En el arte de amarnos, perdonamos, sanamos y avanzamos, porque crecer es el mayor acto de amor propio

La boda fue un evento que marcó no solo un nuevo comienzo para Yoongi y para mí, sino también para todos aquellos que nos rodeaban. Fue como un punto de inflexión para nuestras vidas, un momento en el que todos, de una manera u otra, encontramos algo que nos impulsó hacia adelante.

Jin y Jungkook.

Después de la cena, Seokjin dejó los cubiertos a un lado y tomó aire. —Tenemos algo importante que contarles.

Jungkook entrelazó su mano con la de Jin y habló. —Nos vamos a mudar porque... pronto seremos padres.

Mi boca se abrió por la sorpresa. —¿Qué? ¡¿De verdad?!

—Sí —respondió Jin con una sonrisa radiante—. Adoptaremos a dos hermanos. Una niña de siete años y un niño de cinco. No pudimos separarlos, así que los traeremos a ambos. Están por llegar en unas semanas, así que estamos haciendo los últimos arreglos en la casa. Queremos que tengan un lugar donde se sientan seguros, amados... como una verdadera familia —agregó Jin, mirando a Jungkook con una ternura que derretiría a cualquiera.

Yoongi se levantó de su asiento, caminó hacia ellos y, en un gesto que no era muy común en él, los abrazó a ambos al mismo tiempo.

—Estoy muy orgulloso de ustedes. Van a ser increíbles como padres —dijo con sinceridad.

Yo los miré, sintiendo cómo mis ojos se llenaban de lágrimas. Era hermoso verlos así, tan felices, tan seguros de este nuevo capítulo en sus vidas.

—Quiero que sepan que cuentan con nosotros para lo que necesiten. Ya me veo cuidando a esos niños y malcriándolos con dulces cuando ustedes no estén mirando —bromeé, aunque mi emoción era genuina.

—Y yo puedo enseñarles a pelear y defenderse, si quieren. Aunque espero que no hereden la obsesión de Jungkook con los videojuegos —añadió Yoongi, haciéndonos reír.

La noche continuó con más risas, más historias, y un brindis por el futuro de Jin y Jungkook como padres. No podía evitar pensar en cómo habían cambiado nuestras vidas, en cómo todos habíamos crecido y encontrado nuestro camino de alguna manera.

Taehyung.

Taehyung no asistió a la boda,
Él sabía que aún tenía mucho que sanar. Había empezado terapia unos meses atrás, algo que supongo fue difícil para él, pero que finalmente lo ayudó a enfrentar todos los demonios que había estado cargando en silencio.

En sus sesiones, aprendió a perdonarse por las decisiones que había tomado y a entender que el amor, aunque poderoso, no siempre era suficiente si no estaba acompañado de honestidad y respeto.

Mientras hacía mis rondas no pude evitar escuchar su charla con su psicólogo.

—¿Crees que algún día seré capaz de amar de verdad? —preguntó Taehyung durante una de sus sesiones, su voz llena de vulnerabilidad.

—Creo que ya lo hiciste, Taehyung. Pero amar también significa aprender, y ahora estás en ese proceso. No necesitas apresurarte. Llegará cuando estés listo —respondió su terapeuta con una sonrisa cálida.

Poco a poco, Taehyung empezó a reencontrarse con la mejor versión de sí mismo. El cambio era muy notorio incluso para mí que solo miraba de lejos.

Hoseok.

Mientras tanto, Hoseok estaba ocupado abriendo un nuevo negocio de danza y entrenamiento. Lo que empezó como un pequeño hobby ahora era un estudio para principiantes.

Hoseok no solo había encontrado éxito profesional, sino también personal.

Aunque no había hablado mucho de su vida amorosa, era evidente que estaba feliz y satisfecho, con su misteriosa pareja.

Namjoon.

Namjoon, por su parte, seguía dándose a conocer con su consultorio de psicología.

Sus habilidades y su empatía lo convirtieron rápidamente en uno de los psicólogos más respetados de la ciudad.

—No creo que haya nada más gratificante que ver a alguien entrar a mi consultorio con el corazón roto y salir con esperanza —me dijo Namjoon una vez, justo después de que Taehyung salió de su consultorio y me vio fondeando cerca, no era la primera vez que me descubría.

Tal vez sabía mi historia con su paciente.

—¿Y tú? ¿Quién te da esperanza a ti? —le pregunté, curioso.

Namjoon se rió y tomó un sorbo de su café antes de responder.

—He aprendido que la esperanza no siempre viene de otros. A veces, viene de dentro de uno mismo. Pero si estás preguntando si hay alguien especial... bueno, todavía estoy esperando. Pero no tengo prisa.

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Espero seguir viendo sus votos y/o comentarios en otras historias.

Adios.

Las invito a leer mis otras historias. 😢