Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Cap. 2


«Enrique Williams»

Las clases siempre suelen pasar con mucha normalidad y eso es algo que agradezco, pues el día avanza con rapidez y en menos de un parpadeo ya han pasado seis horas más, de las cuales recuerdas poco o nada. Esto me deja varias horas libres antes de que llegue la noche, horas que, por supuesto, planeo aprovechar con mis amigos. O se supone que ese es el plan.

— Chicos, debo irme —informa Noé mientras nos dirigimos los tres hacia la salida. Alice y yo nos observamos durante unos segundos tratando de adivinar la razón por la que el castaño nos dejará.

— ¿Pamela? —Pregunto y él niega.

— ¿Cristina? — Intenta Alice, pero la respuesta sigue siendo negativa.

— Es... —hace una pausa y se nos adelanta un poco, da la vuelta para quedar frente a nosotros y detiene su paso, razón por la cual nos toca hacer lo mismo y detenernos.

— ¿Es...? —Insiste Alice.

— ¡Katherine! —Responde con alegría y río.

— ¿Kiev? ¿Esa Katherine? —Digo. Asiente.

— ¿Otra vez la mierda esa? Noé, creí que ya habías aprendido —reprocha Alice cruzándose de brazos.

— Esta vez apoyo a Alice—es todo lo que me limito a decir.

— No es lo que creen chicos. Yo sé que ella tiene novio, sé que jugó conmigo, sé que me hizo daño —menciona con naturalidad—. Ahora es su turno de saber que con Noé Johnson nadie juega.

— Cuándo aprenderás —añado en un susurro.

— Ya hablé con el novio, planeé todo y la convencí de vernos. Hago esto y les prometo que cierro el capítulo de mi vida que lleva su nombre —termina con una sonrisa tan amable que incluso quiero creerle.

— No voy a juzgar lo rencoroso que eres o lo inmaduro que me parece, solo pediré que te cuides —dice Alice.

— Y lleva condones —concluyo yo, ganando una mirada molesta y amenazadora de parte de la rubia.

— ¡Exclamó el virgen! —la carcajada, junto al comentario, de Noé resuena por los pasillos y los tres logramos acaparar la atención de la mayoría de personas ahí presentes.

— Cállate —murmuro y siento mis mejillas arder.

— Chica hormonal —sujeta las manos de Alice la cual se aparta con rapidez—. Te dejo al virgen, debes cuidarlo.

— Por cosas así es que terminas con chicas como Katherine. Idiota.

Con esa última frase, Alice sujeta mi mano y pasa a lado de Noé dándole un codazo. Agito la mano detrás de mí tratando de despedirme de él, solo espero que me haya visto. Salimos de ahí sin soltar nuestras manos. Algunas personas aún nos observan. Yo los ignoro. Alice parece no notarlos. No menciono nada porque, por su forma de caminar, puedo deducir fácilmente lo molesta que está. Cuando pasas mucho tiempo con una persona, tiendes a conocer ciertos rasgos, ciertas palabras o ciertas actitudes que muestra en determinada situación. Alice se molesta y camina muy rápido lo cual es gracioso de ver porque tiene piernas cortas lo cual da la sensación de que corre a pasos muy pequeños. Como un duende.

— No le hagas caso —menciona sacándome de mi ensoñación.

— ¿Disculpa? —Tomo consciencia del momento y me detengo, acción que ella repite.

— Lo que dijo Noé. No es malo que seas virgen —comenta y otra vez el calor sube a mis mejillas—. Es lindo, para ti es especial y eso no debe ser malo.

— Claro, no le daré importancia.

— Promételo, Williams —advierte con su vocecita de ardilla y le sonrío.

— Lo prometo —me observa poco convencida—. Promesita Williams —añado y, finalmente, la veo ceder.

— Bien.

Su agarre en mi mano se suaviza, el tacto de su piel con la mía se vuelve cómodo y su caminar se vuelve pausado. Caminamos por la acera, las personas van y vienen de forma regular, los coches circulan con normalidad y ambos nos quedamos en silencio. Yo no sé qué decir y estoy seguro de que ella tampoco.

— ¿A dónde vamos? —Me atrevo a preguntar.

No responde, continuamos caminando. Nos detenemos solo cuando nos encontramos frente a una zona de construcción, allí se encuentra una casa a medio construir. Por su estructura se puede deducir de forma sencilla que tendrá dos pisos y una azotea, ventanas muy grandes y será amplia, como si estuviera diseñada para que muchas personas puedan convivir dentro con total comodidad. La zona alrededor de la casa se encuentra cubierta con una tela verde que no causa gran protección, pero logra cubrir parte del establecimiento. Alice suelta mi mano cuando una brisa ligera causa que un trozo roto de la tela se mueva, se agacha e ingresa por el espacio que forma el rasgado. Entra sin esperar una invitación y por inercia observo a mis costados para asegurarme que nadie lo haya visto, por suerte es una zona menos que recurrente y las pocas personas que pasan por allí parecen más concentrados en su propia vida.

— ¿Qué haces? Loca. Sal de ahí —trato de ordenar sin que me carcoma el pánico, algo que no consigo.

Ella no responde y en menos de cinco minutos me encuentro cerca de hiperventilar. Entrelazo los dedos de mis manos entre sí y con un pulgar me tallo la base del otro, sigo observando a mi alrededor, pero aún nadie se detiene a mirar. Finalmente, suelto todo el aire que iba reteniendo, me agacho y gateo a través del espacio por el que desapareció mi amiga un poco antes. Del otro lado todo luce oscuro a pesar de lo claro que está el día. Miro sobre mi hombro y logro notar motas de polvo sobre las correas y hombreras de mi mochila. Me limpio un poco y me quejo por lo bajo. Me parece increíble que Alice me haya traído a un lugar tan... contrario a mí. Carraspeo al sentir mi garganta arder, el polvo y yo no nos llevamos bien, pero ¿qué más esperaba si estoy dentro de una construcción? De forma ilegal, cabe aclarar.

— Hey, tú —una piedrecilla me golpea la cabeza y alzo la mirada.

Alice me sonríe desde la zona que, en algún momento, será una azotea hermosa. Busco las gradas, las cuales, a mí parecer, no lucen nada seguras. Subo hasta donde se encuentra mi amiga y sonrío de forma instantánea al encontrármela sentada en el borde, con la mirada en la calle.

— Nos meteremos en problemas —le informo, sentándome a su lado.

— No. Los viernes solo trabajan hasta medio día y ya pasa de la una. Además. Las personas son muy desinteresadas y no les importará vernos aquí, créeme.

— Supongo que conociste este lugar en una de tus "salidas a solas" —añado, la veo asentir —. Es lindo —admito.

— Lo sé —suspira—. Enrique, tengo una lista —menciona—. Son cosas que quiero hacer por si... —cubro su boca con mi mano, negando.

— No. El doctor dijo que estarás bien, lo estamos haciendo bien, no hay que pensar en negativos.

— Ya sé —dice apartando mi mano—. Pero, son cosas que quiero hacer de todas formas, no me impidas cumplir mis sueños, Williams.

— Bien. Quiero ver esa lista.

— De hecho —continua—. Quiero que me ayudes a completarla. Eres en quien más confío, por eso te lo pido a ti. También porque tienes los recursos y eres mayor de edad.

— Me suena a que quieres asaltar a alguien y terminaremos en prisión —sus ojos grises me observan con diversión y me permito mostrarle una sonrisa—. Hay que hacerlo, niña.

— ¡Sabía que escogí bien, gracias estúpido! —Me aprisiona en un abrazo y reímos juntos.

Escondo el rostro en su cuello, su perfume llega a mí de inmediato y suspiro, mi corazón late de forma rápida y brusca, el calor vuelve a mi rostro y me cosquillea el pecho. Ignoro la sensación, como ya lo he hecho antes. Nos separamos y observamos juntos a los pajaritos que se posan sobre los cables de luz. Ella comienza a hablarme de libros y nos quedamos ahí hasta que el sol cae, admiramos el color anaranjado del cielo y mi mente vuelve a Laura, en lo mucho que ella disfrutaba las puestas de sol y los amaneceres. Sonrío con nostalgia y observo a Alice, su cabello rubio brilla en contraste con el sol de la tarde. Me quedo ahí, admirándola.

— Deja de verme, pareces idiota. Ya hay que irnos —ordena. Se pone de pie y se me adelanta a irse.

— ¡Hey! ¡No me digas idiota! —Me quejo, me pongo de pie y la sigo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro