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39. Pelota

- ¡¿Qué es eso de que te vas a casar, Jung Taekewoon?!

Tuvo que repetirle la pregunta varias veces porque no acababa de creérselo. En el poco rato que hablaron, se dio cuenta de que su amigo no solo estaba haciendo todo lo que decía su madre, sino que también iba a estar al lado de una mujer bastante controladora, por cómo la había descrito.

Se alegraba muchísimo de poder charlar al fin con él, aunque tenía miedo de no volver a hacerlo, puesto que sabía que su madre le había arrebatado su teléfono. Pero lo que Hakyeon quería escuchar de su amigo era que volvería a Seúl, y no que iba a ser protagonista de un matrimonio por negocios. Se habría alegrado incluso si le hubiera dicho que se iría al extranjero a casarse con el loco del pintor, por mucho que no hubiera estado muy de acuerdo, pero al menos tendría claro que Taekwoon sería feliz.

La conversación se cortó de repente, ya estaba avisado que podría pasar puesto que su amigo se había metido en el baño de su casa para conversar tranquilamente. Se sintió triste, lo echaba muchísimo de menos, los días en la oficina en los que hablaban a todas horas en los se daban peores y mejores consejos que a veces ni ellos mismos se aplicaban. Quería contarle lo feliz que era con Jaehwan, lo unidos que estaban desde la pasada discusión con su madre, a la que no veía desde entonces.

No podía decir que no estuviera dolido, la conocía lo suficiente como para saber que no le iba a sentar bien que estuviera enamorado de un hombre, pero no se imaginaba que tal rechazo por su parte le fuera a partir el corazón. A pesar de todo intentó hablar con ella, la llamó varias veces y fue incluso a su casa, pero nunca contestaba y, a causa de sus viajes, nadie le abrió la puerta. Decidió contar toda la situación a su hermana, y una parte de él se sintió aliviado, pues ésta no tardó en ponerse de su lado, y por ello la abrazó en cuanto cruzó el humbral de la entrada, contentísimo de verla.

- ¿Crees que hago bien? – Preguntó después de sentarse con ella en el sofá, junto a unas tazas de té. – He decepcionado a mamá. – Y agachó la cabeza.

- Hakyeon. – Sus dedos le hicieron levantar la mirada de nuevo. – Enamorarse no es nada malo. –La vio sonreír. – Ya sabes la mentalidad tan cerrada que tiene, lo que ella debe comprender es lo feliz que eres en este momento. Y si no lo hace, sabes que me tienes a mí, y a ellos.

Señaló a la pequeña Hani, la cual peinaba a su muñeca Ariel con un peine rosa sentada en el suelo, y a su lado Kyu que la miraba curioso. Supuso que su hermana tenía razón, ella, su marido junto a sus adorables sobrinos, también eran una parte importante en su vida, y si ellos aceptaban que su intención era pasar el resto de sus días con Jaewhan, no pedía más. Tal vez solo tenía que superarlo, aunque seguía doliendo.

- ¿Quién te lo iba a decir? Cha Hakyeon... aún recuerdo cuando me llamaste aquella vez ilusionado porque habías conquistado a Miss Corea dos mil quince. – Comentó Jiani, sacándole una pequeña sonrisa.

- ¿A sí? Eso no me lo habías contado... - Una tercera voz se unió a la conversación sobresaltando a los hermanos.

Jaehwan llegó al salón con los brazos cruzados, intentando hacerse el serio, pero Hakyeon lo conocía lo suficiente como para saber que no podía contener la risa. Lo quería demasiado, en momentos así le importaba lo más mínimo lo que pensaran a su alrededor, necesitaba estar con ese chico. El mismo que ahora abrazaba a su pequeña sobrina porque ésta había corrido hacía él mientras lo llamaba príncipe, y no iba muy desencaminada, con el peinado que llevaba a causa de alguna sesión de fotos, su novio parecía de la realeza.

- Límpiate la baba, hermanito. – Sintió un codazo en su costado, y destruyó a Jiani con la mirada mientras enrojecía.

Pero tenía razón, cada vez que lo miraba comenzaba a salivar y su corazón revoloteaba completamente loco. Jaehwan dejó a Hani en el suelo, y se acercó a donde estaba él, para darle un beso corto en los labios, un acto que se repetía cada vez que se llegaban o se marchaban de casa, aunque esta vez le dio más vergüenza por tener público.

- ¿Os quedáis a cenar? – Preguntó Ken. - ¡Hoy cocino yo!

Y desde que Jiani aceptó, Hakyeon se sintió completamente relajado, algo que le hacía mucha falta. Les esperaba una tarde familiar, su hermana llamó a su marido para que cuando saliera del trabajo viniera hasta su casa, los pequeños se entretuvieron con unos dibujos que comenzaron en la televisión y Jaehwan comenzó a calentar agua.

Horas más tarde, todos alrededor de la mesa igual que en navidad, pero sin sus padres y Jaerin, conversaban tranquilamente. Pasaron de hablar de los días que Ken pasó en China hasta lo complicado que veía la pequeña Hani el aprender a sumar y restar, rieron de sus ocurrencias y se sorprendieron de su manera de hablar a pesar de su edad. Pero lo que los hizo dudar a la hora de responder fue a la pregunta que hizo con total tranquilidad.

- Tío Hayon, ¿Ya no eres el novio de mi profesora?

- No... - Susurró.

- ¿Entonces eres el novio de Jewan?

Miró a su hermana antes de responder, no sabía si ella había hablado con sus hijos de la situación, o si les iba a comentar algo.

- Hani... - La niña miró a su madre. - ¿Recuerdas lo que hablamos la otra noche?

- ¿De porque el osito se había ido de viaje? – Jiani y los que estaban en la mesa comenzaron a reir, todos sabían la excusa que había puesto para tirar el muñeco que ya estaba destrozado y Hani se negaba a dejarlo.

- No, de la pelota.

- ¡Sí!

- Digamos que la pelota que tiene ahora el tío Hakyeon es de Jaehwan, ¿recuerdas que te dije que podía ser de cualquier persona? - La pequeña asintió.

- ¿Y siempre estará contento? ¡Qué bien!

La extraña conversación de madre e hija dejó a todos sorprendidos, Jiani le guiñó un ojo a su hermano y le susurró que "luego le contaría". Por suerte el momento no tardó en llegar, y mientras ambos fregaban los platos y Jaehwan jugaba con sus sobrinos, le comenzó a contar la manera tan bonita que se le había ocurrido para explicar a su hija que el amor no entiende de sexos.

- Le dije que el amor es una pelota que se puede compartir, que existe el familiar, y el de la amistad, y que cuando creces se crea un tipo de amor con el que solo puedes compartir con una persona, y cuando lo quieres hacer de verdad no miras si es rubio, moreno, o si es chico o chica. Y si los dos estáis de acuerdo podéis ser felices, y nadie tiene porque decidir si está bien que compartas esa pelota con ella.

Los hermanos se sonrieron, Hakyeon agradeció con todo su corazón el apoyo que recibió de ella. Se volvieron a abrazar antes de marcharse porque tanto Kyu como Hani, se habían quedado dormidos en el sofá con Jaehwan mientras jugaban al veo veo, una escena que no tardó en capturar en fotografía.

Cerró la puerta con un peso menos en su cuerpo, estaba algo más tranquilo, sentía que podía disfrutar de aquel que roncaba entre los cojines, sin problemas. Tenía la cabeza echada a un lado y los dedos entrelazados en su estómago que bajaba y subía lentamente. Decidió hacer otra fotografía porque le gustaba demasiado, luego se sentó a su lado y se apoyó en el hombro de su novio.

- ¿Ya se han marchado? – Hakyeon asintió sin moverse de la posición que estaba. – Siento no haberme despedido de ellos.

- No te preocupes. – Le dio un beso en la mejilla.

- Hoy me he despertado temprano y...

- He dicho que está bien. – Lo miró a los ojos, completamente enamorado.

Se sonrieron como todos los días, luego les siguió el roce de labios que tanto deseaban hacerse desde que apareció por la puerta, y no continuaron por respeto a sus invitados. Pero ahora sí, Hakyeon se sentó en su regazo, enganchando los brazos en el cuello de Jaehwan, y siguió con el beso.

- Me alegra que estés más animado. – Susurró en uno de esos parones para coger aire.

- Lo estoy.

Las bocas se volvieron a unir, claro que lo estaba, su hermana era una pieza fundamental en su vida, era alguien que se preocupaba por él en serio, y no le importaba si encontraba una novia con la que viajar a Francia de luna de miel. Tener su apoyo lo ayudaba a disfrutar de su Ken mucho más, igual que en ese momento, mientras sentía volar por estar siendo cogido en brazos a la vez que caminaban a la habitación.

....

A Hakyeon le gustaban los fines de semana en los que Jaehwan no trabajaba, sobretodo porque podía abrazarse a su pecho desnudo cuando despertaba, y volverse a dormir sin preocupaciones. Notó una mano colocarse en su cadera, al parecer su novio estaba en su misma situación, así que sonrió en modo silencioso y comenzó a dar besos por su torso mientras subía hasta su clavícula ya habían estado haciendo el amor durante la noche, pero nunca se cansaba.

Mordió la nuez de Jaehwan, sabía que era su punto débil para terminar de despertarlo, y por suerte no falló. Las caricias entre ambos comenzaron a hacerse presentes, cada vez más intensas, no se dijeron nada porque no hacía falta, pues los gemidos eran más que suficientes. A Hakyeon le pareció escuchar su teléfono sonar desde el comedor, pero no le hizo caso, estaba demasiado entretenido con el lóbulo de una oreja.

El aparato volvió a sonar por segunda vez, pero le era imposible dejar los brazos contrarios, además una vez su novio entraba en él no había vuelta atrás, únicamente existían sonidos obscenos, besos incontrolables y respiraciones entrecortadas. Ambos llegaron al punto más alto de sus caricias con plenitud, diciéndose lo mucho que se querían, amándose como nunca.

De nuevo la melodía los interrumpió, Hakyeon bufó y únicamente fue a contestar porque Jaehwan le dijo que podía ser importante. Se colocó la primera camiseta que encontró tirada por el suelo, y descolgó la llamada sin ni siquiera mirar de quien se trataba.

- ¡Hakyeon! ¿Sabes algo de Ravi? – La pregunta y la voz de su amigo lo sobresaltaron, por un momento no sabía de quien se trataba y quien era por quien preguntaba. Luego juntó las piezas.

Le sorprendió que Taekwoon se volviera a poner en contacto con él con lo restringidas que tenía las llamadas, aun así se alegró de volverlo a escuchar. El problema venía que no sabía que responder a su pregunta, cuando hablaron ayer no le comentó nada de que el pelirrojo había aparecido en la revista buscándolo. Por un momento se sintió culpable, pero era lo que debía hacer.

- Pues ¿Qué sigue en la cárcel, no? – Fue lo único capaz de responder.

- No lo sé, yo... - Lo oyó suspirar. - Creo que lo he visto, pero no estoy seguro, tal vez es que lo echo demasiado de menos.

- Woonie... En realidad-

- ¡Te dejo, viene mi madre! Lo siento, creo que me estoy volviendo loco.

- ¡Taekwoon!

Y un pitido seguido le informó de que realmente había colgado. Comenzó a sentirse mal, debería haberle dicho que sí, tal vez de ese modo su amigo haría algo para salir de su infierno. Volvió a llamarlo, pero el teléfono estaba apagado, se dio un golpe en la frente, frustrado. Ahora solo tenía que esperar que si al pintor se le había ocurrido algo, funcionara.

❤👨🏻‍💻👨🏻‍💼❤

Cortito, y un poco de transición, no os enfadéis mucho conmigo, que ya queda poco...para lo que esperáis🙏Os quiero💕💕

Besitos!😘😘

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