15. Olvidado
La entrada de la revista nunca había estado tan llena, ni siquiera cuando vino aquel grupo famoso de seis chicos perfectos para una sesión de fotos. Hyuk entró a su cafetería para empezar su jornada laboral pasando entre el barullo de gente, mayormente público femenino, y esperó a que como mínimo su clientela habitual viniera a desayunar, pero no tuvo éxito.
Vio entrar a Taekwoon acompañado de Hakyeon, el primero le sonrió, y ambos sabían el motivo, pues aunque aún no hubieran hablado, tenían en común un amigo por un lado y un amante por el otro. El más moreno simplemente se sentó y pidió su café del día, por desgracia le fue inevitable no escuchar su conversación.
- No entiendo tanto alboroto. ¡Solo es un actor!
- Sabes que no es solo un actor. – Comentó Taekwoon. – Es Park Yesung, el más conocido de Corea. Añádele también que es el novio de Hongbin, y sabes que todo el mundo ama su relación.
No todo el mundo, pensó Hyuk.
- ¿Pero a que ha venido?
- Sesión de fotos y entrevista sobre su relación, la tengo programada para esta tarde. Hoy va a ser un día largo... - Lo vio apoyarse en la barra y hundir su cara en sus manos mientras suspiraba.
- ¿Una tarde movida con tu pintor? – Preguntó Hakyeon de manera pícara.
- Algo así. – Le respondió rojo como un tomate y sonriendo.
Hyuk dejó de escucharlos, pues esa parte de la historia ya la conocía, Wonsik no tardó en llamarlo en cuanto Taekwoon salió por su puerta. Desde que se había dado cuenta que podía llegar a gustarle, estaba más insoportable que de costumbre, aunque también le hacía gracia verlo comportarse así.
Alzó la mirada hasta la entrada colapsada de fans, al escuchar algunos gritos, por lo visto la pareja acababa de llegar a la redacción para dirigirse al estudio de fotografía. Pero, por desgracia, Hyuk tuvo que soportar el que llegaran, cogidos de la mano, a la cafetería, seguidos del mánayer del actor y un muchacho bastante joven que caminaba detrás. Por lo que vio era como un ayudante, ya que fue este quien se acercó a la barra a pedir, mientras el resto se sentaban en las mesas sin ni siquiera saludar.
Hubieron unas décimas de segundos en las que conectó su mirada con la de Hongbin, pero este la apartó rápidamente, un gesto que no era la primera vez que repetía, pues desde aquella noche, el castaño no había pisado la cafetería y si se encontraban, simplemente evitaba verlo a la cara.
- ¡Dongsun! – El chico joven se giró antes de poder decirle nada. - Recuerda que el agua de las Fiji tiene que estar a temperatura ambiente y dos cubitos de hielo en el vaso. – Gritó el que era el mánayer y sin ningún tipo de vergüenza.
- Sí, Señor. – Lo oyó suspirar y apoyarse en la barra.
- Imagino que no tendrás agua de las Fiji, ¿Verdad? – Hyuk negó con la cabeza, realmente sorprendido. – No pasa nada. – El muchacho sacó, sin que nadie pudiera verlo, una botella vacía con las letras "FIJI" en blanco. – Llénala con agua del grifo, te aseguro que no se darán ni cuenta.
Hizo lo que le mandó y luego puso el hielo tal y como había escuchado, seguidamente preparó las bebidas que le había pedido, incluido el café que normalmente pedía Hongbin. Dongsun le agradeció con la mirada y se dirigió a servir el pedido como si fuera el mismo camarero, sintió pena por el chico.
En los quince minutos que estuvieron sentados, Hyuk tuvo que aguantar ver el agarre de sus manos por debajo de la mesa o algún que otro beso fugaz, a petición de las fans que seguían acumuladas en la puerta. Hakyeon y Taekwoon ya se habían marchado, así que se mantuvo entretenido limpiando los pocos vasos que tenía y riéndose por dentro al escuchar, de la boca del actor, lo deliciosa que estaba el agua de las Fiji.
La cafetería y el resto del edificio volvieron a la normalidad en el momento en el que la sesión de fotos comenzó, los clientes habituales volvieron y Hyuk ya no tuvo tiempo de pensar en que el novio del chico del que estaba enamorado, estaba a tres plantas de él.
...
El día pasó sin novedades, o al menos hasta la hora de cerrar. Se dirigió a su casa para cambiarse de ropa y ducharse ya que su madre lo había llamado para ir a cenar a un restaurante, cosa que le pareció extraña y sospechosa, y la conocía lo suficiente como para saber que había gato encerrado.
Sonó el teléfono mientras buscaba una chaqueta que combinara con el azul de la camiseta que se había puesto.
- ¡HYUKKIE! – Cerró los ojos al escuchar el grito de su amigo a través del teléfono. - ¡Hola!
- Hola, Wonsik. ¿Ha pasado algo? – Sabía que no lo llamaba para charlar.
- Oye ¿Qué se regala por navidad? – Frunció el ceño al escuchar la pregunta tan rara.
- Tú nunca has regalado nada.
- Pues por eso te lo pregunto idiota. – Bufó, tenía demasiada paciencia con él.
- Pues... supongo que depende de los gustos de la otra persona.
- ¡Pero yo no sé sus gustos! – Hizo una pequeña pausa. –Bueno, sí. Le encanta que le lama el lóbulo de la oreja, le entran escalofríos. – Hyuk enrojeció.
- Wonsik, no me refería a ese tipo de gustos.
Calculó unos veinticinco minutos con el teléfono pegado a la oreja, más o menos el trayecto desde su casa hasta el restaurante. La conversación se basó en escuchar a su amigo decir que todo lo que le aconsejaba era aburrido, típico o ridículo, él no conocía los gustos de Taekwoon, así que tampoco podía ayudarle mucho. Quedó en duda cuando la idea de regalarle "algo que lo sorprendiera" le gustó y colgó al instante, por un lado se compadecía un poco del pelinegro pero por el otro sentía algo de envidia.
Wonsik había cambiado bastante desde que le admitió que le gustaba alguien y ahora estaba frustrado por no saber que regalarle por navidad, Hyuk también deseaba que alguien sintiera algo por él de la misma forma. Si no había salido con nadie en estos años, era por que algún pedacito de él imaginaba que Hongbin podría dejarlo con su novio, así que siempre ignoraba a las citas a ciegas que su madre le organizaba. Pero últimamente se sentía cansado, y más cuando el castaño aún seguía ignorándolo después de aquella noche.
El teléfono le vibró tal y como había esperado, a veces prefería que su madre no fuera tan moderna.
Hyukkie, la mesa está reservada a mi nombre. Él es el indicado, ya lo verás, ha estudiado diseño gráfico y le encanta viajar. ¡Es un chico muy simpático! ¡Dale una oportunidad!
Al final del mensaje añadió varios emoticonos de corazones y caritas amarillas que guiñaban un ojo. Aquella era su especialidad, por eso se la esperaba cuando lo había llamado.
Pero por una vez le iba a hacer caso, Hyuk suspiró un par de veces antes de entrar al restaurante y que el camarero lo acompañara a la mesa. El chico aún no había llegado, así que se dedicó a observar el lugar, se notaba que era un sitio de alto standing. Los manteles eran de tela, la mesa estaba perfectamente montada con cubiertos y dos copas distintas. La decoración era espectacular, los tonos eran negros y dorados que combinaban a la perfección con la fila de luces colocadas estratégicamente en los ventanales para que parecieran estrellas, dando un toque romántico a las parejas que escogían ese lugar cerca de ellas.
Una como la que había sentada, con las manos agarradas encima de la mesa, y Hyuk por desgracia reconoció muy bien. Y él sabía que habían miles de restaurantes en Seúl como para que esa noche precisamente escogieran el mismo, pero no. Hongbin y Yesung parecían realmente felices en aquel lugar apartado para que nadie los reconociera.
Le comenzó a doler el pecho, hoy ya había tenido suficiente, realmente estaba deseando que el chico de su cita apareciera de una vez para comenzar su decisión de olvidar a Hongbin de una vez por todas, y de esa manera no iba a lograrlo.
- ¿Hyuk? – Giró la cabeza de golpe para encontrarse con un muchacho, tal vez de la misma edad, con cabello oscuro y unos rasgos muy marcados, le pareció realmente atractivo. – Soy Sungjae... tu madre y la mía se conocen y bueno... -Lo vio enrojecer. – Es la primera vez que asisto a algo como esto. – Le sonrió.
- No te preocupes. - Se dieron las manos y se sentaron.
Decidió centrarse, no pensar en las cuatro mesas que los separaban y escuchar atentamente a su acompañante. Ambos pidieron la cena que dio paso a una conversación trivial, donde conocieron gustos y cosas en común, por bastante rato Hyuk estuvo realmente a gusto.
O al menos hasta que su mirada se escapó sin querer a su mesa para verlos demasiado acaramelados. En ese instante, y por estar distraído, una de las salsas cayó sobre la mesa y salpicó a su camiseta.
- ¿Estás bien? -Preguntó Sungjae mientras se levantaba.
- Sí, no ha sido nada.
Llamaron al camarero para advertirle del desastre, y mientras lo recogían, Hyuk aprovechó para ir al baño e intentar limpiarse las gotas de soja. Abrió el grifo metiendo una de las servilletas de tela debajo, para luego restregarse las manchas, pero el remedio fue peor que la enfermedad, pues su tamaño se agrandó.
Suspiró frustrado, aquello no podía ir peor, Sungjae le caía muy bien y realmente quería seguir conociéndolo, pero no estaba de ánimos. Su única opción fue salir y aplazar la cita para otro día, así que abrió decidido la puerta, pero un cuerpo se interpuso, y si no llega a ser por que el chico lo agarró, hubiera caído de cruces contra el suelo.
- Hyuk... - Levantó la cabeza, no podía ser cierto. Se zafó de su agarre con el corazón a mil por hora.
- Hongbin. - Quiso marcharse, creía que estaba preparado para enfrentarlo, pero no. - Me están esperando.
- Un momento. – De nuevo lo tenía cogido, esta vez del brazo. – Necesito hablar contigo.
- ¿Ahora?
- No he tenido ocasión... - ¿Por qué parecía nervioso? – Por eso te he seguido hasta aquí.
- ¿Sabías que estaba en el restaurante? – Asintió.
- Te he visto entrar, y luego ha venido ese chico... ¿Es tu novio?
- No, bueno, aún no. ¿De qué quieres hablar?
Se quedó callado, parecía que le costara lo que fuera a decir.
- No puedo pasar por alto lo de la otra noche. - Lo miró con ojos esperanzados, como si después de esa frase viniera el final feliz que tanto llevaba esperando, así que lo dejó continuar. – Pero... necesito hacerlo, Yesung me acaba de pedir matrimonio.
Dolió mucho, no sabía qué, pero lo hizo.
Miró sus ojos, estaba realmente feliz, seguramente eso debía ser suficiente, pero no pudo evitarlo, agachó la cabeza para que su flequillo cayera sobre sus ojos lagrimosos, las palabras que dijo cortaron su garganta.
- Felicidades. – Suspiró. – No te preocupes, yo lo tengo olvidado, no fue...nada.
Pasó por su lado antes de que pudiera decir nada más, llegó a su mesa, se despidió de Sungjae con una disculpa y se marchó. Comenzó a llover y se empapó, no le importó, aquello no podia ir peor.
❤☕📸❤
Pobre Hyukkie...😢 Lo arreglaré lo prometo!💪
Siento de nuevo mi tardanza, a veces soy un poco desastre, pero si un capitulo no me gusta tampoco me gusta subirlo...
Besitos😘
Pd: Esperadme hasta el martes🙇🏼♀️🙇🏼♀️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro