Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Parte 1

La primera vez que cantó frente a un público, fue durante una clase donde sus compañeros lo escucharon porque su profesor de música insistió en que lo hiciera por su cuenta y a capela. Ya había cantando en los himnos o las canciones infantiles y había sobresalido, pero nunca tuvo todos los ojos sobre él. Los aplausos y la cara de satisfacción de su instructor le hicieron temblar, pero no de nervios o vergüenza. En realidad, estaba feliz. Satisfecho, esa era la palabra, estaba orgulloso de sí mismo.

Tenía casi diez años y todas esas caras sonrientes a su alrededor, que lo escuchaban encantados y sorprendidos, se quedaron grabadas en su mente. Descubrió que su voz podía hacer felices a los demás. Su voz era hermosa, podía sentirlo, podía escucharlo también. Se daba cuenta cuando podía seguir las melodías de sus cantantes favoritos sin problema o cuando cantaba en la ducha no perdía el tono y su voz vibraba y se entonaba con gracia. Pero en el momento en el que tuvo la oportunidad de alzar su voz, frente a todos, sintió que era real.

–Kyungsoo– le llamó el profesor. –¿Puedes venir a la sala de música durante el descanso, por favor?

–Sí, claro– respondió el niño de inmediato y se sentó, para continuar con la clase.

Las instrucciones fueron claras: podía ser parte del coro sin el proceso de audición y, si se esforzaba, cantaría con el grupo en las presentaciones escolares. Si se esforzaba, podría conseguir solos, pero había condiciones que tenía que aceptar. La primera, es que necesitaba un promedio mínimo para participar en las actividades extracurriculares. Sin buenas calificaciones, saldría del coro. La segunda era que intentara no meterse en problemas con otros niños, peleas o cualquier llamado de la atención por indisciplina también le costaría su puesto. Kyungsoo aceptó todo sin problema. No era difícil para él cumplir con los requisitos. Sus notas estaban bastante bien y, en general, se llevaba con sus compañeros sin ningún problema. Además, podía mejorar ambas cosas si quería. Lo único que le interesaba en ese momento era poder cantar. Era algo que empezaba a gustarlo y que podía convertirse en una pasión. Lo sabía, desde hace mucho antes, pero jamás había tenido la oportunidad de demostrarlo. Luego del reconocimiento público de sus compañeros y el de su profesor, se dio cuenta que ya tenía el impulso que necesitaba.

***

Kyungsoo alzó la vista y miró el reloj en la pared, sonrió y terminó de cobrarle a una señora entregando la factura y el pedido. Después, fue hasta la parte de atrás de la heladería y se sacó el chaleco de su uniforme, se puso una chaqueta liviana de primavera y se acomodó el cabello frente a una ventana que le servía como espejo. Salió hasta el mostrador, se despidió de su jefe y sus compañeros, les dijo a todos que habían hecho un buen trabajo, hizo una venia y se retiró del local. Las campanas colocadas en la puerta sonaron tanto cuando la abrió como cuando la cerró.

El muchacho caminó por las estrechas calles de la ciudad hasta un minimarket donde compró un poco de verduras y los ingredientes que le faltaban para la cena que había programado en su mente. Siguió su camino con paso tranquilo. Conforme avanzaba, las casas empezaban a ser menos agraciadas y menos mantenidas. La pintura necesitaba retoques por aquí y por allá, los alambres cruzados le quitaban buen aspecto al ambiente, los graffities eran grandes y había zonas que ya no tenían CCTV.

Su barrio podía considerarse de clase media baja, donde vivían todo tipo de familias. Las casas eran generalmente pequeñas, con numerosos integrantes que variaban entre amas de casa, trabajadores, niños y ancianos. No era peligroso, pero tampoco era el mejor barrio. Kyungsoo subió las escaleras de su edificio mientras tarareaba una bonita melodía, con su mochila al hombro y la bolsa de las compras que había hecho en su mano derecha. Sacó las llaves de su bolsillo y entró a la casa anunciando que había llegado. Fue directamente a su habitación, se cambió de ropa y se aseguró que su madre estuviera descansando. Se lavó las manos y se puso a cocinar mientras escuchaba música.

La sopa estaba hirviendo, la olla del arroz lanzó un pitido para anunciar que estaba listo y se escuchaba la voz del chico y el cuchillo cortando algo en la tabla. Su padre entró y el delicioso olor invadió su nariz. Dejó todas sus cosas y se acercó a la cocina. La comida estaba casi lista y su hijo servía todo en diferentes platos, separando las guarniciones ordenadamente.

–Hijo– saludó el cansado hombre con una sonrisa. –Otra vez todo está listo.

–Llegué más pronto porque salí a tiempo. No pongas esa cara, sabes que cocinar me gusta– explicó el muchacho con una sonrisa amable.

–Un jovencito de quince años debería estar jugando con sus amigos por ahí y no haciéndose cargo de las cosas de la casa. Realmente lamento que tengas que pasar por todo esto.

–Pues yo creo que todos los jovencitos deberían ayudar en sus casa. Además, mamá está enferma y tú trabajas todo el día para mantenernos. Sería egoísta de mi parte no colaborar.

–Hijo...

–Papá, no sufras por esto. Yo salgo con mis amigos, voy a colegio y al coro. No tengo nada de qué quejarme, mi vida está muy bien y soy feliz– replicó Kyungsoo y se sentó en la mesa. –Mejor comamos primero y que mamá lo haga cuando despierte. El médico dijo que es muy bueno que descanse bastante.

–Estoy muy orgulloso de ti– comentó el hombre con voz apagada. Luego acarició su cabello con dulzura y se sentó para acompañarlo.

–Pues deberías, porque hoy volví a sacar el mejor promedio en matemáticas. Mi profesor del coro va a estar muy feliz.

–Vaya, mejores noticias aún. Soy yo el que jamás debería quejarse. Estoy seguro de que algún día vas a ser un excelente profesional. Tus calificaciones sólo mejoran conforme creces. Eres inteligente y dedicado, cualquier universidad te va a aceptar.

–Pero yo voy a ser cantante– aseguró el adolescente. –Mi profesor de canto me dijo que tengo muchas probabilidades de triunfar. Mi voz ha estado siendo educada por casi cinco años. Tengo técnica y practico todos los días, ¿lo sabías?

El hombre no dijo nada y se limitó a asentir con la cabeza. No estaba de acuerdo con el sueño de su hijo, pero tampoco quería desanimarlo, aunque le apenaba que mantuviera esperanzas con respecto a una carrera que no tenía muchas posibilidades de darle un buen futuro. Sabía muy bien que la industria de la música era increíblemente competitiva y cruel, pero no quería decírselo de mala manera y destrozar sus sueños con palabras duras. Kyungsoo era un muchacho maravilloso, trabajaba, estudiaba y se esforzaba al máximo para colaborar en la casa y cuidar a su madre. Pensó que lo mejor era dejar que él mismo se diera cuenta de todas las opciones que tenía, a parte de la música. Era un joven inteligente y maduro, así que confiaba en su buen criterio.

–Oh, creo que mamá despertó. Le llevaré un poco de avena que preparé para ella. Es mejor si no come cosas muy condimentadas– explicó el chico mientras servía el preparado en un plato hondo. –Mañana no tengo trabajo, pero tengo práctica e iré a la biblioteca. Hay arroz, kimchi y verduras, las guarniciones también están en la refrigeradora.

–No debes preocuparte. Regresaré pronto y tú puedes tener un día libre para variar. Mientras regreses a casa sano y salvo, confío en ti– el chico sonrió entusiasmado y fue a la habitación de sus padres con la comida. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro