Capítulo 11: Tú decides
La tenacidad puede despertar a leones que han permanecido dormidos por generaciones, y claro, darles un sentido a su decadente existencia, lo cual los impulsaría a quemar la capa de su denigrado honor con tal de hacer justicia, cosa que les correspondía hacer tanto a Kevin como a Fran, dado que ninguna de las dos partes estaba predispuesta a pagar los platos rotos que producía un tercero, y en este encuentro donde los diferentes intereses chocaban, se definiría qué tan dueños eran de su libertad.
—¡Ahí viene otra tanda Nikola! —advirtió Oda justo detrás de éste mientras derriba a algunos de los agentes de la Port Mafia a base de puño limpio.
—¡Ahí voy! —canturreó el peliblanco emocionado, quien ondeó su capa atrapando los limones voladores, y haciéndoles desaparecer por un portal para entregarles otro destino, como el de la calle que le seguía a la de la agencia.
—¡Tsk! ¡Ese chico está demasiado metido en su papel! ¡Deberías hacer algo con su informante Hirotsu! —aconsejó el limonero, quien seguía sacando más de sus preciosas herramientas para así arrasar a sus objetivos, pero al ser testigo de cómo eran desviados sus bebés a otras zonas de la calle, terminó sintiéndose indignado.
—¡Estamos haciendo lo que podemos aquí! —avisó el vejete, quien ya había hecho un desastre con la cantidad de anuncios y autos que había tocado por la calle al intentar arrojárselos a Chuuya; este muchacho le estaba dando problemas, por eso buscaba una oportunidad de hacer que ese chico se descuidara y así tocarlo, pero éste, sorprendentemente, era más habilidoso de lo esperado—. Son mejores de lo que parecían al comienzo —entre cerró los ojos.
—¡Y aún no han visto nada! —aseguró Osamu aterrizando ferozmente sobre el asfalto después de intentar golpear a Yosano con una patada, quien lo esquivó de un salto, lo que hizo que Osamu silbara de la impresión—. ¡Vaya! ¡Y pensar que desperdigas tus habilidades usándolas para el mal! —dijo con un leve movimiento de hombros.
—¡Y tú qué sabes! —escupió la dichosa quien, al enderezarse, blandió mortalmente su arma contra Dazai, el cual, por cada arremetida que le daban, hacía caras burlescas, pues como era de suponer, Kevin estaba a un nivel diferente de ésta—. ¡Dejar atrás a esta maldita organización nunca fue una opción! —de inmediato, la sombra de su pasado entremezclada con su presente, pasó delante de los ojos de Yosano, logrando que la rabia le carcomiera el corazón con una profundidad crueldad—. ¡NUNCA LA TUVE! —refutó, y como si el tiempo decidiera ralentizarse solo un segundo, Osamu aprovechó ese gesto para acercarse desde detrás de ella; es aquí cuando le susurró.
—¿Realmente crees que eso o... solo tienes miedo? —los ojos de Yosano salieron de sí, y las palabras que éste utilizó liberó un estimuloso temblor dentro suyo, aun así... no fue suficiente como para ceder ante su acometido, por lo menos, no hasta que todos se detuvieron ante el sonido de un helicóptero que les hizo levantar la cabeza; y ahí estaba... justo sobrevolando la cede, la única persona que no podía unirse a la batalla se encontraba suspendida en el aire con un megáfono en mano.
—¡Privet, moi dorogiye! —anunció Fyodor.
—¿Qué diablos dijo? —preguntó Sheila estando con: Fukuzawa, Atsushi, el integrante que debían proteger y, claro, Rampo; los demás de la agencia estaban encargándose de otros asuntos.
—¡Dije que hola! ¡Lo siento! ¡Se me olvida que no saben ruso! —comentó, y la nave, bajó hasta llegar a una altura que fue considerada por él lo suficientemente aceptable, como para poder dejar caer las escaleras cerca de ellos—. ¡Todo está listo para el escape, pero me temo que no podré dejar venir a los de la agencia, y mucho menos a ti, Sheila! —relató, lo que hizo la mencionada enarcara las cejas.
—Esa persona... —soltó Fukuzawa con su cara llena de seriedad.
—De seguro es la hermana de Kevin, ya que reconocería su comportamiento engreído en cualquier lado —advirtió el pelinegro, quien dio un paso adelante—. ¡Yo me enfrentaré a ella! —apenas dio a entender esto, alguien se arrojó del vehículo aéreo, y cuando aterrizó, ni los dejó parpadear, porque éste los obligó a todos a retroceder, menos a Akutagawa, quien había activado su poder para defenderse de una terrible lluvia de sangre—. ¡Es ese maldito!
—¡Sheila! —gritó Atsushi, quien fue retenido por Fukuzawa al saber que no podía usar sus habilidades aún—. ¡Pero!
—Solo serías una carga para ella —advirtió Rampo justo al otro lado de Atsushi.
—Nosotros solo podemos centrarnos en proteger a ese chico mientras se encarga de este hombre, por el momento, debemos buscar una salida alternativa —comentó el de la espada, pero cuando quiso dirigirse a Yoel, él ya había desaparecido.
—¡Dónde está! —gritó alarmado el chico tigre mirando para todos lados.
—¡Wow! ¡Ese muchacho se cambió de bando! ¡Miren! —en un giro de trama no muy convencional, Yoel aprovechó la confusión para irse a subir las escaleras que el mismo Fyodor le había proveído.
—¡Es un traidor! —gruñó molesto Atsushi al cerrar los puños en aire.
—Así que planea cambiar de bando cuando ve que el barco se está hundiendo —comentó el jefe, quien se puso de pie.
—¿Lo dejamos en manos de alguien más, jefe? —preguntó Rampo.
—Si hacemos eso, vamos a tener el pierde, así que seremos nosotros los que intervendremos —este comentario, hizo sonreír orgulloso al detective.
—¡Sí señor! —sin dudas no había nadie mejor para resolver este entramado que Fukuzawa, o al menos, eso era lo que creía Edogawa.
El desequilibrio se había implantado junto al orden, dejándose entonces escuchar el bajo que escondía sus inmundas intensiones, lo cual conllevó a que Osamu debiera actuar, por lo que se retiró antes de que la batalla entre ellos y la Port Mafia cediera, aunque claro, no tuvo en cuenta que Nikola se retiraría una vez viera que Oda se fue detrás de Dazai para brindarle apoyo, dejando por defecto, un legado de traición, como a su vez, una enorme responsabilidad recaer sobre los hombros de Chuuya.
—¡Oigan! ¡A dónde creen que van todos! —gritó el pelinaranja al notar al toque cómo los que debían darle seguridad lo habían plantado. Sin embargo, ante su indignación, lo único que recibió como "retribución" fue un carismático: "¡Contamos contigo, Chuuya!" que provenía por parte de nuestro suicida favorito, y que cuya frase tuvo como consecuencia, hacerle hervir la sangre al del sombrero elegante—. ¡Te voy a matar cuando salga de esto! ¡TE LO JURO COMO QUE HAY UN DIOS! —aseguró mostrándoles el puño cerrado, lo que hizo que sus contrincantes se rieran de él, menos uno, quien estaba aún prestando atención al helicóptero.
—Parece que ahora estás solo, enano —lo señaló Kajii burlón.
—No, no está solo realmente —de pronto, la persona distraída habló, quitándole el aire a todos los testigos que estaban en la calle, pues esta persona, con sus alargados tacones de aguja, se posicionó ahora al lado de Chuuya, para así tomar su lugar con él.
—¿Eh? —confundido, el pelinaranja soltó esta expresión, más Yosano, quien había recapacitado, solo le dijo lo siguiente.
—Más vale que tu amigo no se equivoque —comunicó empuñando su arma.
—¡Así que nos traicionas mujer! —dijo Kanjii notablemente molesto.
—Aunque sean ahora dos, no van a poder hacer nada al respecto —advirtió Ryuro extendiendo su mano con la intensión de tocar un objeto para mandarlo a volar a ellos, pero justo en ese momento, apareció el resto de miembros de la agencia.
—Nos tomó un poco de tiempo llegar aquí. Lamentamos haberlos hecho esperar —avisó Kenji con una dulce sonrisa mientras se sonaba los dedos.
—Es hora de repartir principios aquí —dio a entender ese profesor de matemáticas sacando a relucir su libreta.
Esto era todo para los de la Port Mafia, quienes se habían quedado ya casi sin hombres, y que solo eran dos contra un puñado de sujetos portadores de habilidad; esto era una clara desventaja, de modo que, se vieron en obligación de retirarse por sentido común, aunque no fuera del todo del agrado de su jefe.
—¡Retirada! —anunció Ryuro a regañadientes, y aún con el mal sabor de boca, se dirigió a ellos—. ¡Esto no quedará así, detectives! —y después de que el orden logró restablecerse en planta baja, dejando así atrás una clara aclamación de victoria, aún esto estaba un poco lejos terminar, en especial con la situación que experimentaba Sheila con el resto. Dado que el helicóptero empezaba a alejarse, Fukuzawa se plantó tomando las indicaciones apresuradas que le daba Rampo, y entonces se le vio al jefe arrojar su espada, la cual dio en la cabina del piloto desestabilizando el vehículo.
—¡Demony! —gritó Fyodor cuando la nave se desestabilizó justo cuando estuvo a dos pasos de subir a Yoel a bordo, situación que casi lo hace caer a ambos, para colmo, Sheila prestó atención a esto tanto como Nathaliel, lo que le permitió aprovecharse para darle una fuerte embestida al sacerdote, haciéndolo cayer por el borde del edificio, de modo que, utilizando esa ventaja, con su chaqueta sujetó al vehículo impidiéndole su retirada, ya que el sorpresivo ataque no había bastado.
—¡Wow! ¡Parece que las cosas se han complicado! —comunicó Nikola sacándose el sombrero, después de aparecer al lado de Fyodor, quien lo miró desganado.
—¿Podrías ayudar? —le dijo.
—Con gusto —asique entre los dos tomaron a Yoel y lo metieron dentro, además, como era de esperarse, Hugo empezó a hacer uso de sus habilidades para empezar a cortar la prenda de Akutagawa en varios trozos.
—¡Ah! ¡Así van a escapar! —advirtió Atsushi, quien buscó una forma de ayudar, de modo que encontró una cuerda, la cual ató como pudo y arrojó con todas sus fuerzas a las hélices del helicóptero, pero ésta rebotó por el inapropiado lanzamiento—. ¡Maldita sea! ¡Fallé! —sin embargo, apenas iba a volver a intentarlo, sintió un vacío entre sus manos, y notó una brisa rápida pasar por un lado de él, por lo que cuando volvió a mirar, ya no tenía la cuerda entre sus manos—. ¡Qué pasó!
El desconcierto se había apoderado de buena gana de ese joven que intentó impartir justicia por mano propia, y su confusión estaba bien justificada por dos hombres buen mozos que, unos minutos atrás estaban subiendo con apuro por las escaleras seguidos el uno por el otro, y que en cuyo proceso, tuvieron la charla que viene a continuación.
—Oye, ¿qué tal una cuerda? —preguntó Oda en lo que subía, desconcertando así a Osamu, pues esta cuestión provino desde la misma nada.
—¿Una cuerda? —preguntó confundido.
—Sí. Tú, yo, y una cuerda. Un plan perfecto, ¿no? —dio a entender con una sonrisa sugestiva Fran, y Kevin, quien no terminó de entender su idea, no pudo contestarle, por lo menos no hasta que llegaron unos minutos más adelante arriba, en donde el culpable del arrebato fue Oda, ahí fue cuando Osamu entendió de inmediato, así que, aprovechando el resto de ligaduras que mantenían cerca de ellos el helicóptero, saltó, y dijo.
—¡Me parece una gran idea! —así fue como tomó un extremo de la cuerda después de que fuera arrojada por Oda, y entonces acercándose lo suficiente, la aventó contra las hélices, haciendo que se enredaran, para obviamente, obstruir el buen funcionamiento de éstas, cosa que produjo una falla en el motor, y de este modo, puso en un gran aprieto a su hermana como al resto de tripulantes, quienes cayeron a un lado de la nave debido a la inesperada inclinación.
—¡Nos caemos! ¡Nos caemos! ¡NOS CAEMOS! —gritaba eufórico Nikola, el cual fue callado más tarde por un molesto Fyodor.
—¡No es como si no lo supiera, idiota! ¡Ya cállate! —y justo en ese momento, escuchó el nombre del suicida ser llamado por Oda.
—¡Dazai, no pierdas esta oportunidad! —comunicó Sakunosuke, quien permanecía en el tejado junto con el resto mientras observaban como Sheila era arrastrada con el helicóptero por no querer soltar con sus poderes dicho objeto. Justo en ese momento, Kevin y Candela intercambiaron miradas, pues el primero se encontraba aferrado a la entrada de la cabina mientras sonreía con prepotencia en lo que iban cayendo todos juntos en picada.
—Es hora de ponerle fin a esta historia —aseguró Osamu, y entonces, fijó su vista en Yoel de modo que Fyodor, alarmado, hizo lo mismo, en consecuencia, los dos estiraron sus manos hacia ese usuario de habilidad; uno con la intensión de dispersar su poder, y el otro... con la idea fija de detenerlo, pero lo cierto aquí es que entre ambos lo tocaron al mismo tiempo, y la siguiente frase se dejó escuchar:
"Indigno de ser humano"
Posterior a esto, una gran explosión se dejó escuchar apenas se vio concretada la acción, lo que dejó al resto de implicados con una inquietante noción de incertidumbre y una notable falta de reacción por parte de todos por el shockeante momento.
Sin dudas han de recordar que a comienzos de la primera temporada de esta serie tan emblemática Dazai caía a un lado de un rascacielos, y en su frenético descenso, se rendía ante la vida, pues bueno, como sucedió en ese instante, así de rápido se deterioraba la cordura de dos personas que fueron testigos de cómo las personas que más amaban, terminaron envueltas en una terrible tragedia que de seguro implicaría a más de una persona, y es por ello, que Oda terminó cayendo de rodillas completamente derrotado. En cuanto a Atsushi, Fukuzawa no pudo contenerlo más, así que lo dejó ser.
—¡NOOOO! ¡SHEILA! ¡SHEILAAA! —desgarrado como estaba, se asomó al borde y observó con impotencia el humo surgir del accidente, pero esto no fue un impedimento para este peliblanco, ya que, estando embriagado de dolorosos sentimientos, hizo que sus pupilas cambiaran, lo que le siguió por detrás sus brazos y piernas, para luego lanzarse sin precedentes hacia la escena sin tener en cuenta las demás miradas desaprobatorias, desconcertantes y preocupadas que se dirigían hacia su persona. Quizás al aterrizar en dicho escenario, terminaría aún más descompuesto, pero... ¿quién podría culpar a alguien que amaba tan sinceramente como este chico?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro