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17. Feliz Navidad

Como buen amante del arte, Wonsik había visitado varios museos en el mundo, pero ninguno le impresionó como el Louvre. Tanto el diseño del edificio como la cantidad de obras, reliquias y demás le parecieron realmente espectaculares, sintió que podía quedarse observando cada detalle del lugar por siempre, con un cosquilleo de felicidad indescriptible.

Nunca pensó que esa sensación volvería a aparecer, y menos en su propia casa, con el cuerpo blanquecino de Taekwoon que se encontraba entre sus piernas. Se lo comió con la mirada de arriba abajo, comenzando con el pelo revuelto, pasando por su deliciosa clavícula, el abdomen marcado por él y terminando en su consistente bulto bajo sus pantalones.

No recordaba cómo habían acabado así, pues hacía solo unos instantes ambos se encontraban admirando su propia creación con pinturas y de repente estaban allí, tirados en el colchón, desnudos por la parte de arriba y con las respiraciones entrecortadas. Tampoco entendía como no se habían caído por la escalera, si sus labios no se despegaron en ningún momento de camino a su dormitorio particular.

Wonsik notó las manos temblorosas de Taekwoon mientras hacía aquello que lo volvía loco, trazar con el dedo índice los tatuajes de su cuerpo, nunca se había alegrado tanto de tenerlos. Soltó un sonido ronco cuando llegó a su zona más sensible sin esperarlo, para no tener experiencia conocía muy bien la teoría, y como siguiera así, su pensamiento de ser cuidadoso se iba a ir al traste.

Hizo de nuevo su recorrido favorito, lamiendo con sensualidad el pendiente de su oreja para seguidamente crear un camino de besos hasta aquellos preciosos botones rosas, los cuales se endurecían a la par que notaba los suspiros de placer por parte de su gatito. No pudo evitar sonreír cuando sintió sus dedos enredarse en su pelo, invitándolo a no parar, y por consiguiente, a seguir bajando hasta el borde de sus pantalones.

Los bajó sin cuidado, con la ayuda de Taekwoon levantando sus caderas, y llevándose con ellos los bóxer, dejando al pelinegro completamente a su merced. Se relamió al ver tal espectáculo de sensualidad mezclado su timidez, al taparse la cara con sus manos. Juró que si no le tuviera tantas ganas en ese momento, lo dejaría así para pintarlo y colgar el cuadro en cualquier rincón de su casa.

Antes de comenzar con el primer plato, buscó en su armario el bote azul que utilizaba en sus mejores sesiones, uno que contenía el líquido frío que lo ayudaría a conseguir su objetivo. Se limpió las manos con él, poniendo mucha más cantidad en los dedos índice y corazón para así poder preparar al pelinegro más fácilmente.

Se arrodilló entre sus piernas para después doblárselas y tener más acceso. Empezó lamiendo el interior de sus blanquecinos y apetecibles muslos, y terminó besando la punta de su endurecido miembro. Su lengua recorrió toda su longitud, saboreando todo a su paso y disfrutando de los sonidos que salían de la boca de Taekwoon.

- Tal vez esté un poco frío. – Dijo antes de introducir el primer dedo.

- Nno... te preocupes. – Logró escuchar, a pesar de que lo pronunció muy bajito y entrecortado.

- ¿Estás bien?

Levantó su cabeza para verlo asentir, ahora tenía uno de sus brazos sobre la cabeza y con el otro apoyado en su estómago, por suerte parecía algo más relajado, así que logró meter el segundo dedo con mayor facilidad, pero aun con miedo.

- Por favor, sigue.

Y esas tres palabras solo hicieron que Wonsik sonriera de manera ladina, adentrando en su boca aquel trozo de carne jugoso y comenzando un vaivén sonoro con la mano que lo dilataba, a los pocos segundos, ya con tres dedos. Le gustó verlo retorcerse de placer, moverse a la misma par que él, incitándolo a seguir con el siguiente paso, no podía más.

Él aún seguía con los pantalones puestos, y dolía que le apretaran, estaba demasiado excitado por ver a su Taekwoon de aquella manera, así que no lo pensó dos veces. De un movimiento rápido se despojó de ellos, lanzándolos a saber dónde, y se colocó cara a cara con su gatito con ambos codos a cada lado de su cabeza. No pudo evitar robarle un beso rápido y la sonrisa que le dedicó acabó de derretirlo.

Sus miembros se rozaban, el frote de ellos los hizo respirar muy rápido, Wonsik lo miró a los ojos cuando puso el suyo en la entrada contraria, como si le estuviera pidiendo permiso y Taekwoon solo se dedicó a asentir, entendiendo a la primera su intención.

El sonido que salió de su garganta al introducirse finalmente en él lo preocupo de sobremanera, tuvo miedo de no haberlo preparado bien y no le gustó la pequeña lágrima que salió de uno de sus ojos, se la limpió con el pulgar y a pesar de las ganas que tenía, e intentó no moverse.

- Taekwoon... lo sien... - Pero una mano en su boca evitó que continuara.

- No pares.

- ¿Estás seguro?

Y un beso le dio la respuesta que necesitaba para continuar, uno que se profundizó a la vez que lo hizo él, comenzando a moverse de una manera lenta y placentera para ambos. Notó los diez dedos contrarios clavándose en su espalda, apretándole cada vez que daba una delicada estocada, era la sensación más maravillosa del mundo.

Igual que lo eran sus gemidos, que callaba con su boca de vez en cuando o el notar sus talones en los glúteos cuando intentaba abrirse a él, le encantaba haber descubierto lo flexible que podía llegar a ser, y tenía claro que lo utilizaría en futuras sesiones.

Conforme pasaban los minutos, el calor en sus cuerpos era cada vez mayor, sus pieles estaban perladas por el sudor, en ese momento eran uno solo, únicamente se podían distinguir por la diferencia de tonalidades del pelo o el rubor de sus mejillas.

Los movimientos de ambos se compenetraron a la perfección, aumentando la velocidad por momentos, Taekwoon soltó uno de los gritos más fuertes al sentir como tocaba aquella parte de su anatomía interior, ese punto dulce que lo hizo arquear la espalda, y siendo sujetado por Wonsik que lo acompañó en su intenso orgasmo al poco de haber llegado él.

En los siguientes segundos, únicamente se escuchó el sonido de los segunderos del reloj analógico que tenía en la cocina, una moto que en ese momento pasaba por su puerta y sus respiraciones aun aceleradas. Al apoyarse en su pecho también oyó el sonido de su corazón revuelto e incluso algo de saliva pasar por su garganta de manera sonora.

Salió con sumo cuidado de su interior para luego recostarse con la cabeza apoyada en su pelo negro y tapar ambos cuerpos con la sábana, le gustó abrazarlo para detener sus temblores, no sabía si de frío o por el momento recién vivido. Luego sintió como la mano de Taekwoon lo rodeaba también tímidamente por la cintura.

Quiso preguntarle cómo se encontraba, pero le pareció una estupidez, sabía que le dolía, y lo haría más cuando reposara. Así que prefirió quedarse en silencio y disfrutar de ese instante, uno que no solía ser habitual con sus anteriores relaciones, pues ninguna de ellas olía de ese modo tan frutal ni le dedicaba esa preciosa sutil carcajada al recorrer uno de sus costados, haciéndole cosquillas.

- ¿Taekwoon?

- ¿Mmm? – Escuchó contra su pecho.

- Feliz navidad.

El sonido anterior volvió a salir más por su nariz que por sus cuerdas vocales, como si hubiera asentido, luego respiró profundo dándole señal de que se había quedado dormido. Lo siguió acariciando, eso le relajó así que no tardó en acompañarlo.

...

Sintió algo de frío y buscó la manta para taparse, al levantar la mirada el reloj solo marcaba las siete y media de la mañana, volvió a cerrar los ojos, era demasiado temprano. Buscó a su lado una de las almohadas para recolocarse, pero no la encontró, de hecho no palpó nada, ni siquiera el cuerpo de Taekwoon.

Despegó la cabeza con los ojos aun un poco entrecerrados, miró de un lado al otro sin rastro de él, o al menos hasta que pudo distinguir una figura blanca sentada en el borde de su colchón. A pesar del sueño que tenía, apoyó la sien sobre la palma de su mano y se quedó mirando la escena más sexy que pudo imaginar con el pelinegro.

Se había puesto su camisa, la blanca con los kanjis que compró en Japón en uno de sus viajes, y la tenía caída, dejando ver uno de sus hombros desnudos mientras miraba el móvil con atención. Pero lo mejor de esa sensual imagen era ese objeto que lo volvía loco, aquel con el que había fantaseado desde la primera vez que lo vio.

Las gafas rojas le caían un poco sobre la nariz, dándole un aspecto adorable mientras que tecleaba con rapidez lo que fuera en el teléfono. El sueño no lo venció esta vez, no pudo por que las ganas que tenía de abalanzarse sobre él le pudieron, y no se detuvo.

Gateó sin ropa sobre el colchón hasta colocarse a su espalda, colocó las piernas a cada lado de las suyas, y lo rodeó por la cintura a la vez que apoyaba la cabeza sobre su hombro desnudo, el mismo que tenía las marcas rojas que él había creado al saborearlo horas atrás.

Pudo ver como felicitaba la navidad a alguien que le había enviado la foto de una chica abrazando a un niño pequeño que llevaba un gorro de Santa Claus.

- Son mi hermana y mi sobrino Milyul. – Le señaló. – Están esperando que vaya a Busan para pasar el fin de año con ellos. Tengo muchas ganas de verlos.

- ¿Te vas a ir? – Taekwoon asintió. - ¿Y cuándo vas a volver?

- El primer día que comience a trabajar de nuevo, solo estaré una semana.

Una semana eran siete días, era demasiado tiempo y ahora que había conseguido el premio mayor con él no iba a esperarlo ciento sesenta y ocho horas, no cuando había descubierto lo bien que sienta hacerlo con alguien que te gusta mucho.

- ¿Cuándo te vas?

- Mañana a primera hora.

- Bien, iré contigo.

Taekwoon giró su cara rápidamente, dejándolos nariz con nariz, le hizo gracia su cara de sorprendido junto con lo grandes que se le veían los ojos a través de las gafas.

- ¿Cómo que...?

- Podemos ir en mi coche, te pasaré a recoger.

Lo vio levantarse de repente, pero Wonsik lo atrapó al momento, volviéndolo a sentar entre sus piernas, pero esta vez del revés uniendo sus pechos y a la vez sus labios en un beso que el mayor no negó, pero tampoco prolongó.

- Wonsik...no creo que sea buena idea, tu y yo no somos... - Calló antes de seguir, ruborizándose. – Quiero decir, te tendré que presentar a mi hermana y parecerá algo raro... - Agachó la cabeza de un modo adorable.

- Solo vas a ir con alguien que te gusta. Porque te gusto ¿no?

No sabía por qué se lo había preguntado, pero por algún motivo necesito hacerlo, ya que nunca lo había oído de su boca, por mucho que fuera obvio.

- Sí.

Esa afirmación solo hizo que apareciera el mismo cosquilleo que sintió cuando lo vio dormir antes, y se lo agradeció con un nuevo beso, uno que intensificó el mismo Taekwoon e hizo que se unieran aún más, y por consiguiente que ya no hiciera tanto frío. Pues el que el pelinegro tuviera la camisa puesta, no quería decir que estuviese vestido del todo, y la postura junto con los roces y caricias que se dedicaban mutuamente, los hizo pasar a un nuevo nivel.

Wonsik volvió a disfrutar de su gatito por segunda vez aquel día, con el añadido de las gafas rojas y aquella sensación extraña de su estómago, que comenzaba a gustarle cada vez más.

❤👨‍🎨👨🏻‍💻❤

Y al fin la parte más esperada de todo lector de fanfics😏
No suelo escribirlos... pero en este era obligatorio, así que espero que lo hayais disfrutado aunque sea un poquito😶

Besitos😘

PD:Publi:
Hoy pongo mi instagram por si os apetece seguirme👉Sunakyyo
Alli subo tonterias varias de VIXX cuando me aburro😂

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