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49. Valor (Parte 2)

Tenía miedo, mucho miedo. La valentía se esfumó en cuestión de segundos. El cuerpo comenzó a temblarle, pues Wonsik no tendría que estar allí. Recordó las palabras de su madre, aquellas que le aseguraron que no haría nada a no ser que algo no saliera como estaba planeado, y hacía escasos segundos estaba tranquilo por ello, pero ahora no. El pelirrojo seguía entre la multitud, con una extraña pero preciosa sonrisa, Taekwoon tenía ganas de gritarle que se fuera, pero no podía, los invitados aún esperaban que comenzara su discurso.

Su mirada se posó en su progenitora, ya no sonreía. Había cambiado su expresión, ahora estaba seria y seguramente malhumorada, Taekwoon se preguntó si lo habría visto o si sus informantes se habían percatado de que había un invitado de más en la fiesta. La segunda opción era la más probable y por lo visto no iba mal desencaminado, vio a lo lejos varios hombres acercándose a Wonsik, pero como todo el mundo tenía la vista puesta en él nadie se percató.

- Taekwoon ¿Estás bien? – Preguntó Seohyun al no hacer nada.

Porque eso era lo que estaba haciendo: nada. Si había pisado esa casa era porque no vio salida aquel fatídico día en el que Wonsik se fue; si estaba haciendo todo lo que su madre quería, era solo porque la vida no tenía sentido si él no estaba a su lado, porque el toque de color se lo daba ese pelirrojo a Taekwoon y no al revés como él decía.

- Perfectamente. – Respondió.

Claro que lo estaba, ambos habían vivido muchas experiencias en pocos meses, y en las malas siempre terminaban unidos de nuevo, por ello sabía que todo lo que estaba pasando en ese momento era únicamente una más, solo que esta vez era más arriesgado. Con el corazón a mil por hora a causa de la adrenalina, Taekwoon se levantó del suelo.

- Lo siento, Seohyun.

Y con una sonrisa que esperó que pusiera de los nervios a su madre, avanzó entre la gente, bajo la mirada de invitados y siendo acosado por los flashes de las cámaras. Esa misma mañana se había dicho que no le importaban las consecuencias de sus actos, y mientras caminaba seguía pensando igual. Carecieron de importancia los murmullos de la gente cuando quedó cara a cara con Wonsik, le fue indiferente que aumentaran cuando lo cogió de las manos, y mucho más cuando se lanzó a su boca sin ningún miedo.

Por supuesto fue correspondido a los pocos segundos, aunque que la sorpresa de su prometido fue muy obvia. Desapareció la gente a su alrededor cuando sus lenguas se tocaron, el latido de su corazón no iba a toda prisa únicamente por la adrenalina y eso le encantó, igual que siempre que estaba con él. Por ello sabía que valía la pena, no tenía ni idea de lo que iba a pasar en cuanto sus labios se despegaran, pero seguía dispuesto a todo.

Miró esos preciosos ojos marrones que pegaban a la perfección con el tono casi moreno de su piel al separarse, se sonrieron igual que las veces que estaban a solas.

- Esto no era lo que tenía planeado... - Susurró Wonsik. – Pero me gusta. – Notó como sus manos se apretaron aún más.

Quiso responderle, pero lo interrumpieron, sin dar tiempo a nada más que a unas efímeras caricias.

- Jung Taekwoon. – Escuchó a su espalda y se giró. Estaba temblando, pero se sentía protegido al tener los dedos entrelazados. – Tú...

- Te pediría perdón, madre. – Tuvo de nuevo valor y se dijo a si mismo que sería la última vez que la llamaría de ese modo. - Pero no te lo mereces.

- ¿Cómo te atreves...?

La vio apretar los puños, y aunque el maquillaje cubría toda su cara, juraría que estaba completamente roja de ira. Avanzó hasta ellos con pasos decididos, como si no le importara para nada sacar a relucir su ego interior, convirtiéndose en la odiosa mujer que era realmente y no la admirable señora Jung. Aquel no era el plan de Taekwoon, pero estaba saliendo todo mucho mejor, los invitados comenzaron a cuchichear, sabía que después de aquello nada volvería a ser lo mismo en esa casa.

Pudo estar asustado cuando se paró delante de ellos, y mucho más cuando le levantó la mano para hacer aquello que no era la primera vez que hacía, pero la voz de Wonsik la detuvo.

- ¿Está seguro de eso... suegra? – No lo vio, pero aseguraría que lo dijo con una sonrisa en la cara. – Hay mucha gente a su alrededor.

Y como si volviera a la realidad, la mujer abrió mucho los ojos, bajandi la mano lentamente mirando a los lados, percatándose de lo que ese muchacho había dicho. Y era cierto, Taekwoon tuvo la oportunidad de apreciar los rostros de los invitados, tal vez más anonadados que hacía un rato, cuando estaba saboreando los labios de su prometido. Los murmullos aumentaron, inclusive los padres de Seohyun la miraron con malos ojos. Los personajes que se estaban acercando a Wonsik hacía escasos minutos habían desaparecido.

- Dijiste que Taekwoon estaba encantado de casarse. – Escuchó hablar a su padre de repente por encima de todos, sorprendiéndolo. Ni se había dado cuenta de que estaba al lado de su mujer. - ¿Qué significa esto? Sabías que no era ninguna obligación para él.

- Lo hice por nuestro bien. – Se atrevió a decir. - ¿En qué posición quedaríamos si se enteran de que nuestro hijo es... así? – La vio señalarlos.

- ¿Así cómo? – Preguntó Taekwoon, provocándola.

Los ojos de todos la apuntaron, esperando a que respondiera, estaba en apuros y se le notaba en la cara de asustada que tenía. Fue capaz de abrir la boca, nadie supo lo que iba a pronunciar porque fue de nuevo interrumpida por su padre:

- Mejor no digas nada, Haena. – Luego se giró hasta su hijo. – Esto no debería ser así. – Hizo una pausa. – Lo siento.

- Papá...

- Créeme que fui el primero en enfadarse cuando te marchaste de casa la primera vez. No me hizo ninguna gracia que abandonaras el plan de futuro que teníamos para ti, tú debías heredar la empresa, ser mi sucesor. – Suspiró. – Cuando tu madre me dijo que querías volver me puse muy feliz, me sentí orgulloso cuando pusiste todo tu empeño en aprender, y debo reconocer que me sorprendió que aceptaras la decisión de casarte únicamente por conveniencia. O al menos eso fue todo lo que me creí... - El hombre volvió a poner la mirada en su mujer.

- Cariño...

- Cállate.

Y ésta le hizo caso. Taekwoon la miró para poder apreciar el cambio radical que había dado, se la notaba temblorosa y sin saber qué hacer. Se había descubierto todo su plan para que simplemente no hablaran mal de ella, para que su estatus como la mujer de un gran empresario no decayera, y todo estaba siendo desenvuelto delante de cientos de personas, incluida la prensa.

No sintió pena en ningún momento, lo merecía.

- Es la primera vez que te veo sonreír de ese modo desde que pisaste esta casa. – Continuó su padre mientras los observaba, seguía con la mano entrelazada a la de Wonsik. – Creo que ya has fingido suficiente. ¿Por qué no os marcháis?

Taekwoon no cabía de su asombro, había imaginado muchas formas de terminar todo pero nunca de ese modo. Pensó en su padre, era cierto que en ocasiones había sido algo severo, pero nunca a la altura de su madre. Tampoco podía considerarlo la figura paternal perfecta, no recordó ningún momento en el que ese hombre fuera importante en su vida.

Por eso siguió a Wonsik hasta la puerta del salón sin haber pronunciado palabra, no había salido ninguna frase de sus labios y tampoco  gesto alguno, no podía creer que al fin iba a volver a casa, a su verdadero hogar. La preciosa realidad se estaba haciendo presente y Taekwoon no había sido capaz ni de agradecerlo, aunque tampoco creerlo. Paró en seco.

- Sikkie... - El aludido se giró, y en cuanto se miraron a los ojos no hizo falta decir nada.

- Anda ve.

Sintió frío al separar sus dedos, pero sabía que sería por poco tiempo. Volvió hasta donde se encontraba su padre bajo la mirada de los invitados, y lo abrazó. Seguramente era la primera vez que lo hacía con él, pero la ocasión lo merecía, pues le estaba dando la libertad, la oportunidad de seguir con la vida que él había escogido, ya fuera trabajando en una revista de moda o viviendo en un garaje con un chico pelirrojo de personalidad extraña.

- Gracias. – Susurró.

El hombre se limitó a asentir y sonreírle, luego le volvió a permitir irse.

No miró atrás, no le importó lo más mínimo lo que dejaba a sus espaldas porque su futuro lo esperaba en la salida. En cuanto sus manos volvieron a encontrarse, Taekwoon se sintió con ganas de volar, de correr a toda prisa por si todo aquello era otro de sus sueños. Pero supo que estaba despierto cuando nadie los interrumpió al cerrarse la puerta tras ellos, ni cuando caminaron por el jardín hasta, al fin, llegar a la calle.

Esta vez era de verdad, sin ninguna intención de separarse al menos por el resto de sus vidas, muy diferente a la última vez que se vieron. Taekwoon lo recordó, ya le había pedido perdón en aquel odioso mensaje, pero sentía que no era suficiente. Abrió la boca para hablar, pero no lo hizo al ver a Wonsik buscar algo en medio de la oscuridad, quiso preguntarle pero tuvo la respuesta al momento. Su mano lo guio hasta un coche aparcado al otro lado de la acera.

- Debemos darnos prisa. – Dijo mientras abría la puerta trasera.

- Won-

- El avión sale en una hora. – Lo interrumpió. – Yangmi me ha dado toda tu documentación, así que no te preocupes.

- Pero tengo que decirte algo.

La respuesta de Wonsik ante aquello fue clara al estampar ambos labios rápidamente, y que fuera corto no significaba que no hubiera sido intenso. Le gustó igual o más que cualquiera de los que se daban, y los que seguramente crearían durante su futuro juntos.

- Perdóname. – Logró susurrar a pesar del aturdimiento. – Lo del tren... - Agachó la cabeza. – Tenía que hacerlo.

- Taekwoon... - Notó un dedo en su mentón que lo hizo levantar la mirada y cruzarse con la contraria. – Tenemos hasta el final de mis días para pedirnos disculpas y reconciliarnos de muchas maneras diferentes. – Le encantó ver su sonrisa ladina y que se le contagiara. – Lo que necesito ahora es verte lejos de este lugar y asegurarme de que estés a mi lado el resto de mi vida ¿De acuerdo?

Y asintió porque Taekwoon necesitaba hacer exactamente lo mismo, igual que robarle otro beso mientras lo agarraba de las solapas de la chaqueta para profundizarlo. Wonsik tenía razón, tiempo era ahora lo que les sobraba y debían aprovecharlo al máximo.

- Tortolitos, cómo no os deis prisa os quedáis en tierra, y yo no estoy para llevaros a Seúl en coche.

La voz tan sumamente familiar que salió desde el asiento del conductor los sorprendió, aunque más a Taekwoon al ver de quien se trataba.

- ¡¿Sora?!

- Hola hermanito. – Saludó por la ventanilla.

- ¿Qué haces aquí? Me habían dicho que no podías venir a la pedida porque Minyul estaba enfermo. - O al menos eso fue lo que le dijeron cuando no lo vio en ningún momento.

- Tu sobrino está perfectamente.- Suspiró aliviado. - Subid, te lo cuento por el camino. - Dijo señalando con la cabeza.

Y sin separarse en ningún momento en el asiento trasero del coche, Taekwoon escuchó todo. Desde la pelea que tuvo su hermana con su progenitora al ponerse ella de su parte, hasta el modo de traer a Wonsik desde Seúl, pues sin su ayuda tal vez aún seguiría dentro de aquella casa.

O no.

Si su precioso prometido no hubiera aparecido en escena, todo habría sido diferente, aunque eso nunca lo sabrían. Igual que el futuro que los esperaba, uno que seguramente estará lleno de momentos únicos que incluirían viajes en moto, besos con sabor a mora, lametones caninos, pintura sobre lienzos (o sobre sus cuerpos). Pero una cosa sí tenía clara: habría color, mucho color, tal vez el rojo de un mechón o el azul de un bolígrafo serían los ideales para Taekwoon.

Y fueran cuales fueran, daba lo mismo, todos siempre serían el toque perfecto.

FIN

❤❤❤👨🏻‍💻👨🏻‍🎨❤❤❤

NOTA DE LA AUTORA FINAL:

Bueno, pues sí. Hoy damos el punto final a una historia con la que llevo bastante tiempo, de hecho creo que es la que más he tardado en escribir... Comenzó con una idea sencilla, y sinceramente no esperaba que durara tanto, y así ha quedado.

A partir de aquí solo me queda desear que la hayais disfrutado. No se si ha sido el final perfecto o el que esperábais, pero creo que no era necesario complicarlo mucho más (de lo que mi cabeza quería hacer 😂).

He disfrutado escribiéndola, y han habido veces que he odiado todo lo que hacía, aunque no lo creais he llegado a querer borrarla... pero si no lo he hecho es por una razón: VOSOTROS.

Hay miles de historias en Wattpad, y muchisimas mil veces mejor que esta, pero los que estais ahora leyendo esto sois los que le habeis dado vida al fanfic, ya sea mejor o peor. Vosotros sois el "toque de color" con votos, comentarios y lecturas (presentes y fantasmas😜).

Gracias a todas aquellas personas que han seguido esto desde el principio, a las que os habeis incorporado en la mitad y las que ayer mismo la comenzasteis. Gracias por dedicarme parte de vuestro tiempo en regalarme una sonrisa. Gracias por estar ahí en los momentos duros que he tenido. Gracias por crear una lista de música que pega completamente con la historia. Gracias por ser el toque de color también en mi vida.

De verdad os quiero mucho❤❤❤

PD: Esto no acaba aquí😉 Aún faltan cosillas ¿no?🤔

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