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Tu y yo, besándonos

Kim JongIn se definiría a sí mismo como una persona hogareña, prefería pasar el viernes por la noche en su departamento viendo una ridícula película de terror. Entonces, ¿qué lo había motivado a aparecer en la fiesta de ChanYeol?

La razón tenía nombre y apellido: Do KyungSoo, el apetecible mejor amigo de BaekHyun.

Cuando aquel miércoles por la mañana el rubio novio de su gigante amigo casualmente mencionó que arrastraría a KyungSoo a la fiesta para que socializara un poco, JongIn ya estaba formando un plan en su mente para encontrarse con él.

No lo malentiendan, no trataba de ser un acosador o algo por el estilo. Su intención era finalmente tener la conversación que el tímido KyungSoo posponía una y otra vez debido a la vergüenza de afrontar sus sentimientos.

Todo empezó cuando antes de oficializar su relación con BaekHyun, ChanYeol lo invitó a pasar una 'tarde de amigos' con ellos. Por supuesto, el moreno se negó, ser la tercera rueda en una cita-no-cita no sonaba como a una buena idea. Que le aseguraran que el mejor amigo del rubio iría lo convenció, si iba a ser miserable, al menos debía compartir el sentimiento con alguien.

Lo que no esperaba era a él. De metro setenta de estatura, pelinegro, ojos grandes que serían la perdición de cualquiera, rosados labios deseables, y unas coquetas caderas que se meneaban con cada paso.

Desde luego se fijaría en su físico, como todos lo hacían, pero conforme pasaba la tarde se vio cayendo más y más profundo en el abismo del encantador muchacho. Y él estaba cautivado, feliz de no alcanzar el fondo.

KyungSoo era un año mayor que él, sumamente adorable, se preocupaba porque su amigo BaekHyun estuviera cómodo en todo momento, trataba de ser lo más amable que podía con ChanYeol al este ser importante para alguien que es importante para él. Pero lo que más le gustaba a JongIn era verlo agachar su mirada y sacudir su cabeza cuando negaba los cumplidos que le hacían y le eran tan difíciles de aceptar.

Con el pasar de las semanas, porque KyungSoo en todo ese tiempo lo tuvo hambriento de su atención, fue abriéndose poco a poco cual flor en primavera hacía sus intentos de entablar una amistad.

"Eres agradable, me haces reír," le dijo un día con su característica sonrisita avergonzada. Y JongIn quiso jalarse de sus castaños cabellos porque él esperaba tal vez un poquito más, pero se conformaría, sería su amigo el payaso antes de ser su querido.

"Me gusta hacerte reír."

A partir de ese momento, JongIn no recuerda cómo fue que se volvieron más cercanos, o al menos es lo que les dice a sus amigos en común. Pero él recuerda, obviamente lo hace, como al principio estaba tan abochornado de tenerlo alrededor que unos simples toques furtivos lo tenían satisfecho.

KyungSoo jamás le dijo nada por ello, hasta comenzaba a inclinarse a su toque o iniciar el contacto físico con una vergonzosa torpeza. Ambos querían más, se sentaban tan juntos que tocaban sus muslos, JongIn comenzó a rodearlo por los hombros y reírse cerca a su sien donde en otra ocasión posó un delicado beso que tensó los músculos del pelinegro, pero que igualmente le permitió hacer muchas veces más estando encantado por ello.

El bajito jamás había coqueteado abiertamente con otro hombre. Con sus conservadores y sobreprotectores padres a su alrededor y su nula atracción a las chicas, simplemente pensó que coquetear no era algo para lo que estaba hecho. Desde luego, lejos de casa y en una universidad en la que prácticamente era un desconocido, se dio el lujo de calmadamente explorar su sexualidad, que mejor que con el apuesto JongIn que tanto le gustaba.

Y esto los llevaba al presente, ocho meses después de convertirse en algo más que conocidos.

El moreno mordía el borde del vaso plástico mientras miraba a KyungSoo bailar y divertirse con BaekHyun en medio de toda esa gente, más de una mirada se posaba en él y sus ceñidos pantalones de vestir negros junto a la camisa blanca a rayas negras desabotonada hasta la mitad de su pecho. A JongIn eso no le molestaba, con algo de suerte, él sería quien pudiera llegar a tener más que un vistazo.

La confianza que exudaba el más bajo solo se la podía atribuir a los vasos de alcohol que lo vio tomar una hora atrás. Con algo de descaro barrió su mirada sobre él, su cuerpo ondulándose con una sensualidad inesperada, un lado muy diferente al encorvado y cohibido KyungSoo que solía contemplar, JongIn casi se sintió celoso de BaekHyun por ser él quien le daba ese desahogo.

"Maldita sea, JongIn, solo tómalo por las nalgas y pídele ser suyo," se quejó ChanYeol a su lado, ni siguiera lo oyó llegar a través de su admiración. Debía admitir que la sugerencia fue tentadora, pero su madre lo había criado para ser un caballero, y él no tiraría a la basura sus enseñanzas.

"Sabes que no haría eso."

"Puedo ver como lo miras, seguro lo has hecho más de una vez en tu cabezota."

JongIn rio nervioso, no había cómo negar lo innegable, tomó un sorbo a su bebida una vez más siguiendo con la mirada al delicioso pelinegro y éste debió notarlo porque enredado en los brazos de BaekHyun giró ligeramente su cabeza cruzándose con sus ojos. Ninguno desvió su mirada, no rehuían los ojos del otro desde aquella vez que en un arrebato JongIn le terminó confesando que lo tenía completamente idiotizado.

Una distintiva tibieza se fue formando en el vientre de JongIn mientras una sensación hormigueante le hacía cosquillas en la piel y el lascivo sonido del R&B le acariciaba los oídos. El moreno lo estaba deseando, deseaba no ser el único con esos avasallantes sentimientos.

Cuadró los hombros entregándole su bebida a un confundido ChanYeol y caminó con paso firme hacia la pareja incluso si por dentro se estaba meando en los pantalones, una mirada cómplice de BaekHyun hacia KyungSoo y un susurro después, se separó de él para regresar con su novio no sin antes dar una palmadita de aliento en el hombro de JongIn.

"Lo dejo en tus manos," gritó al guiñarle el ojo.

KyungSoo estaba allí, su porte vacilante parecía haber vuelto viéndolo caminar hasta él, con sus manos juntas y el precioso sonrojo en sus blandas mejillas.

JongIn lo tomó por la cintura acercándolo para enterrar su rostro en su cuello percibiendo el olor de su perfume de jazmín combinado con una fina capa de sudor, gruñó en su oído con deleite, las manos de su chico se aferraron a su camisa con fuerza cuando un estremecimiento le recorrió la espalda. No había manera de que KyungSoo no deseara lo mismo que él.

"Te tengo, cariño," le susurró dejando un besito debajo del lóbulo.

Las temblorosas manos se aferraron a su espalda, la melodía de la nueva canción poniéndolos muy ansiosos. Con la misma sensualidad que dictaba el ritmo comenzaron a balancear sus caderas pegando tanto sus acalorados cuerpos que de ser posible se habrían fundido en uno mismo. Podían notar las pesadas miradas de otros sobre ellos, pero su fascinación no les permitiría despegarse.

La esencia de los cabellos de KyungSoo lo tenían embelesado, accidentalmente rozó la ingle del pelinegro con la pierna entre sus muslos, pequeñas corrientes le erizaron los vellos de la piel y sin preverlo éste soltó un jadeo que golpeó en ese punto dulce entre el hombro y el cuello de JongIn provocando que hundiera sus uñas en su cintura.

"Lo siento," suspiró JongIn mimando con dulzura la zona.

"No te disculpes," ronroneó.

Atrevido como se nunca se había sentido, dio la vuelta recargando su espalda en el pecho del moreno sin dejar de moverse. JongIn mordió su labio conteniéndose lo mejor que podía de frotarse contra él, poco a poco perdiendo la cabeza. Abrazó su cintura y recorrió su hombro con delicados besos pegando sus labios a su oreja. "Hablemos."

KyungSoo seguía aturdido cuando JongIn lo tomó de la mano y se hizo camino fuera de la casa de los padres de ChanYeol. Lo llevó a su viejo auto que armó desde cero en la secundaria y caminó en su lugar echando su cabello hacia atrás con la respiración agitada.

"¿Estás bien?" escuchó preguntar titubeante a su chico.

JongIn se recargó en sus rodillas y rio conmocionado. "Dame un minuto, me jodiste las neuronas allá dentro."

Con la mente más clara, se enfrentó al pelinegro que esperaba por él medio sentado sobre el capó como un niño obediente, sus ojos curiosos recorriéndolo agitando su corazón. Lucía inocente, adorable, casi se sintió como un hombre malvado por ansiarlo.

El bajito acomodo un mechón de su cabello detrás de su oreja y se rascó el cuello. "¿De qué quieres hablar?"

"KyungSoo, tú y yo sabemos de lo que quiero hablar."

Cuando el mencionado bajó la cabeza para jugar con sus uñas, JongIn supo que estaba tratando de evitar la conversación. Lo soportó al principio, que se acercara a él e inmediatamente retrocediera cuando intentaba hacer un movimiento, pero ahora el corazón de JongIn sufría queriendo más de KyungSoo y jugar al tira y afloja comenzaba a lastimarlo.

JongIn se acercó hasta estar entre sus piernas y suspiró derrotado acunando las mejillas del otro para hacer contacto visual. "Escucha, precioso, está bien si no me quieres como yo lo hago. Sólo tienes que decírmelo, no me tengas aferrado a una falsa esperanza."

El chico se aferró a sus muñecas con suavidad repentinamente temeroso de que JongIn se aleje de él por su inseguridad. "Te quiero," exclamó con la voz desgarrada, "Es solo que es tan difícil para mí demostrártelo, eres el primer chico al que realmente le gusto JongIn, y no sé cómo actuar al respecto."

Decir que estaba sorprendido era un eufemismo, que alguien tan atrayente como KyungSoo no haya sido conquistado le parecía inaudito, aun así pensó que era un honor ser el primero. "No me lo dijiste antes, yo habría entendido."

"Estoy seguro que sí, pero todavía tenía miedo de que después de que te lo dijera no te gustara más por mi inexperiencia, sobretodo cuando ya había caído por ti."

El castaño besó su sien por unos segundos sintiéndose un idiota por hacerlo sentir de esa manera, no era del todo su culpa porque pudo haber preguntado, pero de solo pensar en lo asustado que debió sentirse lo ponía de malas. "No hay manera de que algo tan insignificante como la falta de experiencia me haga dejar de quererte."

"Gracias," susurró KyungSoo antes de abrazarlo con sus brazos temblorosos, JongIn quiso reírse por la dulzura que le causaba, en su lugar lo abrazó de vuelta acariciando sus sedosos cabellos.

"Si estás tan agradecido, permíteme sostener tu mano y llamarte 'mi novio'."

KyungSoo rio avergonzado frotando su nariz en el cuello del moreno. "Te estás aprovechando de mí, pero acepto porque me agradas."

"No solo te agrado, me quieres, estás enamoradísimo de mí," bromeó JongIn logrando sacarle unas risitas a su ahora novio que lo golpeo en el pecho abochornado y con las mejillas color carmín, "¡Ouch, no me golpees! ¡Tú mismo lo dijiste!"

"Estas muy orgulloso de ti mismo ahora, ¿no?"

JongIn respondió con una risa y se alejó un poco para sostener sus mejillas de nuevo, miró lo bonitos que se veían los ojos de media luna de su chico gracias al brillo que su enamoramiento le entregaba, su gran sonrisa decoraba su rostro y se estremeció por el pensamiento que surcó su mente. "¿Sabes que te respeto mucho?"

"Lo sé."

"Bueno... hay veces en que mi mente divaga y me traiciona, entonces..."

El pelinegro frunció el ceño preocupado. "¿Entonces qué? ¿En qué estás pensando? ¿Estás arrepentido? ¿Ser mi novio es demasiado para ti?"

"No, cariño, solo puedo pensar en comerte la boca."

KyungSoo jadeó quedito cuando su novio lo tomó de las caderas para apretarse contra él y oler su cabello. "¿Puedo?" preguntó con la voz ligeramente ronca, KyungSoo solo asintió animado.

Y la magia sucedió.

Era dulce, era cautivador, y ambos estaban tan hambrientos. Sus suaves labios se acomodaron como si siempre hubiesen pertenecido allí, saborear a KyungSoo era el bendito paraíso y JongIn un nuevo creyente.

Fue imposible para sus manos quedarse quietas cuando su bebé arqueaba su espalda por las nuevas sensaciones, acarició su cintura, sus omóplatos, su nuca y mordió su hinchado labio inferior con poca delicadeza. No era suficiente, a JongIn siempre le habían dicho que era algo ambicioso, acarició con su lengua el costado de su cuello arrancándole jadeos más audibles.

Volvió con rudeza a sus húmedos labios comenzando a recostarlo sobre el capó. KyungSoo; que pasaba sus manos por sus bíceps, abrió sus piernas para darle más espacio hasta que la realidad lo golpeó y entre el beso balbuceó: "Nini, podrían vernos."

JongIn se separó reluctante, mas no haría nada que pusiera incómodo a su chico. "Creo que nos dejamos llevar un poco."

El mayor todavía acostado soltó una risa cantarina y mimó el rostro del de piel dorada. "Pero se siente muy bien."

"¿Eh?"

"Tu y yo, besándonos."

Algo estalló en la mente de JongIn ante lo dicho y lo agarró por los muslos para enredar sus piernas en su cadera olvidándose de sus modales. "Mierda, precioso, por favor pasa la noche conmigo."

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