#2 (parte 2)
Yeonjun tenía el corazón tan acelerado que podía sentirlo en la boca, y era como si fuera a escupirlo en cualquier momento. Su pulso hacía eco dentro de todo su cuerpo, sobre todo dentro de su cráneo. Y no podía dejar de temblar.
Bien, lo admitía, estaba sumamente asustado. Pero él no era un cobarde, ¿verdad? Después de todo, las personas valientes no son las que no sienten miedo, porque eso es imposible. Los verdaderos valientes son los que temen, y aún así, luchan contra sus miedos. Eso se lo había enseñado su abuelita, y ella siempre tenía la razón.
Yeonjun suspiró profundamente, mientras se daba ánimos a sí mismo. Relajó sus músculos tensos tratando de regular su respiración y su pulso. Estaba en la cornisa de un edificio muy alto y desde ahí podía ver el cielo con claridad.
Estaba anocheciendo. En el horizonte, el sol caía perezoso. Summer City se teñía de colores anaranjados en algunos tramos, y en otros, el azúl se hacía tan intenso que comenzaba a parecer púrpura.
Muy pronto, todo se volvería negro. Y en la oscuridad de la noche sería mucho más difícil enfrentar a Juggernaut, así que no podía demorarse más. Era momento de acabar con ese asunto.
Yeonjun sintió su pecho con una mano, notando que su corazón estaba un poco más tranquilo. Asintió con la cabeza para sí mismo y dió la vuelta. Lanzó una telaraña y se dejó caer, columpiandose de regreso a donde había dejado a Soobin.
Estaba en pleno balanceo en el aire cuando su sentido arácnido lo hizo estremecerse.
Algo se aproximaba hacía él...
Dió un giro y se soltó de la telaraña, esquivando una de las camionetas de los Laboratorios Trask, pues había sido lanzada en su dirección y por poco lo golpeó.
Aterrizó en el suelo, de pie, sintiendo sus piernas doler por el esfuerzo de resistir la caída. Y no tuvo mucho tiempo de pensar en otra cosa porque de inmediato le fue lanzada otra camioneta.
─ ¡Oye, cálmate! ¿Quieres? Hablemos.
Logró esquivar el segundo ataque con facilidad. Entonces, finalmente, pudo ver a Juggernaut que se aproximaba. Era un tipo enorme, demasiado enorme, y su ropa estaba llena de la sangre de Soobin.
Yeonjun sintió otra ola de pánico golpear su cuerpo, pero se controló para no volver a huir. En vez de eso, aclaró su garganta y habló otra vez:
─ ¿Por qué estabas ahí, eh? Ya me decía yo que habías estado medio desaparecido, pero no me imaginé que te tuvieran atrapado. ¿Qué te hicieron? Puedes decirme, de verdad, solo quiero ayudarte y que los culpables paguen.
El gigante no respondió. Parecía aturdido con sus propios pensamientos. No dejaba de ver al arácnido de forma amenazante, aunque titubeante. Sus ojos temblaban ansiosamente.
Yeonjun se dió cuenta entonces de que el villano parecía tan asustado como él.
"¿Qué carajos está pasando?" ─pensó.
─ Vienen tiempos difíciles, araña ─dijo Juggernaut finalmente─ No tienes ni idea de lo que va a pasar, será una masacre... Un holocausto sin precedentes para todos los mutantes.
Yeonjun buscó con la mirada a su amigo sicario, pero no podía verlo por ninguna parte, así que se preocupó. ¿Qué tan lejos podía ir si en ese momento no tenía piernas? Maldición. Quería encontrarlo de inmediato, pero debía seguir prestando atención al "discurso" del villano si no quería hacerlo enojar.
─ ¿Y cómo lo sabes, grandulón? ¿Quién te amenazó con eso? ─le preguntó.
El contrario avanzó un par de pasos lentamente, y Yeonjun, en estado de alerta, comenzó a retroceder.
─ Oh, no recibí ninguna amenaza ─respondió Juggernaut─.Por el contrario: me fue dada la oportunidad de la salvación. Todos los mutantes están condenados, pero yo no. Y si tú sabes lo que te conviene, también podrás salvarte, araña.
El ambiente era tenso, y Spiderman sabía que la situación era como una bomba que en cualquier momento iba a estallar, pues su adversario no se quedaría conversando para siempre.
Aún así, quería retrasar el conflicto al menos hasta que pudiera avistar a Soobin, para asegurarse de que el gigante no lo heriría más.
─ ¿Ah, sí? ¿Y por qué yo? ─preguntó tragando saliva con dificultad.
─ Porque tú, al igual que yo y que ese tonto de Deadpool, no eres completamente mutante. Nosotros no estamos tan contaminados... Pero...
─ Wow, ¿Acabas de decir "contaminados"? ─Yeonjun fingió ofenderse y colocó una mano sobre su boca por encima de la máscara, formado un gesto exagerado de sorpresa─ No sabía que tú formaras parte de los grupos anti-mutantes.
— Bueno, ahora lo sabes.
En la distancia, podían escucharse las sirenas de varias patrullas. La policía estaba acercándose.
"Ojalá manden también algún helicóptero. Mejor aún, ojalá llamen a los X-Men" —pensó Yeonjun.
— ¿Entonces planeas traicionar a tu gente? —se atrevió a cuestionar, altamente intrigado por todo lo que decía el villano— ¿Qué dirían tus amigos de "La Hermandad" si te escucharan?
— Ellos ya no son mis amigos. No volveré a pelear del lado de ningún mutante.
— ¿Y a qué se debe tu reorientación de bando?
— A que El Gran Amo me ha abierto los ojos.
— Okay...
Yeonjun estaba poniéndose nervioso. Juggernaut hablaba como si estuviera ido. Su voz era suave, pero distante, como si él no tuviera autonomía al expresarse. Como si un mutante telepata estuviera controlándo.
Pero eso no tenía sentido. El gigante tenía puesto su casco, así que era invulnerable al control mental, ¿o no?
Yeonjun no lo entendía. Estaba muy distraído pensando, pero salió de su ensimismamiento bruscamente cuando vió que detrás de Juggernaut, cerca de una de las camionetas volcadas, estaba Soobin... O bueno, solo la mitad superior de Soobin, arrastrándose...
"Oh, maldita sea".
Yeonjun nuevamente tuvo ganas de vomitar, al ver el rastro de sangre y viceras que iba dejando. Pero se aguantó las náuseas al notar que su amigo le hacía señas de forma desesperada.
Una vez que Soobin supo que tenía su atención, dejó de agitarse y entonces colocó su mano bajo su oreja e inclinó la cabeza, como si estuviera hablando por teléfono.
¡Claro! Le estaba pidiendo su teléfono. Seguramente contactaría refuerzos porque ya tenía un plan, y no podía realizarlo solo porque su teléfono estaba roto.
Yeonjun debía distraer al villano para poder pasarle su celular a Soobin cuánto antes.
─ ¿Y quién es este "Gran Amo", si se puede saber? ─cuestionó nervioso─ ¿Es Trask?
Pero demonios; no debió haber preguntado eso. El gigante pareció alterarse al escuchar ese apellido; tomó impulso y corrió hacia adelante, dispuesto a embestir a Yeonjun.
Por suerte, era algo lento, y Spiderman pudo saltar perfectamente para evitar su ataque. Lanzó una telaraña contra su adversario y usó su propia inercia para hacerlo caer.
El gigante gruñó.
─ No debes temer, araña. Sólo quiero que vengas conmigo. Sí, tenemos un gen recesivo que nos hace defectuosos... Pero el Gran Amo puede curarnos, y...
Yeonjun le dió una patada en la rodilla y pudo volver a derribarlo cuando se estaba levantando.
─ No necesito que nadie me "cure". Y tú tampoco ─lo retó.
Juggernaut levantó ambos puños, dispuesto a golpear al arácnido. Pero Yeonjun consiguió disparar dos telarañas, y las cruzó, para enredarle las manos.
─ Únete a mí y yo te guiaré con mi Amo hacía la salvación. Niegate, y te aplastaré. Si no estás del lado del Gran Amo, entonces estás en su contra, y serás masacrado como el resto de los putos mutantes asquerosos.
El villano hizo fuerza y rompió las ataduras de sus manos separándolas de un tirón.
Antes de eso, Yeonjun había aprovechado para dar un salto hacia donde estaba Soobin. Le aventó su teléfono y el sicario pudo atraparlo.
Pero ahora, Yeonjun tenía que volver a estar atento al siguiente ataque de Juggernaut; y así, el héroe y el villano se enfrascaron en un fiero combate.
Mientras tanto, las sirenas de las patrullas se hicieron oír con mayor potencia, junto con el sonido de llantas derrapando en el asfalto. La policía finalmente había llegado, y los oficiales comenzaron a rodear la escena.
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— ¡ESO, ESO, NO TE DEJES, TÚ PUEDES!
Soobin dejó de lado la conversación que tuvo con su contacto en la Mansión X y se dispuso a ver la batalla, tratando de darle ánimos a su amigo.
El arácnido llevaba rato tratando de enredar a Juggernaut con sus telarañas para inmovilizado y que dejara de causar destrozos, pero era una tarea imposible. Sin importar con cuántas redes lo envolviera, el gigante siempre lograba romperlas. Y Yeonjun recibía ataque tras ataque de su parte, pero no se amedrentaba.
El villano le arrojaba todo lo que encontraba a su paso, no solo automóviles, también incluso trozos del suelo que arrancaba al momento. ¡Estaba fuera de control!
Yeonjun esquivaba con agilidad, intentando por todos los medios mantener la distancia que tenía con su adversario. Sabía que los ataques voladores eran lo de menos, lo verdaderamente preocupante sería que Juggernaut lo atrapara. ¿Qué diablos haría Yeonjun si terminaba en las brutas y enormes manos de ese loco? Seguramente morirse, porque definitivamente él no sobreviviría a ser partido por la mitad, a diferencia de Soobin.
Su única esperanza era cansar a Juggernaut y rezar porque tarde o temprano finalmente se dejara envolver en sus telarañas. Además, aún esperaba al apoyo (preferiblemente mutante) que Soobin pudiera conseguirle.
La cosa se puso aún peor después de que llegó la policía, porque el villano se alteró demasiado. Y a pesar de que eran muchos oficiales, no eran de mucha ayuda para el arácnido. Ellos únicamente formaron una barricada para rodear el área y se mantenían apuntando con sus armas de fuego, pero no se acercaban.
"Malditos polis cobardes" —pensó Soobin, enfadado. Su amigo estaba en una pelea terrible y nadie era capaz de ayudarlo.
De vez en cuando, cuando Spiderman no bloqueaba al villano, los policías abrían fuego y le disparaban. Pero Juggernaut era invulnerable a las balas y estas solo chocaban con su piel para después caer el suelo.
Yeonjun estaba solo.
La prensa no había llegado, lo cual era demasiado sospechoso. Pero montones de civiles humanos y mutantes se aglomeraron detrás de la barricada hecha por la policía, y comenzaron a transmitir la pelea a través de sus redes sociales.
Yeonjun se estaba cansando, así que sus movimientos eran cada vez más lentos. La próxima vez que el gigante intentó golpearlo a puño limpio, no pudo escabullirse. Recibió el impacto de lleno en el pecho y cayó al suelo.
—¡LEVÁNTATE SPIDEY, LEVÁNTATE PUTA MADRE, NO TE QUEDES AHÍ, ANIMAL!
Yeonjun quiso hacer caso a los gritos desesperados de su amigo. De verdad lo intentó, reunió todas sus fuerzas y trató de levantarse.
Pero no pudo.
El golpe lo había aturdido terriblemente; todo su cuerpo dolía y parecía no responderle con la velocidad que quería. Apenas estaba incorporándose, con los antebrazos sobre el asfalto, cuando otro golpe lo derribó.
Juggernaut había tomado una motocicleta que había estacionada cerca y la dejó caer encima de él. Yeonjun sintió que sus costillas quemaron; temió que estuvieran rotas.
Soobin estaba al borde del colapso. Se quitó una de las katanas que aún colgaba de su espalda y la lanzó hacia el gigante, pero no cayó ni siquiera cerca de él. También le lanzó sus cuchillos, le disparó con su pistola y le gritó mil insultos. Desde luego, nada de eso afectó al villano, pero Soobin seguía tratando de hacer algo aunque fuera para llamar su atención y que redireccionara sus ataques a él y dejara en paz a su amigo.
No lo logró.
Juggernaut caminó despacio para quedar lo más cerca posible de Spiderman, quien se retorcía de dolor en el suelo, luchando por recuperar el aliento.
Yeonjun creyó, por un momento, que finalmente le había llegado la hora, que iba a morir. Todo lo sentía como si estuviera en cámara lenta.
Juggernaut comenzó a golpearlo sin descanso. Una, dos, tres veces. Lo golpeó sin tregua ni vacilación, en la cara y el torso.
El héroe ya ni sentía dolor. Fue como si su mente hubiera escapado de su cuerpo. Todo su ser temblaba al recibir cada uno de los impactos, pero él no se movía o gritaba, ya no podía.
Solo podía, estando boca arriba, mirar hacia el cielo. Pensaba en que muy pronto él iría allá, arriba, a las estrellas. Quizá podría reencontrarse con sus fallecidos padres. Sonrió al pensar en eso, pues los extrañaba mucho.
Sin embargo, su corazón se estrujó al pensar en su abuelita, pues si él moría, la dejaría sola en el mundo. Ella estaba viejita, enferma, desamparada...
Yeonjun sintió que la lágrimas picaban en sus ojos. No quería morir. No quería, de verdad no quería. La ciudad lo necesitaba, en especial Soobin y su abuelita. Y aún quería terminar su carrera universitaria. Simplemente no podía morir.
En lo alto, las nubes se movían parsimoniosas, arrastradas por el viento. La luna estaba semioculta, pero aún entre ellas, las estrellas más brillantes del firmamento podían verse con algo de esfuerzo. Y como Yeonjun estaba casi disociando, sus ojos se agudizaron y pudo enfocar una estrella que resaltaba de entre las demás: era azúl, y particularmente brillante.
Al menos esa era una imagen hermosa para observar antes de morir.
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Creyó que estaba agonizando cuando escuchó aquella voz dentro de su cabeza. ¿Quién era? Sonaba como un muchacho muy triste.
Yeonjun estaba a punto de desmayarse, pero en su aturdimiento, el único pensamiento que pudo formular fue que quería aliviar la tristeza de ese chico.
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Y luego, todo fue solo oscuridad.
CONTINUARÁ...
N/A: ¿Impresiones? ¿Creen que está muy rarito todo?
Idk, lamento si esto está demasiado fumado para ustedes, no sé en qué momento pasó. Pero bueno, es lo que hay, es lo que se me ocurrió y mi cabeza iba a explotar si no lo escribía, así que aquí me tienen jsjsjs
¿Todavía hay alguien ahí? 🥺 Lamento mucho la demora, de verdad traté de actualizar antes, pero no pude. Tengo asuntos familiares, mucha tarea y bastantes horas de clase, así que estoy un poco atada de manos.
De cualquier forma, espero que hayan disfrutado leyendo y que no se quieran marchar pronto. EN EL PRÓXIMO CAPITULO, FINALMENTE, EL YEONGYU SE CONOCERÁ OFICIALMENTE, Y EL VIAJE A TRAVÉS DEL MULTIVERSO COMENZARÁ, así que estén atentxs y espérenme un tiempito más 🥺💕
— Psique
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