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27. Sueño

En el primer día de la vuelta al trabajo después de las fiestas navideñas, siempre había el doble de trabajo. A primera hora reinaban los cafés, desde el más sencillo hasta el azucarado con canela. Unos los combinaban con magdalenas y otros con bocadillos, como lo hacía Hakyeon, al cual extrañó ver desayunar solo sin Taekwoon, pero luego recordó a Wonsik y lo comprendió todo.

Hyuk había hablado con su amigo en cuanto despertó, y sonreía al imaginarlo en la farmacia comprando todos los remedios posibles para un simple resfriado, porque, según sus palabras, Nada era suficiente si se trataba de su gatito. No le pareció raro que Wonsik no enfermara si estuvo en la misma situación que en la de ahora su novio, él era un chico fuerte y pocas veces, por no decir nunca, lo había visto con algún síntoma de gripe.

El martes de aquella misma semana fue mucho más tranquilo, todo había vuelto a la normalidad, charló con sus clientes de las vacaciones, recibió el pedido para el resto de días y aprovechó un rato libre para llamar a Sungjae. Después del beso, su relación seguía exactamente igual, no pasaron a más pues tampoco hacía tanto que se conocían, pero Hyuk podía decir que estaban muy a gusto el uno con el otro.

Desde aquella tardw en el cine, los dos habían quedado de nuevo, se felicitaron el año pasadas las doce y se habían vuelto a besar un par de veces, como broma ambos se consideraban los llamados "amigos con derecho". Sungjae lo estaba ayudando como nunca nadie, cada vez pensaba menos en Hongbin, aunque cuando lo hacía, seguía latiéndole el corazón como el primer día y se odiaba por ello.

Había decidido poner punto y final de una vez por todas, pero no se le quitaba de la cabeza que el hombre con el que Hongbin se iba a casar, tenía una aventura con su ayudante. Tal vez debería alegrarse y sentir que era la oportunidad perfecta para evitar ese futuro matrimonio, pero Hyuk sentía que no era nadie para meterse donde no le llamaban.

Y por mucho que realmente quisiera decirlo, sabía que nadie le iba a creer, no tenía prueba alguna que confirmara lo que escuchó en la tienda de los mismos labios del amante. Además, ¿Qué ganaría con eso? Porque debía aceptar que Hongbin no lo quería, aunque le dijera la verdad y realmente se cancelara la boda, no cambiaría absolutamente nada.

Suspiró mientras sacudía la cabeza, tenía que dejar de pensar en el tema y centrarse en lo importante, el cumpleaños de Sungjae estaba al caer y no sabía que regalarle. Aún faltaban cuatro días, tenía tiempo de sobra pero ninguna idea. Pensó en aquellas bambas de marca, pero se le iban de presupuesto, una camiseta era algo sencillo y algún tipo de joya ya lo sentía demasiado personal. Recordó sus gustos tan parecidos a los suyos y de repente se le encendió la bombilla, luego se aseguró que sus ayudantes podrían con los clientes que había en ese momento y fue a por el ordenador portátil.

Sonrió al imaginar su cara cuando apareciera con el videojuego que tanto estaba esperando, salía justo el día de su cumpleaños, y sabía que Sungjae llevaba meses ahorrando para comprárselo, pero Hyuk se iba a adelantar. Puso el nombre en el buscador, y le apareció un listado de tiendas donde poder reservarlo y llevárselo el mismo día de su salida, luego anotó las direcciones y el teléfono para poder llamar y acercarse esa misma tarde.

Pero su alegría se fue esfumando cada vez que marcaba un número distinto, pues en todos los lados le decian que se había agotado y el siguiente pedido no lo recibirían hasta la semana siguiente. Su siguiente opción fue buscarlo de manera online, pero tuvo la misma suerte, sabía que era un videojuego muy solicitado, pero nunca pensó que hasta tal punto.

Suspiró frustrado, ya se veía comprando una camiseta con alguna frase graciosa y regalándosela por cumplir, no le gustaba para nada la idea. Se apoyó contra el respaldo de la silla con las manos en la cabeza, como si de esa manera se le ocurriera otra opción, pero le fue imposible, luego una voz a su espalda lo sobresaltó.

- ¿Así que El ataque de los zombis 3? No sabía que te gustaran ese tipo de juegos. – Tragó fuerte, no hacía falta verle la cara para reconocer su voz. – A mí también me gustan, aunque no tenga tiempo para jugarlos.

Intentó mantener la compostura, imaginó que su corazón latía por el sobresalto y no por el dulce sonido, se acomodó bien en la silla y se giró para responderle con normalidad, como si nada hubiera pasado, como si no le doliera mirarlo.

- ¿En serio? No tienes pinta de ser alguien a quien le gusten los videojuegos. – Hongbin de sentó a su lado, con una sonrisa, evitó mirarle los hoyuelos, esos malditos hoyuelos.

- Aquí entre nosotros... - Se le acercó demasiado. - Soy un auténtico friki. Puedo estar horas delante de la pantalla. Más de una vez he venido a trabajar con ojeras por pasarme la noche jugando. – Hyuk se rio y se lo imaginó. – Pero a Yesung no le gustan, así que últimamente no lo hago, pero aprovecho los días que está fuera para engancharme.

Lo tenía difícil, extremadamente difícil el no controlar sus sentimientos en ese momento, mezclados con rabia por escuchar su nombre y ver la felicidad con la que Hongbin lo mencionaba, cuando detrás de aquella frase había una mentira oculta que solo él sabía. En ese momento quiso explotar, pero se controló y solo le siguió la corriente.

- El ataque de los zombis 3 lo reservé hace meses porque escuché que se agotaría en seguida, ¿Aún sigue disponible?

- No. – Suspiró. – Llevo un rato intentando encontrarlo en alguna tienda, pero están agotados, he llegado tarde.

- Creo que puedo ayudarte. – Se quedó pensando unos instantes y después de regalarle otra sonrisa, sacó su teléfono y se marchó.

Hyuk apoyó los codos sobre la mesa y se tapó la cara, como Hongbin siguiera siendo de esa manera sería imposible sacarlo de su cabeza. Lo vio acercarse a los pocos minutos y recobró la compostura, como si no estuviera derretido con su cercanía.

- ¡Lo tengo! – Dijo mostrándole el móvil. – Tengo un amigo, dueño de una tienda de videojuegos, si te pasas esta misma tarde a reservarlo, lo tendrás el mismo día de su venta. – Abrió mucho los ojos sorprendido.

- ¿En serio? – Lo vio asentir. - ¡Eso es genial! – Tenía el asunto del regalo resuelto. - ¡Gracias!

- No hay de qué. Iré contigo para que no haya líos. Te espero a las seis en la entrada ¿Vale? – Hyuk asintió y lo vio levantarse. – Me tengo que marchar. ¡Nos vemos luego!

Lo despidió con la mano y luego se dio cuenta de la situación, había aceptado ir con Hongbin a reservar un videojuego, que iba a regalar al chico del que se estaba intentando enamorar para poder olvidarlo.

Definitivamente, aquello no era lo ideal para conseguirlo.

...

Caminó de un lado al otro como si estuviera encerrado en una jaula, Hyuk se rascaba la cabeza, despeinándose a la vez que suspiraba. En todo el día no sabía las veces que había cambiado de opinión, tal vez fueron unas cien las ocasiones en las que caminó hasta el ascensor para subir al estudio y anular la cita, aunque mi siquiera pudiera considerarse como tal. Únicamente Hongbin lo estaba ayudando, como un amigo.

Y ese pensamiento era lo que lo hacía retroceder y seguir con su plan de esa tarde, conseguir el regalo para Sungjae, porque ese era el motivo principal por el que lo estaba esperando, entonces ¿Por qué estaba nervioso? De hecho debía estar feliz, lo había sorprendido la normalidad con la que hablaron, como dos adultos que consideraban un beso extremadamente fogoso en un coche, como algo pasajero.

Pero temía por lo que pudieran hablar, seguro Hongbin diría algo sobre su boda o comentaría cualquier cosa de Yesung, el hombre con el que se iba a casar, el cual lo más probable era quen en esos momentos, estuviera en esa suite del hotel con su ayudante. Negó con la cabeza, no podía hacerlo, Hyuk estaba seguro que no lograría guardárselo, o al menos soportar ver su sonrisa con una puñalada trapera como aquella.

Volvió a entrar al edificio con un cambio de idea, ya le compraría aquella camiseta de Bart Simpson, recordó que Sungjae era muy fanático de la serie, así que sería el regalo perfecto, agradecería a Hongbin su ayuda y anularía el encuentro. Pero frenó en cuanto lo tuvo delante, vestido con su típico atuendo de chaqueta y camisa, extremadamente guapo.

- ¿Nos vamos? – Preguntó con una sonrisa pintada en la cara, aumentando su perfección y haciendo que Hyuk asintiera como una marioneta. – Iremos en mi coche, llegaremos antes que en transporte público.

Se quiso negar, no quería entrar en ese coche, le traía demasiados recuerdos agradables y dolorosos a la vez, pero su cuerpo caminó por si solo a su lado hasta llegar al vehículo, y se montó en el asiento del copiloto en cuanto escuchó el cerrojo. El coche arrancó y esperó a que el silencio incómodo apareciera, pero Hongbin no lo dejó.

- Entonces. ¿Has jugado a las primeras partes? Yo creo que el segundo fue mejor que el primero, así que espero que este supere a ambos. – Hyuk dudó antes de responder, no le había dicho que el videojuego no era para él.

- En realidad solo he jugado al primero.

- ¿Y ya quieres la tercera parte?

- Bueno... el juego no es para mí, es para...- Carraspeó. – Un amigo.

- Ah. – Fue su única respuesta, y volvió los ojos a la carretera. – Debe de ser un amigo muy especial. – Susurró en un tono más bajo, aunque Hyuk lo escuchó perfectamente.

- La verdad es que sí. – Dijo con claridad. – Aunque aún nos estamos conociendo, nos llevamos bastante bien y no sabía que regalarle por su cumpleaños. En serio, me has salvado de comprarle algo más sencillo, gracias Hongbin. – Este solo asintió.

Creyó que lo había dicho todo muy rápido, pero no tenía por qué esconderlo, él hablaba de Sungjae como Hongbin hablaba de su prometido, con naturalidad, como dos amigos que eran, lo tenía que aceptar. No continuaron conversando, pues ya estaban llegando al centro comercial donde se encontraba la tienda.

Caminaron en silencio hasta allí con la incomodidad en el cuerpo que Hyuk no quería tener, observó los maniquís para distraerse y eso lo ayudó hasta entrar por una puerta decorada con los fantasmas de Pac-Man y un Súper Mario Bros gigante. Un muchacho de pelo verde salió de detrás del mostrador, y saludó a Hongbin con alegría.

- ¡Dichosos los ojos! Desde que estás comprometido no hay quien te vea. – Le pasó un brazo por la espalda.

- He estado ocupado. – Respondió el castaño con una sonrisa. – Él es Hyuk, el chico del que te he hablado.

- Encantado, soy Minchan

Después de las presentaciones pasaron a los procedimientos para reservar el juego, al parecer el chico tenía varios contactos con la central, y no le causó ningún problema añadir un artículo más a su lista de pedidos. Hyuk sonrió al ver la facilidad con la que lo había conseguido, y se imaginó la cara de Sungjae cuando recibiera su regalo, seguro le encantaría. Tal vez ese gesto los llevaba a algo más, y terminarían saliendo de manera oficial.

A Hyuk le gustó la idea, el ticket que Minchan le entregó conforme la reserva estaba hecha, era el pase perfecto para seguir con su plan de olvidar al chico que ahora se encontraba a su lado, algo serio para estar con un amigo al que no veía desde hacía tiempo. En cuanto estuvo todo listo, se despidieron y volvieron al coche, Hongbin se ofreció a llevar a Hyuk a su casa, pero éste se negó.

- Déjame en la cafetería, me he olvidado las llaves de casa dentro. – Aunque podía ser una excusa para no rememorar aquella noche, no era ninguna mentira, con los nervios se las había dejado en el mostrador. - Luego me iré en bus.

- Está bien. – Dijo sin insistir.

Pararon delante de la revista, se despidieron de manera cordial y con Hyuk volviéndole a agradecer el detalle. Abrió la cafetería a oscuras, como la tenía tan conocida no hizo falta encender las luces, así que fue directo a por las llaves, por suerte las encontró a la primera, pero en cuanto las cogió sintió unos pasos a su espalda, y comenzó a temblar. Lo primero que le vino a la mente fue que se trataba de algún ladrón que lo había seguido, así que agarró fuerte las llaves, dispuesto a defenderse con ellas si hiciera falta.

Pero no lo hizo, pues reconocería aquella voz entre un millón.

- Hyuk.

- ¿Hongbin? – Distinguió su silueta en la oscuridad. - ¿Qué haces aquí? Creí que te habías marchado ya.

- Lo tuyo con ese amigo... ¿Va en serio? – Dijo haciendo caso omiso a su pregunta.

- Hongbin, ¿A qué viene est...?

- Responde, por favor. – Lo interrumpió.

- No lo sé, ya te he dicho que nos estamos conociendo.

- Entonces no sois nada. – Quiso confirmar sin preguntar.

- Somos amigos. - Hyuk estaba confuso.

- Bien.

Y sin previo aviso, después de una breve pausa, sintió una presión en los labios, muy distinta de las que últimamente recibía de Sungjae. Un beso tan conocido y recordado con nostalgia, que no tuvo más remedio que corresponder, porque si se trataba de un nuevo sueño no lo iba a desaprovechar y si era real, ya hablarían de ello.

❤☕📸❤

Lo sé, soy mala por dejarlo así, ya me lo conozco😂 Pero así está más interesante, no?😁

Ahora viene cuando me matais... se que esperar capítulos es lo peor, pero peor es para mi publicar algo con lo que no estoy satisfecha, y últimamente es lo que me pasa... Con esto no digo que vaya a dejar la historia, solo os comento que la actualizaré una vez por semana, para así tener más tiempo y poder dejaros buenos capítulos. Prometo que en cuanto lo lleve mejor, actualizaré más seguido!😊 Espero que lo entendais, por que todos los comentarios y estrellitas que me regalais, son los que me dan fuerzas para seguir!😉

Besitos!😘😘😘

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