

Con su mano libre, sujetó nuevamente el ramo, se las arregló para no soltar mi mano y con ayuda de su pierna, estabilizó las flores nuevamente sobre su cintura del lado derecho. Incluso Jimmy se puso de pie para ayudar a impulsar el ramo.

Lo miraba bochornosa, con las mejillas rojas y mis labios sufrían de graves mordisqueos mientras lo detallaba. Definitivamente no parecía el Austin distante, hastiado y callado que conocía, este Austin me regalaba sonrisas dulces, sus ojos grises solo se endulzaban al mirarme y solo hablaba cuando yo lo estaba viendo, como si eso le diera la suficiente seguridad para hacerlo.

Sonrió y en cuestión de segundos pasó a estar impasible de nuevo, y comenzó a andar hacia la salida, llevándome junto con él.

Ni siquiera volví a mirar hacia atrás, estaba segura que seguían mirándonos incluso cuando mi último pelo se vio a través de la puerta de salida de emergencias.

Caminábamos en total silencio por el extenso pasillo del bloque A del instituto Tuilsom. Yo iba ensimismada en mis pensamientos, Austin iba en silencio.

Bueno, no le duró mucho. Pues de pronto soltó un grito alegre. No pude evitar mirarlo estupefacta.

Austin soltó mi mano y comenzó a saltar a través del pasillo soltando gritos tras gritos. Se veía genuinamente feliz. Incluso me sorprendió ver sus ojos enchinados de tanto sonreír, sus hoyuelos se vislumbraban a medida que daba giros danzando junto con el gran ramo del tamaño de una canasta navideña.

Solté una risa sintiendo mi corazón aligerarse cuando Austin se detuvo al final del pasillo, sujetando el ramo con fuerza, mirándome totalmente embelesado y totalmente quieto como una estatua realmente muy alta a un lado de las puertas que daban al patio delantero.

—Dime que te haz fumado hoy, Austin— me detuve frente a él y tuve que mandar la cabeza para atrás para poder apreciar sos bonitos ojos grisáceos.

Esta bastante alto, el condenado..

—Mhm, quizá unos mil kilos de arena— comentó entre divertido y burlón— Tuve que cruzar una cerca a un lado de la carretera para traerte estos tulipanes— Austin abultó los labios. Se veía guapísimo— Y aún no me lo haz aceptado.

Sin pensarlo le arrebate el ramo de las manos. Aunque fue una mala idea hacerlo con tanta prisa, realmente era enorme y pesaba un montón. Austin soltó una breve risa ayudándome a cargarlo mejor.

—Pareces un Oompa Loompa.— comentó riendo.

Lo miré mal a lo que él dejó de reír de golpe y no tardó en regalarme una expresión digna de cachorro regañado.

De un momento a otro miró por ambos lados, iba a preguntar cuando me hizo cerrar la boca en el momento que se acercó tan rápido que apenas me dio tiempo de procesar el beso que acaba de depositar en mis labios.

—¡Austin!— no tardé en mirar nuestro alrededor— Pueden vernos.

—¿Que importa?— bufó— La vida es corta, hay que aprovechar cada escaso milisegundo.

Logré apartarme de un salto cuando pillé su intención de volver a besarme. Le hice un gesto como quien regañaba a un niño travieso.

—Hay lugares apropiados, señorito me importa un culo el mundo.

Austin puso los ojos en blanco y no tardó en seguirme cuando comencé a andar cruzando las puertas que daban al patio.

—¿Deberíamos ir al lago?. Digo, para besarnos en paz.— Austin sonrió de lado observando mi reacción.

Aunque realmente no pude prestarle tanta atención cuando me di cuenta que él caminaba a largas zancadas mientras que yo parecía un pingüino en era de extinción tratando de seguirle el paso.

—He cambiado de opinión. Me ha encantado, Austin, puedes llevarlo tú de nuevo.

Ni siquiera esperé a que respondiera e inmediatamente le lancé el ramo de vuelta... bueno, no se crean, solo di unos saltitos presionándolo para que cediera a llevarlos de vuelta.

—Todo lo que la damisela ordene— Austin volvió a sujetarlos y al fin comenzamos a encaminarnos hacia el lago.

El día estaba fresco, fresco estirando a frío. Este día llevaba el abrigo de Austin puesto, aunque bueno, a estas alturas ya es más mío que suyo, prácticamente se ha hecho semanas desde que no se lo he devuelto. Creo que al peli negro le ha quedado claro que este tipo de sudaderas es de mi gusto. No protesta cuando ve que las uso, incluso le gusta, así que no me sorprende cuando al llegar frente al lago, sentados a un lado de una gran roca, él se quita el gorro que lleva puesto y me lo coloca con delicadeza.

—Debería de portar dos de cada accesorio en mi mochila desde ahora. Aún no haz aprendido a abrigarte como se debe, señorita Keith— la mirada llena de recriminación me hizo enrojecer.

—¿Para que traer abrigos?. Puedo calentarme con tus abrazos.

Rápidamente lo rodee por la cintura y reposé el mentón por su pecho, mirándolo con la expresión más tierna que me podía salir. Austin chasqueó la lengua.

—No es justo.

—¿Qué cosa?.

—Tú belleza me distrae, ¿como puedo ir en contra de ti ahora?.

Puse los ojos en blanco haciendo todo lo posible para no sonreír e ignorar el aleteo de emoción en mi corazón. Me coloqué mejor a su lado y prácticamente me subí sobre él para estar más cómoda. No pareció importarle mucho, pues comenzó a acariciar mi pelo mientras que ambos observábamos el ramo de tulipanes frente a nuestros pies. Y claro, los suyos más largos que los míos, casi rozaban los pétalos.

—Son preciosas— murmuré, refiriéndome a las flores.

—Lo son— concedió— ¡Por cierto!, el campo en donde las encontré era enorme, te lo juro, tan grande que obviamente lo fotografié, y ¡ah!, no traje mi cámara conmigo. Te lo mostraré cuando volvamos.

Sonreí.

—Creí que te habías enfadado.

—¿Enfadarme?— Austin frunció el ceño— ¿Por qué?.

—Ya no respondiste— enrojecí al recordarlo y levanté la mirada— Solo quería bromear, yo.. nunca te haría dudar de.. mhm.. pues de que me gustas— mordí mis labios sintiéndome tímida repentinamente.

Austin sonrió y con lentitud se acercó a darme un pequeño beso, lento y súper mojado, lamió mi labio inferior antes de volver a alejarse. Lentamente abrí los ojos, él volvió a sonreírme, dulce y elocuente.

—Nunca podría enfadarme contigo, Keith O'Sullivan.

Que se detenga, que deje de ser tan perfecto ahora mismo o juro que mi corazón explotaría de emoción. Austin en serio sabía cómo decir las cosas, sabía cómo emocionar a alguien. Suspiré mirándolo detenidamente.

—¿Por qué andas muy expresivo últimamente?— inquirí.

Rápidamente su cuerpo se tensó. Fruncí el ceño cuando Austin comenzó a evitar mi mirada.

—¿Austin?.

—¿Expresivo?— soltó una risa, diría yo, bastante nerviosa— No ando muy expresivo últimamente.— lo dijo, de una manera bastante expresiva, claramente.

Entorne los ojos y dudé unos segundos antes de sujetar su mentón para obligarlo a mirarme. Fue un acto simple que hizo que rápidamente su cuerpo se aligerara bajo el mío, relajó su expresión alterada y se dejó ser cuando comencé a acariciar su mejilla.

Algo andaba mal, pero él no me lo estaba diciendo. Solo permanecía allí, dejándose tocar, pero se notaba a leguas que no tenía pensado hablar.

—¿Tienes algo que decirme, Austin?— le pregunté, Austin se mostró un tanto inquieto.

Y nuevamente, no respondió.

No sé porqué, pero una parte de mi, una parte muy profunda de mi, temía la respuesta. Incluso ya lo deducía. Tengo miedo de que se vaya. No sé porqué la idea de que vuelva a Australia comenzó a picar mi conciencia. ¿Como no lo iba a pensar siquiera?, estaba comportándose muy extraño. Muy efusivo, hablador, sonreía mucho, y hasta gritaba delante de 1000 personas lo mucho que yo le gustaba.

Mhm.. sospechoso..

Bastante sospechoso, conciencia. ¡Alerta!.

—¿No puedes simplemente..— sujetó mi mano, que aún estaba puesta en su mejilla, y la dirigió a sus labios, repartiendo pequeños besos en mis nudillos, sus ojos grises brillaban demasiado, lo que comenzaba a hacerse costumbre últimamente— pensar en lo mucho que me gustas?— murmuró.

Esta bien, también podía pensar que la idea de que vuelva a su país era un tanto tonta. Al menos si consideramos su comportamiento de estos últimos días. Porque bueno, ¿si saben?, no puede estar tan feliz por volver a otro país en donde.. ya no podremos vernos.

No tendría que estar tan feliz.. ¿cierto?.

Forcé una sonrisa y asentí.

—Lo pienso— dije— Y me encanta gustarte, Austin Wheeler.

Él sonrió y repartió más besos en mis nudillos, luego sujetó mi cabeza atrayéndome para rodearme por completo. No pude evitar sostener una mueca cuando mi cara quedó oculta contra su pecho.

Tengo miedoooo!.

Tenemos miedo, conciencia. Tenemos miedo.

*

—El efusivo trabajo que he hecho hasta ahora debería de comenzar a ser monetizado y todo, ¿no lo crees?— le regalo una mirada digna de lástima a mi querido amigo don burlón Sion.

Él dio un brinco cuando dejé caer los tres libros, que traje la otra vez de la biblioteca, sobre la mesa.

Helou, tierra llamando a Sion— canturree en tanto chasqueaba los dedos frente a sus ojos.

Ahora mismo nos encontrábamos en mi casa. Luego de clases, Sion se ofreció a traerme, así que cuando nos despedimos de Owen y los demás, volvimos juntos en su auto, y ya de paso le pedí que se quedara para empezar con nuestro proyecto. Aprovechando que mi madre está de guardia en el hospital, y Camila fue nuevamente a casa de los abuelos. Lo hace comúnmente, ya que mi madre trabaja a menudo, y yo llego tarde del instituto. Así que directamente los abuelos pasan por Camila a su escuela y la llevan con ellos.

Sion volvió a parpadear y se me quedó viendo unos segundos. Le devolví la mirada cruzándome de brazos.

—¿Traigo la cara de la Kyle Jenner encima o que?.— inquirí, masticando ruidosamente mi chicle.

Sion soltó una escasa risa antes de negar. Se acomodó mejor en su silla y recostó los brazos sobre la mesa. Alcé una ceja cuando comenzó a mover los labios, pero no decía nada.

—¡Ya habla, hombre!— bramé.

—Así que.. ¿Austin Wheeler?.— Sion apartó la mirada soltando un resoplido. Cómo si hubiera estado reteniendo aquella pregunta por tanto tiempo.

Volví a alzar la ceja, suspicaz.

—¿Austin.. Wheeler?.— repetí. Sion me observó a la defensiva— ¿En serio? ¿Austin es quien te está rondando la mente últimamente?.

—Bueno, ya sabes.. solo quiero saber. Escuche por ahí..— hizo un gesto al aire, obviamente inventándose lo que estaba a punto de decir— Que se te ha declarado esta mañana en la cafetería.

—¿Escuchaste por ahí o lo viste?— pregunté sentándome en la silla frente a él.

—Quizás lo haya visto— respondió sujetando uno de los libros, fingiendo el mayor desinterés que le podía salir.

—¿Quizás?.

Pude observar cómo su expresión pasaba de hastiado a desinteresado, casi en un parpadeo. Apreté los labios evitando reír. Él en serio no estaba enfadado ¿cierto?.

—Quizás es obvio que si— replicó poniendo los ojos en blanco.

—Vale, pues debes de especificármelo.

Sion me observó con expresión enfadosa.

—Está claro que lo entendiste— murmuró entre dientes.

—Ay no, es que soy una tontita— abulte los labios— Debes ser específico conmigo.

—Como sea.

Sion abrió de golpe el libro y empezó a ojearlo de a 20 páginas, sin prestarle verdaderamente atención. Hasta que llegó a la última página y comenzó a ojearlo en reversa nuevamente. Parecía no darse cuenta que incluso hasta comenzó a murmurar incoherencias.

—Él te gusta— volvió a decir, casi que escupiendo la frase. Hizo una mueca mirándome de reojo.

—Tal vez— respondí encogiéndome de hombros, fingiendo que no me interesaba aquel tema de conversación.

Agarré el otro libro que reposaba en medio de nosotros, y lo abrí en la primera página, yo obviamente con gentileza y sabiendo fingir muy bien que aquellos escritos en cursiva me interesaban un montón.

Miré de soslayo a Sion, sus ojos azules seguían observándome, analíticos y cautelosos. Sus pecas eran bastante visibles bajo el foco del salón y su melena rubia caía rebelde alrededor de su sien. Cerró de golpe su preciado libro.

—¿Tal vez?— inquirió de vuelta.

—Tal vez es obvio que si— respondí sin mirarlo.

Silencio.

Sion no soltó otra réplica, y aquello me pareció raro. Pero definitivamente no me hacía gracia levantar la mirada para observar su expresión. No me animaba a saber su reacción a lo que acabo de decir. Y no sabía porqué, pero evidentemente tampoco hurgaría por respuestas.

—No creo que te guste tanto como te gusto yo.

Alcé la mirada a sus ojos, buscando algún indicio de enfado o altanería en su expresión. Pero claro, como era propio de Sion Popov, sus ojos burlones recorrieron mi rostro. Esta jugando. Y realmente no sé si es porque realmente es cómo reacciona a este tipo de situaciones, o estaba fingiendo muy bien que no le interesara.

Pues claro que no le interesa, tonta, ¿pues que creías?.

Solté un resoplido y negué sonriendo.

—Ya quisieras, Sion.— hice un gesto de desinterés— Mejor comencemos con esto, que se nos esta haciendo larga la cosa.

Sion no volvió a refutar, así que comencé a leer el libro que se veía bastante informativo, y lo era. Tan rápido como comencé a leerlo, también comencé a escribir algunas anotaciones de lo que me sonaba más fundamental para ponerlo como introducción al proyecto.

—Deberías de sacar nota de ese libro— le dije a Sion. Cuando no recibí respuesta alcé la mirada. Él me observaba pero realmente no me estaba mirando a mi, sino que estaba pensando, hasta que soltó un resoplido bastante exagerado y me señaló con el dedo índice.

—No me gusta ese chico para ti.

Solté un quejido dejando caer el lápiz sobre el cuaderno. Recosté mi espalda por la silla y me cruce de brazos.

—Estás celoso ¿no es así?.

De repente su expresión cambió drásticamente en unos 90 grados. Sion me observó con gran indignación.

—Pff, quisieras— chilló levantando las nalgas de la silla y luego dejándose caer de nuevo. Volvió a observarme de reojo con gran indignación— Pff.. celoso, si claro.

—¿Entonces por qué no sueltas el tema?— pregunté, divertida con la situación.

—Eres una malagradecida— me señaló nuevamente con el dedo índice— Como buen amigo te señalo quien no se ve bien para ti.

Sus mejillas estaban enrojecidas, y el hecho de que no se quedara quieto ni siquiera para respirar adecuadamente me confirmaba que estaba mintiendo.

—Okey, ¿y según tú por qué Austin no está bien para mi?.

Sion se rascó la nuca pensando a una velocidad de correcaminos en apuros.

—Es Australiano— señaló de repente.

Parpadeé perpleja. Sion asentía, totalmente convencido de la gran estupidez que acaba de soltar.

—¿Australiano?— cuestiono sin poder creerlo.

—¡Claro!— Sion acomodó su silla de forma recta, mirándome con la mayor obviedad posible, haciéndome sentir hasta tonta— Piénsalo bien. ¿Que se te viene a la mente cuando escuchas del país Australia?.

Descrucé mis brazos y los recosté sobre la mesa, calculando mi respuesta.

—¿Que se me viene a la mente..?— tantee— Pues obviamente. Austin.

La ilusión abandonó su rostro cuando soltó un quejido en otro idioma que sinceramente me descolocó un poco. Fruncí el sueño cuando comenzó a murmurar en ruso.

—¡Animales, Keith! ¡Animales! ¡Insectos!. Australia es el país con mayor número de insectos y animales en todo el mundo, incluso cuando los ciudadanos van a cagar se encuentran a una anaconda en su inodoro. Hay ranas por doquier. Hasta las plazas están minadas de venados— agitaba los brazos eufórico.

—¡Ahhhhhh!— asentí— ¿Y eso que tiene que ver con Austin?.

Sion puso los ojos en blanco mostrando lo obvio que podía ser la respuesta.

—Austin es un insecto. ¡Claro!, piénsalo bien— abrió los brazos cuando vio que iba a refutar— Austin es un insecto raro y feroz, y exuberante, y, y ¡feo!. Entonces todos lo repelían a él, y por ende a su familia, entonces por eso tuvieron que huir del país y ahora están aquí escondidos de toda una manada de australianos. Entonces, Austin Wheeler podría ser ese insecto del que no debes ni hacerte NI SIQUIERA su amiga— comenzó a negar, totalmente convencido de sus exageraciones— Definitivamente los insectos pican, y pican mal. Por eso no me gusta Austin para ti. Es un Australiano y ya, solo eso.— sentenció.

Me quede unos segundos observándolo, Sion aún se mantenía a la defensiva. Yo tenía los labios entreabiertos.

—Entonces, según tú.. ¿Austin es un insecto ahora?.

Incluso decirlo me causa bastante gracia. Sion comenzó a repiquetear los dedos sobre la mesa, comenzaba a verse ansioso. Sus ojos se movían ansiosos sobre las hojas y libros en la mesa. Negué aún sin poder borrar la sonrisa de mi rostro.

—Okey, eso fue tonto, lo admito— suspiró y alzó los brazos desordenando su melena rubia, totalmente frustrado.

No pude evitar curiosear sus movimientos, podía escuchar su pie repiqueteando sobre el suelo, su mirada equidistante, como soltaba resoplidos mientras pensaba en quien sabe qué.

—¿Hay algo que te está molestando, Sion?.

—Oh claro, que tú ya no pases tiempo conmigo por ejemplo— soltó bruscamente.

Al instante en que lo hizo pude notar que se arrepintió, me observó con los ojos abiertos en grande, esperando a mi respuesta. Lo malo es que no sabía que responder. No sabía que sería tan directo, y que me diría eso específicamente. Carraspee moviéndome sobre mi silla, incómoda.

Bien, podría haberlo deducido. Pero sería un tanto infantil asumirlo. No me creo para nada que Sion podría estar sintiendo algo por mi. Lo digo porque las dos veces anteriores que me ha invitado a salir. Si, se ha comportado como todo un caballero. Pero no insinuó nada más, incluso en la segunda salida me llevó al taller en donde trabajaba con sus primos y su tío. Trabajamos juntos por aquella moto, incluso si yo no lo entendía, y para cuando acabamos volvimos a casa como si nada. Él volvió a la suya, y nunca más se habló del tema de volver a salir, o algo similar.

—Yo.. no, no sabía-

—¿Cómo ibas a saberlo?.— bramó

Uy.. se puso brusquito la situación.

—Te la pasas todo el tiempo con él, ni siquiera recuerdo cuando fue la última vez que pasaste el receso con los chicos y conmigo— Sion hablaba despacio, como tratando de controlar el impulso de lanzarse a darme una cachetada.

—Oye, oye.. no confundas las cosas. Tú eres el que últimamente anda desaparecido. No te veo por ningún lado y-

—Al menos yo si tengo una buena excusa. Voy a mis prácticas con el equipo.

—¿Y la mía no es una buena excusa?.— inquiero enarcando una ceja.

—Nunca será una buena excusa dejar a tus amigos por un chico, Keith.

Abrí la boca indignada. No sabía que decir. Demonios, no estoy soportando que me haya dejado totalmente sin palabras.

Piensa Keith, piensa.

—Estoy segura que harías lo mismo si fueras yo. O si fueras Austin-

—¿Austin?, ese chico ni amigos tiene. Siempre que lo veo solo está contigo o por allí leyendo un libro como un maldito inepto— escupió cada palabra con total repudio.

No podía creerlo. Veía sus ojos azules, los que siempre brillaban en diversión. Ahora me observaban hastiados, enfadosos.. furiosos. Definitivamente no es el Sion que yo conozco. Este chico en serio se está saliendo de control.

Y no puedo creer lo que acaba de decir.

¿Austin un inepto?.

—Retráctate Sion.— lo miré dura, sin dar espacio a que pueda dudar de mi enfado.

Sion apretó los labios, totalmente digno, y se cruzó de brazos.

—Además no podría hacerlo ni aunque quisiera.

Lo miré confusa.— ¿Qué cosa?— pregunté.

—Dejar a mis amigos por la chica que me gusta, ella ya no está a mi alcance— murmuró, sus facciones se contrajeron en tristeza, creo que intentaba decirme algo con aquella expresión, pero no lograba distinguir qué era.

Lo observé totalmente en silencio, cuando decidió en ponerse de pie. Y tomando su mochila, lo colgó por sobre su hombro y me miró.

—Debo ir a casa, es tarde.

Y se fue, dando un gran portazo detrás de él.

*

—¿Como vas con tu proyecto?— le pregunté a Austin.

Estábamos en la cafetería, unos pocos alumnos rondaban por ahí, pero al ser  jueves, y tener hora libre, la mayoría estaban en el campus.

—Voy bien— respondió— Vamos avanzando de apoco con Dan.

—¿Ya supiste que se adelantó la entrega anticipada?.

—Lo supe. ¿Tú estarás bien con ello?, ¿como van Sion y tú con la investigación?.

Una extraña mueca se hizo en mis labios. Sion. No había hablado con él desde hace unos días, en los cuales me ha estado evitando a toda costa. He decidido comenzar yo con nuestra investigación, y la verdad que he avanzado mucho. Y ya cuando al rubio pecoso se le ocurra hablarme, le diré que siga con lo demás. Pero eso es algo que no se lo diré a Austin.

—De hecho aún ni lo comenzamos. Lo haremos mañana y- ¡Oye!, ¿es cierto que juegan esta tarde?— pregunté de pronto— Sion me lo dijo.

—Ujum.

—¿Y representarás la capitanía de nuevo?— el entusiasmo con el que lo dije hizo sonreír a Austin.

—Lo haré. ¿Estarás apoyándome?.

Silencio..

Oh oh, ya hemos tenido algunos roces con Sion por culpa de mi preferencia hacia Austin. No es como que me sienta presionada a elegir entre ellos- O bueno, si me sentía de tal forma... demonios, ¿que haría hoy?. NADA. No pasaba nada, era solo una hora de griteríos en donde me dispondré a tener un globo azul de un lado, y uno blanco del otro.

Además, recuerda que Sion ni te habla..

—Claro— le sonreí. Él iba a decir algo más cuando fue paseando su mirada por nuestro alrededor, hasta que pareció haberse percatado de algo y dirigió nuevamente su mirada en mi. Ósea, más bien en mi vestimenta.

—Mi sudadera luce más en ti— murmuró. El sonrojo que se instaló en mi rostro fue invitación a que Austin comenzara a sonreír de apoco, mordí mi labio inferior cuando se inclinó sobre la mesa para acercar su rostro al mío. Su iris grisáceo me observaba juguetón, mientras que podía notar cómo mordía el interior de su mejilla.—Estás hermosa, Keith.— sujetó mi mano y lentamente la guió hasta la altura de su pecho— Haces que mi corazón se detenga al verte.

Dios!. Mi cuerpo entero sufrió un leve espasmo que casi hizo que me soltara de su agarre, pero Austin realmente me sujetaba muy fuerte, solo pude sentir mi corazón detenerse también, quizás unos segundos, los más largos de mi vida, luego sentí una opresión en ella, una de total emoción cuando el peli negro decidió que era buena idea entrelazar sus dedos con los míos. Observé nuestras manos unidas, las de él cubrían a la perfección la mía, se sentía caliente.. suave y entrañable.

Volví a mirarlo a los ojos, él me sonrió.

—¿No vas a decirme nada?— estaba muy cerca, pero no me disgustaba para nada, quería tenerlo más cerca si era posible.

Solo que realmente no sabía que decir, y mi rostro ardía, todo mi cuerpo lo hacía. Bien, estoy muy nerviosa

—Creo que podría vomitar ahora mismo— repliqué.

Austin frunció el ceño y ladeó el rostro cuando mi labio inferior tembló, yo en serio no dije eso ¿cierto?. ¡NO PUEDE SER!.

—¡Digo!, no es eso lo que iba a decir, yo- — cerré los ojos unos segundos y volví a mirarlo. Su mirada inquisitiva me ponía los pelos de punta— Estoy muy nerviosa, lo siento.

No dijo nada más, solo bajó la mirada a nuestras manos unidas y comenzó a acariciar mis nudillos, su toque ascendió a mi muñeca y fue yendo por debajo de la manga de su sudadera, su semblante era neutro, no podría saber lo que pensaba ni aunque tratara de deducirlo. Mi cuerpo ardía bajo su toque mientras que él volvía a bajar sus caricias. Yo lo miraba ensimismada, detallé sus largas pestañas y sus labios, rosáceos y gruesos, una leve barba apenas perceptible yacía en su mentón, él realmente lucía hermoso.

—Yo.. realmente no quiero ilusionarme— alzó la mirada e hizo una pequeña mueca cuando me miró— No quiero ilusionarte tampoco, Keith.

—¿Pero?— le pregunté. Austin rió y negó levemente parando sus caricias en mi mano, relamió sus labios y con cautela se acercó para hablarme al oído.

—¿Puedes ser mía, Keith?, totalmente mía, sin excepciones.— que me hablara así al oído mandó un escalofrío potente a todo mi cuerpo, tragué duro cuando sentí que reposaba su cabeza sobre mi hombro— Por favor.— suplicó.

*

El juego había comenzado, pero no estaba muy segura de salir al campus. Tenía 5 llamadas perdidas de Kendall en mi teléfono, y una sola de Austin. Caminaba alrededor de una banca que había aquí en el jardín, los pasillos estaban totalmente desolados, pues todos estaban expectantes a ver quien metía el primer gol.

Mordí nuevamente mi labio inferior dejándome caer de golpe sobre la banca, los golpes de mi pie contra el suelo eran insistentes, no sabía qué hacer, no sabía qué pensar para alejar el recuerdo de esta mañana junto a Austin.

¿Puedes ser mía, Keith?.

Cerré los ojos recostando mi cabeza sobre la espaldera. ¿Que si podía ser suya?, ¡por favor!, pero que pregunta más tonta, Austin Wheeler.

Hace frío, mi mente está hecho un caos, mi corazón está inquieto porque no me siento satisfecha en nada. No le había dicho nada.. cuando me hizo aquella petición sólo podía quedarme callada, ni siquiera tartamudeé, ni dije cosas incoherentes, solo dejé que mi hombro sea su apoyo y me quede en silencio. Hasta que el timbre del receso resonó en todo el instituto y él me miró, se alejó de mí y en silencio tomó sus cosas y se fue. Sin mediar palabras.

Y luego estaba Sion.

¿Qué demonios les pasaba a estos chicos?, ¡necesitamos ayuda urgente!.

—Aquí estas.

Owen llegó con su típica cara de odio a todos, sus manos escondidas dentro de los bolsillos de su pantalón de vestir. Sus ojos mieles me observaban inquisitivos, pero no le dije nada, mi mueca penosa respondió a cualquier duda que podría estar rondando en su mente. Owen suspiró y tomó asiento a mi lado, casi como un auto reflejo no dudé en reposar mi cabeza sobre su hombro. Al principio se tensó, podía sentir todo su brazo y hombro duros, pero fue cuestión de segundos para que se acomodara y reposara su mejilla sobre mi pelo.

Tragué saliva pensando en qué demonios estaba haciendo. Estoy usurpando el espacio personal de Owen, he recostado mi cabeza sobre su hombro sin preguntar, pero él me lo ha dejado. Menos mal que lo ha hecho, ahora solo tenía ganas de lloriquear y si se atrevía a rechazarme, realmente lograría que lo haga.

—Lo siento, Owen.

—Descuida, Lay lo hace a menudo. Debo de acostumbrarme— soltó en tono cansador. Reí imaginando a Lay meciendo su mejilla por el hombro de Owen.—¿Estás bien?.

Su pregunta solo hizo que la mueca volviera a mis labios.

—¿Si te dijera que si me creerías?.

—Nop.

La vista frente a nosotros era realmente muy linda, la acera frente al instituto estaba adornado por centenares de rosas en los costados, dándole un camino digno de ser transitado. Era gratificante observarlo, el viento helador hizo que me abrazara como podía a mi misma. Suspiré.

—¿Alguna vez te haz sentido tan indeciso que solo quieres desaparecer sin dar explicación a nadie?.

—Claro que si— ni siquiera dudó en responder— Los chicos creen que realmente huí de mis padres porque no quería vivir con ninguno de ellos, pero la realidad es que llegue a un punto de ebullición en donde la presión fue bastante para mi. Realmente no pude decidir con quien ir a vivir.

Levanté la mirada observando su bonito perfil, sus ojos estaban semi ocultos por sus rulos que caían alrededor de ellos.

—¿Por eso decidiste mudarte solo?.

—Ujum..— volví a mirar al frente, sabía cómo interpretar esa respuesta.

¿Y si mejor me alejo?, ¿de ambos?.

No podría hacerlo.

De solo pensarlo..

—¿Quieres contarme lo que te pasa?— inquirió— Porque debe ser muy denso como para que ahora mismo te estés perdiendo del partido de Sion.

—¡El partido!— me incorporé a mirarlo— Te lo estás perdiendo, tú-

—Al igual que tú, Keith— respondió restándole importancia— Incluso no vas a ver a tu amigo Austin.

Ante la mención del peli negro no pude evitar sonrojarme, suspiré volviendo a mi posición anterior, Owen sacó las manos de sus bolsillos y las juntó como quien fuera un psicólogo dispuesto a escuchar.

—Así que esto tiene que ver con Austin Wheeler— no pude evitar sonreír al escuchar que pronunció bien su apellido.

—Si— musité.

—Él te gusta— afirmó, suspiré cerrando los ojos.

—Si— admití.

—¿Y esa es tu indecisión?.

Silencio.

No sé si es apropiado contarle lo que había sucedido hace unos días con Sion. Es decir, es su amigo, puedo tener hasta confirmado que luego de aquí podría ir corriendo a contarle lo que opino de todo esto. Sin embargo, no veo a Owen como alguien chismoso, ni siquiera lo veo yendo a cotorrear con sus amigos sobre chicas. Owen tiene esa aura de chico reservado, serio, responsable, pero a la vez atento y afectuoso. ¿Tiene sentido eso?, cuando bien vemos que Owen podría darnos una paliza si decidimos darle un abrazo. Pues irónico, ahora esa fachada de chico de piedra no está.

—Es Sion..— comencé.

—¿Sion?— no tardó en cuestionarlo. Suspiré aún sin abrir los ojos.

—Él.. no sé si está jugando conmigo pero-

Ni siquiera sé cómo decirlo. Maldito chico burlón que solo me hace sentir confusa.

—Él quiere contigo ¿no es así?.

Volví a mirarlo. Owen estaba realmente muy serio, expectante a mi respuesta.

—Lo hace muy a menudo.. ir tras la primera chica que se cruza por su camino.. ¿lo hace?.

—No lo hace, Keith. Sion no es ese tipo de persona— explicó. Me incorporé mirándolo ceñuda.

—¿Entonces como pudiste adivinarlo tan rápido?.

—Es bastante obvio, es decir, Sion no es tan pesado como crees— soltó una risa diminuta— Solo es así contigo.— me miró y se encogió de hombros.

—Yo.. no, no lo entiendo.

—Bueno, es bastante obvio que está desesperado por tu atención. Lo conozco y es lo que puedo intuir ahora.

Esa declaración solo hizo que la presión de mi pecho aumentara aun mas. Solté un resoplido hundiendo mi cara dentro de la sudadera de Austin, su fragancia estaba desapareciendo, luego de más de 2 semanas lo estaba haciendo, y como no, me la paso oliéndola hasta cuando duermo. Solté otro resoplido mandando para atrás la cabeza, entorne los ojos al observar el cielo, estaba precioso, hacía un lindo día a pesar del frío.

—Entonces.. Sion va detrás de ti pero es Austin quien te gusta— sacó a flote su conclusión.

—Todo esto es.. muy complicado— y con eso, di por concluida la conversación.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro