Capítulo 5: Trivialidades
Dentro de la efímera existencia del ser humano, no es poco decir que la vida tiene preparada para algunas de sus estrellas unas cuantas pruebas insufribles, y que, para esto, entre éstas, está la más pesada: la soledad tangible. Este elemento ha dañado a muchas luces en el proceso, y hasta las ha transformado en algún que otro agujero negro o simplemente... terminan siendo amargas, como en el caso de Sheila. Dicha muchacha, fue marcada por unos padres que si bien estuvieron presentes le exigieron hasta el hartazgo; le reclamaban hasta lo más mundano, y la agotaban tanto física como emocionalmente, lo que la llevó al límite de sus esfuerzos por contentarlos, incluso sus altas notas no fueron lo suficientemente buenas para éstos; no era más que un objeto sin valor para esta gente; pero solo para esta gente, porque entre esa galaxia oscura, llegaron otras dos luces: Francesca y Lucas. Ambos personajes, la contuvieron en el momento justo e introdujeron al enigmático mundo del anime, el cual le permitió conocer a Akutagawa Ryunosuke. En cuanto ella lo vio, sintió que la conexión entre los dos fue automática, por lo que, por supuesto, no pudo evitar identificarse. Ver los desbordantes esfuerzos de ese chico por contentar a Dazai, la remontó a su pasado, lo que la llevó a terminar odiando a ese suicida; si bien, reconocía que tenía sus puntos fuertes por ser el protagonista, esto no justificaba su forma de actuar con Ryunosuke mientras mostraba preferencia por Atsushi; eso lo aborrecía; odiaba la injusticia de este punto, pero no a Atsushi, ya que él era una víctima de ese conflicto y más por su anterior vida. Sin embargo, más allá de lo objetivo que podían ser sus pensamientos, una cosa era hablar en términos de trama, y otra cosa era... tener a ese desgraciado metiéndose con su personaje favorito cara a cara. ¡No lo toleraría! ¡Ni con ella, ni con nadie!
—¡Rashomon: Sawarabi! —para sorpresa de Dazai, o quien quiera que fuera, Sheila le demostró a éste que no era solo una simple fan de B.S.D (Bungou Stray Dogs), sino que poseía los conocimientos requeridos para interpretarlo a la perfección, lo que la volvía una usuaria indicada.
—¡Increíble! ¡Esa era la reacción que esperaba! —el trajeado inmediatamente se vio obligado a esquivar las extensiones de la gabardina de Akutagawa que salían desde el suelo intentando empalarlo; uno tras otro surgía sin descanso destrozando la acolchonada superficie, e inundando el reseco ambiente con el relleno de la dichosa, y como ese desgraciado lo esquivaba como si nada, Sheila decidió probar otra de las técnicas de Ryu, así que, guiando con sus manos cada movimiento de su gabardina dijo.
—¡Rashomon: Kumo no Ito! —de inmediato, sus habilidades respondieron, y una gran cantidad de vendas negras empezaron a perseguir por toda la habitación a Dazai, quien hacía gestos de burla en el proceso, en consecuencia, Sheila se enojaba aún más, dando como resultado, sin que se diera cuenta, que este castaño la guiara a destruir en diversas ocasiones las cámaras del techo con su propio poder en lo que luchaba por alcanzarlo—. ¡Deja de correr, maldito suicida y enfréntame!
—Pero si yo no estoy corriendo —canturreó el otro con las manos en los bolsillos, y entonces fue aquí que Sheila se percató, que le estaba haciendo destruir las cámaras adrede, e iba a preguntarle al respecto, pero ese bastardo sacó una pistola en medio de una pirueta estando de cabeza.
—¡Maldita sea! —de inmediato, Dazai empezó a dispararle, y entonces se vio obligada a usar otra de sus habilidades.
—¡Rashomon: Danretsu Kukan! —estando agachada, y justo a unos pocos centímetros de su cara, logró parar las balas, no obstante, se vio distraída un segundo por el ruido de explosiones detrás de ella; las últimas cámaras que había fueron destruidas gracias a los disparos de Dazai, de modo que Sheila miró rápidamente a éste para confrontarlo, pero ya tenía el arma de ese desgraciado delante de su cara.
—El juego se ha terminado —dio por hecho él, a lo que la chica chasqueó la lengua con molestia.
—Tú... No eres Dazai, ¿verdad? Ni siquiera puedes ser Kevin. Por más mal que nos llevemos, él nunca intentaría herirnos —dio a entender Sheila sin la necesidad de esconderse, ¿para qué? Ese tipo se había evidenciado a él mismo destruyendo esos aparatos—. ¿Quién diablos eres en verdad?
—Oh... Así que también te diste cuenta —dijo relajado, y entonces retiró la pistola, con la cual se rascó la cabeza despreocupado—. ¿Qué te hace pensar que te lo diré? —le sonrió—. ¿Eres tonta?
—¿Eh? —se vio impactada.
—Pregunté que si eres tonta.
—No me refiero a... —trató de explicarse.
—Sé que tu nombre real es Sheila —dio por hecho para ahora guardar el arma dentro de su uniforme—. Y si te preguntas cómo entendí eso, pues... ¿quién en la Port Mafia creería la tonta historia que te inventaste antes? ¿Akutagawa jugando?, de Chuuya lo creo, ¿pero él? ¡Por favor! —justo aquí Akutagawa apretó los dientes; ese desgraciado tenía razón así que el pelinegro no lo negó.
—¿Vas a reportarnos con la Port Mafia entonces?
—A como yo lo veo, eso solo me traería problemas. Sería cuestión de tiempo para que me atrapen después de ustedes, y esa es solo la mitad de las opciones —advirtió, lo que sorprendió a Sheila, quien se reincorporó—. Mori no es tonto —dio por hecho llevándose una mano a la cintura—. Por lo que solo me queda una opción —mostró un dedo.
—¿Cuál?
—Seguir pasando desapercibido, y si me llega alguno de ustedes a delatar... —Dazai se acercó un poco a él inclinándose a su altura hasta lograr tocar la frente de Sheila con su dedo, justo ahí le aclaró—. Mataré yo mismo a tus amigos —la mirada aterradora de ese personaje, era sublime; propia del mismo mafioso Dazai, lo que enfrío el cuerpo de Sheila, no obstante, se rescató enseguida al recordar la pelea que terminó en un extraño empate, desde su perspectiva, claro.
—Trata de hacerlo y te despedazaré; yo no soy como el otro Akutagawa que adoraba a Dazai —le comentó, a lo que el otro sonrió, y entonces se apartó.
—Como sea —le dio la espalda—. Por ahora son fundamentales para la organización; tener varios miembros dados de baja de forma repentina es un problema incluso para Mori, así que... por el momento estamos a salvo, hasta que él decida lo contrario —empezó a retirarse.
—¡Hey! ¿A dónde vas ahora? —le preguntó algo alterada, a lo que Dazai detuvo su caminar, y tranquilo como siempre, se giró feliz.
—¡Me voy con un amigo a disfrutar unos tragos! ¡Al final yo también soy un fan de cierta persona! Jeje —salió corriendo soltando florecitas.
—Ugh... ¿fan? —el único que se le venía a la cabeza sobre la persona de la que hablaba, era Oda o posiblemente Ango, pues estos dos podían beber con Dazai, aunque, dado que después de la muerte de Oda, Ango se fue, así que solo podía quedar el primero—. Tch... qué molestia —no había razones para preocuparse por Fran gracias a la habilidad que tenía, así que... lentamente también salió de la sala, y una vez afuera, miró a su alrededor terriblemente aburrida. ¿Qué podía hacer sin Lucas dando vueltas alrededor suyo como de costumbre y encima, en un mundo completamente desconocido? Justo después de pensarlo, se le atravesó una interesante idea. ¿Y Si iba a buscar a Atsushi? En estos momentos, seguro que él seguía en ese orfanato—. Si voy por él... ¿podría hacerlo mi perro? —se llevó una mano a los labios, y entonces sonrió para sí misma; le resultaba atractiva la idea, además, serviría para matar el tiempo, e incluso, si no podía probar el cuerpo de Akutagawa como ella quería... ¿por qué no hacerle entender lo bueno que era este cuerpo a alguien más?
En lo que Akutagawa y Dazai se daban una paliza entre ellos, Oda y Chuuya siguieron con su charla un rato más, ya que sospechaban, como era de esperarse, que Dazai no era quien creían que era.
—Fran... enserio no me di cuenta de que no se trataba del verdadero Dazai. ¡Actúa igual que él! —le comentó con su voz chistosa producto de la quebradura en su nariz, la cual ahora empezaba a sangrar, así que Lucas se puso un pañuelo que su hermana le prestó en la zona—. ¿Cómo lo supiste? Yo no me di cuenta... —indagó interesado mientras se dirigían a la enfermería de la Port Mafia.
—El verdadero Dazai nos hubiera tendido una trampa; probablemente hubiera obligado a quedarnos en la sala de práctica mucho más tiempo después de haberse encargado de las cámaras o algo así, y nos obligaría a los tres a escupir la verdad, para a lo último, encargarse de nosotros según nuestras intenciones —pensó con rápides, lo que dejó boquiabierto a Chuuya.
—¿Desde cuando eres tan lista? Siempre creí que de tanto ver Yaoi se te había podrido el cerebro o algo así —expresó después de un segundo.
—Oye... ¿no estás siendo demasiado duro conmigo? —mencionó descolocada, a lo que el otro le respondió.
—Pues... la última vez estabas mirando en la pc un dounjinshi de Dazai x Chuuya a las tres de la madrugada y... —se señaló la boca que estaba cubierta por el pañuelo ensangrentado—. Se te caía la baba como un zombi; creí por un segundo que se te frío el cerebro.
—Qué disfrute de mis pasatiempos no quiere decir que sea idiota. ¡Ah! Y te recuerdo que yo no soy la que está en el cuerpo de Chuuya —le aclaró algo molesto, y entonces apoyó una mano sobre la puerta de la enfermería.
—Ugh... ¡maldición! ¡Tenías que recordármelo! —Oda lo mandó a callar y entonces entraron, dando sorpresivamente con Yosano Akiko, lo que los dejó a los dos petrificados.
—¡Bienvenidos! —anunció la mujer vestida de negro, la cual se encontraba cruzada de piernas y sentada en un escritorio rodeada de los materiales que correspondían a su profesión—. ¿Puedo ayudarles?
—De hecho... —susurró Oda dubitativo; justo en ese momento, Chuuya estaba dando media vuelta; se quería ir al carajo, pero Sakunosuke lo agarró del cogote de la chaqueta así que se lo impidió—. ¿A dónde crees que vas?
—¡A un hospital normal! ¡No voy a dejar que me atienda esta loca! —expresó zarandeándose con desespero con tal de librarse, pero ese pelinaranja y ese atractivo castaño, escucharon algo romperse a sus espaldas, por lo que, cuando voltearon la cabeza, dieron con la versión ogro de Yosano sonándose los dedos, y con un escritorio destrozado detrás de ella.
—¿A quién has llamado loca y bruja? —comentó de muy mala manera con una sombra en su rostro.
—Aaah... yo... —Lucas empezó a sudar frío tanto como Fran. ¡Cómo era posible que ella estuviera aquí y no en la agencia de detectives! ¡QUÉ CLASE DE MALA BROMA ERA ESA! En lo que la duda y el miedo los invadía, Akiko tomó a Chuuya y lo echó sobre la cama violentamente, por lo que aquí el chico reaccionó—. ¡No! ¡Espera! —él puso su mano de por medio para pedir tiempo—. ¡Aunque me encante este tipo de juegos salvajes, no es el momento! —justo aquí, Yosano lo miró aún peor y sacó de la misma nada una moto cierra, lo que hizo que Nakahara casi empezara a llorar por el miedo—. ¡NO! ¡TRANQUILA, TRANQUILA! ¡ADMITO QUE DIJE QUE ERAS UNA LOCA, PERO NUNCA UNA BRUJA! ¡LO SIENTO MUCHO! —al principio ambos pensaron que las cosas se calmaron, porque Yosano se quedó quieta, pero esto solo les dio falsas esperanzas a los dos.
—Así que lo dijiste otra vez... —Yosano se le encimó a Lucas y entonces se le sentó sobre las caderas levantando en lo alto la herramienta—. ¡Prometo que lo usaré sabiamente y lo haré lo más doloroso posible! —expuso con una escalofriante sonrisa.
—¡AH! ¡NO! ¡AYUDAME, ODASAKU! —cuando Lucas lo buscó con la mirada, se dio cuenta de que no estaba; lo había abandonado—. ¡ODASAKUUU! ¡AAAAAAHHHH!
—¡MUAHAHAHAHA! —se le escuchó reír a la mujer mientras ponía en marcha su nuevo juguete.
—Lo siento mucho —se lamentó Fran esperando afuera de la enfermería, pero de pronto, cuando levantó la vista, vio pasar a Akutagawa rápido por entre los edificios cercanos desde una ventana que estaba cerca—. ¿Sheila? —por curiosidad, Oda se acercó a asomarse—. ¿A dónde irá? —la vio alejarse. Por otro lado, se sentía aliviada de que ella estuviera bien, aunque el gusto no le duró mucho, porque alguien lo sorprendió por detrás.
—¡Boo! —el mencionado se trató de Osamu, quien le metió tal susto a Oda, que se golpeó la cabeza con el marco de la ventana.
—¡Ugh! —se quejó Fran por la mala reacción, y se sobó la cabeza con la mano volviendo hacia el culpable—. Pero qué diablos... —se quejó levantando una ceja.
—Veo que has venido a acompañar a Chuuya —señaló con una mano la puerta de la enfermería de la cual venían los infernales gritos de Chuuya y la risa histérica de Yosano, la cual miró un segundo Oda para luego observar a Dazai.
—Sí... —asintió suavemente—. ¿Qué haces tú aquí? Creí que te quedarías a entrenar a Akutagawa más tiempo...
—Yo también, pero él reaccionó más rápido de lo que esperaba —aseguró llevándose sus manos a la cintura, y luego le dio una palmada en el hombro a Fran—. ¿Qué tal si vamos por unos tragos como en los viejos tiempos? —consultó de muy buenos ánimos, cosa que a Oda le dejó un poco tocado.
—¿A estas horas? —era media tarde, ni siquiera todavía había pasado un día completo desde su llegada, pero...
—¡Oh! ¡Vamos! ¡Vamos! —se puso a hacer un berrinche—. No deberías de ser así, Odasaku. ¡Hace mucho que no nos vemos! —se cruzó de brazos ofendido—. Además... —sonrió pícaro y se le acercó acorralándolo contra la ventana, justo ahí se señaló el cuello en donde tenía la marca que este otro le dejó—. ¿No vas a hacerte responsable? —expresó coqueto.
—ª... —apenas y soltó un sonido cuando éste se le sirvió de tal manera, pero... ¿cómo podía confiar en lo que le decía después de que se le tiró a darle un buen cabezazo, del cual se acordaba perfectamente? Obviamente, los ojos de Fran se volvieron unos de desconfianza, y entonces, luego de dudar un segundo, agarró a Dazai del rostro para alejarlo—. Bien... vamos a beber —comentó resignado.
—¡Sí! —Dazai naturalmente retrocedió mientras se quitaba la mano de Oda de la cara, el cual lo miraba con los ojos entre cerrados, pues había aprendido a desconfiar de ese suicida, pero... aun así, no le dejaba de gustar, no obstante, algo la detenía en querer someterlo de nuevo, y eso era que... no sabía quién rayos era, por lo que, por ahora, era mejor formular alguna situación en su cabeza que le permitiera sacarle jugo y así, poder desvelar la verdad.
Estar en pleno día, le quitaba el sabor a la bebida, pero más... lo enigmática de la situación. Dazai de alguna forma se las había arreglado para hacer que el bartender se esfumara para así ocupar su lugar, hasta se había tomado la molestia de cambiarse de ropa a una del susodicho trabajador; de alguna manera, aunque no lo quisiera, Fran se sentía... incómoda, pues era como encontrarse con un idiota muy familiar para ella.
—Lalalaaa... —tarareaba Dazai mientras mezclaba las bebidas, y entonces, luego se atrevía a servirlas con una bien fingida elegancia de camarero—. Aquí tiene mi estimado, el mejor servicio para una da-... ¡digo! ¡Para el más fiel de los compañeros! —tosió reiteradas veces hasta el punto que terminó ahogándose enserio, lo que hizo que Fran entre cerrara los ojos y si apiadara de su contrario, aunque... ¿había escuchado bien? ¿Casi le dijo... dama?
—¿Estás bien? —estiró su mano para tocarlo, pero Dazai enseguida retrocedió todo nervioso y casi sudando frío, lo que dejó impactada y confundida a Fran, por lo cual lo miró con cara de: "¿Qué carajos te pasa?".
—¡Ah! ¡Ah! —después de unos cuantos sonidos ridículos por su parte, Dazai agitó tontamente sus manos en el aire y se rio con elocuencia—. ¡Justo iba a ir por hielos! ¡Sí, hielos! ¡Es lo más importante! ¡No podemos dejar de lado ese espectacular detalle! ¡A nadie le gusta las bebidas cálientes! —señaló los vasos con un dedo, y antes de que Oda pudiera responder a su estupidez, alguien entró al bar haciendo sonar la campanilla, y desconcertando al de los vendajes, quien había alquilado prácticamente el salón, no obstante, no se vio él únicamente sorprendido, porque una gran rata blanca... los había interrumpido.
—Zdravstvuyte, gospoda —los dos miraron al tipo con cara de WTF sin haber entendido un carajo de lo que dijo, pero entonces éste, captando la confusión, tosió—. Quise decir... Hola, caballeros —y agregó posterior a esto—. Van a necesitar un poco más de hielo, para enfriar el ambiente, claro está —aseguró Fyodor llevándose una mano al pecho.
La importunada aparición de este personaje, les castró el momento, en especial a Dazai que había preparado todo el circo, menos a ese idiota, y naturalmente, su mirada se encajó como navajas en el intruso. En cuanto a Oda... él estaba tan sorprendido, que se olvidó del extraño comportamiento de su compañero. ¡Qué carajos hacía el rey de las ratas ahí con ellos!, Yosano era una cosa, pero esto... ¡Esto estaba a otro nivel!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro