Todo comenzó de manera tan extraña e inesperada, que en realidad desconozco cómo fue que pasó.

Un día me desperté para ir a la escuela, como cualquier otro día. Sería otro día más, igual de aburrido que cualquier otro de mi vida, de no saber que esa noticia cambiaría mi vida. 

En la escuela habíamos hecho lo mismo de siempre, las clases de acuerdo al horario resultaban fastidiosas a veces... Estaba algo cansada de tantos proyectos, conflictos en mi familia y con mis amigos. Además, había estado enamorada de uno que solía llamar amigo mío. Resultó simplemente una decepción más como había estado pasándome  últimamente.

Sólo quería un descanso de todo aquello, y fue cuando comprendí que tendría uno cuando finalmente salí de la escuela y mi mamá nos anunció a mí y a mi hermano algo totalmente inesperado para nosotros.  

Cada año, mi tía y mis primos solían invitarnos a un retiro, el cual consistía en quedarte un día a dormir en otro lugar y realizar un montón de actividades recreativas durante el día que permanecías ahí. Mis primos siempre insistían en que nos divertiríamos mucho con ellos; sin embargo, todos los años habíamos rechazado sus invitaciones.

Fue entonces cuando ese día, mi tía le había llamado a mi mamá para invitarnos con el mismo motivo. No obstante, ésta vez nos inscribió a los 2 sin siquiera preguntarnos y por lo tanto, este año tendríamos que ir por obligación. 

Cuando mi mamá nos comentó esto, el primero en opinar fue mi hermano. Como todos los años, él era el primero en estar en desacuerdo. Y ésta no fue la excepción. Después de una larga discusión, se decidió que al final tendríamos que ir. 

Personalmente,  tenía ganas de intentar algo nuevo. Salir de la rutina habitual,  convivir y conocer más personas. No tenía idea alguna de lo que consistía aquel retiro, pero estaba decidida a arriesgarme. De no ser porque aquel mismo día en el que se llevaría a cabo dicho evento, tenía una fiesta de XV años de una de mis amigas. Tenía tantas ganas de salir e ir a una fiesta,  que incluso ya tenía el vestido preparado. Fue ahí cuando mi emoción por ir al retiro disminuyó. Pero ya no habría otra opción. Tendríamos que estar allí ese día y no podría ir a la fiesta que tanto quería. 

En fin, sólo esperaba que este evento fuera mucho mejor que lo que me iba a perder en la fiesta. 

En aquel entonces, no me imaginaba la transformación que aquel retiro iba a significar en mi vida. 

Y no lo sabría hasta mucho después.