Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 15

El lunes en la mañana es terrible.

Una maldita noche, ¡una! y ya no podía dormir sola. La cama se sentía vacía.

Que idiota soy.

El domingo después de que Darren salió de mi casa, no escuché nada de él hasta las once de la noche cuando me escribió un mensaje deseando buenas noches.

Por supuesto mi noche no fue nada buena.

Estuve toda la tarde del domingo en casa recostada haciendo mis trabajos pendientes y comiendo como cerdo, pensando en cómo se sintió tenerlo a mi lado toda la noche, lo cual me hizo casi imposible dormir.

Patética.

Esta mañana me desperté de un humor de perros, por culpa de Darren y mi estúpida obsesión con él en mi cama.

—Vamos pulgosa levántate, tenemos clase, ¿recuerdas?

—Lo sé. Ya voy Tay.

Me cambio a lo primero que encuentro en mi armario. Unos jeans desgastados, una camiseta blanca de los Rolling Stones y unas vans fucsia. Uso mis lentes de "soy más inteligente que tu" ,organizo mi cabello en mi famoso moño cebolla, pero esta vez le agrego algo de estilo y listo.

Las clases del día son una mierda, saque B en un ensayo y en una presentación B+, estos malditos lentes no hacen magia.

Luego, el profesor de Mercadotecnia nos ordenó hacer un trabajo en grupo y por cosas de la vida, tuve que sentarme con una de las chicas más amargadas en el mundo.

No hizo absolutamente nada más que gruñir y dormir en toda la clase, así que me dejó sola para buscar la manera de promocionar un juego de parqués digital.

Un maldito parqués digital.

En la cafetería para mi almuerzo, no había ensalada de pollo así que me molesté con la encargada, la cual no muy amablemente me entregó un emparedado de atún y me ignoró después de ello, me senté en una mesa con mis amigos y me disponía beber de mi jugo de naranja cuando alguien "tropezó" conmigo haciendo que el jugo se derramara en mi camiseta. Dicho alguien era nada más y nada menos que...

—Daisy, ten más cuidado. —Una de sus amigas le advierte con una sonrisa maliciosa en su rostro.

Idiotas

—Oh pobre chica, se ha mojado tu blusa —lamenta la muy zopenca.

—Esto es tan High School Musical, Daisy. Sólo que Sharpay es mucho más linda que tú.

—Oh miren, la cerdita habla

—Cerda tu madre, hija de puta —le contesta Donna. Tay también se pone de pie. Bruno fulmina la existencia de Daisy.

—Deberías ir a cambiarte como eh...oing oing oing —se burla Daisy. Sus muy perras amigas tienen el descaro de reír. Varios chicos y chicas alrededor ríen también, así que decido tomar la delantera.

Si hay algo a lo cual sé que ninguno aquí podrá resistirse es a mis pechos...

—Tienes razón, Daisy, debo cambiarme. —Tiro de mi camisa y la quito de mi cuerpo. Gracias a Dios que decidí usar mi brasier tipo corsé de encaje rosa fuerte. Escucho los jadeos de mis amigos, el silbido de los chicos y la maldición de Daisy, ella y sus amigas tampoco pueden quitar la vista de mi impresionante delantera—. ¿Impresionantes no? Bueno Daisy, esta cerdita tiene mucho que ofrecer... ah por cierto son naturales ¿Quieres tocarlas?

Haciendo una mueca de asco se aleja un poco de mí, luce confundida y humillada. Escucho como un chico dice que él si desea verificar que tan reales son, pero no le hago caso.

—Aléjate de mí, puta —gruñe mi némesis.

—Ahora soy puta... bien, como sea Daisy. Si tu intención fue humillarme, déjame decirte algo... tengo demasiada grasa para aguantar tus golpes. —Ahueco mis senos, ganándome más silbidos y palabras demasiado grotescas de algunos chicos—. Ahora tú... digamos que estas en desventaja. —La rodeo y al estar nuevamente frente a ella ahueco mi trasero—. Sigue tirándome hacia abajo Daisy, yo seguiré empujando hacia arriba.

—Eres una...

—¿Una qué? Querías que todos se burlaran de mí, pues lo siento cariño. En realidad, me has hecho un favor... creo que estoy propensa a tener más sexo que tú ahora.

—¿Qué demonios está pasando aquí? —No es necesario voltearme para saber que Darren está a mi espalda. Los vellos de mi cuello se erizan y mi cuerpo se enciende sintiendo su calor corporal—. ¿Daisy? —La chica en cuestión aun esta fulminándome con su mirada—. ¿Celeste? —Darren se posiciona ahora frente a mí, cuando absorbe mi estado, sus ojos se abren y su mandíbula también—. Joder —susurra antes de quitarse su camisa y dármela.

—¿Qué estás haciendo Darren? —Daisy se lanza sobre la camisa de Darren y la atrae hacia su cuerpo.

—¿Por qué, en nombre de todo lo sagrado, tú Celeste, estás en topless?

—Pregúntaselo a tu novia. —Es lo único que respondo mientras él fulmina a todos los chicos a nuestro alrededor que siguen observándome con lujuria.

—¿Qué? —Frunce el ceño y mira a su novia, que luce como un niño cuando descubren que es el mentiroso de la familia.

—Accidentalmente yo..., yo... —balbucea, pero se recupera rápidamente—. Bebé es sólo que venía por aquí distraída y sin querer choqué con Celeste y su jugo se regó. No sé por qué esta sin camisa, eso no lo hice yo. Al parecer disfruta de la atención masculina —dice sonriendo inocentemente.

Perra del infierno

Ahora la mirada dura de Darren se posa en mí, me encojo de hombros y respondo naturalmente. —El jugo de naranja mancharía mi ropa interior

Darren levanta una ceja, se vuelve hacia Daisy.

—Dame la camisa —exige. Daisy se ve como si hubiera sido abofeteada. Me gustaría sonreír con suficiencia, pero la dura mirada de Darren me detiene. Además, está el hecho de que no soy una mocosa de nueve años peleando por el juguete de moda—. Póntela —ordena de mala manera—. Y deja de ayudar con los rumores sobre ti misma.

—Me importa una mierda lo que digan

—A mí no. Ahora Ponte. La. Camisa

—¿Por qué le estas dando tu camisa? —pregunta Daisy, indignada y molesta.

Darren lo piensa por un segundo. Mi corazón se infla como un globo al ver como por encima del deseo de muerte de su novia hacia mí, intenta protegerme.

—Porque, bebé, no quiero que seas tú la que deba darle su camisa. No me gustaría saber cómo me sentiría si todos estos chicos te miran de esa manera a ti. Saldría muy lastimado. —Le sonríe con ternura.

¡Plop! Ahí va el globo.

Su respuesta hace que Daisy me mire y sonría con el evidente triunfo en sus manos. Perra.

Creo que nunca en mi vida le he dicho tantas veces perra a una perra. Debe ser que realmente es una perra.

—No es necesario que me des tu camisa, cualquier otro chico puede prestarme una ¿No es cierto? —Bajo ninguna circunstancia me dejaré vencer hoy. O la empato o la gano, pero no la pierdo—. ¿Alguien quiere prestarme su camisa por favor? —Me giro hacia mis espectadores, casi la mayoría de los chicos, que logro, ver se quitan su camiseta y la estiran para mí, diviso a uno de los chicos del equipo de futbol.

Jadeo cuando me doy cuenta que es el mismo chico con quien Daisy estuvo tonteando la noche pasada... bien, soy una mocosa infantil. Camino hasta él y le sonrío.

—Gracias. —Tomo la camisa del chico en cuestión y la paso por mi cabeza haciendo un movimiento exagerado con mis senos, causando un gemido colectivo.

—Soy Ethan. —Me da una de esas sonrisas baja bragas. El chico es realmente guapo.

—Celeste. —Al menos el chico tiene la decencia de mirarme a los ojos ahora. Ato en un moño la camisa de Ethan a un lado de mi cintura, es demasiado larga. Esto hace que mis senos se aprieten sobre la tela causando más gemidos. Soy una maldita provocadora.

—Celeste —gruñe Darren. Lo ignoro.

—Puedes pasar por tu camisa en la noche. Te debo una —digo mientras me alejo. Puedo ver a Darren y Daisy exudando furia... no me importa.

—¿Qué tal si me pagas este favor con una cita? —dice Ethan lo suficientemente fuerte. Observo como Daisy se congela, mientras Darren tiembla, lleno de rabia.

—Voy pensarlo. Gracias Ethan. —Meneo mis caderas de una forma más exagerada y sexy mientras les hago señas a mis amigos para irnos. Mi almuerzo terminó antes de empezar.

Moriré de hambre.

Darren me ha llamado ya cuatro veces desde el incidente con su novia. Sé que tuvo entrenamiento el resto de la tarde así que no entiendo cómo pudo tener tiempo para hacerlo, el entrenador Reynolds es muy exigente en cuanto a no distracciones durante sus secciones.

Después del incidente en la cafetería he recibido mil invitaciones a salir, otras un poco más directas al grano sobre tener sexo con mis tetas y conmigo en algún lugar de la universidad donde puedan inclinarme en algún mueble o muro. También he recibido algunos mensajes sobre quien es el cirujano que hizo mis hermosos pechos y otras chicas me han dicho nuevamente lo perra que soy. Me importa una mierda.

Para acrecentar los rumores, no me cambie la camisa de Ethan, de hecho, fui al resto de mis clases en ella, causando gran revuelo en el campus. Al parecer Celeste era la puta más brava de la universidad al salir con la estrella de baloncesto y ahora follarse al mariscal de campo de la universidad... sin mencionar mis hermosos atributos naturales. En menos de tres semanas pasé del total anonimato a ser la persona más comentada...

Mierdástico

Pero no importa, siguiendo el ejemplo de la REINA Taylor Swift, voy a tomar todos los insultos hacia mí y los haré mi maldita marca personal, seré la mejor en ello. Seré inolvidable.

Al regresar a mi casa, encuentro a Tay contándole a Cipriano sobre lo sucedió, al principio luce divertido, pero luego, cuando Tay le dice que ahora soy la chica más perseguida del campus, su modo hermano mayor surge y me sermonea por mi "imprudencia"

Ja! él es un maldito piloto de Motocross... Qué ironía.

Donna estaba tan orgullosa de mí, así que no me fastidio por el suceso, Bruno me pidió varias veces que le dejase tocar mis pechos sólo para saber si realmente la enorme erección que tuvo fue producto de Darren sin camisa, Ethan sin camisa o Celeste sin camisa... está confundido debido a que no se dio cuenta que estaba duro solo hasta que muy disimuladamente Tay le dijo que su pájaro iba a salirse del pantalón.

Debo decir que el mundo femenino se está perdiendo de una gran polla... es enorme.

Mark luce un poco apenado cuando le contamos sobre el incidente, cuando él nos aclara que estuvo cerca y vio todo, Donna lo persigue hasta la habitación preguntándole si fue uno de los que me grito mierda. Diez minutos después, Mark sale acongojado y con la evidente marca de una mano en el rostro dejando atrás a una histérica Donna en su cuarto.

—Donna cariño ¿Estas bien? —pregunto cuidadosamente.

—No. Vete Celeste no quiero hablar contigo.

—¿Pasó algo malo? —Empiezo a sentir ansiedad, Donna nunca me aleja.

—Sólo vete.

—Está bien, estaré en mi cuarto si me necesitas. —Regreso a la sala confundida y preocupada—. No quiere ver a nadie, me dijo que me fuera.

—Voy a hablar con ella.

—Dijo que me fuera Tay, tal vez quiera estar sola.

Me ignora y va hasta la puerta de la habitación de nuestra amiga.

—Donna, soy Tay —Miro a Tay, esperando que Donna también le diga que se largue, pero mi amiga abre la puerta y deja entrar a Tay que me da una mirada indescifrable. El conocido dolor del rechazo traspasa mi corazón.

¿Qué demonios hice?

Tay y Donna se encierran por media hora, cuando me acerco a su puerta para preguntarle si está bien, sólo sacude su cabeza y me dice que la deje en paz hasta que ella desee hablar conmigo.

Duele nuevamente, sin embargo, asiento y me voy hasta mi cuarto.

Como había dejado mi teléfono en la casa, al tomarlo encuentro más de diez notificaciones.

¿Qué pasa con estos chicos y las tetas?

Ni que fuera la única puta en el campus...

Espera, soy la única chica/puta que les enseño las tetas a todos en una cafetería. Tendré que cambiar de número.

Noto que Darren ha vuelto a llamar

¿Qué le pasa a este chico?

Devuelvo la llamada.

—No tengo más donuts, así que deja de acosarme —suelto tan pronto me responde. Espero que se ría, equivocada.

—¿A qué malditamente estás jugando Celeste? —gruñe ferozmente al teléfono.

—No sé de qué hablas. —Me hago la desentendida. Total, fue su novia la que empezó, yo sólo estaba defendiéndome y no dejándome arrastrar al lodo—. No te hagas Celeste. Te desnudas en medio del campus, coqueteas con el mariscal y luego usas su maldita camisa todo el puto día. Quieres ser una más para él —Respira fuertemente—. Todo el puto día estuvo alardeando de como la chica más sexy del campus usó su camisa, y de cómo serías suya para el próximo fin de semana.

—Oh —respiro profundamente—. Así que soy la chica más sexy del campus.

—Celeste —gruñe

—Ay deja de gruñir, ni que fueras un doberman. No estoy jugando a nada Darren, simplemente usé una camisa prestada el día de hoy.

—Su camisa

—Sí, su camisa, cuando algo es prestado es porque no es tuyo.

—No te hagas la tonta. ¿Por qué no la cambiaste?

¿En serio?

—No tenía tiempo, mi clase iniciaba diez minutos. Además... —Me interrumpo en medio de mi explicación, ¿pero que...?—. Bueno ¿a ti que te importa? No fue tu novia la que usó la camisa de otro chico. No tengo porque darte jodidas explicaciones ni tú tienes que pedirlas. Es mi rollo, es de mí de quien están hablando, ya veré que hago yo, no tú, al respecto. ¿No veo en qué pueda afectarte a ti?

—Yo eh... ese no es el punto. —Se aclara la garganta y suspira—. El punto es que todos están hablando de ti y él, como en la misma oración. Ahora él va a tirar todas sus artimañas hacia ti —gruñe—. Es un jugador, Celeste, te cazará, te perseguirá, te usará cuando te alcance y luego te desechará. No quiero que seas una de esas chiquillas a las que él bota.

Mi ira asciende como cohete en ese momento.

—Espera, Darren¸ vamos por partes. —Tomo otra profunda respiración, pidiéndole a mi temperamento que no explosione y me permita hablar desde la razón—. Primero que todo, no soy una chiquilla a la cual puedan engañar fácilmente. —Intenta decir algo, pero lo interrumpo—. No hables, cállate y escucha. Segundo, sé qué clase de chico es él... tengo algunos de su clase como amigos. —Sé que ha captado la indirecta cuando lo escucho aspirar fuertemente—. Tercero, el hecho de que yo sea mujer no quiere decir que no esté dispuesta a algo de sexo casual, eso no me hace una perra, no tengo novio ni nadie a quien darle explicaciones y, por último, lo que digan los demás ¡Me vale madres! ellos no me dan de comer.

—Celeste yo sólo...

—No Darren, somos amigos ¿cierto?

—Por eso...

—Sí o no —lo corto.

—Sí —suspira, derrotado.

—Bien. Entonces que quede claro, mis amigos respetan lo que yo hago y con quién lo hago, mis amigos no me juzgan, critican o tratan de cambiarme. No te tomes atribuciones que no te corresponden Darren. Si tu novia hubiera sido la que estuviera usando la camisa de otro chico, pídele explicaciones a ella. A mi déjame fuera de eso, no tienes el derecho. Y si quiero traer a Ethan a mi cama o quiero hacerlo en la suya no es tu jodido problema. Además, ni siquiera he pensado en tener algo con él. No recibo sobras de tu chica.

—¿De qué mierda hablas?

¡Oh san Pedro, ampárame!

Yo y mi maldita bocota.

¬—Nada, olvídalo.

—Eso no fue nada. Escúpelo, Celeste, somos amigos ¿no?

—Está bien —Ya que, ya se derramo la leche—. Ethan es el chico con quien estaba Daisy el sábado... Hmm enrollándose.

—Lo sabía.

—¿Qué?

—Sospechaba que era alguien del equipo de futbol, pero no sabía exactamente quién. Pero hoy, después de su intercambio y la reacción de Daisy, lo supe.

—Eso es demente, Darren.

—No quiero que él te tenga también a ti —susurra por lo bajo.

—¿Cómo? ¿Qué no me tenga también a mí?

—Sí, él ya tuvo a Daisy, tú eres... bueno tú estás conmigo, como amigos claro está —aclara rápidamente—. Pero no quiero que él este contigo. No lo merece, eres mucho para ese pedazo de mierda. Eres demasiado valiosa para que él tenga la oportunidad siquiera de tocarte y darse el lujo de conocerte de esa manera.

—Ugh.

Vaya eso fue... no sé qué fue, pero como que me gustó y me alborotó las mariposas en el estómago, ¿o será hambre? En fin.

—De verdad me importas conejita... déjame cuidarte.

—Yo... yo se cuidarme sola Darren. Lo aprendí desde pequeña. Ahora me preocupas tú.

—¿Yo?

—Sí Darren, yo sé lo valiosa que soy, pero ¿Eres tú consciente de tu propio valor?

—Soy un hombre rico, así que sí sé cuánto valgo —bromea.

—Sabes que no me refiero a eso, Darren, hablo de tu valor como persona. Lo que tienes con Daisy... tú no mereces eso. Mereces más.

—No entiendes...

—No, tienes razón. Nunca he entendido esto de las relaciones Darren, pero tengo esta creencia de que el amor no es así, que uno se sacrifique mientras el otro actúe como si le importaran mierda los sentimientos del otro.

—Hay muchas formas de amar Celeste.

—No Darren, hay muchas formas de confundir el amor.

—Cuando te enamores lo entenderás.

—Entonces, espero nunca entenderlo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro