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15


El problema es
Que a veces decimos
Adiós y dejamos
La puerta abierta.

El encuentro se sentía tenso y lleno de emociones encontradas. Al verle nuevamente, mi corazón traicionado sintió una mezcla de tristeza y odio al recordar la deslealtad que había sufrido.

Tanto de mi amigo, como mi pareja.

Aunque hubo un pequeño momento de nostalgia, la herida en mi corazón seguía latente.

Y dolía.

Mucho.

Las palabras no me salían de la garganta, se posaron ahí, formando un nudo que me impedía gritar todo lo que había callado, cuando nuestras miradas se cruzaron por causas desconocidas, pude sentir rencor, las palabras eran escasas y la tensión se palpaba en el aire.

Aún me debatía entre la necesidad de perdonar y el dolor que aún sentía.

Pero en TaeHyung no pude persivir un rastro de remordimiento o arrepentimiento por sus acciones pasadas.

Y me lastimaba, me hería recordar que nunca se disculpó.

El encuentro me sirvió para enfrentar a la realidad de lo sucedido, de lo difícil, también fue un paso necesario para sanar mis heridas o, al menos, iniciar un proceso de reconciliación.

No con ellos, si no con el viejo Jimin, que aún se sentía culpable por lo ocurrido.

Superar completamente su traición requeriría tiempo y un esfuerzo sincero de ambas partes.

Pero TaeHyung no podría de su parte. Lo supe cuando escuche mi nombre resonar por los altavoces del auditorio.

Sentí como me hacía pequeño mientras intentaba escapar, sentía que había hecho algo horrible y debía escurrirme sin que nadie me viese.

Pero ahí estaba TaeHyung, llamándome una vez más.

—Park Jimin. —Volví a escuchar, de pronto sentí todas las miradas sobre mi.

Y sobre todo senti su mirada penetrante hasta el alma.

Destrozando la poca cordura que tenía.

¿Escapar? No ya le he hecho suficiente.

Pero el verlo no podía evitar recordar como me sentí al verlo con mi esposo, al verlos tomados de la mano, besándose.

Al verlo tomar mi lugar, después de dejarme de lado.

No pude evitar que un par de lagrimas recorrieran mis mejillas.

—Es un viejo amigo. —Continuo hablando mientras todos prestaban atención a sus palabras. —¿Como te va? Sabes yo vivo feliz con mi esposo. —Hablo con altanería, lo sabía. TaeHyung sabía que sus palabras me lastimaban y parecía que lo disfrutaba.

—Ya he tenido suficiente. —Balbucee solo para mi.

Quería destrozarlo, quería lastimarlo tanto como él lo hacía conmigo, así que solo hablé.

Abrí la boca sin pensar.

—Me ha ido bien. —Conteste con una sonrisa.—Claro que te va bien, después de todo el fue mi esposo antes que el tuyo. —Solté aún con la mirada arriba, sin embargo pequeñas lacras rebeldes seguían saliendo sin permiso. —Se que él te hace feliz, como lo hacía conmigo.

Hubo un silencio incómodo en el auditorio, mi compañero tomó mi brazo y me arrastró fuera del auditorio, junto a una gran cantidad de estudiantes.

Supongo que nadie quiere escuchar las palabras de un traidor.

Sentado bajo un árbol, en algún rincón de la universidad. El murmullo suave de las hojas y el aroma fresco de la naturaleza es envolvente, creando un ambiente tranquilo y propicio para la introspección.

Mientras observo las ramas y las hojas, mi mente viaja hacia momentos pasados, reviviendo experiencias, decisiones y esas relaciones que han dejado huella en mi vida.

Mi primer amor.

Algunas memorias me traen una sensación de alegría y satisfacción, mientras que otras me provocan nostalgia, tristeza y arrepentimiento.

En este espacio tranquilo, encontré la oportunidad de comprender mejor mi pasado, aprender de mis errores y valorar los momentos de felicidad que he vivido.

También podría reconocer cómo esos eventos pasados han contribuido a mejorar esta versión de mi.

La conexión con la naturaleza y el ambiente tranquilo del lugar me permiten encontrar paz interior mientras reflexiono sobre mi pasado, sobre quien es Kim TaeHyung, Min Yoongi y yo, Park Jimin.

Sin embargo no todo es tranquilidad, pude percibir su aroma incluso a la distancia, incluso creí que era mi imaginación.

Pero no me equivocaba, Min Yoongi yacía frente a mi.

Parece que lo había manifestado.

El encuentro de mi antiguo amante, uno que me fue apartado de golpe y Justo ahora aparece con la misma intensidad con la que se había marchando.

Ver su rostro me lleno de nostalgia, quería llorar al ver su rostro más pálido y ver que había perdido por lo menos 5 kilos, era emocionante, mi corazón aún lastimado seguía latiendo, y sobre todo era triste, los recuerdos compartidos revivieron emociones que creí muertas.

Mis sentimientos por el aún son latentes.

Lo supe cuando empecé a llorar sin previo aviso.

—Te ves diferente. —Fue lo primero que dijo.

Seguía sin disculparse y eso me lastimó aún más, pronto toda la nostalgia, alegria e incluso la tristeza que sentía al verlo desaparecieron y lo volví a odiar.

Me puse de pie sin responder, hoy ya había tenido suficiente.

Mi celular vibro justo en el momento indicado, Hoseok llamaba.

—Si. —Respondí tan pronto tome la llamada.

El amor de mi vida está justo detrás de mi.

No, corrección Min YoonGi estaba detrás de mi.

Con cada paso me alejaba de él y me acercaba a Jung Hoseok.

Llegaré por ti en unos cuantos minutos. —Escuche al otro lado de la línea.

Había olvidado por completo que hoy era mi primer día como novio de él, Jung Hoseok.

—Jimin, debemos hablar. —Escuche  a mis espaldas, pero no lo soportaría, hoy no lo soportaría.

Así que decidí ignóralo.

Ahora era mi turno de dejarlo atrás.

—Te espero. —Respondí finalizando la llamada.

Los brazos de Hoseok rodeando mi cuerpo se sentían como un escape, como la seguridad que necesitaba en este momento.

Pero no eran los brazos de alguien que amas.

Podía sentir seguridad pero no protección.

Abrió la puerta del copiloto, permitiéndome el acceso, me puso el cinto de seguridad pero cuando trato de besar mis labios retrocedí, casi como un instinto.

Evite sus labios.

Y solo un segundo después caí en cuenta que no lo estaba intentando, que no intentaba abrir mi corazón para alguien más.

—Lo siento. —Susurre, jalándolo del cuello antes de que se alejara de mi.

Intenté besar sus labios, pero rápidamente mis reflejos besaron su mejilla.

Volví a evitar sus labios.

—Tal vez otro día. —Aseguró con una sonrisa.

—Lento, vayamos lento. —Pedí, devolviéndole la sonrisa.

Hoseok solo asintió en silencio y se dirigió a su asiento.

—He planeado una cita. —Confesó antes de empezar a conducir. —Lo he planeado iremos a cenar y te llevaré a mi bar favorito.

Iniciativa, fue lo primero que se me vino a la mente, Hoseok tomaba la iniciativa para salir conmigo.

—Una cita no estaría mal. —Hable bajo, viendo por la ventana.

—Puedo llevarte a tu casa, te veo cansado. —Explicó tomando mi mano para después depositar un casto beso en mis nudillos. —Puedo dejar la cita para otro día.

—No, hagamos esto. —Asentí entrelazando nuestras manos. —Tengamos una cita.

—Tengo reglas para esta cita Jimin. —Sentenció con un voz diferente al que había estado hablándome, soltó el agarre de nuestras manos y estiro la suya al instante. —Cero celulares, dámelo. —Señalo su propia mano con una mirada.

Lo entregue sus objeción alguna y seguimos con nuestro camino.

En el oscuro y animado ambiente del bar, intentaba encontrar una conexión entre Hoseok y yo, que nos encontrábamos bailando.

Siguiendo el compás de una suave melodía, nuestros cuerpos se entrelazaron con gracia pero sin pasión, no creamos una danza cautivadora que pareciese encapsular todo el universo a su alrededor.

Y nuestras miradas no tenían ese juego de complicidad, nuestros movimientos no reflejan un profundo amor.

Pero la luz tenue resalta los destellos de en sus ojos mientras se dejan llevar por la música, formando una escena inolvidable en medio de la atmósfera enérgica del bar.

Sin embrago Min no salía de mi cabeza y tal vez se debía a las bebidas que tome con Hoseok para atreverme a bailar.

—Descansemos un poco. —Susurre cerca de su rostro.

Estaba cansado y no me apetecía seguir bailando.

Hoseok asintió en silencio y en un segundo se encontraba besando mis labios lento al ritmo de la canción.  —Uno más. —Pidió en un susurro.

Esta vez no puede reaccionar y nos dejamos llevar, por la música, por el alcohol en nuestros cuerpos.

O por simple deseo carnal, pues fue demasiado pronto cuando los labios de Hoseok volvieron a atrapar los míos, en un largo beso sin fin, tal largo que me atreví a cerrar mis ojos.

—Te amo Jimin. —Escuche a medio beso, aun con ojos cerrados.

—Te amo mas YoonGi.

Oh Mierda...

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