Capítulo 18
Hadley Pearce
—Te amo—dice el pelinegro ojos azules, mientras se acerca a mí.
—No le hagas caso, el te miente, casate conmigo. —El castaño ojos miel aparece frente a mí.
—El es un completo mujeriego, no lo escuches, ven conmigo. —Habla el pelinegro ojos miel a mi oído.
—Tienes que tomar una decisión, Hadley. —El rubio ojos azules se cruza de brazos esperando una respuesta de mi parte.
—Yo... No se que decir, creo que...
Una ola fria de agua estrechandose en mi rostro hace que me levante de golpe de mi cama. Tocia y tocia si parar, el agua había entrado a mi boca, haciendo que casi me ahogara. Cuando finalmente me establecí y mi tos desminuyo, levante mi cabeza, observando como Elena y Luna reian a carcajadas, mientras yo casí moría.
—Con amigas así para que enemigas ¿no?
Comento, acercandome a ellas dando grandes zancadas.
—¡Me arruinaron mi hermoso sueño! —me quejo, ya estando frente a ellas.
—¿Con quien te quedaras? ¿Cavil, Levy, Malik o Evans?
¿Como sabia de mi sueño? Acaso habia...
—Si Hadley, ya se lo que te estas preguntando, y si, hablaste dormida. —Esta chica sabe leer mentes, siempre lo puede hacer, no se como pero lo hace.
—¿Como rayos haces eso? —pregunto
—Son habilidades que se desarrollan al tener un hermano gemelo, Hadley. —La pelinegra me guiña el ojo divertida.
—En fin ¿Con quien te quedaras? —Habla Luna.
—Con los cuatro, seremos felices los cinco.
Comento con simpleza, mientras hago una arcoiris con mis brazos y me dirijó al baño.
La chicas dan una fuerte carcajada, un "Pero compartes" fue lo que salio de ambas, provocando que soltara un fuerte risa, mientras me adentro al baño.
Cuando salí Elena y Luna ya no encontraban en la habitación. Recibí un mensaje de Luna, avisando que me esperaban en la cafetería. Me cambie con toda la paciencia del mundo, no era como que me costara estar lista por maquillarme, peinarme o cosas así. Si no porque hago un concierto mientras me cambio; desentonada pero lo hago.
Finalmente llegue a la cafetería, me acerque a la mesa en la cual se encontraban loas chicas junto a Thomas y Matthew. Estos últimos dos mensionados, al verme saludaron con un típico "Buenos dias".
—¿Cual fue el concierto de hoy?
Pregunta Thomas con una sonrisa divertida.
—Arctic Monkeys, mi cielo.
Respondo divertida, lanzando un beso al aire, él finjio tomarlo.
—Cof, cof, Luna celosa. —Formula, fingiendo toser la pelinegra. Todos reimos exepto Luna, la cual fulminaba con la mirada a Elena.
—Tranquila cariño, soy solo tuyo.
Comenta Thomas divertido, pasado su brazo sobre los hombros de la morena clara.
—¡Alejate de mí insepto! —Exclama Luna, empujandolo con cara de horror. Nosotros solo nos dedicabamos a ver la escena y a reír.
—No hermano, yo que tú me doy por vencido, mira no más como te trata. —Habla entre risas Matthew.
—En el fondo me ama, yo lo sé.—responde el pelinegro para molestar a la morena—¿Verdad Lunita?
—En tus sueños talvez Thomasito.
Responde la morena mientras le da unas pequeñas palmadas en la cara. Esos dos últimamente se les a visto algo cerca, por eso Elena y yo estamos tramado acercarlos más, el pueblo ayudado al pueblo.
—Hasta apodos tienen, que lindo. —digo para molestarlos.
—Saben, mejor me voy, cada día estan más locos, todos—recalcá
—Ya lo sabemos.
Responde Elena. Luna rueda los ojos algo divertida y se levanta se su asiento para irse. Si bien es cierto a Luna no le agrada la idea de que nosotras estemos haciendo esto, pero bueno así somos y nos tiene que soportar.
—Te acompaño. —Dice Thomas levantandose al igual que ella.
—¡No, alejate lombris mugrosa! —Exclama la morena apresurando el paso.
Thomas salio corriendo tras ella ya que Luna se habia hechado a correr al ver que él iba por ella. Elena y yo no hicimos más que reirnos de la escena que estabamos presenciando.
—Ely, tengo que irme, más tarde nos vemos ¿si?
Anunciá Matthew, dirigiendose hacia la pelinegra que está a mi lado.
—Pero...
Elena fue interrumpida por el rubio. —Tengo cosas que hacer, entiende, no todo el tiempo puedo estar contigo.
Dicho esto Matthew se fue sin esperar respuesta alguna.
Elena y yo nos quedamos viendo por un rato, sus ojos expresaban decepción y cansancio. Las cosas con Matthew cada día iba peor, esto le a traido algo de agotamiento tanto físico como mental. Elena a estado algo distraida desde hace unos días. A llegado a pensar dar por terminada la relación o tan siquiera darse un tiempo, pero no se le es fácil. Matthew lo a apoyado mucho estos años, no quiere mandar a volar a un abismo todo de un momento a otro. Elena aunque se muestre con una capa fria e insensible no lo es, y todo esto la esta afectado mucho más.
—Martini, necesito hablar contigo.
El ojí-grises apareció frente a nosotras estropeando nuestra vista hacia el campus. Me preparé para escucharlos pelear.
—¿Qué quieres Griffin? Hoy no estoy de humor para tus estupideces ni para pelear contigo—responde la pelinegra desinteresada.
—¿Porque esa amargura desde tan temprano? Hay, se me olvidaba que ya eres así. —Iván arrugo su nariz ganandose un pisado de pie por Elena. —¡Joder Elena! ¡Me dolió!
La pelinegra rié por lo bajo para luego retormar su semblante serio. A veces me sorprenden los cambios de humor de Elena.
—Te lo dije Griffin no estoy de humor así que habla de una vez.
Responde la pelinegra mientras reprime una pequeña sonrisa divertida. Conosco esa cara, sé que se siente orgullosa de lo que acaba de hacer.
El tiempo que he podido pasar con ella he logrado estudiarla bien, es algo que suelo hacer con las personas. Si no me parecen de mi agrado pues me alejó, pero Elena y Luna me han perecido muy buenas personas, cada uno tiene algo que las hace únicas para mí.
Iván me dio una mirada que logré entender de inmediato. —Se me olvidaron mis audífonos en el dormitorio, iré a traerlos—digo con intenciones de levantarme, pero Elena me detiene de inmediato.
—No, tú te quedas. —Me dice, la pelinegra jala de mi brazo, impidiendo que me alejará. —Lo que tengas que decirme me lo diras con ella presente. —Se dirijé a Iván ahora.
—Esta bien.
Volví a insitir en irme pero Elena lo impidio nuevamente. Finalmente termine quedandome.
—Bien ¿Que ibas a decirme?
Habla la pelinegra.
—El director se le salio por accidente decirle a Lana sobre nuestro beso, yo estaba allí y se que no lo hizo con mala intensión. Y pues ahora Lana esta a punto de armar un escandalo en todo el instituto.
—¿Eso es lo importante que tenias por decirme?
—Sip—responde con simpleza, Iván.
—Mira la que quedará en ridicúlo sera ella por estar armando un escandalo, yo no me pondre a pelear con ella si es a eso que te refieres, ¿Yo pelear por un hombre? Eso nunca, y peor por tí.
Esa es mi chica, pensé.
—Tú y tus cosas, yo solo te vine a avisar.
—Gracias pero no lo necesitaba, de todos modos ella saldría a las de perder. No se porque se pone así Lana, ustedes ni novios verdaderos son pero bueno, cada quien.
Abrí los ojos como plato, quiero pensar que escuche mal. Ya nos hecho el secreto por el acantilado.
Si seras tonta Elena, fue lo único que pude decir en mi mente, ambas estabamos literalmente en shock, ni ella se habia dado cuenta cuando lo dijo.
—¿Qué dijiste? —cuestiona, Iván entrserando los ojos, algo nervios y sorprendido a la vez.
—Nada, no me hagas caso, ya sabes que estoy un tanto loca.—La voz de la pelinegra se escuchaba algo templorosa, Elena se puso de pie dispuesta a irse pero Iván la tomo por el antebrazo, impidio su escape.
—Elena Griffin, digo... —este trata de corregirse pero Elena lo interrumpe.
—¿En que momento nos casamos tú y yo? ¿Tan obsecionado esta conmigo? —pregunta entre risas la pelinegra.
—Quisieras. Pero ya, no me cambies el tema. ¿De donde sacaste eso de noviazgo falso?
—Ya te dije estoy algo loca, si me disculpas tengo cosas que hacer, hay te vez. —Dicho esto, Elena se fue si esperar respuesta alguna.
Iván y yo quedamos solo, este se volteo hacia mí. Entendí al instante lo que diría así que me apresuré a levantarme de la silla y responderle.
—Ya vez, yo tambien estoy algo Cu, Cu, así que adiós.
Me alejé lo más rápido que pude de allí, escuche unas cuantas veces a Iván gritar me nombre pero lo ignoré, no se me daban bien las mentiras.
Me dirijí a mi dormitorio, necesitaba llamar a mamá, este fin de semana lo pasaré con Marcus, y dudo mucho que pueda hablar con ella todo ese tiempo, ya que a mi "increíble padre". —Que se note el sarcasmo— se le ocurrio que pasaramos tiempi en "familia" junto a su nueva esposa y sus tres hijos postizos.
Para mi mal suerte no mi madre no me contesto, probé llamar una vez más pero el contestador volvia a responder. Finalmente me di por vencida, de seguro a de estar ocupada vistiendose para ir al trabajo.
Ayer después que regrese con Adrián, el director nos informo que hoy no habrian clases. Tendremos que cordinar una actividad de los niños de primaria Eso significa estres y más estres. Denverli tiene escuela primaria y secudaria, solo que estan separados. No entiendo como pueden ser tan insensibles con sus hijos al mandarlos a un internado lejos de ellos.
Me tumbé en la cama, al fin y al cabo todavía habia tiempo antes que la actividad empezará, a cada uno nos toco ayudar en algo. A mí, desafortunadamente me toco cuidar niños, junto a un tal Jack, Luna y Luka.
Aprovecharía para dormir un rato, eso se me da demasiado bien. Dormir se debería legalizar como una profesión, así en mi futura hoja de vida la escribiré. Tengo que protestar por eso. No tarde mucho en quedarme dormida, al fin podría continuar con mi hermoso sueño.
Bueno, o eso creí.
Escuche a lo lejos que llamaban a la puerta, solte un gruñido de molestia. Estaba tan pero tan cerca de ser feliz con mis cuatro amores, tres de ellos podrían ser mi padre, pero bueno. Me levante de la cama, con el cabello algo revuelto, el cual lo iba acomodando mientras caminaba hacia la puerta dando grandes zancadas.
—¡Quien es él o la sanguijela que interrumpio mi sueño!
Exclamo mientras abro la puerto.
—Yo—habla el castaño claro, mientras deja una sonrisa burlona deslizarse por sus labios.
Si las miradas mataran Adrián ya estuviera enterrado tres metros bajo tierra. Algo que me pone de mal humor es que me despierten cuando estoy durmiendo.
—¡Estaba por casarme con los amores de mi vida!
Reniego como niña pequeña.
—Pues no niñita, estas muy pequeña para casarte—dice este mientras toca la punta de mi nariz con su dedo indicé.
—¡No importa!
—Bueno, por lo menos me invitas a la boda.
—Umm, no lo se, lo pensaré—respondo para molestarlo
—Eso me ofende. —Exclama este, con una mano es su pecho.
Dramático, pensé
—Me alegro.
Adrián rodo los ojos divertidamente. —Una señora esta esperando por tí en el comedor. —fruncí el ceño ¿Una señora?
—¿Una señora?
—Si, dijo que se llamaba Margaret. Me vio y me envió a buscarte.
Explica.
—¡¿En serio esta aquí?! —al instante que Adrián asiente empiezo a salta de alegria. Este solo se dedicaba a observarme con diversión.
—Si ¿Qué esperas? Ella esta allá.
—Es verdad—digo entrando en razón.— Adiós
—Exclamo mientras empiezo a caminar a paso apresurado.
—¡Hadley, se te olvida algo!
Grita el castaño claro desde la puerta del cuarto. Me detengo al instante y volteó condundida.
—Tus zapatos—mi mirada viajo hasta mis pies, dicho y hecho, no los llevaba.
Volví a mi habitación algo apenada, busqué un par de calzado, mientras Adrián se dedicaba a burlarse de mi, recibiendo una que otra mala mirada de mi parte.
—Callate—digo, pasado por su lado al salir de la pieza ya con un par de zapatos puestos.
Adrián me ignoro por completo y siguio riendo. Cerré la puerta y empecé a caminar con Adrián tras de mi, el cual seguia riendo a carcajadas. Al llegar al comedor no fue tan difícil encontrar a Margaret, pues yo a ella la reconozco en cualquier lugar.
—¡Margaret! —grito al verla, mientra salgo corriendo hacia su dirección.
—Mi niña linda. —aludió, estrechandome contra su pecho.
—¿Como has estado?
—Pues bien, trabajando como siempre. ¿Y tú?
—Nada, igual que siempre, estudiando, aquí encerrada, nada interesante.
—¿Y Marcus? ¿Lo has vuelto a ver?
—Si, —resoplé—vino hace una semana. Dijo que el abogado habia decidido un custordia compartida.
—¿En serio?
Demandó, incrédula.
—Si, de hecho este fin de semana tengo que pasarlo con él.
—Es que a ese tarado lo miro en algun lugar y lo jalo de los pelos. Pobre de tí.
—No te preocupes, yo me voy a encargar de eso. —broméo
Margaret rió divertida y se dirigió hacia la mesa, en la cual se encontraba minutos antes. —Mira lo que te traje—ella me extiende una caja de donas.
—¡Te amo Margaret! —exclamo de emoción, tomo la caja pero la dejo nuevamente en la mesa para luego abalanzarme hacía y llenarle la cara de besos.
—Yo también muchachita, —comenta—pero ya, pruebalas.
Obedesco sin pensarlo dos veces, abro la caja y tomo una de caramelo de leche. Le doy un mordisco mientras el dulce y delicioso sabor se disparsa en mis papilas gustativas, provocando un gruñido de satisfacción en mi.
—Esto esta delicioso, como siempre. —Maggie sonrié por mi comentario.
La donas de Margaret son mis favoritas, es que tiene un toque especial. He probado una gran variedad de donas y ninguna se comparan a las de ella. Ella sabe que si hay algo que me hace feliz son sus donas.
—¿Quieres? —le ofrsco a Adrián, el cual todo este rato a estado a mi lado y no lo habia notado.
Él niega, pero le vuelvo a insistir.
—Vamos, pruebalas, te encantarán te lo aseguro.
Le extiendo la caja nuevamente, él rendido al fin acepta. Lo observé detenidamente para ver su reacción al probarlas que fue exactamente igual a la mía.
—Dios mio, esto esta riquisímo—confiesa luego de darle varios mordiscos. Margaret desvío su mirada hacía él y le sonrio mientras lo escaneaba de pies a cabeza.
—Oye, porque no me presentas a esta belleza de chico Haddie. —susurra a mi oído la ojí-azul, lo suficientemente fuerte para que Adrián la escuchara, este se pudo rojo de vergüenza mientras yo reía por la escena. —Nunca me dijiste que tuviera un novio así de lindo.
Ese comentario hace que el castaño claro y yo nos atoremos y empecemos a toser como dos locos. La chica de la cafetería nos trajo un vaso de agua a cada uno al vernos casi morados, se lo voy agradecer siempre eso a esa chica.
—¿Novios? —cuestiono, una vez más calmada. —No, él solo es un de los amigos que he hecho estando aquí. Adrián ella es Margaret, Margaret él es Adrián.
Ambos hacen el típico saludo de manos, pero de un minuto a otro Maggie jala del brazo a el ruloso y le susurra algo al oído. Este solo rié y ladea la cabeza de lado a lado negando, leugo apunta hacia la dirección donde se encontraba Emma con sus amigas. Allí fue cuando supe al instante lo que ella le habia preguntado.
—Que lastima, pero bueno, ni modo.
Se lamenta Maggie. Yo no hacia más que reirme de la situación. Mientras Adrián sonreía nerviosamente, se que estaba aterrado.
—Bueno, creo que es hora que me vaya. No te quiero retrasar más.
—No como crees, me encanto verte. Cuidate y portate bien que nada te cuesta—Maggie me da un leve golpe en el hombro divertida para luego darme un beso en la frente.
—Nos vemos lindura, —la ojí-azul se acerca a Adrián y se despide de el con un medio abrazo—, fue un gusto conocerte, y porfavor cuida a esta muchachita—indicá apuentando hacia mi dirección—, esta pequeña todavía, no permitas que ninguno de estos chicos se le acerquen.
—No se preocupe, también fue un gusto conocerla y por cierto ahora me volveré un fiel cliente suyo. —Informa el castaño claro.
—Me alegro mucho, Hadley tiene la dirección de la tienda, te esperaremos con los brazos abiertos, —respondé Margaret— bueno hoy si me tengo que ir.
Maggie nos da un último abrazo para luego irse, ella pasa algo ocupada con eso de que tiene que llevar el control de la cafetería la mantiene entretenida. Pero aun así no se le olvida nada, yo con apenas deicisiente años ya se me olvidan las cosa, no me imagino como voy a estar cuando tenga cuarenta.
—¿Qué se siente tener un amigo tan guapo como yo? —bromeá, el ruloso.
Reí y le dí un leve golpe ne le hombro. —¡Achís! —estornudo
—¿Estas resfriada? —consulta el chico.
—No solo es que me da alergía tu egocentrismo.
Logro escuchar la fuerte caracjada de Adrián mientras empiezo a caminar nuevamente hacia mí habitación. Ahora estoy que brinco de una pierna, todavía falta tiempo para que empiece la actividad con los niños, así que puedo disfrutar de mis donas en paz, !Que felicidad!
[...]
Cuidar a niños fue una tortura, ¿por qué tiene que ser tan insoportables? Ahora entiendo el mal humor de mis maestros de primaria. Pobres, prefiero cualquier otra profesión que ser maestra, eso nunca.
Al fin y al cabo, como lo imaginaba no hubieron clases, aunque a decir verdad hubiera preferido eso que cuidar a eso mocosos. Luna a diferencia de mí, la paso bien, pues ella ya tiene experiencia en eso, tiene una hermana de seis años, no le afecta tanto.
Hoy había quedado con Adrián, no tengo ni la menor idea a dónde iremos pero dijo que fuera cómoda, pero como Elena y Luna no entienden ese término están buscando entre toda mi ropa algo decente. Mi plan era irme con una sudadera, un mom jean, converse y ¡listo! Pero no, ellas lo cambiaron completamente.
—Dios mío Hadley, no tienes algo más que solo sudaderas grandes—exclama la morena tocando su cabeza con estrés—, llevamos casi media hora buscando algo aquí, y no más que sudaderas y más sudaderas.
—Y no encontrarán nada más, porque es lo que más tengo, tal vez uno que otro vestido o shorts.
La morena rodó los ojos, divertida, y volvió a buscar entre las cosas de mí armario. Ella junto con Elena estaban allí estresadas mientras yo solo las observaba tumbada en la cama.
—Igual, no se porqué están tan preocupadas por que me pondré, solo es una simple salida, no es como que vaya a la Met Gala o algo así—comenté.
Ambas me ignoraron y continuaron buscando ropa. Después de unos diez minutos yo ya estaba casi durmiendo.
—¡Lo encontré! —Exclama, Elena, haciendo que me sobre exaltara y cayera directo al suelo.
—¡Joder, me asustate! —digo sobando mi cabeza por el golpe al caerme.
—No seas tan dramática—comentá sin importancia la pelinegra—, ahora sí, mira esto, ¿qué opinas?
Elena me extiende vestido rojo cuadriculado, con mangas algo olgadas y escote recto que deja a la vista mi clavícula los más seguro. A decir verdad no esta tan malo, me gusta y se mira que si lo podre soportar.
—Me gusta.
—¡Listo! Ahora ve a darte una ducha—la pelinegra me levanta del suelo y me empieza a dar pequeños empujones hacia el baño.
Entre quejidos y regaños al fin tome la ducha. Luego de una media hora ya estaba lista, Elena me había hecho una pequeñas ondas en el cabello y Luna había aplicado un poco de maquillaje en mi rostro, muy escaso a decir verdad porque así se lo pedí yo, prefiero lo natural antes de tener kilos de maquillaje en mi rostro.
—Bueno, nuestro trabajo aquí terminó—anuncia la Elena mientras me dirige hacia un espejo—. Quedaste bella—susurra a mi oído la pelinegra.
—Gracias—le respondo en un susurro al igual que ella—, gracias a las dos, desde que las conocí mi vida a dado un giro en el cual me siento feliz. Han hecho que esto, que creía que iba a ser una tortura se vuelva como un segundo hogar para mi.
Luna se acerco a nosotras con una sonrisa, las abracé por los hombros a ambas mientras ellas recargaron sus cabezas en mis hombros. Coincidir con ellas a sido una de las mejores cosas que me a pasado en este año.
—Bueno, ya pero no nos pongamos más emocionales—se separa la pelinegra y se limpia unas pequeñas lágrimas derramadas por sus mejillas—, más bien apresúrate porque aquel chico a de estar esperándote.
—Si, Elena tiene razón, y además no quiero que ese maquillaje que me costó aplicartelo, que hasta tuve que rogarte se arruine—comenta la morena clara haciendo lo mismo que Elena.
Reí por su comentario mientras empezaba a caminar hacia la salida, no sin antes despedirme de las chicas.
—¡Hadley! —grita la morena clara haciendo que me detuviera.
—¿Qué sucede?
Cuestione algo confundida.
—Mira yo se que esta salida de amigos entre él y tú, pero mira yo se que ahí adentró, muy adentró —apunta a mi pecho—, sientes algo por él, puede que sea solo atracción o no se, pero no quiero que termines lastimada ¿si?
—¿Por qué lo dices?
—Sabemos que Adrián esta en una relación, aunque solo sea por contrato sabemos esta en una, y si lo tuyo con Adrián va más allá de solo hacer amigos ese contrato puede llegar a afectarte. Mira, si su padre se entera que él no lo está cumpliendo puede haber un problema algo grave y en él la que terminaría más afectada serias tu.
—Si lo entiendo, pero yo solo miro como amigo a Adrián.
—Linda, a mi no me puedes engañar, puede que no sientas algo muy profundo por él porque apenas lo vienes tratando pero se que hay algo de atracción hacia él de parte tuya. Y con esto que te estoy diciendo no quiero darte a entender que te alejes de él, sino que solo trata de no contar mucho de tu vida personal,¿Estamos?
—Estamos—Luna me dio un breve abrazo para luego entrar nuevamente al cuarto.
Continúe con mi camino pero ya no como antes, lo que Luna dijo me dejó algo pensativo, no gusto de Adrián pero no puedo negar que he sentido una diminuta atracción hacia él, pero es algo insignificante, es solo de ese tipo de atracción en la cual sabes que el chico es lindo y ya.
[...]
—¿Ya vamos a llegar?
Adrián llevaba como una hora conduciendo y adivinen que, me vendo los ojos, estoy llegando a pensar que esto es un secuestro.
—Ya casí
—Llevas diciendo lo mismo como hace una hora. ¿Me estas secuestrando—Adrián solto una fuerte carcajada.
—Me para que veas que no soy tan malo,—enarqué una ceja esperando, hasta que porfin, luego de casí una hora y media sin poder ver cosa alguna, por fin puede ver algo. Me encontre con eso lindos hojas hazel que lo caracterizaban.
Adrián me dedico una pequeña sonrisa y volvió su vista a la carretera. Observé todo el ambiente a mi alrededor, se veía algo alejado, uno que otro edificio, pero abundaban los árboles.
Se preguntaran, como logramos escaparnos, bueno pues Adrián le llamo a un empleado de padre que es muy amigo de él y pues el chico hizo como si venia a dejarle algo a Adrián. El castaño claro y yo lo esperábamos en el estacionamiento, el chico llegó miramos que nadie viniera y entramos al auto, ambos nos escondimos detrás de los asientos para que a la hora de salir seguridad no nos notará.
Una vez ya lejos del instituto el chico bajo del auto y ahora fue Adrián el que tomó el volante, yo pase al asiento del copiloto y pues el amigo de Adrián se fue en otro coche. De verdad lo planearon bien, no debe mentir, me dio algo de miedo cuando supe que Adrián iba a conducir pero hasta ahora no a habido ningún choque.
—¿Ya vamos a llegar?
Volví a preguntar, nunca me han gustado los viajes largos, me desesperó muy rápido.
—Solo faltan unos quince minutos.
Abrí los ojos como plato.
—¿Quince minutos? —cuestione impaciente.
—Si señora, mejor disfruta del camino, ya vez que no todas son tan afortunadas de poder viajar con una belleza como esta—se apunto a sí mismo, rodé los ojos y recorte mi cabeza en el respaldar de mi asiento. Adrián habia quedado con una sonrisa divertida y egocéntrica a la vez viendo hacía mi dirección.
—Mantén tu vista en la carretera, Starboy. No me quiero morir tan rápido.
Este me dio una sonrisa maliciosa, lo mire con una ceja alzada, de pronto sentí como millones de mariposas se resolvieron en mi estómago, Adrián había aumentado la velocidad del auto. Parecía que estaba dentro de una película de Rápidos y Furiosos, solo que si Adrián seguía conduciendo así si íbamos a morir.
—¡Detente! —exclamé aferrada a mi cinturón de seguridad.
Adrián me observo de reojo y bajo un poco la velocidad, mientras se reía a carcajadas. Le dí un leve empujón en su hombro y volví a incorporarme en mi asiento.
Al fin luego de una larga hora y media, en la que pensé que moriría, ¡llegamos!
No tenía idea en dónde estábamos ya que Adrián nuevamente había vendado mis ojos. Me escapé de caer varias veces mientras trataba de caminar siguiendo las direcciones de este tarado, pero afortunadamente el bobo es me sostenía.
—Listo—habló el castaño claro mientras desatada la venda en mis ojos.
Cerré los ojos un momento ya que la luz del sol me afectaba algo los ojos. Observé mi alrededor, había un cabaña a la orilla de un lago, al parecer a Adrián le gustaban este tipo de lugares, a igual que mí.
A nuestro alrededor habían árboles de distintos colores, tanto verdes como naranjas y algunos un tanto amarillos. Se podía apreciar el sonido de los pájaros cantando, el sitio era algo parecido al lago cerca del instituto a diferencia que aquí había menos ruido, no sabría cual elegir si me ponen a elegir, ambos son demasiados bellos.
—¿Y qué opinas?
Adrián se posiciono delante de mí con una sonrisa abierta, esperando mi respuesta.
—Esta hermoso.
Adrián sonrió aún más por mi respuesta, mientras empezábamos a caminar hacia la cabaña, él metió una de sus manos en su bolsillos delanteros de su pantalón y de él saco unas llaves, con las cuales abrió la cabaña.
—¡Tarará! —exclamó el castaño claro, extendiendo sus brazos.
Tapé mi boca con mis manos, soprendida. Estabamos en el estudio de música de él. Eso no era todo, sino que habian varias fotos de One Direction en las paredes, mientras del techo colgaban luces, amarillas y blancas. En el suelo había una manta tendida, encima de esta habian palomitas de maíz, fresas, uvas verdes, manzanas, entre otras frutas. También había refrescos, jugo y agua.
Estaba realmente hermoso.
—¡Esta precioso! Es que se decir, esta hermoso.
—Sabia que te gustaría.
Este sonrió y me hizo señas para que entrará, me acerqué a una de las fotografías colgadas en la pared de One Direction, me pareció algo extraño ya que él según yo entendí no era muy fan de ellos.
—¿Y esto?
—También me gustan, solo que no te lo dije aquel día.
—¿En serio? —cuestioné un tanto sorprendida.
—Si, solo que no soy tan fan como tú, pero si tienen buenas canciones.
Solté un grito ahogado, sorprendida.
—Buenos, pues nos entenderemos mejor ahora.
Él rió por mi comentario comentario, se dirigió hacía una parte del salón, sacó una guitarra la cual estaba dentro de su respectivo forro y volvió a dónde estaba yo. Cuando la miré más de cerca noté que era idéntica a la de Niall cuando esta en One Direction. Abrí los ojos sorprendida, este día a estado lleno de sorpresas.
—¿Es la de Niall? —él asintió. No lo podía creer, que en shock por un momento.
—¿Quieres probar tocar alguna canción? —pregunta.
—No se tocar la guitarra, Adrián, toca alguna tú.
—Claro, pero también si quieres puedo enseñarte, no están complicado. —Sonreí y asentí.
Él me extendió la guitarra y me hizo un gesto indicando que me sentara en el banco cerca de dónde me encontraba.
—¿Qué canción quieres?
Pregunta el castaño claro.
—Night Changes.
—Listo —respondé, este saca de un gabinete unas notas—. La primero que tienes que hacer es saber cómo va colocada la guitarra y tus manos—él acomodó la guitarra en mis piernas y colocó mis manos en su lugar respectivo en la guitarra.
Sin darme cuenta Adrián estaba detrás mío, estaba los bastante cerca para poder sentir su respiración en mi cuello, haciendo que me estremeciera.
—¿Sientes bien la mano? —cuestiono, yo simplemente asentí, no era capaz de poder decir palabra alguna, él cada que hablaba era como si me susurra al oído haciendo que me bloqueará—Mira estas son algunos acordes, son los básicos, este se llama Do—Adrián colocó mis dedos en cada cuerda y así sucesivamente con cada acorde.
—Me dueles los dedos—dije exausta y algo irritada, ya que algunos acordes no me salían, se que era la primera vez intentándolo pero me estresaba.
—Es normal, pero después te adaptas.—Comentó—Por mientras descansas tus dedos puedo tocar Night Changes si quieres—sugiere el chico.
—Perfecto—digo, le extiendo la guitarra y él se acomodó en el banco y empezó a entonar la melodía.
El ritmo me contagío y comencé a cantar:
We're only gettin' older, baby
And I've been thinkin' about it lately
Does it ever drive you crazy
Just how fast the night changes?
Everything that you've ever dreamed of
Disappearing when you wake up
But there's nothing to be afraid of
Even when the night changes
It will never change me and you.
Adrián me siguió el juego y empezó a cantar junto conmigo:
Chasing it tonight, doubts are runnin' 'round her head
He's waitin', hides behind a cigarette
Heart is beatin' loud and she doesn't want it to stop
Movin' too fast, moon is lightin' up her skin
She's fallin', doesn't even know it yet
Havin' no regrets is all that she really wants.
Y así seguimos hasta acabar la canción, al finalizar ambos conectamos nuestras miradas, él no apartaba su mirada de mi yo de él.
—Cantas bien—halagó él castaño claro. Claramente eso era mentira, canto peor que una gallina.
—Haré como si te creó—respondó
—De verdad, yo no miento.
—Ajá si.
Adrián rió por lo bajo mientras debajo su guitarra al su lado.
—¿Qué tienes por mostrarme ahora, starboy? —preguntó un tanto curiosa mientras dejó que se deslicé una pequeña sonrisa por mis labios.
—Lo mejor de todo, estrellita.
¿Acaso me había dicho un apodo? Bueno yo le dijo starboy pero, ¿Por qué estrellita?
—¿Estrellita? —Curioseo.
—¿Starboy? —Formula con una sonrisa burlona.
—¿Sabes? Da igual, dime que me mostrarás.
Este soltó una carcajadas, estoy llegando a descubrir que disfruta verme enfadada o frustrada.
—¡Tarará! ¡Miraremos El Rey León! —solté una fuerte carcajada, no por lo que él dijo, sino por la manera en la cual lo dijo. Parecía niño de 7 años, se le miraba un brillo en sus ojos con tan hablar de esa película—. ¿No quieres verla? —cuestiono con cara de preocupación.
—No, si la quiero ver, solo que me dio algo de gracia la manera en la que lo anunciaste.
Este rodó los ojos divertido y dió un suspiro de alivió. A continuación, busco las cosas necesarias para proyectar la película. Nos acomodamos en la manta tendida en el suelo para luego apagar la luz y empezar la película.
[...]
En toda la película Adrián no dejo de sollozar, dar gritos ahogados, gritos de emoción, etc. De verdad parecía que renia un niño de 6 o 7 años a mi lado. Aunque no lo puedo culpar, la película estuvo muy buena, no superaré la muerte de Mufasa, y debo admitir que si me hizo llorar, pero eso es entre nosotros, así que, shhh es nuestro secreto. No pienso admitir que llore al frente de Adrián.
En este momento nos encontrábamos conduciendo hacía él instituto. Utilizaremos la misma técnica con la cual nos escapamos, el amigo de Adrián está esperándonos en el mismo lugar en el que nos dejó. Ya casí oscurecía, las estrellas empezaban a notarse, por el camino yo solo me dedicaba a apreciarlas a través de la ventana, llevaba mi cabeza a recostada en el asiento, mientras Adrián mantenía su atenta mirada en la carretera.
—¿Quieres saber porque te he dicho estrellita? —Habló de la nada el castaño claro, distrayendo mi atenta mirada al cielo, volteé hacia él y respondí con movimiento de cabeza. —Porque cada que miras al cielo tus ojos brillan de una manera tan impresionante, tanto como la luna y las estrellas iluminan en la noche.
Sonreí, por su comentario, no sabía que hacer o como actuar así que solo respondí con lo primero que se me vino en mente—. Yo simplemente te he dicho starboy porque creí que te queda bien. Aunque también por la canción de The Weeknd; Starboy que dice; We don't pray for love, we just pray for cars.
(No rezamos por amor, solo rezamos por autos)
—Ya que me acordaste a Brian de Rápido y Furiosos, cuando casí chocas por conducir de esa manera—continúe—. Se que no tiene sentido pero si.
Adrián dejo salir una carcajada que resonó por todo el auto, sin despegar su vista a la carretera. De allí todo el camino pasamos hablando cosas sin sentido o cantando ya que Adrián había puesto algo de música.
Al llegamos al instituto, sanos y salvos.
—Bueno, para ser mi primera escapada no estuvo tan mala. —Admití, el castaño claro sonrió y se interpuso en mi camino.
—Todo estuvo bien excepto el hecho de que tú no quieras admitir que lloraste cuando Mufasa murió—habla éste.
—No lloré—repliqué, aunque si lo hice pero no lo aceptaré delante de él.
—Aja sí haré como si te creó.
—¡Hey! ¡esa es mi frase!—reprochó, dándole un leve golpe en su hombro.
—Toco robartela.
—Esa también
Adrián rió fuertemente.
Caminamos hasta la cafetería, en silencio, hasta que teníamos que despedirnos.
—Oye, la próxima salida tiene que ser a la cafetería de Margaret, me encantaron esas donas. —Comentá el chico.
—Claro, yo quede con más ganas de más donas.
—La pase bien contigo la verdad—admite el castaño claro—.Que descanses
—Yo también, y pues también que descanses—ambos nos dirijimos por distintos caminos, antes de salir del todo volverá verlo por última vez, y descubrí que él estaba haciendo los mismo, nos fuimos acercando hasta darnos un abrazo, sus brazos se sintieron cálidos tal y como la última vez. Nos separamos rápidamente y ahora sí cada uno se fue pornsu camino.
Al solo cruzar la puerta de mi habitación las chicas empezaron a preguntar y a pedir que les contará todo lo que había pasado, me va obligada a contarles ya que es imposible poder guardarles algo, no me siento bien si no les cuento algo.
[...]
El fin de semana había llegado, me encontraba en casa de Marcus, junto a sus tres hijos postizos, Erick, Austin y James.
Erick era unos dos años mayor que yo, pelinegro, ojos verdes, alto, con cuerpo de atleta, nada feo la verdad y así también sus otros dos hermanos, Austin era un año mayor que yo, a diferencia de Erick este era ojos azules, y James pues, él era de mi edad, alto, pelinegro, ojos miel y un tanto amarillos.
La verdad me agradaban, no son como su madre, ella si no es muy de mi agrado, era como la típica madrastra tediosa y fisgona. Marcus a quedado salir con nosotros luego de su trabajo, no es como que tenga muchas ganas de convivir con él, pero que más da, ya estoy aquí.
Me espera un largo fin de semana.
***
¡Hola, hola! Querid@s lector@s, mil disculpas por tanta demora en publicar este nuevo capítulo, estos días he estado algo ocupada, pero hice el esfuerzo y pues aquí tienen este capítulo.
Espero les guste, hasta la próxima, l@s quiero ¡Bye!
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