Capítulo 19
Luna Cooper
Era Sábado por la tarde, mi hermano se encontraba profundamente dormido, mi padre pronto saldría del trabajo. Mientras que yo tenia que preparar la cena, si no lo hacia mi padre seguramente enloquecería.
Desde que mi madre nos abandono él no hace más que tomar alcohol todos los días y molestarse con mi hermano y yo por el simple hecho de tener rasgos parecidos a los de nuestra madre. ¿Saben? Que yo entrara a Denverli fue un logro, hasta me sorpendí cuando él acepto a que pudiera entrar allí, no porque él quisiera que tuviera una mejor educación, sino porque penso que era la mejor forma de deshacerse de mí la mayoría de la semana.
Mi madre se fue de la casa hace dos años, nos dejo por irse con un hombre con dinero, según ella para darnos una mejor vida, pero desde que se fue no volvio a visitarnos o tan siquiera hacernos alguna llamada por teléfono. Sabemos que sigue con vida por la fotos que publica en sus redes sociales cada que viaja a un país o lugar diferente.
A consecuencia de las malas decisiones de mis padres, pues yo me hago cargo la mayoría del tiempo de mi hermano, aunque en este tiempo que paso en el instituto mi padre se vio obligado a contratar una niñera de lunes a viernes, ya que los fines de semanas yo me encargo de él
Escuche el sonido de la puerta abrirse y siendo cerrada de un golpe. Ya habia llegado. Y bueno esta soy yo Luna Cooper, esto es de mis fines de semana.
—La comida— ordenó de forma bruzca y pesada, sentandose en el comedor.
El asqueroso olor a tabaco y alcohol llego hasta mis fosas nasales, provocando el disgusto de siempre en mí.
—Deberías darte una ducha primero—sugerí desde la cocina, buscando un plato en el almacén.
De pronto sentí como me dieron la vuelta, dejando caer al suelo el plato de vidrío. Él me tomo por el cuello y dijo:
—Que te quede claro que aquí el que da las ordenes soy yo. Si yo quiero comer antes o después es mi problema, tu solo me tienes que obedecer a lo que yo te diga—sus ojos daban miedo, estaban de un rojo intenso, mi respiración se estaba dificultando hasta que por fin solto el agarre y volvio al comedor. Tosí una cuantas veces.
Busqué otro plato con cuidado de no lastimarme con los vidrios rotos. Luego de servirle la comida volví hacia la cocina y limpié el desastre. Subí a mi habitación luego de una media hora, mi hermano continuaba dormido en su cama, pues ambos compartimos habitación pero no camas.
Me dirijí hacia la mia, acomodé unas cuantas cosas que se encontraban sobre ella, para luego poder tumbarme en ella tranquilamente, revise un rato mis redes sociales, mi madre acababa de publicar unas cuantas fotografias en Suecia, al lado de su dulce amor. Eso no es lo peor, sino que en la descripción posteo "Extrañando a mis dos amores"
Solté una risa amarga y baje de inmediato hacia otro post, este era de Thomas, sonreí como tonta al ver su publicación, pues se encontraba hecho un desastre, lleno de harina por toda su cara. Abajo del la foto puso "Nunca más vuelvo a cocinar con este murciélago" Refiriendose a Elena. Reí por lo bajo, a pesar de todo ese gusano podia hacerme sonreír.
Estaba a punto de presionar el botón para hacerle una llamada, cuando mi celular vibró, una llamada venía entrante, y como si tuviesemos telepatía era de él. Espere hasta el tercer vibrar para contestar, es una regla, nunca responder de inmediato al llamado de un chico, pensará que la estabas esperando y aunque así sea, no tienes que demostrarlo.
—¡Hey! ¿Como estas? — Saludo el pelinegro.
—Pues algo cansada ¿y tu?
Respondí.
—Aquí tratando de sobrevivir a las mordeduras y aruñones de este murciélago que tengo como gemela. —Bromea, reí al escuchar a Elena quejarse he insultar a lo lejos a Thomas.
—Bueno, yo debería estar despidiendome de tí, porque no creo que lo logres.
—Wow, vieras cuanto me ayudo ese mensaje, fue tan alientador y positivo que casí lloro—ironizó el chico, provocando que ríera como ballena.
—Me alegro que te haya ayudado.
Bromeé.
—A veces pienso que eres tan mala como Elena y Hadley, pero luego miro tu cara inocente como si no quebraras ni un vaso y me dejo engañar, otra vez.—Resalta lo último.
—Es que lo soy, soy un lindo y dulce ser humano, Thomasito.
Thomas solto una fuerte carcajada.
Así seguimos hablando durante dos horas seguidas, llenas de risas y terribles chistes de Thomas, los cuales lograban sacarme un sonrisa. Observe por unos segundos a mi hermano, estaba sudando y se le notaba incómodo ya que daba vueltas por la cama, luego empezo a gritar. Estaba teniendo otra pesadilla.
—¿Qué fue eso? —cuestionó, el pelinegro al otro lado de la línea teléfonica.
—Es mi hermano, esta teniendo otra pesadilla, ¿hablamos mañana?
—Si, no te preocupes, buenas noches, Lunita. —se despidio
—Buenas noches, Thomasito.
Al cortar, corrí de inmediato hacia mi hermano, aparte las sabanas mojadas sobre él debido a su sudor y lo arrullé en mis brazos para calmarlo.
—Leo, escuchame—tomé su mejilla—, todo esta bien, estas conmigo, es solo una pesadilla—murmure mientras lo escuche solloza. Leo era el nombre de mi hermano, y si,cada noche es lo mismo, la misma pesadilla donde mi mi madre se va de la casa mientras mi padre arrojá cosas por todos lados del enojo.
Aunque ya han pasado dos años de eso, él no a podido olvidarlo. Su respiración empezo a normalizarse a medida que lo consolaba, la manera en la cual se aferraba a mi me destrozaba por dentro, lo hacia ver tan vulnerable, y es que lo estaba y esa es mi resposabilidad, protegerlo. Trato de hacerme la fuerte pero muchas veces no puedo, pero lo sigo intentando, lo hago por él, no puedo verme de ese estado.
—¿Puedes dormir conmigo? —preguntó el pequeño, más que una pregunta parecia una suplica.
—Claro, Lee—ese era el apodo que yo le habia dado, Le dí un beso en su cabeza mientras le acariciaba con mis dedos su castaño cabello—. ¿Tienes hambre?—Lee asintio—, ven hice tu plato favorito. ¿Adivina cuál?
—Umm—el pequeño se llevo la mano a la barbilla pensativo—¿Pizza? ¿Hamburguesa? ¿Pancakes con sirope? —negué a todas sus opciones. — ¿Entonces cual? —cuestionó confuso.
—¡Huevos con tocino!
Lee suspiro y bajo su cabeza. —¿Qué sucede?— me animé a preguntar— ¿No te gusta?
—Claro que me gusta, pero a ti pues, no es que se te de bien. —soltó algo timido.
Fingí indignación.
—¿Disculpa? ¿estas hablando de mi? —me señale a sí misma, él asintio—. Yo soy una chef profesional muchachito, informate—Bromeé
—Si, ci como no, Ni modo tendre que comer eso, ven levantate, el estómago me esta rugiendo.
Lee se levanto y me arrastro por las gradas hasta llegar a la cocina. Mi padre ya habia salido, volvería hasta la media noche, como acostumbra todos los días. Le serví la comida a Leo, este no muy seguro probó un poco del platillo. —¿Y bien? ¿Qué tal sabe? —pregunte al ver que no decia nada.
—No sabe tan mal, felicidades Lunnie, ya estas progresando—este me dio una palmada en mi hombro, lo observe con el rabillo del ojo, este tenia una sonrisa maliciosa en su rostro. Mocoso, pensé—. Sabes, deberías decirle a Thomas que te enseñe a cocinar, él si puede.
Abrí mi boca indignada, y esta vez no lo fingia, juro que mi barbilla tuvo que haber llegado hasta el suelo —. Bueno pues, quedate con él, Él sabe cocinar ¿no?
—No estaría tan mal—él moreno claro rio maliciosamente, rodeé los ojos divertida.
—Me caes mal—renegué
—Ni modo, este hermano te toco y tendras que soportarme así— este saco la lengua y subio las escaleras con el plato de comida en manos.
—¿Thomas? ¿Cocinar mejor que yo? ni en sueños—me dije a sí misma una vez que Leo se había ido.
[...]
Thomas decidio llevar a mi hermano al parque hoy domingo y pues, me llevaron con ellos, aunque realmente me estaban dejando fuera, esos dos estaban en su propio mundo, al fin y al cabo entre los dos se entienden, Leo parece más hermano de Thomas que de mío. Ellos iban caminando con un helado en la mano cada uno, delante de mí, por lo que podia apreciar todo lo que iban haciendo.
De pronto se detuvieron, Thomas le susurro algo al oído a Leo, que apenas logre escuchar. Pero pude saber que no era nada bueno ya que Leo asintió con una sonrisa traviesa en su rostro, la misma que llevaba el pelinegro, ambos chocaron puños y se voltearon hacia mi.
Oh no.
Trate de correr pero fue inútil, Thomas ya se encontrba sosteniendome, mientras que Leo embarraba su helado en mi cara. Thomas me soltó para luego estallar a risas. ¿Con que así vamos? Antes que él pudiera defenderse mi helado se encontraba por toda su cara, este empezo a tocer como loco, mientras que yo reía si parar.
—¿Estaba rico el helado Thomasito? —me burlé.
—Vieras cuanto—respondio mientras se limpiaba la cara.
—¿Thomasito? ¿Qué clase de apodo es ese? —curioseó, burlesco, el mocoso.
—Preguntaselo a Lunita.
Leo nos observo con el ceño levemente fruncido— ¿Thomasito? ¿Lunita? no cabe duda que ambos con extraños, sin mencionar lo pésimos que son poniendo apodos. —el pequeño mocoso siguio caminando dejandonos atras.
Thomas y yo no hicimos más que soltar una sonora carajada, ganandonos una mirada de deproche de parte de Leo.
—Oye, ¿como sigue tu madre? —me atreví a preguntar, Thomas no hablaba mucho sobre la enfermedad de su madre ya que aunque han pasado ya dos años desde que se la dectectaron, el no lo logra asimilar.
—Pues igual, no hay mejoras —respondió—. Talvez ya sea tiempo que yo acepte la idea que ella morira, pero se me hace difícil —admitió debilmente.
—Hey —me posicioné frente a él—, yo se que no es fácil, pero piensa en ella, estará en un mejor lugar y ya no tendra más sufrimiento.
—Lo se... —tragó saliva—Sabes, mejor no hablemos de eso.
—Como usted mande, señor —hicé gesto de reverencia para hacer reír un poco, funciono.
No establecimos una conversación en especifico, nunca lo hacemos, la verdad es que hablamos de todo y es mejor, es aburrido estar hablando de solo una cosa, cabe a recalcar que si es algo importante de ambos allí ya no se vuelve aburrido. Decidimos sentarnos en una banca ya que Leo habia ido a jugar.
El tiempo pasó entre platicas serias y platicas sin sentido, la mayoria sin sentido provocando un ambiente cálido. Por un momento solo nos limitamos a ver nuestro alrededor, entre tantos niños que habian corriendo de lado a lado, uno se cayó provocando que ambos rieramos fuertemente.
El celular del pelinegro a mi lado timbró, este lo saco de su bolsillo y observo detenidamente aquello que le habia llegado a él.
—¿Pasa algo? —pregunte, al ver su ceño fruncido.
—No, nada, solo que Emma y Adrián acaban de postear una foto juntos—comento algo disgustado, mostrandome la foto.
—Oh— fue lo único que salio de mí, a decir verdad sentí algo extraño en el estómago que no se de donde salió. De pronto me empecé a sentir incómoda, no se porque me estaba sintiendo así, Thomas y yo no somos más que amigo y así sera nunca cambiará y así esta bien.
—¿No que se habian peleado? —pregunto él, de verdad no quería seguir con ese tema así que respondí lo más breve posible.
—Ya vez, la vida da vueltas— hice mi mayor esfuerzo para poder sonreír, lo cual fue inútil, aunqie el chico no parecio notarlo.
—¿Crees que realmente se quieran? —siguio el pelinegro.
—Ni idea, solo ellos dos lo saben, ¿no lo crees? —respondí algo seca. Entonces me entraron ganas de irme de allí los más rápido posible, no sabía como hacerlo, así que recurrí a la peor forma. Mentir. De verdad odiaba hacerlo pero en estos momento no lo pensé—Creo que se nos hace tarde a Leo y a mí, mi padre ya saldrá del trabajo así que debo ir a prepararle la comida—mi padre no trabajaba los domingos y mayormente compraba comida hecha. Para mi suerte Thomas se lo creyó.
—Te llevo— se ofrecio, pero rápidamente negué.
—No, no es necesario, iremos caminando, además tenemos que hacer unas compras por la tienda—mentí nuevamente.
—¿Segura?
—Si, segura—busqué con la mirada a Leo, fue fácil encontrarlo, le hice un ademán de que ya era hora de irnos, este rápidamente fue hacia mi dirección.
—Nos vemos, Thomas—se despidio, Leo.
—Nos vemos campeón, espero volver a salir contigo—mi hermano simplemente le dio una sonrisa como respuesta y choco los puños con él.
Yo simplemente me despedí con un gesto de mano, para luego alejarme, tomada de la mano de Leo. Agradecí que Lee no hubiera cuestionado el por qué teniamos que regresar a casa en frente de Thomas, pero se que lo haría después. Como lo supusé, cuando hibamos a mitad del camino este decidio hablar.
—¿Por qué decidiste regresar de pronto a casa? —cuestionó, elevando un poco la cabeza para verme a los ojos.
—Me duele un poco la cabeza—respondí.
—¿Y por qué no te trajo él? —volví a cuestionar.
—Él se ofrecio pero decidí caminar, pensé que me serviría un poco para quitar el dolor y así fue, ya me estooy sintiendo mejor.
Odio mentirle, sabia que si le comentaba lo que de verdad pasaba, se lo diría.
—¿Segura? No quiero pasar vergüenza y que te desmayes en medio de la calle—Dice éste.
Abrí la boca indignada—¿Te importa más pasar vergüenza que saber la salud de tu amada hermana?
Leo sonrió maliciosamente y dijo—; Claro.
—Tonto mocoso—exclamé, dandole un leve golpe en la cabeza.
Este soltó una fuerte carcajada, por lo que la gente nos miro extrañados, mi hermano detuvó su risa, provocando que ahora en vez de él fuera yo la que estallara de risa—. ¿Quién dejo en vergüenza a quién?
Al cabo de unos minutos llegamos a casa, mi papá se encontraba dormido en el sofa, por lo cual hicimos el menor ruido al subir las gradas. Cuando llegué a mi habitación me tumbé en mi cama exausta al igual que Leo, luego de unos minutos tomé mi celular y pudé ver un mensaje de Thomas.
C h a t
|Thomas
-¿Llegaste?
¿Por qué lo tenía que hacer más difícil? Era tan frustrante. Contesté con un simple "si" y coloqué un emoji para no parecer tan seca.
Dejé mi celular a un lado y me limité a observar el techo de mi habitación por unos minutos. ¿Qué me estaba pasando? ¿Por qué me molesta que Thomas hablé de Emma? A caso...
No, imposible—me regañé mentalmente a sí misma.
¿O no?
Traté de alejar esos pensamientos de mente y darle paso al sueño, de verdad me sentia exausta, caminar no es lo mio, lo que me hace hacer el orgullo. Leo ya se había quedado dormido, estaba tan cansado como yo o aun más ya que corrio demasiado. Sin darme cuenta yo también me había quedado dormida.
Hoy había sido un día confuso y cansado a la vez.
[...]
Habían pasado ya casí tres semanas, los examenes ya empezaban en dos días. Eso quiere decir que en dos días mi carrera como maestra empezaría, tanto Hadley como Elena ya empezaban a pedirme que le explicara algunos temas de quimica y matemáticas. No era como que le logrará entender del todo a los temas pero si un poco más que ellas.
La abuela de Hadley esta de cumpleaños este sábado. La castaña estaba planeando hacer una fiesta sorpresa, hoy iríamos a comprar unas cuantas cosas para ello. Elena y Hadley promonía que nos escaparamos, pero yo me opusé. Al final terminaron ganando ellas, Thomas se incluyó y pues él sera el encargado de que todo salga bien y no se den cuenta. Últimamente he estado algo alejada de él, llamenmé cobarde, pero prefiero estar así.
—Más les vale que esto salga bien—les advierto a las chicas y al pelinegro.
—Estas hablando con un profesional Luna, me ofendes—comenta Thomas fingiendo estar indiganado.
—¿Según tú como lo haremos? —pregunté.
—Simple, detrás del instituto no tienen seguridad ni cámara, podemos salir por allí, conosco un atajo que nos hará salir hasta la calle y allí nos estará esperando Charly—. Explica.
—¿Quién es Charly? —interrogó Hadley.
—Nuestro conductor—respondé Elena—¿Estas seguro que él no le dirá nada a papá y a mamá? No quiero que mamá empeoré.
—Ya hablé con él y dijo que no diría nada, nuestra fugá saldrá de maravilla—aclaró el pelinegro.
—¿Fuga? —Una voz sonó detrás de nosotros, todos volteamos con cutela, nuestro rostro paledeció al ver al inspector detrás de nosotros. Estabamos metidos en un gran lío.
—Si, es que hace poco sucedio una fuga de agua en el apartamento de mi padre, y pues suspendio el viaje a Vancouver. —mentió Elena. Ella es experta en eso, le sale tan fluído que si ni la conocieramos le creériamos.
El inspector fruncio un tanto el ceño, nos mira algo desconfiado pero al final asintió levemente. —Eso espero— advirtió antes de irse.
Soltamos un suspiro de alivio, pero como si tuvieramos telepatía, las tres reaccionamos y le dimos un zape a Thomas, este se quejó y sobó la sona golpeada.
—Si seras tarado, casí nos descubren por tu culpa.
Reprendé la pelinegra.
—Tenemos que tener más cuidado ahora, ya suspechan. —recordó la castaña, yo asentí estando de acuerdo con ella.
Las últimas dos horas pasaron muy lento, el taller de artes plásticas era un tanto aburrido, bueno para algunos. Pude observar a lo lejos a Luka, el cual se escontraba realmente concentrado e intretenido en la clase, y a decir verdad no le iba tan mal. Este se percató de mi mirada y sonrió hacia mi dirección, imité el gesto para luego desviar mi mirada hacia Thomas, el cual se encontraba observandome con el ceño un tanto fruncido, lo ignoré y decidí prestar atención a la clase, pero ya era muy tarde, el timbre sonó.
Dejé mis cosas en mi casillero y me dirijí hacía el campus, allí nos reuniríamos con las chicas, no me fijé por donde cominaba y por accidente choqué con alguien, dejando caer algunas de sus cosas, me coloqué de cuclillas y empecé a levantar las cosas caídas, torpemente choqué mi manos con la de la persona, la cual se encontraba igual que yo.
Levante mi cabeza encontrandome con un cabello rojo cobrizo, este levanto su mirada hacia mi y sonrío.
—Lo siento, hiba algo distraída—digo una vez de pie.
—No te preocupes, yo igual lo iba así que estamos a mano—respondé amablemente el pelirrojo, Luka.
Nos miramos por un momento, ambos con una tonta sonrisa en nuestro rostro, ahora que lo podía ver de cerca, tenía unas pocas pecas en sus mejillas, haciendolo ver más tierno. Decidí reaccionar ya que no me quería ver como en esas escenas de telenovelas.
—Bueno pues, voy algo corta de tiempo, un gusto haberte visto—Me despedí.
—Nos vemos—este hizo un gesto con la mano y siguió con su camino.
Ok. No se que acaba de ocurrir aquí pero fue algo ¿extraño?, aunque no me debería extrañar ya que cada que hablo con él reacciono de la misma manera, es como si me bloqueara y no sé que hacer o decir. A decir verdad, cuando recién llegué al instituto sentí una leve atracción hacia él, pero luego empecé a convivir con el idiota de Thomas y pues se me paso.
—Super entretenida tu conversación de Luka, ¿no Luna? —no me habia dado cuenta que Thomas iba detras de mí.
Se me ocurrió una idea con la cual lo podía fastidiar—. La mejor que he tenido, de pronto empiezo a hablar más con él, no estaría tan mal, el guapo, inteligente, amable—reprimí una sonrisa al ver con la mandíbula del pelinegro se tensaba.
—Si verdad, de pronto hasta grandes amigos se hacen—comenta un tanto molesto. Bueno, al parecer estaba funcionando mi idea.
Me había escapado contarles que Thomas desde que yo me he alejado un poco de él, actuá algo molesto cuando hablo con algún chico, un tanto estúpido porque no somos nada pero en fin, ya da igual todo. Me propusé dejarlo en paz, si él es feliz siendo ignorado por Emma pues ni modo, yo no puedo hacer nada.
Al llegar a la cafetería pude notar lo ansiosas que nos estaban esperando las chicas, Elena traía una cara de poc amigo mientras que Hadley una de preocupación.
—¿Qué sucedé? —me atrevó a cuestionar al ver sus caras.
—Nuestro plan se fue por un acatilado—respondé Hadley.
—El idiota de Iván nos escucho a Hadley y ami hablar sobre como nos escaparíamos y el muy inútil nos intento chantajear, cosa que ninguna de las dos permitio y pues, ahora estamos tratando de averiguar si Iván abrió la boca. —explicá la pelinegra, esta se lleva una mano hacía su cabello algo estresada.
—Pensaron que yo sería él que las delataría, y al final fueron ustedes mismas—comentá burlón su gemelo. ¿Como podía estar tan tranquilo por la situación?
—Mira hermanito, mejor callate si quieres conservar tus dientes, no es el momento para que hagas tus estúpidos comentarios —amenazá Elena, este le sacá la lengua como niño pequeño ganandó una mala mirada de su hermana.
—Buenas noticias—aparecé Adrián al lado de nosotros junto a Iván, al escuchar esas dos palabras sentí como el alma me volvía al cuerpo—Iván no a dicho nada ni lo dirá, ¿No es así? —cuestiona a Iván, el cual parecia un niño pequeño siendo regañado por su padre.
—No—respondé arregañadientes el ojí-grises.
—¿No qué? —vuelve a cuestionar con tono autoritarío el castaño claro.
—No diré nada, y siento hacer tratado de chatajearlas, no debí hacerlo—sueltá de mala manera el chico, no pude evitar reprimir un sonrisa por la situación, mire a mi alrededor y las chicas al igual que yo se encontraban haciendo su mejor efuerzo para no reír.
—Ya lo oyeron, ahora no tienen de que preocuparse—asegurá Adrián.
—Muchas gracias, nos salvaste—agradecemos en unísono las tres, provocando una leve risilla de parte del ojos hazel.
—¿Por qué le agradecen a él y yo soy él que las salvó? si yo hubiera abierto la boca antes estarían en problemas, agradescanme a mí—aclará el ojí-grises algo disgustado.
—Creéme Iván, si hubieras dicho algo estarías tres metros enterrado bajo el mar—informá Elena a Iván, el cual le dedicó una sonrisa con un tanto de sorna.
—Pensandolo bien, Adrián y yo también quieremos comprar unas cosas, así que íremos con ustedes ¿no Adrián? —vocifera el ojí-grises, este no aparto ni un solo minuto su mirada de Elena. Lo estaba haciendo por molestarla.
—Si, de hecho hoy iríamos así que podemos ir juntos, bueno solo si quieren claro—aludió ahora Adrián, éste miro hacía Hadley la cual se encontraba concentrada en su celular.
Elena le dío un condazo haciendola reaccionar—. Disculpa, si no hay problema—dijo la castaña.
—¿A que hora piensan irse? —pregunta el ojí-grises.
—Ahora, entre más temprano mejor—responde Thomas.
—¿Y como supuestamente lo harán? —cuestiona el castaño claro al pelinegro a mi lado.
Thomas le explicó detalle por detalle su plan, los chicos dijeron que sería un fracaso a lo que nosotras estuvimos de acuerdo con ellos. Al fin y al cabo lo haríamos. Quedamos en vernos en unos minutos, fuimos por algunas cosas, dinero expecíficamente. Luego de unos minutos todos ya nos encontrabamos en el lugar en el que quedamos.
—¿Lista?
Preguntó hacía mí Thomas, las chicas ya estaban al otro lado de las rejas, solo faltaba yo.
—¿Sí? —respondo no muy segura. Thomas asiente y forma una pequeña grada con sus piernas para que así yo pueda pasar sobre las rejas.
—¿Qué carajos estan haciendo?
Resonó una voz atras de nuestras espaldas, haciendo que me distrayera un poco y trobezará callendo al suelo. Las miradas se posaron en mi, me enrojecí cuando observe que la voz que me había distraído provenía de Luka, este se colocó de cuclillas y habló;
—¿Estas bien? ¿Te lastimaste? —pudé ver en sus ojos una chispa de preocupación y a la vez pena.
—Si... Si estoy bien. No... No fue nada grave—balbuceo, Luka me extendio la mano ofreciendome ayuda, la cual acepte de inmediato. Tambaleé un poco pero el pelirrojo me sostuvó, me habia lastimado un poco la rodilla, doliá un poco.
Mal día para utilizar short, Luna.
—¿Como dejaste que ella pasará por allí? —cuestiona algo irritado el pelirrojo a Thomas.
—Todos han podido cruzar bien, mira—señala a los demás el pelinegro—. Si tu no hubieras a aparecido seguro que ella ya estuviera al otro lado, pero no tu la asustaste—replicá.
Luka me observo unos segundos—Lo siento—susurro a mi oído, asentí y traté de forzar una sonrisa. El pelirrojo parecio notarlo y observo mi rodilla—. Estas sangrado, ven—este me ayudo a llegar a un tronco, una vez ya sentada, Luka destapo su botella con agua y limpio un poco mi herida. —Lo siento, era mi intensión que te lastimaras—volvió a disculparse.
—No hay problema, igual hubiera caído, no estaba muy segura de poder pasar—admití con una levé sonrisa, Luka imitó mi gesto y me ayudo nuevamente a ponerme de pie.
—Conosco una mejor forma de salir—anució a Thomas.
El pelirrojo nos guió hacia una parte en la que la reja ya estaba rota, había quedado como un puerta. Sin ninguna complicación logramos salir al fin.
—¿Te sientes bien? —preguntaron las chicas en unísono una vez llegue hacia ellas.
—Si, no fue nada.
—Luna casí le hiciste un oyó a la tierra, no puedes decir que no fue nada—bromeó Elena, le dí un leve golpe en el hombro con un sonrisa.
—¿Qué hacias aquí? —pregunto Adrián al pelirrojo.
—Estaba corriendo, y los miré venir hacia aquí, supusé lo que estaban planeando así que los seguí. ¿Como no me avisaron que se escaparían? —habló fingiendo indignación el pelirrojo.
—A decir verdad no nos acordamos—admitió el ojí-grises, haciendo que todos riéramos, incluso Elena.
—¡Hey! ¡¿Ustedes que hacen allí?! —volteamos lentamente hacía el instituto y allí se encontra el inspector con su horrible cara de siempre. Nos observamos unos a otros y empezamos a correr, todos menos yo, me doliá la rodilla.
Cuando ya iban adelante se detuvieron y voltearon hacía mí.
Luka corrió de vuelta y me cargo, quedé frizada por su acción. —Si que pesas—comentó Luka, mientras corria agitadamente—sentí como mi rostro hervia, mi cara era todo un tomate lo más seguro.
Logramos, es decir Luka logro llegar con los demás conmigo en brazos, una vez ya todos juntos volvimos a correr lo más lejos posible.
Nunca hagan esto.
* * *
¡Hola, hola!
Querid@s lector@s
Aquí les dejo un nuevo capítulo, espero lo hayan disfrutado.
Mil discupa por la demora.
¿Qué les pareció? Ahora saben más sobre Luna, ¿cuant@s somos como ella en la cocina? dejen sus comentarios aquí abajo, con gusto los leeré.
Me ayudarían mucho y me harían muy feliz si votan por esta capítulo.
¡Bye! ¡L@s quiero!😘
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro