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Capítulo 06


Sion avanzó por el pasillo, en ningún momento su mirada se apartó de mi, quizás pude ver un atisbo de enfado en sus ojos. Estaba sudoroso, y se había quitado la banda del cabello, ahora su cabello húmedo caía por los lados de su rostro, sus ojos azules se oscurecieron por alguna extraña razón.

Los demás chicos del equipo pasaron en fila de tren por nuestro costado para ir al vestuario de hombres. Nos miraban curiosos, como si estuviéramos montando un drama romántico aquí

Título de la obra: «¿Quién se quedará con la chica?».

—Sion.. eh, yo— miré de reojo a Austin, quien solo estaba allí parado, inexpresivo— Felicidades, haz jugado muy bien.

Él enarcó las cejas, y se cruzó de brazos ladeando la cabeza.

—No te vi entre el público para decírmelo desde allí.

—Eso, si, ejem.. ja, es gracioso ¿sabes..?

Empecé a jugar con mis dedos nerviosa. ¿Otra vez había preferido a Austin antes que a Sion?, pero él estaba rodeado de mucha gente.. y yo creí que Austin necesitaría consuelo. No puede culparme de ello. Me.. yo.. yo me sentiría mal si lo hiciera.

—Vine junto a Austin, por eso no estuve ahí para felicitarte.

Cerré los ojos unos segundos, sentía mi corazón detenerse, la tensión palpaba el ambiente mientras que volvía a mirarlo. Sion me observaba con una sonrisa extraña en el rostro, no sabría describir cómo era, quizás estiraba a lo burlón, pero estoy segura que no era eso. Parecía.. ¿dolido?.

—¿Sabes?, fue la primera vez que pude entrar en un equipo estando en el instituto. Y gané al primer partido.

—Faltan otros mas— intervino Austin.

Pero ambos lo ignoramos. Bueno, yo lo hice. Sion le dedicó una mirada que quizás lo hubiera crucificado aquí mismo.

—Como sea— Sion hizo un mohín sacudiendo la mano, restándole importancia— Iré a ducharme.

Avanzó y justo cuando pasaba por nuestro lado, se detuvo. Me miró de reojo.

—Me esperarás ¿no?.

No dudé al responder.

—Sabes que si.

Sion disimuló una sonrisa, y dedicándole una última mirada a Austin, se alejó lentamente.

Solté el aire que hasta ahora me voy dando cuenta que lo estaba reteniendo. Giré a encarar a Austin, quien tenía un aire pensativo, me miró unos segundos después.

—Pensaba invitarte para ir a cenar en casa, mi mamá hará lasaña.

Dios, ¿por qué me hacen esto?.

Aunque bueno, quizás es por el sentimiento de culpabilidad, o sólo porque yo lo quiero así. Pero prefería mil veces ir con Sion, y no sé porqué. Por alguna extraña razón sentía un rechazo ante la invitación de Austin.

¿Por qué soy tan indecisa?.

—Lo siento Austin, quizás en otro momento— lo pensé unos segundos, y sonreí— Quizás a la próxima vuelvan a ganar, y podría invitarte yo a cenar.

Austin hizo un mohín antes de asentir.

—Nos vemos, Keith.

—Cuídate.

Volví a sentarme en la banca cuando Austin desapareció por el pasillo. Inflaba mis mejillas mientras mantenía la mirada en mis pies, a la espera de Sion.

Se estaba tardando mucho, hasta tuve que abrir mi jueguito del celular para distraerme e ignorar el dolor de mis nalgas que estaban comenzando por la base dura de la banca. Hasta que, 30 minutos después, Sion volvió a salir de los vestuarios. Lo miré ceñuda.

—¿Por qué no te quedas ya a dormir, mejor?.

Sion me observó unos segundos, hasta que me devolvió una sonrisa juguetona.

—Por favor Keith, sé que no puedes vivir sin mi..

Puse los ojos en blanco mientras comenzaba a andar hacia las escaleras.

—¡No trates de huir de esta realidad, Keith!— bromeó.

—Huyo de ti, pues ya sabes Sion, sé estar sin ti perfectamente.

Él llegó por mi lado con la mayor facilidad del mundo.

—Me dueles Keith, mucho.

Trate de ocultar la sonrisa traicionera que comenzaba a dibujarse en mis labios. Detrás de nosotros, los demás del equipo azul comenzaron a salir en caravana mientras saltaban y cantaban orgullosos.

—¡AZUL! ¡AZUL!.

De un momento a otro, Sion me sujetó de la cintura y con un movimiento ágil me impulsó hacia el lado izquierdo, justo al momento que los demás pasaban en trotes presurosos por nuestro lado. Sentí un vuelco de asombro en mi corazón, y me sujete de su brazo por la impresión. Ni siquiera me dio tiempo de reaccionar cuando Sion presionó su agarre en mi cintura, debilitándome.

—¡Idiotas!, ¿no ven qué hay una mujer aquí?— el tono autoritario de Sion hizo que los demás se giraran hacia nosotros. Oh, oh.

Pero la mirada avergonzada se apoderó de ellos. Kurt me sonrió en modo de disculpa.

—Lo siento, Keith, no te vimos.

Entrecerré los ojos. Aunque no podía responder, la mano de Sion en mi cintura me distraía muchísimo. Solo asentí como respuesta.

—¡Lo sentimos, Keith!— vociferaron los demás en unísono. Y como si nada, comenzaron a andar de nuevo hacia la salida del campus.

Luego de unos segundos en silencio, casi que con temor giré mi cabeza para observar a Sion. Él me miraba con una sonrisa juguetona, se relamió los labios antes de hablar

—¿Estas nerviosa, querida Keith?, ¿o por qué te haz puesto roja?.

Involuntariamente entreabrí los labios, Sion bajó su mirada a ellos, mirándolos mientras que volvía a relamerse los suyos. ¿Por qué hacía eso?, solo lograba que mi pulso se disparará y que apretara mi agarre en su brazo. Eso solo hizo que sonriera de lado.

—Y-yo..

Oh no, estás tartamudeando.

Sion mordió su labio inferior y con cuidado soltó su agarre de mi cintura. Quizás me detuve a observarlo más segundos de lo que me gustaría admitir. Sion sentía mi mirada cuando comenzó a caminar de nuevo, era imposible que no la sintiera, y su sonrisa de suficiencia me lo confirmó. Demonios, qué guapo que era, el muy condenado. Suspiré y comencé a seguirlo.

—¿Estas feliz con la posición en el que estás ahora?— le pegunte de repente. La sonrisa de Sion tembló.

—Mhm.. si me felicitas por eso, estoy feliz.

—No creo que sea suficiente.

—¿Por qué no?.

—¡Es obvio!, deberías de estar feliz por ti mismo.

Sion me miró unos segundos dubitativo, como si no entendiera mi punto.

—Pero es lo que te digo, estaría feliz si tú lo estuvieras por mí también.

Suspiré.— Estoy feliz por ti Sion— dije.

Él asintió.

—Admito que no es lo que me esperaba. Cuando el profesor vio mi rendimiento en la práctica me dijo que era bueno en ello, te juro que las palabras que utilizó para conmigo fue muy.. muy.. parecía que le había fascinado— masculló— Y de pronto hoy me llama, voy con la ilusión en grande, y termina diciéndome que me toca la posición lateral izquierdo y me lanzó la camiseta azul a la cara. ¿Y que podría hacer? ¿negarme?. Solo salí a dar lo mejor de mi— sonrió— Ojalá se haya arrepentido al ver que los 3 goles fueron míos.

—Así fue Sion, no me cabe duda— le dije.

Llegamos al estacionamiento del instituto, en donde Jimmy y Kendall se encontraban jugando a piedra, papel o tijera para quien sabe qué. Owen estaba con expresión aburrida recostada por su automóvil, y Lay observaba al par de juguetones, divertido con la situación.

Kendall ganó cuando alzó en alto su tijera y Jimmy se quedó observando con expresión lastimera la palma de su mano.

Mi rubia mejor amiga dio un gran escupitazo en su mano para luego tomar del hombro a Jimmy, estudio la precisión y altura de su mano mientras el castaño cerraba fuerte los ojos, esperando el impacto.

—¿Lo piensas golpear?— inquiero llegando a grandes zancadas hasta ellos.

Jimmy abrió los ojos, los cuales se le iluminaron mientras me miraba como si el mismísimo Dios haya bajado del cielo frente a él.

—Solo es un juego, Keith— respondió ella con una sonrisa malévola.

Negué con desaprobación.

Owen me observó atento mientras Lay bajaba los brazos con desilusión. Tenía ambas manos en alto, contando cuánto iban cada quien, alzando el índice en cada cual.

—Tiene un bello rostro para que lo arruines de este modo— dije señalando a Jimmy. Él fingió lloriquear al escuchar mi alago.

—¡Él ya me abofeteó a mi!— protestó señalando su rostro. Lo tenía un poco sonrosado en la mejilla izquierda.

Miré a Jimmy de forma recriminatoria.

—¡No es mi culpa! ¡le he ganado primero!.

Agudizando más la vista, pude ver cómo Jimmy llevaba una herida en la frente, que ni siquiera la curita cubría del todo. Y recordé la caída que había tenido hace rato en el campus.

—¿Te duele?— le pregunté, tomándolo el rostro.

Quizás me he pasado un poco, pues Jimmy comenzó a enrojecer fuertemente mientras se tensaba.

—Eh.. yo, este.. n-no.. BUENO SI, ósea si, si— asintió repetidas veces, le mostré una mueca.

—¿QUÉ HAY DE MI?— vociferó Kendall indignada, aún señalando su mejilla sonrosada. Lay no tardó en acercarse a auxiliarla, observándola de cerca.

¡Kendall tiene novio! ¡Kendall tiene novio!.
Bueno no, no nos ilusionemos. *se ilusiona*

A ver— Sion se interpuso entre nosotros haciéndome a un lado. Se lo iba a recriminar cuando sentí una presencia detrás de mi. Owen me miraba ceñudo.

—Así que fuiste al sanitario, ya veo que te tardas una hora cagando.

—¡No estaba cagando!.— Enrojecí al instante que su mirada entornada no se despegaba de mi.— Bueno, veras Owen..— empecé a acariciar mi lacio cabello, pensando en una escapatoria.

—No me lo creerás Owen— dijo Sion, apartándose de Jimmy luego de colocarle otra curita en la frente, pareciera una cruz blanca que llevaba allí— Me lo encontré con un chico, se empeñó en abandonarte por un chico. Austin Wheeler— dijo haciendo énfasis en el nombre.

Owen se cruzó de brazos mientras los pares de ojos llamados Lay y Kendall se giraban al mismo tiempo observándonos, la mano de Lay aún pegada al rostro de la otra.

—¿Quien mierda es Austin Wily?— preguntó.

Aquello me hizo acordar al primer día que llegaron al instituto. Cuando Sion también había hecho burla al nombre de Gina. Vaya, aquello va de amistad.. Sion se aguantó una gran carcajada. Miré con el ceño fruncido al moreno frente a mi.

—Es Wheeler, Owen. WheeLER— y de nuevo adquirí mis ojos soñadores cada vez que pensaba en él— Es el chico más guapo de todo Tuilsom.

Seguía acariciando mi cabello mientras miraba en la nada hipnotizada por esos ojos grises en mi mente. Los chicos comenzaron a dispersarse dejándome sola en mi mundo de caramelo. Más Owen no se movía de su sitio, mirándome ceñudo.

—¿Te gusta?.

NO!

¿O si?. Obvio no.

¿O si?.

—¿Puede ser?— dudé.

—Ah, pues bien, si es un chico que te gusta, no hay mucho que decirte— se encogió de hombros también girándose a seguir hasta su auto. De pronto, todos me habían abandonado allí, parada en el medio del desolado estacionamiento.

—¡Oigan chicos, espérenme!.

***

Estaba recostada en la comodidad de mi parsimoniosa cama, cuando mi madre irrumpe a mi habitación casi que tirando la puerta al otro extremo de la misma. Entraba enfurecida. La miré confusa cuando la vi roja de la rabia.

—¿Fuiste tú no?, ¡maldita niña del demonio!.— espetó señalándome.

—Wow wow wow. Vamos a calmarnos.

Me senté rápidamente dejando a un lado mi teléfono.

—¿Qué me calme?, fuiste tú la que le ha dicho a tu padre que venga.

—¿Mi papá vendrá?— no pude evitar que la ilusión se apoderara de mi dicción, y eso hizo que mi mamá se enfureciera aún más.

—¡Así que fuiste tú!.

—No fui yo— le dije, frunciendo el ceño— Ni siquiera sabía que pensaba venir, yo-

—¿Y como es que ha llamado para decir que vendría a verte?, ¡él nunca quiere verte de la nada!

Boom. Fue como un puñetazo directo en las tetas. Apreté los labios unos segundos antes de responder.

—Y-yo.. no.. sé. Quizás ahora si quiere— dije, odié que la tristeza se reflejara en mi expresión. Bajé la mirada a mis manos.

—Ahora te haces la inocente, fuiste tú quien lo ha llamado Keith, admítelo.

Suspiré.

—Y si es así ¿qué?. ¿Acaso no puede venir a visitarme o que?.

Ella fluctuó mirándome unos segundos, se notaba en su iris cuanto quería gritarme ahora mismo.

—¡El maldito problema es que vendrá con su nueva noviecita!— hizo énfasis en la última palabra.

Oh, así que es eso..

¿Papá tiene nueva novia?— pregunto en cambio.

Ella gruñó luchando para no lanzarse a estirarme de las greñas. Vale, ¿por qué tan enojada?.

Acaso.. ¿está celosa?.

Naaah..

¿Celosa?.

¡Celosa! ¡Celosa! *se burla*

Me apuntó con el índice.

—Más te vale que se largue a los pocos días, no lo quiero recorriendo este hogar por un mes entero, como suele hacerlo. Menos si trae a una chicuela con él.

Y dicho eso, se largó. Ladee la cabeza mirando fuera de mi habitación. Al cabo de un minuto en el que me asegure que no volvería. Me paré de un salto y comencé a mover las caderas festejando.

Vería a mi padre, ¡luego de casi un año!. ¡SIIII!.

Mi teléfono comenzó a vibrar alertándome a que tenía una llamada entrante. Me lancé de espaldas en la cama y agarré el teléfono. Era Austin. ¿Me estaba llamando por Instagram?. ¿Austin quería hablarme.. a mi?, ¿él quería..?. Cómo sea, no dudé en responder.

—¿Austin?.

—Mhm.. yo, estoy aburrido ¿sabes?— comenzó. Su voz ronca llenó toda mi mente— Me preguntaba si..

—¿Si?— inquiero, manteniendo mi vista al techo.

—Si querías hacer algo.. ahora.

—¿Ahora?— despego el teléfono de mi oreja y miro la hora en él— Austin, son las 9 de la noche.

—Si.. lo sé. Yo, en realidad no sé qué pretendía al llamarte— admite— Solo pensé en ti, y..

Lleve mi mano a la altura del pecho cuando sentí mi corazón comenzando a latir rápido. Él no podía decirme aquello, en un susurro bastante tentador, sonaba.. sexy.

—Suelo tener ese efecto en los demás— bromeé. Él río suavemente.

—No lo dudo.

Enarque las cejas mientras me recostaba de lado, para estar más cómoda.

—¿Estas bien, Austin? Te noto.. ¿triste?.

Silencio. Austin se tomó unos segundos en responder, quizás un minuto. Incluso miré mi teléfono, su nombre seguía ahí, no me había cortado, menos mal..

—Estoy bien.

Pero no le creo ni un poquito. Suspiré pensando en que decir, quizás diga algo que le suba el ánimo.

—No puede ser que me extrañes tanto como para llamarme a altas horas.

Nuevamente una risa se escuchó del otro lado.

—¿Altas horas? Keith, son las 9 y 20 de la noche. No las 12.

—¿Dudas de mi capacidad de chica aplicada?, he de decirte que respeto muy bien mis horarios. Yo me dispongo a dormir a las 9.. y 30.

—Ya.

—¡Es en serio!. Pero nooo, tenías que llamar. Austin, siento mucho gustarte tanto como para querer verme a altas horas de la noche.

—Lo siento yo, porque me gustes tanto como para quererlo.— dijo, siguiéndome el juego. Casi podía ver su sonrisa juguetona, aunque no fuera muy propio de él.

—Nah, no te preocupes— fingí desinterés— Ya estoy acostumbrada.

Ujum, costumbre por la culpa de.. nadie.

—Seguro ya no cuentas con los dedos cuántos pretendientes tienes.

—Te juro que es así.

Un silencio casto se formó entre nosotros.

—Oye Austin.

—¿Mhm..?

—¿Sabes que le dice la esposa del presidente de Venezuela cuando ambos tienen sexo?.

—¡¿Por qué me preguntas eso, Keith?!— preguntó casi que alterado.

–¿Sabes?— insisto. Austin suspira luego de unos segundos.

—¿Qué le dice?.

—Dame ma'duro.

Suelto una estruendosa carcajada para que segundos después Austin me acompañara a reírnos juntos. Me retorcí sobre la cama sujetando mi estómago cuando sentía que comenzaba a doler por tanta risa. Austin aún no paraba de reír cuando yo lo hice.

Me mame..

En serio que si.

—Soy tan pro, ojalá me contraten para trabajar con Eugenio Derbez.

Austin se tomó unos segundos más para recomponerse de la risa, yo lo esperé paciente con una gran sonrisa en mis labios.

—En serio que no me lo esperaba— admitió, sé que sonreía al otro lado de la línea.

—Soy difícil de leer.

—Ya veo que si— Austin soltó un respiro cansador— Esa risa me ordenó hasta los órganos, de repente me siento cansado y todo.

—¿Prefieres dormir Austin?. Estaré triste pero no dudaré en aceptarlo.

Austin soltó una risa diminuta.

—Ya son las 9 y 30, Keith. Debes de ir a dormir— respondió en cambio.

Miré la hora, y efectivamente, eran las 9 y 30. Trate de no sonar tan desilusionada cuando respondí.

—¡Es cierto!, me voy a la hora feliz; dormir. Buenas noches, Austin.

—Descansa Keith.

Luego de aquella llamada no dudé en dormirme. Pues estaba, extrañamente, cansada. Al día siguiente desperté y me preparé, como de costumbre, para el instituto. Al bajar las escaleras no me esperaba ver una maleta pequeña al inicio de ellas.

Papá llegó.

—¿Papá?.

Lo busque por toda la casa y fui a parar a la cocina, allí estaba él. Un hombre alto y de expresión dulce, quien me sonreía en grande, abriendo los brazos para recibirme en un abrazo. A su lado, había una mujer de quizás unos 35 años, quien me observó curiosa.

—¡Papá!.

Corrí a su encuentro y le rodee el cuello cuando él me elevó un poco del suelo, apretujándome.

No podía creer que él estuviera aquí, tenía tantas cosas que contarle.. si bien ando enfadosa porque no me ha visitado ya desde hace un buen tiempo. Igual estaba que me explotaba el corazón de la felicidad.

—Mi linda Keith, ¿cómo está la niña de mis ojos?— desde el otro lado de la cocina, mi madre nos observaba con el odio más profundo. Mientras que le preparaba unos huevos revueltos a Camila, quien miraba la escena también.

—¡Triste!. Te he extrañado bastante papá— proteste.

—Ya lo creo que si, y yo también.. pero ven, siéntate. Desayunemos juntos— apartó la silla a su lado y yo obedecí— Mira Keith, te presento a Thalía, mi novia— la señaló mientras la rodeaba por la cintura.

—Mucho gusto Keith, tu padre me ha hablado mucho de ti— dijo suavemente, sonriéndome.

—El gusto es mío.— dije mirando de reojo a mi mamá, estaba que la comía con los ojos, en mala manera.

—¡Mami, se te están quemando los huevos!— le gritó Camila. Ella parpadeó varias veces antes de ahogar un grito apartando los huevos del fuego.

Mi padre les dedico una mirada curiosa mientras que Thalía las miraba preocupada.

—¿Necesitas ayuda en algo?— le dijo la pobre mujer.

—Oh, no no. Solo fue un pequeño descuido— le respondió, sorprendentemente en un tono afable. Hice una mueca al percibir el olor a quemado.

—Yo mejor me voy— dije comenzando a ponerme de pie de nuevo.

—¿No desayunarás?— me preguntó Thalía.

Miré los distintos comestibles esparcidos sobre la mesa de mármol. Desde huevos hasta tortas de chocolate, y aunque se veía apetitoso, sabía que poco podría hablar con papá ya que mi progenitora me mandaría sus miradas recriminatorias hasta porque respiro.

—Mhm.. no tengo hambre.

Eso hizo que papá me mirara con desaprobación.

—Debes de comer, Keith. El desayuno es fundamental— dijo.

—¡Lo haré!, yo.. lo haré en el instituto.

Aún así me miró desconfiado. Huí de allí, no sin antes despedirme. Y afuera, Owen estaba a mi espera, recostado por su auto mientras miraba su teléfono distraídamente. Me acerqué con cautela y al llegar por detrás de él, decidí asustarlo.

—Bu— dije tocándolo bruscamente, pero él ni siquiera se inmutó. Me miró mientras yo hacía una mueca posicionándome delante de él— Al menos finge que te has asustado.

Owen sonrió de lado y fingió susto, llevándose la mano al corazón.

—¡Dios, casi se me sale el corazón!.

Lo miré de mala manera haciéndolo reír. Oh, qué lindo es Owen. ¿Tendrá novia?, nunca me detuve a preguntárselo, pero tampoco han mencionado nada al respecto. Ni él, ni los demás chicos. Además, luego de tenerlo semanas viviendo frente a mi, con casa sola para él nomás, ya habría visto alguna visita por parte de algún ser femenino. Así que, Owen teniendo novia.. descartado.

—¿Nos vamos?.

Asentí y ambos subimos al auto, comenzando a andar hacia el instituto.

—¿Alguna elección en específico?— inquirió mientras buscaba alguna emisora buena en la radio.

–Me gusta el pop, especialmente Taylor Swift.

—¿Por qué lo deduje incluso antes de que me lo dijeras?.

Le dediqué una sonrisa angelical.

—Admítelo, es buenísima en lo que hace.

—No puedo refutarlo tampoco.

Apenas lo dijo, se detuvo en una emisora aleatoria. Cárdigan de Taylor Swift comenzó a sonar, llenando el espacio silencioso entre nosotros. Nos miramos y no pudimos evitar sonreír. Owen soltó una risita cómplice y le subió más al volumen. Rápidamente sujete mi teléfono entre manos, usándolo como micrófono.

—Vintage tee, brand new phone. High heels on cabblestones— comencé a cantar. Owen me miró como si tuviera dos senos más colgando bajo los míos.— When a you are young, they assume you know nothing..

—Tú en serio no estás- — lo hice callar cuando señalé el teléfono en su dirección— ¡Oh no! ¡no canta- — agite el teléfono insistente cuando la música seguía. Él me observó unos segundos, luego suspiró.—.. when a you are young, they assume you know nothing.— siguió la letra de mala gana, casi arrastrando las palabras. Sonreí ampliamente.

But i knew you.

El río negando cuando decidí en elevar la voz. Le hice una seña para que siguiera la canción conmigo, volteó los ojos divertido para luego volver su atención en el tráfico. Pero siguió junto conmigo.

¡DANCIN' IN YOUR LEVI'S, DRUNK UNDER A STREETLIGTH, I!— ambos cantamos al unísono, quizás quien se percatara de nosotros por la calle, nos tildarían de locos.

¿Que dirían los demás si supieran que haz logrado que Owen, el callado y antisocial Owen, cantara contigo, eh Keith?.

Seguimos escuchándolas, Owen dejó de cantarla.. hasta que llegó en una frase específica. El cual cantó mirándome.

To kiss in cars and downtowns bars, was all we needed.

Sentí que la sonrisa me tembló por unos segundos. Owen me dedico una sonrisa de lado y luego no volvió a mirarme. ¿Por qué aquello.. se sintió.. tan intimo?. Tuve que tragar el gran nudo de nerviosismo que se me acumuló en la garganta. La canción terminó y nos empujó a quedarnos sumidos en un silencio sepulcral allí dentro. Miré por la ventana repiqueteando los dedos por el estuche de mi teléfono. Menos mal ya íbamos llegando. Agradecí su transporte antes de salir prácticamente volando, como si un cohete estuviera pegado en mi culo, de su auto.

Iba caminando bastante rápido que no me di cuenta cuando choqué con un pecho duro y evidentemente de un pecho peludo macho alfa. Levante la mirada sobándome la frente. Oculté una mueca cuando vi que se trataba de Austin, y le sonreí.

—Hey..

—Austin, hola..

Él me sonrió unos segundos antes de fruncir el ceño.

—¿Todo bien?.

Demonios, ¿era tan notorio mi nerviosismo ahora mismo?. Es decir, sabía que estaba que comenzaba a sudar por culpa de ello, mis mejillas estaban bastante sonrosadas y sentía mi rostro entero ardiendo. Me abanique mientras le hacía un gesto con la mano, restándole importancia.

—Todo de maravilla— respondí.

—Yo.. en realidad te estaba esperando— repentinamente se puso serio, muy, bastante, altamente, serio.

—¿A.. a mi?.

—Si. Necesito decirte algo.

Sonaba totalmente decidido. Comenzaba a ponerme aún más nerviosa, y creo saber que la razón es totalmente distinta a la situación de hace un rato con Owen. Ahora mi corazón se había detenido por causa de Austin. Es totalmente ridículo, ¿es que todos estos chicos agraciados conspiraban juntos para llevarme al más alto estasis de nerviosismo en donde me de un ataque por pulso incontrolado?.

Al parecer si.

—Claro— respondí al fin.

Austin miró a los costados, pude darme cuenta que Gina venía a grandes zancadas en nuestra dirección, pero ni siquiera tuve tiempo de ponerle mala cara, pues Austin tomó mi mano estirándome junto con él. Miré hacia atrás viendo cómo mis amigos se reunían, casi podía percibir el mal humor de Sion al observarnos, mantenía los labios apretados mientras Lay parloteaba a su lado diciendo quien sabe qué. Mientras que Owen nos observaba también, inexpresivo. Y Kendall, bueno, Kendall alzaba los pulgares con aprobación guiñándome un ojo.

Quizás estuvimos recurriendo todos los pasillos habidos por haber, como dos tontos empedernidos del romance, agarrados de la mano y para sumarle; bajo la atención de todo el instituto.

Observe el rostro inexpresivo de Austin, cuando ambos llegamos al pasillo del bloque C, ese día como tal, estaba un poco transitado, pues como era el pasillo de las aulas de computación, habían ciertos días los cuales lo utilizaban. Pero no fue problema para nosotros, que decidimos sentarnos en unas sillas frente a pupitres en un aula desolada. Solo la luz tenue podía percibirse ahí, los pizarrones de atrás y adelante, estaban con ciertos borrones de números químicos y nombres de grandes Profesores de la edad media.

Quizás me daría miedo estar allí, a solas con un chico, pero como era Austin... aquello solo ocasionaba que un creciente nido de mariposas se instalara en mi estómago, quería decir tantas cosas, es decir, siempre quiero hablar demás cuando estoy nerviosa. Y este momento no es la excepción.

—Ujum..— dije, como si estuviera siguiendo algún tema de conversación, totalmente inexistente.

Austin apartó su mirada del pizarrón. Parpadeó varias veces antes de mirarme, repentinamente nervioso.

Fruncí el ceño cuando comenzaba a rascarse la palma de la mano. Abría y cerraba la boca, como buscando las palabras exactas para comenzar a hablar.

—¡No me digas!— lo corté justo cuando iba a hablar— Tienes novia— emití con cautela. Lo miré de costado como no queriendo ver su asentimiento cuando dijera que si.

—¿Qué..? No.. yo— comenzó a negar mirándome como si aquello fuera totalmente absurdo. Solté el aire retenido de mis pulmones.

—Menos mal, eh, ya me tenías con las chichis de punta.

Oh, yo no dije eso ¿cierto?. ¡Aish Keith!, tú con tus babosadas, de verdad..

Austin enarcó las cejas, quizás este tipo de chistes no eran lo suyo después de todo. Solté una risa, totalmente incómoda. Me rasque la nuca cuando aún se me quedaba viendo. Hasta que se encogió de hombros, ¡y venga con ese nerviosismo!, ¿por qué tan nervioso?.

—Ya empiezo a creer que-

—Verás— Austin alzó la mano, haciéndolo rebotar sobre el pupitre, ocasionando que un eco estruendoso nos rodeara por completo. Apreté las nalgas para no soltar la diarrea que se me iba saliendo por el susto. Carraspee fingiendo tranquilidad.

—Olvídalo— dijo de repente. Lo miré tan rápido que el cuello me tronó prácticamente. Fruncí el ceño.

—¿Qué?— me sentía como una tonta, pero así me hacía sentir Austin, con ese cambio tan repentino.

—No.. no es nada. Olvídalo— repitió. De repente se puso de pie haciendo que lo siga con la mirada. Repetí su acción, aún ceñuda.

Dios, ya me imaginaba una declaración de amor de su parte. Pero claro, sería muy perfecto..

—Estoy segurísima qué quieres decirme algo— dije, tratando así de presionarlo. Austin se detuvo frente a la puerta y se giró a mirarme.

—Quizás te lo diga, quizás debas de portarte bien para que así sea..— sonrió guiñándome un ojo, y se fue, sin mirar atrás.

¿QUÉ. FUE. ESO..?

***

Estoy noventa y nueve punto nueve punto nueve punto nueve punto nueve, nueve, nueve, nueve por ciento segura de que se te iba a declarar— dijo Kendall.

Estamos en el receso, hoy decidimos sentarnos en las mesas que se encuentran en el patio del instituto. Principalmente porque hace un clima agradable hoy, fresco pero con el sol de compañía. Jimmy comía su chocolate en barra, como si la vida dependiera de ello. Kendall le daba golpes cada vez que se pasaba con los sonidos extraños que soltaba cuando masticaba. Y ella y yo estábamos compartiendo unas rebanadas de pizza que trajo en un bol hoy. Sus padres tienen una pizzería, se les da muy bien, y son deliciosas.

Y.. le había contando lo sucedido a Kendall, lo qué pasó hace unas horas con Austin, digo.

Hice una mueca. Creo que es lo único que sé hacer desde que salí de aquella aula en donde Austin me dejó abandonada. No podía dejar de pensar y sobre pensar en que habrá querido decirme, ¿y si es cierto lo que dice Kendall?, ¿habrá querido declarárseme?. Solté un chillido de frustración dejando caer mi anatomía sobre la mesa. Miré de costado a mi rubia mejor amiga.

—Lo odio, Kendall. Hoy puedo decir fervientemente.. que lo odio.

Kendall entrecerró los ojos mientras masticaba de su borde de pizza.

—No lo odias, Keith. Te gusta, dudo mucho que algún día puedas odiarlo.

Con razón, aquello me enfurecía más. Solté otro chillido.

—¿Estamos en una carrera de autos? ¿o por qué esos chillidos?— el don comedias Sion hizo acto de presencia.

Me incorporé mirándolo de mala manera. Él río tomando asiento a mi lado y repiqueteando mi nariz con el dedo, las arrugue ante aquello.

Lay tomó asiento a su lado y Owen al lado de Lay, la mesa era redonda así que todos nos podíamos mirar las caras sin problema.

—Keith se lamenta por sus problemas amorosos— dijo Jimmy, entorné los ojos.

—Eso no es cierto, yo no tengo problemas amorosos.

—Cariño, lo tienes— esta vez fue Kendall quien atacó.

Oh, Kendall. Sabía que eras una traidora..

Iba a refutar cuando sentí mi teléfono vibrar con un mensaje, luego otro mensaje, y otro mensaje. Fruncí el ceño sacándolo del bolsillo de mi pantalón deportivo. Eran Austin y papá. No quise verme muy presurosa al ver su mensaje tan rápido, el de Austin digo, así que entre en el chat de papá.

Papá: Pediré una reservación para ir a cenar con Thalía, tú y yo. ¿Te parece bien?.

Keith: Me encantaría..

Luego de ello paso a la aplicación de Instagram. Escucho a los chicos parlotear a mi alrededor pero realmente no puedo entenderlos nada, pues estoy más pendiente en leer los dos mensajes de Austin.

wheeler21_: Estoy en el jardín..
¿Vienes?.

Alcé la mirada perdiéndola en la nada. A mi lado, podía sentir los ojos de Sion sobre mi, pero no podía devolverle la mirada ya que comencé a ir al mundo de los pensamientos íntimos de Keith, ósea yo.. je je.

Austin, Austin.. Austin.

No lo entendía. Hace algunas horas me había dejado en medio de la nada, pensando en nada, y con información de nada también..
Y ahora me escribía como si nada, quería que vaya junto a él, y evidentemente hace que mi corazón de un vuelco de emoción al saberlo. Quiero prácticamente correr por los pasillos hasta llegar junto con él. Quisiera que me dijera que le gustaba, aún si fuera precipitado, porque sé que no dudaría en corresponderlo. Aún si estuviera indecisa y confundida.. aún si no sé si realmente me gusta, o qué demonios está pasando con mi corazón justo ahora.

¡Aish!, ¿por qué la vida debía de ser tan complicada?.

Aún así fui. Con una excusa tonta de que quería ir a la biblioteca, fui. Y obviamente al instante me arrepentí de decir aquello, ósea, Kendall si me dedicó una mirada cómplice, como si supiera para donde iría, y con quien, pero los demás chicos no tardaron en mirarme con desconfianza. No es un secreto de que yo hago muchas cosas en esta vida, menos leer.. Así que, ¿por qué dije eso?. Cómo sea, estaba llegando al jardín cuando me detengo abruptamente, así como si me empujaran hacia atrás, cuando veo a Austin.. en compañía de Gina.

Cómo un auto reflejo me lanzo detrás del primer arbusto que encuentro. Unos chicos que iban pasando se detuvieron a observarme extrañados, les hice una seña para que se largaran rápidamente, ellos se miraron entre sí encogiéndose de hombros y siguieron con su camino.

Lentamente saqué mi cabeza de los arbustos para observarlos. Austin estaba sentado frente al gran árbol que daba la gran sombra, incluso me lo proporcionaba a mi, que estaba un tanto alejada, por suerte, no tanto como para no poder escucharlos. Gina estaba arrodillada frente a él, sentada sobre sus piernas con las manos en sus rodillas, vestía su uniforme deportivo, lo que era bastante sorprendente. Nunca creí que alguna vez la vería sin su uniforme de porrista.

—Te he estado viendo mucho con otras.. por eso es que-

—¿Otras?— Austin la interrumpió, confuso— ¿Cuales otras?, solo estoy con Keith, siempre.

Uy, me ha mencionado..

Rápidamente observé la reacción de Gina. Tenía el entrecejo hundido, incluso apretó sus manos formando un puño, enfadada.

—Exactamente, te he visto con ella. ¿Por qué siempre estás con ella?.

Austin la miró aún más confundido, fruncía el ceño como si no pudiera interpretar sus palabras. Se veía bastante tierno, desorientado.

—¿Por qué no estaría con ella?. Es mi amiga.

AUCH!.

Tragué saliva al escucharlo, ¿por qué me agüito por eso?, ¡si somos amigos!. No porque no sea aún mi novio, futuro marido, próximo padre de nuestros 10 hijos junto con nuestros 5 perros y 6 gatos.. no quiere decir que ahora mismo no seamos amigos. Aveces, por ahí se empieza. ¡Daaahhh!

—¿Tu amiga?. Si, tu amiga. Y por eso.. mhm, si son solo amigos, no entiendo porque te la pasas junto a ella, yo-

—Porque me cae bien, y quiero estar con ella— la cortó de nuevo. Pude ver cómo Gina bufaba, la observé divertida con la situación, en serio que daba pena de solo verla..

¡Ya, pinche naca!, ¿no ves que no le interesas?.

Casi reí junto con mi conciencia.

—¿Ella te cae bien?— puso cara de desagrado. Entrecerré los ojos cuando percibí que iba a soltar algo más— Si es la chica más aburrida que conozco.. ademas no es linda, parece una nerd y-

Apreté los labios en una fina línea recta. Quizás ya le haya dado a mi punto de baja autoestima. «además no es linda», claro, tener una buena cintura nunca me haría una chica linda, ¿pero por qué Gina tenía que decirlo?, ¿justamente a Austin?. Solo haría que Austin se percatara de mis defectos..

—Que bajo de tu parte, Gina— me sorprendí al escucharlo. Alcé la mirada a Austin, él se veía enfadado, demasiado, diría yo.— ¿Hablar mal de otra mujer solo para llamar mi atención?. Créeme, solo haces que los pensamientos que tengo de ti tengan más peso.

Gina soltó un jadeo indignada, y tenía el ceño muy fruncido también.

—¿Y cual se supone que son los pensamientos que tienes de mi?— inquirió.

Austin enarcó una ceja, mirándola como «¿En serio quieres saberlo?». Al final, no lo dudó mucho para decirlo.

—Que eres una pesada buscona. No quieres aceptar que el mundo no gira a tu alrededor y tratas de disfrazarlo con «¡Hola, soy Gina Wilson, y soy la mejor del mundo!»— imitó su voz chillona.

Abrí los ojos desmesuradamente, tan grandes que temí por ellos. OH. MY. GOD. Él en serio no le había dicho eso ¿cierto?. Un hombre, primera vez en años, que le estaba diciendo una verdad BASTANTE grande en su cara a Gina Wilson. Wow, enhorabuena Austin. Gina estaba muda, como si de pronto un ratón haya pasado por su boca a robarle la lengua y haya huido con ella. Quise reír al verla, ahí, con los hombros tensos, mirando furiosa al peli negro en frente.

—Retráctate— fue lo primero que dijo. Austin la miró burlón, una sonrisa de suficiencia se formó en sus labios, y que guapetón se veía, sí que si. Él se cruzó de brazos.

—No.

Dios, si que me está encantando este entretenimiento..

Gina levantó la mirada, posándola en él. Su miraba era sombría, mientras que abría y cerraba la boca, sin saber que decir, o eso creo yo.

—Retráctate, si no quieres que haga que te arrepientas por lo que haz dicho.

Austin llevó su mano a su mentón, como si lo estuviera pensando, luego se acercó un poco a ella, alzando los ojos para mirarla directamente a los suyos.

—¿Arrepentirme?, primero me muero antes de arrepentirme.

Gina soltó un grito de impotencia y lo empujó por los hombros alejándolo. Se levantó como pudo y empezó a alejarse a grandes zancadas, viniendo justo por donde yo estoy. Pero por suerte iba tan ensimismada y furiosa que ni se percató de mi y de mi escondite improvisado.

Soy una capa..

Austin la observaba alejarse, se encogió de hombros y volvió a recostarse por el árbol, tranquilo como si nada hubiera pasado. Vi cómo tomaba su teléfono y comenzaba a teclear, con el ceño fruncido. Fue cuestión de segundos para que mi teléfono vibrara.

wheeler21_: ¿No vendrás..?.

De un tirón me puse de pie. Y comencé a ir hasta él como si nada, como si hace solo unos segundos no haya estado escabullida entre los arbustos husmeando en su conversación con Gina Wilson. Él alzó la mirada al sentir mi presencia, y formó una mueca extraña en los labios.

—Hola.

—Si, hola. Perdón por la tardanza, estaba.. mhm.. no vi tu mensaje— mentí.

—No pasa nada. ¿Quieres ir al lago?— preguntó.

Extrañamente eso me hizo ilusión, así que no tardé en aceptar. Comenzamos a andar hacia el camino que conducía al lago. Yo parloteaba de que debía de ponerme ya al día con el proyecto de último año, que me tocaba hacerlo con Sion. No le estábamos tomando la importancia que requería, al igual que si no nos adelantábamos, al final lo haremos todo a última hora y será un caos para nosotros.

—A nosotros nos toca el proyecto con la profesora de Geografía. Hago dúo con Dan, seguramente lo conoces— me dijo él.

—Oh si, he oído que es un chico aplicado, tienes suerte Austin.

—¿Y tú? ¿con quien haces dúo?.

—Con Sion.

—Oh..— fue lo único que dijo. Austin me observó de reojo pero no volvió a decir más.

Llegamos al lago y volvimos a tomar asiento sobre el césped, recostados por la roca a un lado. Austin metió las manos en los bolsillos y estiró las piernas, al igual que yo, y las suyas se veían sorprendentemente muy largas a comparación de las mías, que le llegaban a la altura de las rodillas. Casi hice una mueca fastidiosa, pero seria una patraña de mi parte. Porque la verdad es que adoro su altura, adoro que me vea tan pequeña a su lado, y que sus manos sean grandes, podrían llegar a cubrir entero las mías. De pronto mis manos picaban con el anhelo de sentir los suyos sobre ellos.

Observé a Austin, él se encontraba pensativo. Quiero saber qué piensa. ¿Por qué no me dice ya lo que tiene en mente?, ¿está pensando ahora en lo que pensaba esta mañana?, ¿debería preguntárselo?. Iba a hacerlo pero de pronto él soltó un resoplido y giró a observarme, me pilló desprevenida y se quedó unos segundos mirándome también. Fui la primera en apartar la mirada, cuando sentí que mi pulso comenzaba a ir bastante rápido.

—¿Quieres escuchar una canción?— pregunta de repente.

—¿Una canción?.

—Conozco una.. muy bonita— dijo sacando las manos de los bolsillos, tenía su teléfono en manos, también sacó un pequeño objeto. Era un AirPod, el cual tomó un lado y se lo llevó a la oreja y me ofreció el otro lado— Tiene una letra muy bonita— específico.

Directamente el audífono se conectó con su teléfono, el cual Austin desbloqueo y fue a su reproductor de músicas, comenzó a bajar, buscando la dichosa canción. Al encontrarlo, le dio click, y la melodía comenzó a sonar.

Austin se relajó, se hizo pequeño a un lado mío y recostó la cabeza por la roca, dándome una vista increíble de su rostro, sus largas pestañas y la forma puntiaguda de su nariz, como sus labios brillaban y sus mejillas se mantenían sonrosadas, su cabello alborotado lo hacía ver cómo un chico inocente, aunque su altura y grandeza gritara todo lo contrario.

Maybe it's the way you say my name..

Maybe it's the way you play your game.

But it's so good.

I've never known anybody like you,

But it's so good.

I've never dreamed of nobody like you..

Creo que allí es en donde me fijé más en el sentimiento de aquella canción, cómo siguió delatando todo lo que sentía en una melodía. La letra me sumió en una burbuja en donde las palabras vibraban en mi conciencia. Entreabrí los labios atenta. Quizás Austin me echaba miradas discretas, pero no se la devolvía. La letra.. era interesante, era bonita. Justo como él lo dijo.

Al culminar la canción, Austin no dudó en girarse hacia mi. Fundí mis manos aún más dentro de los bolsillos, cohibida por su intensa mirada, pero más sensible por la canción recién escuchada. Él esperaba una reacción, así que deje de lado mi corazón presuroso y le sonreí.

—Creo que una persona debería de estar muy enamorada para dedicar esta canción.

Austin sonrió, parecía aliviado, sobre todo creo que porque sabía que había entendido el punto de aquella canción. Volvió su atención a su teléfono, dudó unos segundos y luego me lo enseñó. El nombre de aquella canción.

Dandelions de Ruth B.

—Créeme, opino lo mismo que tú.

—¿La escuchas a menudo?— inquirí, extrañamente eufórica por conocer la respuesta.

Los ojos de Austin lo delataron rápidamente; estaba dudando.

—Mhm..— lo pensó unos segundos— Quizás la conocía pero comenzó a atraparme más desde hace unos días.— confesó.

—Habrá alguna razón..— insinué. Austin solo resopló y no dijo más.

Suspiré observando el lago, el agua era bastante cristalina. Grande fue mi sorpresa al observar unos patos pequeños ir pasando por el medio del agua, seguían a un pato más grande, en fila. Rápidamente le di una sacudida a Austin, para llamar su atención. Le señalé los patos al instante.

—¡Mira, qué bonitos!— chille yendo hacia adelante para gatear un poco más cerca del agua— ¡Fotografíalos Austin, rápido!— le dije, me puse de rodillas girando a observar a Austin. Él me miraba enternecido, lo cual no entendía, ¡pero los patos se estaban alejando!— ¡Rápido!.

Él se incorporó presurosamente y con manos torpes agarró su cámara que se encontraba colgando de su cuello. No tardó en apuntar la cámara a los preciosos patos. Sonreí observándolos, oía el click de cámara, de hecho lo oí como unas diez veces.

—Creo que con dos bastaba— reí volviendo a mirarlo.

—Hay que asegurarse de cada toma.

Él bajó con cuidado la cámara y me miró, y sus ojos, extrañamente ese color grisáceo brillaba más de lo normal. Hace un minuto no los tenía tan llamativos.. o bueno, él siempre los tiene llamativos. Pero ahora.. ahora brillaban como si estuvieran aguados, pero solo brillaban. Porque no estaba llorando.. ¿o si?. Casi como si anhelara cerciorarme de ello, me acerqué gateando nuevamente hasta él, tan rápido que no tardó en impulsarse hacia atrás, y cuando su cuerpo chocó con la roca, Austin estiró más el cuello para alejarse cuando paré justo frente a su rostro, ceñuda, observando sus lindos ojitos brillantes.

—Oye, como que tienes unos ojos muy llamativos ¿no?— ladee la cabeza. Él me miró confundido, podía ver su entrecejo muy hundido, desde tan cerca, quizás unos castos centímetros nos separaba, pero definitivamente estábamos muy cerca.

—Q-que.. Keith, y-yo..— pero no dijo nada. Pude ver claramente cómo tragaba saliva, eso me confundió, y mi entrecejo se hundió aún más.

—Son lindos— corté.

Y volví a posicionarme a su lado, me recosté sobre la roca y casi, para mi, pasó desapercibido la mirada abrumadora de Austin. Hasta que lo miré y seguía con la mirada perdida en el lago, con los labios entreabiertos y la respiración acelerada. Ooww, se veía muy tierno.

Decidí terminar con el silencio.

—¿Escuchamos otra canción?.

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