23. Proporción
La manita de Minyul cogía con poca destreza la cera color cian, y pintaba sin preocuparse si se salía de la raya o no. Estaba tirado en el suelo boca abajo, con los pies descalzos en el aire y muy concentrado, a su lado Wonsik lo miraba con el ceño fruncido, desesperándose a cada rato. La conversación que habían mantenido el niño de tres años y el hombre de veinticinco, era surrealista, ya que el más pequeño no entendía por qué debía pintar el agua de color rosa, cuando de siempre era azul, y que la única respuesta que recivía era que el dibujo sería muy aburrido.
La extraña pero adorable escena era observada por Taekwoon desde uno de los sillones a su lado, y por algún motivo se sentía muy feliz. Llevaban dos días en casa de su hermana, dedicando sus mañanas a ayudarla en los quehaceres de la casa y compartiendo momentos que realmente echaba de menos con ella, como el poder hablar sin tener que esconderse de sus padres.
Por eso la primera mañana que ambos madrugaron, Sora aprovechó que todos dormían para preguntar a su hermano por el significado de las miradas que se dedicaba constantemente con Wonsik, y Taekwoon solo se delató enrojeciendo como siempre, era imposible ocultarle nada, tenía un sexto sentido para ello.
- Así que ¿Compañeros de trabajo? – Asintió. - ¿Y que hace exactamente en tu empresa? – Por suerte tenía la respuesta preparada para coincidir con Wonsik.
- Se dedica a la maquetación, a diseñar y colocar las páginas de la revista.
- Ya... - La vio sonreír. - ¿Y qué me dices de esto? ¿También te lo ha diseñado a ti? – Y le señaló el cuello.
Se había olvidado por completo de la marca, su camiseta ancha para dormir reveló sin errores lo que quería disimular durante el tiempo que estuviera allí. Notó su cara arder y se tapó como pudo las señales moradas causadas por la boca de su pelirrojo, le encantaban, pero era vergonzoso mostrarlas delante de su hermana.
- Taekwoon, a mí no puedes mentirme, he visto como os miráis. ¿Te gusta, verdad?
- Sí. – Lo dijo tajante, no lo iba a negar.
- ¿Mucho?
- Lo suficiente como para estar asustado.
Se apoyó en una de las mesas, derrotado y con ganas de llorar, lo estaba admitiendo en voz alta. En su tiempo, se juró a si mismo que no le pasaría con él, ya que Wonsik no era el chico perfecto que alguna vez imaginó, sino todo lo contrario, con personalidades opuestas y pensamientos muy distintos. Pero tal vez fue aquello lo que lo hizo experimentar esa explosión en el pecho cada vez que lo miraba, o las famosas mariposas estomacales al oír sus carcajadas.
- ¿Y él se siente igual? – Su hermana repitió las palabras que su cabeza realizaba todas las veces que Taekwoon se derretía ante él.
- No lo sé.
Tenía claro que los dos se gustaban, de hecho, Wonsik se lo había confesado aquella vez sobre el sofá rojo, pero conforme pasaron los días, Taekwoon notó como el interés por su parte incrementaba poco a poco, transformándolo en aquello que la gente llamaba amor.
Se había enamorado por completo de él.
Por eso se colocó la mano en el pecho cuando lo volvió a observarlo, sentado al lado de su precioso sobrino, comprobando lo que sucedía con sus latidos y de nuevo preguntándose, si Wonsik también podría llegar a sentir lo mismo.
Había actos o gestos que compartía con él que lo hacían tener algo de esperanza, como la delicadeza con la que sostuvo su mano de camino en el tren sin motivo o incluso en la comida, cuando se enteró que el Japchae* que preparaba su hermana era su favorito, y le colocó los últimos trozos en su plato.
Pero que lo admitiera a su hermana e incluso a sí mismo, no quería decir que fuera a dar el paso de decírselo. Se sentía a gusto disfrutando de momentos con él, y quería seguir descubriendo la parte más ardiente de la vida, dejándose deleitar por su escultural cuerpo y tocando el mismísimo cielo con sus encuentros en la cama (y fuera de ella).
Así que decidió déjalo pasar, se sentó al lado de aquellos dos niños con diferencia de edad pero con la misma mentalidad, y sonrió al escuchar una nueva conversación sobre colores.
- ¡El sol no es vede, es amadillo! – Gritó Minyul claramente enfadado al ver a Wonsik pintando en su dibujo.
- Pero así es más divertido.
- ¡A mamá no le guta así! – Taekwoon vio como aparecían pequeñas lágrimas en sus ojitos. – Tio Degon, este señor es tonto. – Y lo señaló, éste abrió la boca indignado para decir algo, pero lo interrumpió.
- Wonsik, deja que dibuje como él quiera. – Dijo como si de una madre se tratara.
- ¿Te pones de su parte? – Se aguantó la risa, al ver su reacción.
- Minyulie es mi niño, siempre estaré de su lado. – Y lo acercó a él para colocarlo sobre sus rodillas y abrazarlo con ternura mientras le daba un beso en la mejilla.
El pelirrojo se puso de pie, con las mejillas incendiadas de enfado y los puños cerrados.
- Ya me suplicaras en la cama cuando te –
- ¡Vamos a hacer otro dibujo! – Lo interrumpió antes de que siguiera hablando, por el bien de su sobrino. - El que hagas ahora me lo llevaré a Seul para colgarlo en mi habitación. ¿De acuerdo? – El pequeño asintió feliz, y se bajó de sus piernas para coger un nuevo papel en blanco.
Taekwoon se levantó del suelo para colocarse a la altura de Wonsik, luego lo miró serio.
- Deberías controlar tu boca, solo es un niño.
- Un niño que me está robando toda tu atención. – No esperaba esa respuesta, pero le hizo especial ilusión. Su cabeza saltaba de alegría, e intentó mantener el rostro sin ninguna emoción. – Llevo un par de días algo... desesperado.
- ¿Primero Hakyeon y ahora Minyul? No te hacía tan celoso, Kim Wonsik. – Tal vez no se trataba de eso, pero sus reacciones eran de lo más divertidas.
En un movimiento rápido sus caderas fueron tomadas hacia adelante con brusquedad, quedando ambos rostros a milímetros el uno del otro, miró de reojo al pequeño, por suerte estaba demasiado entretenido con su dibujo como para ver como su tío caía rendido ante unos ojos marrones.
- No estoy celoso, solo que no me gusta que les hagas más caso a otras personas que a mí. Solo debo gustarte yo. – Asintió como un acto reflejo, acataría todas sus órdenes si se lo pidiera.
- Pero Minyulie es mi sobrino, yo debo –
- Debes dividir. – Lo miró sin entender. – Dedica el treinta por ciento de tu tiempo a familiares o amigos y el diez a tu trabajo.
- ¿Y el sesenta por ciento restante? – No sabía por qué lo preguntaba sí sabía perfectamente la respuesta.
La sonrisa que le dedicó en ese momento debería estar prohibida, por ella la proporción que le tocaba a Wonsik se quedaba corta.
...
Aún sin haber nadie en toda la casa, a Taekwoon le daba vergüenza el sonido de sus gemidos, pero no los podía controlar. Se volvió a subir las gafas rojas al puente de su nariz con la mano que tenía libre, pues la otra estaba demasiado ocupada sujetándose al hombro de Wonsik para no caer sobre él.
Sentía las estocadas mucho más profundas al tener ambas rodillas a cada lado de las caderas contrarias, y haciendo él mismo el movimiento que lo llenaba del todo, tocando ese punto que hacía apenas una semana había descubierto. Volvió a gritar, arañó sin querer el pecho de Wonsik, y su cuerpo elevó la velocidad cuando comenzó a sentir el cosquilleo que lo avisaba del final de la partida.
El último choque de sus pieles con la ayuda de su pelirrojo, los hizo dejarse ir casi a la misma vez, haciendo que Taekwoon cayera rendido sobre su hombro. Las gafas estaban empañadas y le molestaban, pero le daba igual, no iba a ser la última ver que las podría para otro propósito que no fuera el de leer de cerca, así que se acostumbraría a ello. Movió un poco su cabeza para acomodarse sobre su pecho, le gustó escuchar sus latidos, igual de acelerados que los suyos, y cerró los ojos para concentrarse en ellos.
Una brisa de aire invernal los avisó que la ventana estaba abierta, pero los dos la agradecieron, pues compensaría el calor que aun sentían, por mucho que estuvieran completamente desnudos. La piel se le erizó al notar las manos de Wonsik acariciar su espalda con suavidad y salir poco a poco de él, aun dolía pero estaba dispuesto a soportarlo por él.
- ¿Tienes frio? – Negó con la cabeza. - ¿Estas bien? – Ahora asintió.
Claro que lo estaba, Taekwoon en ese instante se encontraba en el mismísimo cielo, rodeado por esos fuertes brazos y compasando su respiración con la de él. Amaba mucho a los habitantes de la gran mansión, pero en estos momentos deseaba que las compras para la cena de fin de año se alargaran por lo menos un par de horas más.
Tal vez para repetir o tal vez para disfrutar de la nueva sensación en su pecho enamorado, le encantaba, era feliz, y aunque no sabía si era correspondido estaba dispuesto a dejar que todo fluyera solo. A lo mejor, en algún futuro, Wonsik podría llegar a sentirse igual y si no, estaba dispuesto a seguir a su lado, aunque fuera solo de manera carnal.
- Tu hermana nos recalcó que volvería a las doce. – Miró el reloj, quedaba media hora. – De verdad adoro que estés así sobre mí, pero como no te levantes volveré a caer bajo los efectos de las gafas rojas, y sabes que no va a haber marcha atrás.
Taekwoon sonrió, treinta minutos eran más que suficientes, ya correrían luego si tenían que estar presentables para cuando regresaran todos. Su nuevo alter ego lujurioso lo hizo acomodarse como hacía unos minutos atrás, y comenzó a balancear sus caderas sobre el miembro de Wonsik que no tardó en comenzar a endurecerse bajo el suyo.
- ¿Mi gatito está travieso esta mañana? – Como respuesta bajó a sus labios para devorarlos tal y como había aprendido de su maestro. – Me encanta.
Pudo haberse arrepentido de aquella segunda vez al caminar para ayudar a su familia con las bolsas, pero no lo hizo, o al menos hasta que enrojeció por un comentario de su hermana al notar su extraña manera de andar.
- ¿Ya te has confesado? Mira que os he dejado la mañana para los dos, y no era precisamente para lo que me imagino que habeis hecho ... – Comentó en un momento que se quedaron a solas.
- Aún no, y no creo que lo haga, Sora. – La interrumpió con la cara aún ardiendo.
- ¿Ha ocurrido algo?
- No estoy seguro si es correspondido... y si no lo es, no quiero estropear lo que tenemos, me gusta así.
- Pues yo creo que Wonsik está coladito por ti también.
Ojalá fuera cierto, por unos segundos Taekwoon se imaginó convivir con él de manera romántica, igual que en aquel drama adolescente, donde ambos paseaban por el parque tímidamente agarrados de las manos.
Sonrió tontamente, adoraba esa idea, tal vez podía llegar a planteárselo y hacer que su imagen mental se tornara real.
*Japchae : Consiste de varias verduras picadas en juliana y salteadas que se mezclan con aceite de sésamo y fideos de papa camote. Muchas veces lleva también tiras de carne de vacuno y huevo.
❤👨🏻💻👨🎨❤
¿Quién se confesará primero de los dos?🤔
Conseguí actualizar!🙌 ¿No es todo muy tierno?💕
Besitos😘
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