—¡Aurora! —gritó mi madre, justo antes de que sintiese un golpe en mi costado derecho.

No me extrañó cuando aparecí frente a un hombre barbudo y un señor rojo. La carretera estaba helada y yo había cruzado demasiado cerca de la esquina, el coche no pudo evitar escurrirse directo hacia mí.

—Bienvenida a la muerte, querida, ¿irás al cielo o al infierno? —dijo el viejo que parecía tener un hula hoop encima de la cabeza.

—No, no y no. ¡Me niego! ¿Cómo podéis hacerme esto? —recuerdo que grité, cosa que ellos interpretaron horriblemente mal.

—Siempre se lo toman a mal, ninguno tiene empatía con nuestro trabajo... —masculló el de rojo con cara de malos humos.

—Déjalos, son nuestros hijos, debemos mantenerlos a salvo hasta el final de los tiempos... —respondió el barbudo con cara de drogado... o de pacifista.

—Ya, claro, hija vuestra, ¿no? ¡Pues entonces deberíais darme una muerte decente! ¿Sabéis qué día es hoy? 14 de febrero, exacto. ¿Sabéis a dónde iba? ¡A Roma! ¡Me iba a Roma! Tenía planeado un viaje por cada San Valentín de mi vida, ¡y me lo habéis arruinado! Así que ahora exijo una buena entrada al cielo o al infierno o lo que sea. —Una idea increíble, de verdad, os recomiendo que les chantajeéis, siempre funciona—. Y si no, juro que encontraré una manera de volver a la vida y cumplir mis viajes. ¡El año que viene tocaba Grecia!

—Niña, no seas tonta, somos dioses, ¿por qué íbamos a darte algo?

—Quizás podríamos irnos de viaje al paraíso, hace mucho que no hablo con la serpiente...

—Estúpido Dios, la serpiente soy yo, joder.

—Hm, es verdad...

Esto es más reciente, tipo, era para el San Valentín pasado :))

Yes, yo me imagino a Diosito como un drogata despistado y a Satanás como el fuckboy de la escuela. Y SABES CÓMO ACABARON ESAS IDEAS? EN FORMA DE HISTORIA LLENA DE CLICHÉS TOPE RANDOMS.