Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Único

Pedido de ERERI567

El Santiago Bernabéu rugía con fuerza en el último Clásico, pero para Vinicius el estruendo de los cánticos y los gritos de la afición era un eco distante.

Toda su atención estaba enfocada en algo más; Ana.

La chica Beta no sólo estaba en las gradas, sino que llevaba una camiseta con el nombre y el número de Gavi estampados en la espalda.

Vinicius la había visto antes del partido, riéndose con el Alfa mientras él le acomodaba la bufanda en el cuello.

Y como si eso no fuera suficiente, justo antes de que ambos entraran al estadio, Gavi la había besado.

Un beso.

Un maldito beso que Vinicius no podía sacar de su cabeza.

—Tú elegiste esto.—Dijo Jude, mientras ajustaba sus espinilleras junto a él.

—Cállate.—Respondió Vinicius, con un tono cortante.

Jude suspiró, alzando una ceja.

—No soy yo quien está soltando un aroma amargo, Vini, eso es todo tuyo.

Vinicius se quedó en silencio, tensando la mandíbula.

Sabía que Jude tenía razón, el dulce aroma a caramelo que solía emitir cuando estaba tranquilo había sido reemplazado por algo agrio, desagradable incluso para él mismo.

En el campo, las cosas no mejoraron, Gavi no lo miraba, no lo marcaba con como todas las otras veces, no buscaba enfrentarse cara a cara como siempre.

Era como si Vinicius no existiera para él.

Y eso, más que cualquier otra cosa, dolía.

En el minuto 70, tanto Vinicius como Gavi fueron sustituidos.

Vinicius salió del campo cabizbajo, escuchando el aplauso de la afición, pero sin importarle.

Caminó directamente hacia los vestuarios, ignorando a los entrenadores, a sus compañeros, a todo el mundo.

Entró al vestuario y se dejó caer en el banco, pasando las manos por su cabello, intentando calmarse.

Pero la imagen de Ana y Gavi seguía clavada en su mente.

Entonces escuchó pasos, levantó la mirada y ahí estaba Gavi, su cabello húmedo por el sudor y una expresión despreocupada en el rostro mientras pasaba por las puertas.

Vinicius no pudo contenerse.

—Pablo.

El Alfa se detuvo en seco, sorprendido por el tono de su voz.

—¿Qué pasa contigo? —Preguntó Vinicius, levantándose del banco y acercándose.

—¿Conmigo? —Gavi arqueó una ceja, cruzándose de brazos.

—¿No eras tú el que quería que me mantuviera lejos? Que hiciera como si no existieras.

El comentario fue un golpe directo al pecho de Vinicius, pero no se dejó intimidar.

—Eso no significa que quiero verte con… con ella.

—¿Con Ana? —Gavi dejó escapar una pequeña risa, sin humor.

—¿Qué pasa con Ana?

—¡La besaste! —Gritó Vinicius, dando un paso más cerca, su aroma amargo intensificándose.

—Tú me pediste que te dejara en paz, Vini.—Respondió Gavi, con un tono ahora más serio.

—Que siguiera con mi vida, ¿No? Eso es lo que estoy haciendo.

—Ella no es tu destinada, yo sí.

El silencio cayó entre ambos, Vinicius se dio cuenta de lo que había dicho demasiado tarde, pero Gavi sólo lo miraba, sus ojos avellanedas llenos de algo que Vinicius no podía descifrar.

—¿Y qué quieres que haga con eso, Vini?—Preguntó Gavi, dando un paso hacia él, sus ojos clavados en los del brasileño.

—¿Qué se supone que haga cuando tú mismo no quieres aceptar que eres mío?

Vinicius abrió la boca para responder, pero no pudo.

La verdad era que tenía miedo, miedo de entregarse a alguien tan intenso, tan obstinado como Gavi.

Miedo de lo que significaría aceptar que estaban destinados el uno al otro.

—Yo… no lo sé.

—Entonces déjame ayudarte a decidir.—Murmuró Gavi, cerrando la distancia entre ambos.

Antes de que Vinicius pudiera reaccionar, Gavi tomó su rostro entre las manos y lo besó.

Fue un beso lleno de todas las emociones contenidas, de todo lo que Gavi había estado guardando durante meses.

Vinicius no se resistió, por el contrario, respondió al beso con desesperación, aferrándose a los brazos de Gavi como si fuera su única ancla en el mundo.

Cuando finalmente se separaron, ambos estaban jadeando.

—Ana no es nada más que una amiga.—Dijo Gavi, sus labios rozando los de Vinicius mientras hablaba.

—Me pidió ayudarme a hacerte entender lo que estás perdiendo.

Vinicius parpadeó, procesando sus palabras.

—¿Entonces…?

—¿Entonces qué?—Gavi sonrió, travieso.

—¿Todavía quieres que me mantenga lejos?

Vinicius negó con la cabeza, tomando a Gavi por la camiseta y atrayéndolo hacia él para besarlo de nuevo.

—Eres un idiota.—Murmuró entre beso y beso.

—Y tú eres mío, Vini.—Respondió Gavi, rodeándolo con los brazos.

—Siempre lo has sido.

Vinicius sonrió contra sus labios, finalmente dejando que el aroma cálido y dulce de su Alfa lo envolviera por completo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro