Capitulo 3
Es nuestro primer día de trabajo y vamos camino a la oficina, no sé si estoy más nerviosa por ser el primer día o por lo que me espera.
-Buenos días Marnhi- saludo a la recepcionista mientras Leslie se detiene en la entrada y luego se nos une.
-Buenos días señoritas, bienvenidas a su primer día de trabajo – dice con una sonrisa, se nota muy agradable.
-Gracias- le digo devolviéndole la sonrisa y nos dirigimos al ascensor, me sudan las manos y me da vueltas el estómago, esto no es normal, debo controlarme
- Tranquila Bel, tu puedes con esto él no es más que solo un chico
- Si Les lo sé, pero es que me causa algo muy extraño y no quiero que mi trabajo aquí salga mal
- Tranquila nena todo saldrá bien solo ignóralo y céntrate en el trabajo.
- Eso hare aunque suene fácil y no creo que lo sea.
Salimos y la recepcionista de planta nos dirige hacia nuestro lugar de trabajo, un área dividida alrededor en diez cubículos, con una gran mesa de trabajo en el centro y una enorme repisa de varios niveles en el fondo donde se observan los materiales de trabajo, todo está muy organizado y tiene un diseño moderno
- Señoritas instálense en sus puestos - dice señalándolos - pronto vendrá el señor O'Donell a explicarles sus deberes, hasta luego.
- Por dios habla como si esto fuese una escuela – me susurra Leslie.
Observo a mí alrededor y todos los cubículos están llenos, del lado derecho hay dos puertas que dan hacia oficinas y se encuentran en dos esquinas opuestas, en el lado izquierdo hay dos pasillos que se dirigen a algún lado.
- Buenos días señoritas bienvenidas – nos saluda un chico moreno vestido con pantalón de mezclilla y camisa azul oscuro tiene el cabello castaño peinado en punta y hacia un lado, va acompañado con un grupo de nuestros compañeros de trabajo, otros tres chicos y una chica- soy James y este- dice señalando el cubículo de mi lado izquierdo- es mi puesto.
- Hola james yo soy Blake mucho gusto, gracias- le digo con una sonrisa.
- Buenos días yo soy Leslie- ella está en el cubículo de al lado de James.
-Estos son nuestros compañeros de trabajo buena onda - dice james señalando a los que lo acompañan.
Nos presentamos y se dirigen a sus puestos y observo que del otro lado hay tres chicas que no se acercaron a saludar.
- Oye james, ¿qué hay de aquellas chicas?
- Ellas son el grupo de trabajo mala onda, son Katrina, Marie y Carrie, son odiosas es difícil trabajar con ellas pero ya te acostumbraras aunque ten cuidado son del tipo que les gusta meterte en problemas, son envidiosas y quisquillosas.
- Mmm, gracias por la advertencia – le digo sonriendo y miro hacia las tres chicas y la verdad no se ven agradables.
- Buenos días equipo – saluda un moreno alto con anteojos y cabeza al rape.
- Buenos días – contestamos todos al unísono.
- Bienvenidas chicas – nos dice observándonos a les y a mí – soy Marcus O'donnel aquella es mi oficina- dice señalando una de las puertas del lado derecho de la sala –las espero allí en diez minutos,- Leslie y yo asentimos y esperamos.
Mientras espero no puedo dejar de pensar en nuestro jefe y es algo que me pone muy nerviosa y ansiosa. Al pasar los diez minutos nos dirigimos a la oficina y allí se nos entregan un par de portafolios y se nos dan indicaciones de los trabajos a realizar.
Los pedidos de publicidad son por grupos y debo hacer una campaña con james y Amber la chica que se nos presentó al llegar, ambos son agradables y el tiempo se me pasa volando, sin presiones y hasta los momentos no he visto ni he escuchado nada del adonis jefe.
Es hora de almorzar y subimos todos juntos al cafetín del edificio.
- ¿De dónde vienen chicas, son de aquí?- pregunta Amber.
- No, somos de calabasas California - respondo.
- Vaya, gran cambio.
- Si la verdad si, aunque prefiero estar aquí donde hay más distracción – digo riendo.
Así se pasa la hora del almuerzo y regresamos a nuestra planta de trabajo, al acercarme a mi cubículo observo un gran ramo de lirios blancos en mi escritorio, con una nota, me acerco a leerla
Bienvenida Blake, es un placer tenerte cerca.
E.P
Leslie se queda mirándome interrogativa y me encojo de hombros.
Ya casi son las 5 y no he dejado de pensar en Edward Prince, en su asombroso atractivo, en su detalle de los lirios, que casualmente son mis flores favoritas, pero ya es el final de la jornada del primer día de trabajo y nos preparamos para irnos.
- ¿Son de Prince verdad? – pregunta señalando el ramo.
La miro y asiento.
- Si les, gracias al cielo que por ahora no lo he visto porque estoy hecha un lio.
- Sí bueno, yo si quisiera que ese bombón se apareciera para deleitarme un poco.
- Estoy lista, ¿nos vamos?
- No bel ya quisiera, pero tengo que quedarme un poco más por la campaña que realizo con Ashton y Louis.
- Oh de acuerdo, nos vemos en casa.
Tomo mi bolso, mi gran ramo, me despido de todos y me dirijo al ascensor, lo llamo y espero, no he tenido tiempo para procesar en si lo de este enorme ramo, y de porque se tomó el detalle de enviármelo. Se abren las puertas del ascensor y siento una corriente que me recorre el cuerpo, nadie sale del ascensor y el ramo no me deja ver muy bien al frente, al entrar y cerrarse las puertas oigo una voz que me hace entrar en tensión de pies a cabeza.
- ¿Te ayudo Blake?
Oh dios mío, no necesito verlo para saber que esa es su voz y que esa es la energía que irradia que choca conmigo con la fuerza de un huracán, las manos se me vuelven de gelatina y suelto el ramo, que cae soltando lirios y llenando el ascensor con su agradable aroma que va acompañado del sensual aroma de mi dios en cuerpo de hombre, me hace sentir mareada y aturdida, pierdo el sentido cuando estoy a su lado y esto no está mejorando. Me agacho a tratar de recoger mi desastre y volteo hacia arriba y me está mirando con una sonrisa pícara y con esos profundos ojos que no puedo descifrar.
- Ya déjalo Blake, enviare a alguien a que lo recoja.
- Ah, sí, bueno, eh, gracias - que diablos me pasa, estoy balbuceando, contrólate Blake. Me levanto y lo observo, sigue con esa tonta sonrisa en su cara, ya me estoy enojando parece que se burla de mí.
- ¿Qué es tan gracioso señor Prince? –le pregunto enojada.
- Nada Blake no sonrío por ser gracioso, sonrío por satisfacción.
- ¿Y de que se supone que está satisfecho?
- De tenerte justo donde te quiero tener en este momento.
- ¿Y qué quiere decir con eso? – me está poniendo nerviosa y este parece ser el viaje más largo en ascensor que he tenido en mi vida, al pensar en esto me fijo en que en realidad el ascensor no se está moviendo, no me había dado cuenta debido al vértigo que me hace sentir este hombre.
- Justo aquí – dice dirigiéndose hacia mí, me toma de la cintura y coloca una mano detrás de mí cuello levantando mi cabeza hacia él y me habla muy cerca del rostro.
- Eres tan hermosa Blake, no dejo de pensar en ti y en todo lo que quiero hacer contigo.
Dios santo me siento en el aire y no puedo respirar, solo lo observo y saco fuerzas de donde no me quedan y le grito
- ¡Quitemelas manos de encima!
Me suelta y retrocede dos pasos sonriendo con su "sonrisa de satisfacción".
- Tranquila no haré nada que tu no quieras Blake - usa una voz tan sensual y dice mi nombre como si lo estuviera saboreando en sus carnosos y hermosos labios, que sé que lo que quiere es justamente tenerme en su cama.
- No seré su juguete señor Prince - le digo y miro que el botón de pare está activado.
- Estoy seguro que serás mucho más que eso Blake.
- No sea arrogante, y no esté tan seguro de algo que no tendrá.
- No soy arrogante solo reconozco lo que es mío.
- ¿Qué diablos le pasa? No soy suya y no lo seré, seguramente piensa que soy una de esas chicas que puede manejar a su antojo, pero no lo soy, ahora déjeme en paz y haga avanzar el maldito ascensor.
Me observa y lentamente pulsa el botón para avanzar sin borrar su tonta sonrisa, siento calor hasta en las puntas de mis dedos, este hombre me saca de mis cabales como puede ser tan directo y soberbio, esto me asusta. El calor sigue aumentando y cuando se están abriendo las puertas me dice
- Eres mía Blake.
Se abren las puertas, salgo dejando un desastre de lirios y sin mirar atrás.
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