48. Valor (Parte 1)
No tuvo más opción, Taekwoon conocía lo suficiente a su novio como para saber que no lo convencería de irse tan fácilmente, y por ello aquella fue la única manera. Cayó de rodillas al suelo en cuanto ya no pudo ver el tren, se tapó la cara y evitó sus ganas de gritar con todas sus fuerzas para no montar un alboroto en la estación. Una mujer mayor preguntó a su lado si se encontraba bien, pero no respondió para no serle maleducado.
Por supuesto que no estaba bien, tenía ganas de vomitar junto a un terrible deseo de necesitar todo el mal a su progenitora, una mujer que no se merecía que la llamase madre bajo ningún concepto. Lo había amenazado con el que era su mayor debilidad, pues si Wonsik hacía cualquier intento de detener sus planes, solo tenía que llamar a un teléfono para que se lo llevaran.
Y Taekwoon no podía permitirlo.
Por ello deseó que no estuviera muy enfadado y que no hiciera la locura de volverse, en cuanto pisara Seúl. Pero sabía que era inútil, no se fiaba, así que parte de su plan incluía el aprovecharse de su estatus de "futuro heredero de una gran empresa", para mover los suficientes hilos correspondientes, y hacer que ninguna compañía ferroviaria aceptara que el pasajero Kim Wonsik tomara ningún tren. Y sabía bastante de la cabezonería de su novio, como para hablar además con las líneas de bus que llegaran hasta Busán.
- ¿Y también le impedirás volver en avión? – Le había dicho Hakyeon cuando lo llamó.
- Si hace falta, sí. – Se tiró en el colchón de su cuarto, no había caído en ello.
- ¿Qué me dices del coche?
- Yeonie, no me estás ayudando en absoluto... -Suspiró cansado. - ¿Qué está haciendo ahora?
- Montar un escándalo a la pobre chica que vende los billetes de tren.
Por un momento se lo pudo imaginar, tenía miedo que su desesperación lo hicieran cometer alguna locura que lo involucrase con la policía, y por ello estuvo algo tranquilo al saber que contaba con la ayuda de su mejor amigo. Necesitaba que lo vigilara de cerca.
- Haré lo que pueda, pero no te prometo nada... la última vez no le hablé muy bien que digamos.
Taekwoon conocía esa parte de la historia porque Wonsik se la había contado, pero aun así no podía enfadarse con Hakyeon, sabía que lo había hecho porque se preocupaba por él. Siempre le agradecería todo su apoyo, y esperaba algún día poder compensárselo.
Colgó cuando escuchó la voz que lo ponía de los nervios detrás de la puerta de su cuarto, su siguiente paso después de alejar a Wonsik de ella, era asegurarse de que no pudiera tocarle ni un pelo. La vio meterse en su despacho de la mansión, y Taekwoon entró sin ni siquiera llamar. Estaba sentada en su escritorio, mirando a saber que papeles.
- Él... ya está en Seúl. – Comenzó algo nervioso. – Dime que no vas a hacer nada.
- No lo haré a menos que me molesten. – Susurró sin ni siquiera mirarlo.
- Prométemelo. – La mujer levantó la vista y clavó sus ojos en él.
- Taekwoon, creo que no estás en condiciones de pedirme nada. – Se cruzó de brazos. – Además, deberías darme las gracias por dejar que lo acompañaras.
- Yo no te debo nada. – Casi gritó apretando tanto la mano, que se clavó las uñas en ella.
- Cuida tu tono, hijo. - Escupió, luego lo recorrió de arriba abajo. - Ahora vete a arreglar, das asco.
No le reprendió por puro miedo, debía aguantar todo aquello por el bien de los dos, acarició su dedo anular, no había ningún rastro de tinta, pero le dio la fuerza suficiente para salir de allí sin asesinar a nadie.
...
Sintió un pinchazo en su costado a causa de la aguja, aunque casi ni le dolió porque había cosas más importantes en su cabeza. Tres eran los días que habían transcurrido desde que la mitad de su mundo con cabello rojo, había subido a aquel dichoso tren y Taekwoon por consiguiente, había vivido las peores setenta y dos horas de su vida. No solo porque Hakyeon había perdido la pista de Wonsik en Seúl, sino que llevaba desde el martes con más falsas sonrisas delante de grandes empresarios, con preparativos que no le importaban en absoluto y con trajes horribles como el que se estaba probando en ese mismo instante. Volvió a sentir otro pinchazo, pero esta vez se quejó.
- Lo siento. – Susurró Yangmi mientras terminaba de ajustarle el traje. – He estado tan liada con los preparativos, que se me había olvidado por completo tu vestuario.
- Ni que fuera tan importante. – Dijo desganado. – Aunque sería divertido que se me rompiera la chaqueta en mitad de la pedida. – Sonrió un poco. – Le daría un toque original a todo mi plan. ¿Deberíamos hacerlo?
- Empiezas a hablar como Wonsik. –La oyó decir mientras pasaba al otro lado, terminando de rematar un último hilo.
- Entonces seguro que todo saldrá bien. – Y entrelazó sus propios dedos, esperanzado.
Tal vez su madre le había dado la vida, pero desde que Taekwoon había llegado al mundo, no había recibido ningún ápice de cariño por su parte, y sus últimas acciones no es que lo ayudaran mucho a que sintiera mucho más que odio. Por ello lo había pensado mucho en esos tres días, se enfrentaría a ella, delante de todos y no le importaban las consecuencias, de esa noche no debía pasar.
- Taekwoon... - Yangmi terminó de coserle el último botón, ya estaba listo, en todos los sentidos.- ¿Estás seguro?
- Sí. – Asintió a la vez.
- Por favor, ten cuidado. – Le acarició la mejilla de forma maternal. – Sabes todo lo que puede hacerte.
- Y no me importa en absoluto.
No le importaba porque sabía que Wonsik estaba a salvo, y eso era lo único que le era preferente en esos momentos, por mucho que estuviera desaparecido. Y aunque seguía preocupado por él, el que no diera señales de vida, según Hakyeon, lo tranquilizaba un poco, si nadie sabía dónde estaba, menos lo encontraría esa dichosa mujer.
El sol se puso demasiado rápido, y Taekwoon pudo observar desde la ventana de su cuarto como los invitados llegaban en sus lujosos coches. Se llevó el pulgar a la boca, mordiéndose la poca uña que le quedaba, odió reconocerse que estaba sumamente nervioso.
Tragó saliva, había momentos en los que su cabeza sensata lo hacía echarse para atrás y pensar de nuevo que era una mala idea; pero luego aparecía ese otro lado, aquel que comenzó a hacerse visible cuando Wonsik tomó sus labios por primera vez y que desde entonces salía por doquier, dándole el valor y las fuerzas que necesitaba.
Miró la rosa ya marchita sobre su mesa, junto al bolígrafo que tanto valor había cogido desde aquella tarde, luego sonrió. Claro que podía, si había logrado alejar a Wonsik de aquel horrible modo ¿Cómo no iba a ser capaz de aquello? Sí, no sería fácil y tal vez no saldría como debiera, pero si caía, lo volvería a intentar, sería persistente, igual que su novio lo fue en su momento. Sus caminos no se habían cruzado por casualidad, y Taekwoon debía luchar por ese futuro con él.
Respiró profundo y colocó la mano en el picaporte, salió cerrando la puerta con fuerza. Caminó lento, sin prisa, los primeros momentos de su plan debía dedicarlos a ser como siempre, es decir, fingiendo ser el hijo perfecto de los Jung, el futuro heredero y el radiante novio que esa noche iba pedir la mano de su preciosa novia.
Entró en la sala de espera, una en la que ambas familias aguardaban hasta que todos los invitados hubieran llegado, para luego hacer su entrada reproducida por los altavoces que habían estado colocando toda la mañana. Todos los presentes giraron su cabeza hasta Taekwoon, su madre lo fulminó con la mirada por haber llegado tarde, nadie más que él se dio cuenta, aun así estaba tranquilo, sabía que esa mujer no haría nada delante de sus consuegros.
Seohyun le sonrió en cuanto se puso a su lado, seguramente iba radiante con su vestido largo, blanco y de brillantes, o al menos eso fue lo que le dijo para quedar bien, aunque por dentro pensara que era una vestimenta demasiado aburrida. Sonrió sinceramente por primera vez en lo que llevaba de noche, ese adjetivo robado de Wonsik le daba la vida y lo ayudó a seguir. Bajó por las escaleras con ella agarrada del brazo en cuanto escuchó anunciarles como "la pareja del año", rodó los ojos por dentro y por fuera fingió estar avergonzado, se le había dado tan bien esos días que ya lo tenía controlado para que no se le notase.
Taekwoon posó para las fotos, hizo su mejor papel tomando de la mano a Seohyun e incluso tuvo el valor de colocar una mano en su cintura, haciendo que ella se sintiera feliz y ambos mostraran a las cámaras el amor que se sentían, aunque todos supieran que se trataba de un matrimonio por los bienes de dos empresas. A todo ello le siguió alguna que otra pregunta por parte de una revista del corazón que su madre había contratado de manera exclusiva, haciendo que tanto la pedida como la futura boda estuviera en boca de toda Corea.
Aquello llegó a asustar algo a Taekwoon, pero cada vez que miraba la cara de satisfacción de su progenitora ante todo el evento, recordaba sus gritos y el maltrato físico, pero sobretodo sus amenazas con Wonsik. En ningún momento sintió lástima por lo que iba a hacer en pocos minutos, nada lo iba a parar.
Tuvo un momento en el que pudo salir del cúmulo de gente que los rodeaba, las entrevistas habían finalizado y Seohyun hablaba con unas amigas demasiado emocionada. La miró, tal vez el poco remordimiento que sentía era por ella, ya que a pesar de ser una niña consentida y pegajosa con él, era una chica que pensaba que iba a casarse con el amor de su vida.
Pero no por ello debía ser débil, quiso comer algo pero no le entró nada en el cuerpo, estaba demasiado nervioso, tenía tan claro lo que quería hacer que le daba pabor que nada saliera como lo previsto.
El reloj dio las doce y por los altavoces se escuchó que el gran momento llegaba, Taekwoon notó el corazón a mil por hora, respiró hondo para tranquilizarse y pensó en Wonsik, en su preciosa cara cuando lo viera aparecer en Seúl sin carga alguna, dispuesto a pasar el resto de sus días juntos. Agarró a Seohyun de la mano, lo que lo ayudaba a avanzar eran ese tipo de escenas imaginarias, aunque también le servía recordar aquel paseo en moto o el primer cuadro que pintaron a la vez.
Notó varios flashes de cámaras en cuanto estuvieron en el centro del salón, la gente hizo un círculo alrededor de ellos y a Taekwoon le pareció escuchar música de fondo. Todo era perfecto a ojos de los invitados, los padres de ambas familias se colocaron en primera fila para apreciar el momento, la sonrisa de su madre era victoriosa y la odió con toda su alma. Colocó la rodilla en el suelo, oyó murmullos entre la gente, "Que bonito" decían unos o "Que romántico" susurraban otros.
Ya no había marcha atrás, aunque se hubiera arrepentido en el último momento, Taekwoon había dejado el anillo de pedida en la habitación. Tomó la mano de Seohyun bajo la atenta mirada de todos, sobre todo la de su madre, abrió para comenzar a hablar pero algo lo distrajo.
Y era imposible que no lo hiciera porque destacaba entre la multitud... por mucho que vistiera un aburrido traje negro.
- Wonsik...
❤👨🏻💻👨🏻🎨❤
Bueno... gente esto se acaba... no aquí pero sí en el siguiente!😊 La buena noticia: hay epílogo y capi (o capis🤔) especial(es). Lo digo así porque tengo tantas ideas que me encantaría escribir más sobre ellos, pero no prometo nada por si acaso, que me conozco 🙄
En fin aquí lo dejo...¿Cómo veis el final?
Besitoss😘😘😘
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