Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 13: Foto para la posteridad

Los días pasaron como si de estaciones se trataran, pero es de tener en cuenta que no transitó más que una semana con todo lo ocurrido y, de hecho, como si todos se hubieran puesto de acuerdo para llevar a cabo esto, tuvieron su significativo reencuentro en la universidad.

—¡Hey! ¡Por fin los veo! —Lucas se había unido a ellos justo hoy, ya que el alta se lo dieron, además, al mismo tiempo que Sheila, lo que les permitió ayudarse mutuamente para regresar a casa e ir a clases.

—Me alegra que estén bien chicos. ¿Qué tal tienes el pecho Sheila? ¿Te sale jugo ahora por el tórax? —se burló Kevin de ella mientras estaba justo al lado de Fran, quien hizo una mueca de desagrado por su mala broma.

—No, pero podríamos hacer el experimento contigo —le contestó con desprecio.

—Ya deberías de dejar de bromear así Kevin; no traes nada bueno —aseguró Lucas al realizar el mismo gesto que su familiar.

—No digas eso, mi hermana es la que trae la desgracia, no yo —dio por sentado llevándose una mano al pecho.

—Hablando de ella, ¿qué le pasó? —curioseó Fran.

—Ah, Candela se fue a vivir con su novio tiempo después porque decía que no aguantaba verme en la casa —explicó Kevin, y luego se llevó una mano a la barbilla—. No tengo idea de porque mi familia es tan envidiosa si lo único que hago es pasar el tiempo con ustedes y trabajar —reveló extrañado.

—He visto en más de una ocasión eso —dio a entender Sheila—. La gente suele envidiarte solo porque cree que tienes la vida más fácil que ellos, pero desconocen el verdadero sufrimiento de los demás, así que no les queda de otra que intentar derrocar a otros solo porque no pueden caminar al lado de ellos.

—Qué triste... —comentó Lucas llevándose las manos detrás de la nuca, mientras que Kevin bajó la mirada.

—Hablando de cosas deprimentes... ¿has pensado tener una relación con alguien más Sheila? —consultó Fran, quien entraba con los demás a la institución.

—No, no necesito remplazar a Atsushi —dio a entender ella a secas; le había caído fatal esa consulta.

—Pero... —soltó preocupada su amiga, no obstante, Kevin le puso una mano a Fran sobre el hombro para detenerla y le dijo.

—Déjala, porque al final, todos tenemos nuestros procesos —comentó con una sonrisa.

—Eso sonaría muy sabio de tu parte, de no ser porque sigues usando el cosplay de Dazai... —dio a entender Lucas—. ¿Al menos lo has lavado? Hasta en el hospital te vimos con eso puesto.

—Eso mismo le pregunté, pero se sigue riendo a lo tonto y no declara nada en concreto —de hecho, después de decir esto Fran, Kevin se puso a reír a lo idiota; lo cierto, era que seguía vistiéndose así solo por petición en secreto de Sheila.

—Déjenlo, seguro que es una etapa —aseguró Sheila para mantener las apariencias, quien usó casi el mismo argumento que el falso Dazai, hasta que, de entre los cuatro sintieron que algo se agitó en el ambiente, de modo que voltearon a ver hacia todas partes, en especial cuando escucharon una voz que era inconfundible.

—¡Sheila! ¡SHEILA! —unos pasos presurosos se empezaron a acercar a ellos, y entonces cuando voltearon, se dieron cuenta de que el que venía corriendo era un perfecto cosplay de Atsushi, lo que dejó pálidos a todos los involucrados, menos a Sheila, quien en un acto reflejo abrió los brazos para recibirlo, en consecuencia, el nuevo individuo, aceptó la invitación sin siquiera preguntar.

Lazos que alguna vez fueron quebrantados, ahora volvían a estar vigentes, pero... ¿cómo? Las circunstancias de dicha separación abrupta eran claras, entonces... ¿cuál fue el verdadero motivo por el cual sus caminos volvían a entablar un significado dual?

—¿Otro cosplayer? —exclamó Kevin al ver el calco que era ese chico de Atsushi.

—¡Cómo va a ser un cosplayer si se lanzó a los brazos de Sheila sin siquiera conocerla! —señaló Fran alterada.

—Y mucho menos ella lo recibiría con los brazos abiertos... —especificó Lucas observando cómo el chico de pelo blanco estaba llorando, y entonces, notó la atrevida mano de Kevin entrar en escena para tironearle el pelo al no tan nuevo personaje.

—¡Ay! —se quejó el jovencito, y entonces, Sheila, quien vio esta acción tan desvergonzada de su parte, golpeó la mano de su amigo para que lo dejara en paz.

—¡Auch! ¡Tranquila! ¡Solo estaba comprobando que era real! —chasqueó la lengua enfurruñado, e instintivamente se acarició la misma.

—Eso fue realmente innecesario, Kevin —se quejó Fran.

—Muy mal educado diría yo —aseguró Sheila.

—¡Hey! ¡Hey! ¡No deberían tratarme así! ¡Cómo iba a saberlo! —levantó las manos como si estuviera siendo asaltado.

—Bueno, puedo comprender su sorpresa —dio a entender Atsushi entre sollozos, es aquí que Sheila le ofreció su pañuelo para limpiarse—. Muchas gracias —ahora que ese hombre tigre lo decía... no se habían fijado mucho en ese detalle más que Kevin.

—¿Cómo es que llegaste aquí? —consultó Fran poniéndose a su altura, y por si no se había notado hasta ahora, ella era mucho más alta que Kevin, por eso si tuviera la necesidad de hacer el cosplay de Oda, le quedaría muy bien.

—Bueno... estaba reflexionando en el parque sobre cómo encontrar a Sheila y usar las cosas que me dio —después de limpiarse las lágrimas, guardó el pañuelo en su bolsillo, y sacó del otro un papel con anotaciones, más tarde siguió explicándose—. En ese momento encontré un extraño portal entre dos árboles.

—Mmm... —este dato le llamó notablemente la atención a Kevin, quien se quedó pensando al estilo Osamu—. ¿Podría ser que la estabilidad entre ambos mundos se vio afectada o...?

—O tal vez simplemente sea un hecho aislado —aclaró Fran enderezándose.

—Creo que es más de lo segundo —advirtió Sheila—. De otra forma seríamos nosotros los invadidos esta vez.

—¡Sí! ¡Tienes razón! —expresó animoso el castaño llevándose las manos a la cintura—. No creo que a los mafiosos o a la misma agencia, le guste encontrarse con Latinoamérica en estos momentos —señaló carcajeándose.

—Por otro lado, él no tiene dónde quedarse ahora, ¿no? —preguntó Fran.

—ª... —soltó Kevin con la sensación de que algo malo iba a pasarle.

—Es... verdad, no tengo donde quedarme. Antes no había problemas porque la agencia me aceptó gustosa, pero ahora... —suspiró y miró a Sheila con arrepentimiento—. Lo siento... hiciste tantos esfuerzos por mi culpa, y ahora ya no tengo lugar donde quedarme o un trabajo...

—No te preocupes por eso —dio a entender—. Podemos buscarte un trabajo más normal, y también te daremos espacio en la casa de Kevin, ya que él fue el que empezó con todo.

—¡Oye! ¡Una cosa es que lo diga mi novia, pero otra es que tú lo sueltes! —arremetió el falso Dazai.

—Yo estoy de acuerdo también, y aunque no me arrepiento de la experiencia que Yoel nos ha dado, estaría bien darle un cierre a Atsushi para que tenga un lugar donde pueda desarrollarse por lo menos hasta independizarse —indicó Fran.

—Yo no voy a decir lo contrario; además, sería un problema tener a otra persona más en el departamento... —opinó Lucas.

—¡Nadie te está preguntando, Chuuya!

—¡Cállate!

—¡Cállate tú! —es aquí en donde los dos empezaron a tironearse de las mejillas, momento en que Atsushi aprovecha para reírse, apartándose suavemente de Sheila.

—¿Ya estás mejor? —preguntó ella.

—Sí, y a decir verdad, me siento más cómodo con personas que sé que conozco —y miró a Kevin pelear con Lucas, quienes cayeron al piso en medio de su confrontación la cual, decidió intervenir Fran, además, gracias a este comentario, Sheila sonrió suavemente, y le aclaró.

—Son mi familia... mi verdadera familia, y espero que, en un futuro, puedan también ser la tuya —de pronto, Sheila fue tomada de la mano por ese gentil tigre, el cual le compartió una mirada muy dulce.

—Ya son mi familia, Sheila, así como tú eres el amor de mi vida —la chica, sorprendida por esta aseveración, se sonrojó con intensidad y sellaron su reencuentro, con un agradable beso que provino por parte de ese tigre, el cual detuvo toda discusión, y estableció unas divertidas burlas de partes de sus amigos que nacían de una buena voluntad.

Desde aquí, las pesadillas de dos personas que tuvieron un desagradable hilo de vida, ahora tomaba otro tipo de significado, y le daba a entender que se podía llegar a dar con este maravilloso milagro, llamado felicidad.

El nuevo comienzo que estaban experimentando tanto Atsushi como Sheila, se estaba dando también entre Oda y Osamu, quienes casualmente llegaron a ver marchar al chico tigre.

—¿Está bien para ti que lo dejarlo ir con todo lo que sabes al respecto? —le consultó el mayor de los dos.

—Es su vida, después de todo y yo no puedo intervenir —aseguró sin una pisca de arrepentimiento en sus palabras.

—Ahora que compartimos memorias con las otras personas que estuvieron en nuestros zapatos... se siente un poco extraño el saber el cómo terminaban las cosas —dio a entender Odasaku.

—Estoy de acuerdo, pero más extraño es escaparse contigo y con... él —al girar los dos, vieron en la lejanía a Ryunosuke escondido detrás de una maseta de concreto.

—De seguro que tiene ordenes de la Port Mafia para mantenernos vigilados —dijo oda tomando un sorbo de una bebida que sostenía, a lo que Osamu sonrió al respecto.

—Bueno, no importa... no es un mal muchacho al fin de cuentas, por lo que será fácil convencerlo de dejar también la Port Mafia —aseguró Osamu.

—Nunca imaginé que fueras a decir eso tan fácilmente. ¿En verdad estás seguro de querer abandonar a los de la agencia? Podrías salvar muchas vidas.

—Solo hay un par de vidas que quiero salvar ahora, así que, para rememorar el momento, ¡vamos a tomarnos una foto! —y así lo hicieron—. ¡Aquí empiezan nuestras vacaciones y nuestra primera cita!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro