No sabía cómo metía cada vez más la pata, era una máquina del desastre. Mi idea era ir a preguntar a mis nuevas amigas, ¿Que debía hacer? Pero recordé la carta que envié a mis padres y me dirigí a toda prisa a la torre donde reposaban las lechuzas.

Vi a mi lechuza con una carta enroscada en la pierna y la desdoble para poder leerla, como supuse había llegado la respuesta de mi madre.

Hola ____,
No sé muy bien cómo has podido hacerle eso a tu hermana, pero tampoco me gusta como a respondido ella. Ambas seréis castigadas al llegar en casa, tenlo por seguro.

Al tema principal, la solución.
Se que tu orgullo es muy grande, pero si no sueltas más vas a romper. Quédate con esto, no puedes esperar o creer que el problema se va a solucionar solo y tampoco creas que cuando hagas esto se soluciona al instante, no, durará un poco de tiempo la tensión pero se ira. Buena suerte.

Te quiero.
Mamá.

Me quedé en silencio un rato para después gruñir, si hubiera leído esto antes no me pasaría esto, vaya suerte...

Pero ni aunque lo leyese antes no lo haría, no por ahora, me niego.

Me levanto y hago una bola del papel y la lanzo a bajo, por la ventana. Me fui de ahí, dándome cuenta que mi collar estaba de color negro, indicándome que estaba destrozada, pero lo ignoré.

Bajo la torre y me voy al patio, necesitaba aire urgentemente. Cuando llegue al lago escuche la voz de Sirius, haciendo que me esconda detrás de unos arbustos pudiendo verlos desde atrás, estaban Remus, James, Sirius y Peter, mirando un papel que leía Sirius en voz alta:

—Ambas seréis castigadas al llegar en casa, tenlo por seguro. Al tema principal, la solución. Se que tu orgullo es muy grande, pero si no sueltas más vas a romper. Quédate con esto, no puedes esperar o creer que el problema se va a solucionar solo y tampoco creas que cuando hagas esto se soluciona al instante, no, durará un poco de tiempo la tensión pero se ira. Buena suerte. Te quiero. Mamá.— todos se quedaron de piedra, incluso yo, acababa de servirles en bandeja la carta.

—Vaya, pues sí que era importante lo que contenía, yo ya creía que ibais a hacerme hablar de ____.— confesó James rompiendo el hielo, así supe que solo pasaba de casualidad y ellos tres lo pusieron a quedarse para leer mi carta, así que no me ha traicionado, sigue de mi parte, supongo.

—¿Significa que ___ quería acabar la discusión?— dudó Remus.

—Lo parece, pero ya os he contado y también los demás alumnos que estuvieron en la biblioteca, que ella vino amable y al final se puso agresiva. Al principio sí podía pensar que venía en son de paz, pero eso solo duró unos segundos.— comentó Sirius, yo puse los ojos en blanco.

Peter miraba al rededor y luego clavo la mirada donde estaba mi arbusto.

—Oye, ¿Vosotros también veis ese punto negro detrás del arbusto?— preguntó Peter señalando con su dedo al "punto negro" el cual me di cuenta que era mi collar y rápidamente puse mi mano encima, pero esta vez brillo con más intensidad haciéndome notar más.

—Si, si que lo veo.— contestó Sirius.

Entonces una idea pasó por mi mente, si hay varios estados y diferentes colores debía de poner el color verde, el de la envidia.

Tenía poco tiempo, pero no se me ocurría nada... Espera, si había algo que envidio. Lo unidos que siempre an sido los gemelos  Prewett a comparación de su gemela y ella, antes, el año pasado si, pero este ni de broma.

Tenía que sobrepasar lo destrozada que me sentía por envidia. Me concentré cerrando los ojos y solo pensando en eso, también en la envida de que en mi pasado no había aprovechado a Sirius y los demás.

Mi deseo y desesperación fue tan fuerte que el collar cambió de color a verde. Los chicos ya no parecían ver el collar.

—Habra sido vuestra imaginación.— dijo Remus dándose cuenta que no había nada ahí.—¿Ahora que harás, Sirius?

—Dejarlo pasar.

—¿¡Que?!—se exaltó Remus.— ¡Si la carta estaba en el suelo y arrugada es por que ella no quiso escuchar a su madre! ¡Que no quiere dar su brazo a torcer!

—¿Y que quieres que haga? ¿No esperaras que vaya a pedirle perdón, no? Ella también debería de pedírmelo.

—Pareceis unos niños idiotas. Cuando ambos dejéis vuestras diferencias atrás y utilizas vuestro celebro, avísame.— y sin más se fue dentro del castillo, cuando se distrajeron un momento salí corriendo detrás de Remus, tenía razón.

—¡Remus!— gritaba su nombre corriendo por el pasillo detrás suya.

Él por fin se dio la vuelta y paró.

—¿Que necesitas, ___? Mira, ya se lo he dicho a Sirius y...— le corté antes de que siguiera.

—Lo he escuchado, Remus. Y tenías razón. Quiero pedirte perdón, perdón por no haberte preguntado si te gustaba Lily y haberme metido de por medio sin consultártelo. ¿Me perdonas?— pregunte con pesar, él me sonrió y me asintió con la cabeza.

—Claro que te perdono, espero que no se vuelva a repetir.—negué con la cabeza.— Muy bien, ¿Vas a pedirle perdón a Sirius?

—Después de tú discurso, sí. Pero, hoy ya habido muchas emociones. Mejor mañana, ¿No?

—Supongo que sí...

—Nos vemos luego, voy ha hablar con Lily, es mejor.

—Ves, nos vemos luego, ¿Vale?— asentí y emprendí mi búsqueda por Hogwarts, ¿Donde podía estar Lily? No lo sabrá ni ella.

Busque por las cocinas, en su cuarto,en los pasillos, en el gran comedor, en clases, en el único pasadizo que conocía y nada, no la veía. Aunque...si, sé dónde está.

Salí corriendo en aquella dirección, en dirección donde ella antes me comentaba que iba y yo ahora iba a por ella.

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¡Hola! Sé que no sabréis por que tardo tanto en subir nuevos capítulos, de cualquier libro. Aparte de tener deberes, llevar tantas historias a la vez es complicado y más si no tienes inspiración.

Después de esto quería agradeceros, ¿Que ha sucedido mientras no prestaba atención? No lo sé, pero muchas gracias, sois maravillosos.

Quién lea Harry Potter y sea un Potterhead le va a salir este libro de populares. Gracias.

Tener un buen día.

Un saludo,
Diana.