Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 3: "La toalla está húmeda"

Todos los miembros de Bungou Stray Dogs buscaban la misma respuesta, sea consciente o de forma inconsciente; todos... anhelaban encontrar una razón para existir y seguir haciéndole frente a la dura realidad que les había tocado, y Fran entendía eso con solo echarle una mirada a la espalda tan amplia de esa ondeante chaqueta negra que, cuyo dueño, era uno de los que más perdidos, aun así... eso era lo que menos le preocupaba ahora mismo. Tener al sensual desequilibrado de Dazai Osamu delante de ella, no le despertaba en estos momentos los deseos más mundanos que se pudieran jamás calcular, no, por el contrario, los pensamientos se le desviaron hacia las palabras de Sheila, quien cargó con una intensa ferocidad su señalamiento: "¿Sabes cómo hacerlo? A bañarte me refiero...". El tono iba perfectamente lleno de misterio, pero la oración no cuadraba en absoluto con éste. ¡AGH! ¡Claro que no lo sabía! ¿Cómo se supone que debería hacerle frente a este acontecimiento tan inesperado?

—Ya llegamos —para sorpresa de Sakunosuke, la voz de Dazai lo trajo de vuelta de sus divagaciones, y... entre ambos intercambiaron miradas; al comienzo, la faz de Osamu mostraba confusión por él, pero luego le sonrió—. ¿Qué pasa Odasaku? —inclinó gentilmente la cabeza a un lado a ojos cerrados—. Has estado callado desde que volviste. ¿Acaso algo de lo que te dijeron los chicos te está molestando...?

—¡He olvidado cómo bañarme! —le dijo de repente a Osamu, quien se quedó paralizado por esta revelación.

—¿Qué...?

—¡Ayúdame, Dazai! —lo agarró de los hombros, y aquí es donde el castaño empezó a sudar frío, pero enseguida respondió rotundamente.

¡NOP! —hizo una equis con los dos brazos. Este suceso duró apenas un segundo, porque de inmediato, el suceso se reseteó como si no hubiera pasado nada, en cambio, volvieron a estar justo en el momento en que Osamu le preguntaba qué le pasaba, ahí se dio cuenta Fran (de una forma muy incómoda) que estaba usando el poder de Oda inconscientemente.

—Ya veo... así que puedo usarlo también para mi beneficio... —susurró, desconcertando a Dazai, quien se llevó las manos a las caderas, pues no le había entendido.

—¿Qué estás murmurando ahora? ¿En verdad no te habrá hecho mal comer durante algunas horas tierra? —le consultó.

—No, para nada, disculpa, me encontraba algo distraído. ¿Podrías ahora indicarme dónde están mis cosas? —Sakunosuke había hecho un movimiento abismal al hacer uso de su habilidad y, a comparación de los demás, sí podía implementarla, pero... quizás esto se debía a que se sentía en riesgo, ya que sabemos que Oda solo la usa para evitar peligros, por lo que tal vez, Fran creía que dejar ir a Dazai significaba la muerte.

—¿Enserio tengo que hacerlo? —respondió aturdido—. ¿Cómo es que no te acuerdas ni lo más básico? —se quejó de forma infantil y entonces él mismo abrió la puerta con una llave que tenía de repuesto, lo que llamó la atención de Oda.

—¿Tenías una copia? —le consultó, a lo que ese impecable suicida giró la cabeza para mirarlo.

—Claro, después de todo, somos compañeros —le aclaró.

—¿De cuarto? —completó Sakunosuke sin poder ocultar su emoción.

—... no lo digas así... —volteó lentamente Osamu hacia la habitación sin saber explicarse; se lo veía un poco nervioso, en especial incomodo por la reacción de Oda—. Enserio que andas raro.

—Ah, no te mal pienses —se escudó levantando suavemente la mano, aunque con las mejillas rojas, y esa misma mano se la llevó detrás de la nuca; un gesto muy típico de él.

—...no estoy esperando explicaciones al respecto —espetó con una voz algo sombría por la orientación de la charla, y como quería cambiar el alegato, él se puso a explicarle dónde estaban las posesiones de Odasaku—. Como ves, en el baño está el cepillo de dientes con todo lo que necesitas para lavarte, y en la habitación, aquí está el ropero con tu ropa junto al cambio de sábanas; no tendrás que preocuparte de lavar tus camisas, de eso la ama de llaves se encargará —este encantador suicida hizo un leve recuento de las actividades de la mansión oculta de la Port Mafia—. Y eso sería todo por el momento. Realmente todas tus cosas siguen donde las dejaste —un amargo silencio se plantó de pronto entre los dos porque Oda se había quedado mirando a Dazai fijamente y no le había contestado a todo su monologo, lo que lo puso incómodo—. ¿Y bien? ¿No tienes nada para decirme?

—Sí... Tengo muchas cosas para decirte —aseguró Oda al cerrar sus ojos.

—¿Eh? —Dazai se vio profundamente interesado.

—Dazai, yo tengo unos inmensos sentimientos por ti... —apenas soltó esto, la puerta que estaba detrás de Sakunosuke se azotó fuertemente; fue Dazai que ni siquiera esperó a que terminara, y salió huyendo.

—Mier* —de nuevo, para cuando volvió a la realidad, Oda estaba con una cara terrible, y esta vez, la expresión de Dazai de incomodidad se le vio acentuada.

—¿Qué pasa? ¿Por qué pones esa cara?

—Tengo algunas cosas que quiero hablar contigo, ¿podrías esperarme hasta que salga de la ducha? —indagó el más alto de los dos.

—Ah... ¿Resulta ser tan urgente como para me mires con esa cara que da miedo? —preguntó con una gota en su mejilla.

—Sí, necesito que te quedes —repitió, a lo que Oda fue directamente a ponerle cerrojo a la puerta de una corrida—. ¡Esta vez no te me escaparas! ¡Te haré muchas cosas pervertidas! —gritó dramático, a lo que Osamu por un instante pensó que iba a ser atacado de otra forma, por eso se puso en posición defensiva, pero en cuanto escuchó la última frase, no lo pensó dos veces, abrió la ventana y se tiró por ésta; de nuevo, el reinicio. Para cuando Osamu le preguntó si era urgente, Oda asintió, por lo que agarró y posterior a eso, se encaminó al baño con una expresión de indignación que dejó a Dazai otra vez revuelto.

—Sí, por lo que no te muevas de aquí —le pidió, a lo que Dazai asintió, de modo que: se quitó la chaqueta, y acomodó la prenda sobre la cama para posteriormente sentarse cruzándose tanto de brazos como de piernas.

Una vez dentro del baño, Fran se miró al espejo desde la puerta; aún estaba lleno de tierra, incluso sus cabellos estaban algo alborotados, tal vez, por haber salido a los apurones en busca de aire en aquel momento. Sin embargo... esa persona que reflejaba ese objeto, no era otra que Sakunosuke Oda, uno más de los innumerables personajes sexys de la serie de Bungou Stray Dogs. Por un segundo creyó que no iba a ser tan malo. ¡Claro! ¿Qué tan aterrador podría ser desnudarse y bañarse como hombre? No debería haber problemas, era solo asearse, además, ella no era como Sheila, quien se aprovechó de su amado Akutagawa, así que dejó caer la gabardina desecha al suelo para entonces, dirigir sus masculinos y largos dedos a los botones de su camisa. No debía preocuparse si lo pensaba con lógica, aunque en realidad era todo lo contrario, por eso se frenó apenas las yemas de sus dedos rosaron el primer botón.

—¡Maldita sea! —gritó y posó sus manos violentamente sobre el lavabo; se sentía frustrada y agitada, e incluso hasta sus orejas le llegó el carmín; a todo esto, Dazai estaba del otro lado esperando con paciencia, pero se sobre exaltó al percibir el alarido, por lo que miró de reojo la puerta en silencio; ese muchacho tenía unas ganas terribles de escaparse, en especial porque Sakunosuke no dejaba de comportarse extremadamente raro desde que llegaron a la habitación—. No... espera... Debo calmarme... —se susurró mientras se pasaba la mano por el rostro, y entonces decidió empezar con algo más sencillo, así que miró a su alrededor y observó la ducha, al mismo tiempo, recordó la oscuridad que la recibió al llegar a ese mundo, de modo que se le ocurrió una idea. ¡Por supuesto! ¡Solo debería cerrar los ojos, de esta forma no vería nada innecesario! Con esta idea dándole mayor seguridad, abrió la ducha, la puso a una temperatura adecuada, y se empezó a desvestir en medio de ese predicamento. ¡Había logrado algo en esto al quedarse (a los minutos) completamente libre de cualquier tipo de prenda! ¡De hecho no se sentía demasiado diferente salvo... de una parte que colgaba ahí debajo!

—Debo... debo centrarme. Puedo hacerlo, yo... puedo hacerlo —tomando una gran bocanada de aire, se adentró a la ducha, la cual, se sentía infernalmente bien; sus músculos rígidos se lo agradecían, por lo que enseguida se relajaron al mínimo tacto, pero el agua por sí sola no iba a satisfacer su escultural cuerpo, de modo que Fran tomó el jabón a tientas con mucha suerte, y empezó a enjabonarse. Sin embargo, la travesía de Fran no pudo definirse como un camino a la paz, fue más bien, todo lo contrario; fue abrumada, por lo que su reacción se tornó en algo como esto: "¡Wow! ¡Simplemente! ¡WOW! ¿Qué eran todos esos relieves tan firmes? ¡Wow!" Contuvo su emoción hasta que... llegó a la parte más comprometedora; ay... ¡LO QUE TENÍA ODA ENTRE LAS PIERNAS ERA ALGO PROPIO DE UN MASTODONTE! Sin poder aguantarlo más, tuvo que abrir los ojos.

—¡PERO QUÉ DEMONI-...! —su grito no llegó a terminar de salir al taparse la boca con una mano, para colmo, sus divinos ojos, se fijaban en lo que sostenía con la derecha: esa enorme torre. ¡Qué diablos! ¡No lo había notado en todo el rato que estuvo caminando! ¿Cómo podía ser? Por un segundo se olvidó de Dazai y estaba empezando a ser fan de Sakunosuke Oda hasta que un suave golpeteo en la puerta lo alertó.

—Odasaku, ¿está todo bien? —le consultó Dazai desde el otro lado—. ¿Por qué gritaste?

—¡Sí, sí! ¡No me ocurre nada! ¡Solo que encontré tierra en lugares que no creía posible! —aseguró, haciendo que Dazai se asqueara.

—¡Ugh! ¡Eso fue mucha información! ¡No era necesario! —dio a entender al fingir que vomitaba.

—Lo siento... —rio entre dientes.

—Como sea... ¡apresúrate, no estés todo el día metido ahí! Mira qué decir cosas tan asquerosas... —susurró a lo último alejándose de la puerta.

—¡Claro! —comentó observando la entrada, y entonces volvió a lo suyo; al comienzo, la impresión fue tremenda, pero después de la intervención de Dazai, se dio cuenta de que podría usar esto para acorralarlo, de igual forma, no había traído ropa para poder cambiarse una vez saliera, así que... era algo bueno de lo cual colgarse. A todo esto, le sirvió este pensamiento de apoyo, por lo que se acostumbró enseguida, y se sintió orgulloso de poseer semejante hombría, en consecuencia, una vez terminó, tomó dos toallas: una se la colocó sobre los hombros, mientras que la otra se la enrolló en la cintura—. Al comienzo fue condenadamente difícil... —suspiró susurrando para sí y luego se miró al espejo—. Hum... entiendo por qué Sheila hizo lo que hizo —comentó agarrándose un pequeño mechón de su cabello; así mojado, se veía brutal, pero dejó de admirarse para poder empezar con su plan, de modo que se acercó a la puerta y arrimándose llamó a Dazai—. Necesito que me alcances algo de ropa —le comunicó.

—¿Ropa? ¿No te llevaste nada? —le preguntó mirando cómo éste se asomaba; ese lindo suicida estaba de pie con el libro que cargaba siempre en mano.

—No —le soltó—. ¿Serías tan amable? —a lo que su contrario suspiró cerrando el libro.

—¿Por qué debo hacerlo yo? ¿No puedes simplemente salir del baño y tomarlo? Ambos somos hombres al fin... —era evidente que no quería hacerlo porque le daba pereza, y aun así Dazai se movió por la habitación buscando la ropa.

—Perdona, no quería escandalizarte —le cantó al verlo acercarse con las prendas, a lo que Dazai se le quedó mirando con el ojo cuadrado por su insinuación.

—¿Qué? —y apenas Sakunosuke puso sus manos sobre la ropa, la otra la usó para agarrar de la cintura a Dazai con la debida intensión de apegarlo a él, cosa que logró. Por unos segundos, el implicado de los vendajes, se quedó tieso en la posición que fue tomado, pero al bajar la mirada éste gritó aterrado y algo sonrojado; a Sakunosuke se le había caído la toalla.

¡ES UN TIRANOSAURIO REX! —gritó aterrado y como siempre, haciéndose el payaso, por lo que, aprovechando la reacción lenta de Dazai, lo obligó a retroceder hasta la cama entre quejas, dejando así las ropas tiradas por la habitación en el proceso, hasta llegar al punto, en donde lo hizo caer de espaldas para entonces, agarrarlo de las muñecas.

—¡Ah! ¡No! ¡Espera! ¡Espera! ¡Tiempo fuera! ¡Tiempo fuera! —suplicó el otro viendo cómo se le encimaba ahora ese depravado; no podía levantarse porque lo tenía ahora encima.

—¿Qué? ¿No te gusta lo que ves? —preguntó con una expresión amena—. Noto que no dejas de mirarme ahí abajo...

¡CÓMO SI NO PUDIERA! ¡ES DEMASIADO, INCLUSO MÁS QUE EL MÍO! —le hizo entender aún alarmado, a lo que por fin pudo ver a los ojos a Sakunosuke—. ¡Sé que soy un chico atractivo, pero nosotros solo somos amigos Odasaku! ¡Debes estar completamente confundido después de haber vuelto de la muerte! —aseguró tratando de hacer entrar en razón a su compañero, quien se inclinó más, volviendo a tensar a Osamu, quien se hundía en la cama como intentando fusionarse con ésta—. ¡Piedad! ¡Si esto es una broma, se ha vuelto un juego aterrador! —dijo sudando frío—. ¡No me obligues a usar mis habilidades! —le advirtió.

—Puedes usarlas, después de todo, no estoy usando mis poderes —entre cerró los ojos—. Sabes bien que solo estoy usando la fuerza bruta ahora —le apretó las muñecas.

—ª... —expresó por lo bajo cayendo en la cuenta; cierto, su poder era inútil en esta situación, por lo que Dazai se puso serio—. Bien, si no vas a soltarme entonces... ¡Tendré que obligarte! —Dazai se intentó levantar de golpe y darle un cabezazo, pero Sakunosuke lo esquivó de manera épica, para colmo, no solo hizo eso, sino que Dazai lo sintió hundirse entre su cuello y hombro, seguido de eso vino el sonido de un chupón acompañado más tarde de una mordida.

De inmediato el cuerpo de Dazai tembló, e inesperadamente, gozó de ese contacto; el placentero suspiro que escapó de los labios de ese joven castaño, había petrificado a ambas partes, plantando así en el ambiente, una atmosfera llena de incomodidad... más para el de los vendajes.

—No escuchaste eso... —le soltó calmándose de repente, y con la cara tan colorada, que podría darse por hecho, que ese chico perdió todas las ganas de batallar en un instante.

—Lo escuché —insistió, a lo que el otro levantó la vista de golpe descolocado y lo contradijo.

¡Te digo que no! —la agitación de Dazai daba lugar a un pánico contenido, lo que divertía a Fran. ¿Realmente este era Kevin? Nah... no podía ser él. Kevin no reaccionaría así, ni intentaría golpearla.

—Bien, bien, pero tendrás que darme algo a cambio para hacer que me olvide de esto —le aclaró con una traviesa sonrisa, a lo que Dazai hizo hacia atrás la cabeza apretando los labios; eso era una señal de que presentía cuál sería la extorción.

—¿Qué...? —expresó por lo bajo como un niño pequeño.

—Dame un beso.

¿¡AH!? —escandalizado, se negó rotundamente—. ¡Claro que no! ¡Ni loco! ¡Vete al diablo! ¡Pervertido!

—Entonces continuaré —advirtió con una sombra en su rostro; en el fondo, Fran estaba disfrutando mucho acorralando a Dazai.

—¡Nh! —hizo un sonido ahogado en forma de queja prolongada y entonces bajó la cabeza de golpe completamente rendido—. ¡Bien! ¡Bien! ¡Me rindo! Pero... —volvió a mirarlo—. ¡Ponte algo antes! ¡No voy a hacerme responsable si también te enfermas! —Osamu se aferró a esto, y Fran, le dio la razón, de hecho, tenía algo de frío, y debía hacer algo con eso, por lo que suspiró.

—Sí... tienes razón. Bien, lo haré —apenas Sakunosuke lo soltó, ese inteligente suicida salió corriendo escapando por la puerta y dejando su chaqueta atrás; Oda se había confiado y ya estaba relajado por lo que... no hizo uso de su poder—. Mier** —Osamu le había visto la cara.

Después del altercado que tuvo con su propio compañero, Osamu Dazai, se estaba mirando en el espejo del baño público, la marca que éste le había dejado por sobre los vendajes; lamentablemente ésta estaba en un lugar visible.

—Bueno... siempre puedo decir que me lo hizo una chica —bajó un poco la mirada pensativo—. Odasaku actúa realmente extraño desde que lo revivieron... Podría ser qué... ¿En realidad se trate de Rose? —la mirada del castaño se plantó firme en el espejo y luego sonrió ampliamente, ahí, retiró los dedos de la zona magullada—. Bueno, si es así, no me extraña que quisiera hablar con ese par después de escuchar abiertamente sus nombres —susurró—. Pero no se la dejaré tan fácil —sonrió travieso—. No me gustan los hombres, aunque... podría hacer una excepción si se trata de ella.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro