II
Suena una voz melodiosa alrededor, escuchas la voz de una de tus cantantes favoritas cantar en un idioma diferente de los que te rodean. La oyes hablar sobre el desamor, sobre algo enfermizo entre dos personas que no supieron amarse. Repites sus versos mientras te observas en ese espejo del baño y te aplicas el delineador sobre el contorno de tus ojos. Parpadeas y te alejas del espejo. Observas como tu copia te sonríe con ironía, casi burlándose de ti, pues renunciaste al estilo tan elegante y pulcro que solías -te dijeron- tener. En cambio, regresaste a tu aspecto descuidado de vaqueros rotos y sudaderas anchas de series japonesas que antes tanto te gustaban. También volviste a dejar libre tu flequillo ondulado sobre la frente, renunciando a los fijadores que tanto tiempo te quitaban todas las mañanas.
Porque tú tienes muchos talentos ocultos a ojos de los demás y uno de ellos es fingir estar muy bien. ¿Cuál es la razón de este cambio tan repentino sino?
Respiras profundamente y desvías la vista hacia unas gafas de pasta morada que dejaste al lado del vaso donde están cuatro cepillos de dientes de diferentes colores cada uno. Bufas y coges el del color rosa para tirarlo en la papelera antes de ponerte las gafas y salir con los hombros caídos de ese cuarto. Decidiste renunciar a las lentillas porque te causaban irritación, pero las usaste durante meses, porque a ella le gustabas más sin tus lentes. Decía que te hacía ver demasiado aniñado y resaltaban tus ojeras y párpados oscuros. A ti te gusta la manera en que se marcan.
Sales del cuarto con el paso lento y desganado. Estás exhausto, te quedaste despierto hasta muy tarde. No pudiste dormir debido a las múltiples idas y vueltas de las imágenes reproducidas en tu cabeza sobre ella, para mi frustración. He perdido la cuenta de las noches que llevas en vela.
Te duele, lo sé, la extrañas y también lo sé. Pero deberías saber -admitir- que era inevitable, que tarde o temprano ocurriría. Era demasiado exigente, demasiado perfeccionista, demasiado asfixiante. Y tú demasiado dócil. Pero también era amable, graciosa, fiel, dura. La amabas -la amas-, el resto no importaba. Y es que ella te escuchaba, te abrazaba cuando lo necesitabas y te brindaba el espacio que a veces le pedías.
La luna y el sol.
El yin y el yang.
Mas se dice que los polos opuestos se atraen, ¿cierto? Sin embargo una mujer dijo una vez que sí se atraen, pero nada más; no se comprenden y por eso es que siempre chocan.
Saludas a tus padres dándoles los buenos días de forma vaga, ellos tan solo te observan entre escépticos y consternados. Hace tiempo que no te ven vestido de aquella forma tan... informal. Esquivas sus miradas curiosas y sales casi corriendo de tu casa, no quieres contestar a sus preguntas. Te ponen nervioso y tampoco te hace gracia someterte a interrogatorios suyos. Esperas el ascensor y aprovechas para conectar los auriculares a tu móvil. Emprendes camino a tu instituto.
Te sientes incómodo cuando llegas, muchos te echan miradas extrañas, algunas burlonas, otras confusas. Así fueron los primeros días después de enterarse absolutamente todo el instituto. Tenías la esperanza que con el pasar de los días se terminaran las miradas y murmullos por lo bajo. Y así fue, pero por alguna razón hoy han vuelto. Al fin cabo fuiste tendencia durante mucho tiempo, no siempre se ve al suicida con la más popular de todas las clases de bachillerato.
No en este pueblo al menos.
Pero no dices nada, tan solo te encoges más, bajas la mirada y aceleras el paso hacia tu taquilla.
Una de las cosas que más odias en el mundo es ser el centro de atención, otra es que tu taquilla esté en pleno pasillo principal, aquél que une los distintos edificios que conforman el recinto escolar, por donde todos tienen que pasar para llegar a sus aulas. Justamente hoy no te apetece parar ahí, a la vista de todos aquellos cazadores de ojos inquisidores en busca de una presa fácil. Lo malo es que la única presa aquí eres tú.
Entonces, ¿cómo aguantaste la popularidad de ella, cariño?
Llegas y abres la taquilla con una llave casi minúscula que solamente tú tienes colgada en tu llavero. Dejas la mochila dentro, sin fijarte que la cremallera se ha abierta, y bufas al ver caer los libros y cuadernos de dentro. Los murmullos zumban en tus oídos cuando te agachas. Recoges el libro de historia de España. Das un respingo cuando alguien te empuja cayéndote de bruces. Escuchas reír a algún chico con ganas de "movidas", lo ignoras y finges ignorarlos. Te pregunta si lloraste como nenaza e imita a un bebé llorón, también pregunta qué excusa te dio, añade que le das pena y que se descojonará cuando lo veas.
Tú no hablas, pero te encoges en tu sitio como un animal cazado y asustado. Te preguntas de qué coño habla y piensas en lo ridículo que se ve gesticulando de aquella forma. Ni que tuviera diez años. Además, pasó ¿cuánto? ¿tres, cuatro semanas, tal vez? ¿Qué le ha dado a aquél niñato para joderte justo ahora?
Sin embargo, alzas la mirada al oír a una mujer. Le exige que te deje en paz y añade burlas hacia él por creerse muy macho por reírse de ti como si fuera subnormal -foca diría yo- . Te defiende diciendo que al menos tú saliste con ella, que a él le reenvía todos los regalos que le manda con una nota amenazándole con denunciarle de acoso como no parara.
Haces un intento de ocultar la sonrisa que involuntariamente amenaza con salir en tu boca. Arreglas tus gafas y te paras de pies. Sigues con la mirada al chico; se va entre furioso y completamente humillado. Varios que estuvieron cerca y escucharon se rieron entre dientes. Él les gruñó y enseñó el dedo. Lo reconoces. Vais juntos en la misma clase.
Das las gracias a la chica y ella hace un amago con la mano, restándole importancia. Será un año menor, casi de tu misma altura y con un cabello brillante te todos los colores posibles. Arrugas los labios e inclinas ligeramente la cabeza, pero la mirada de ella observando un punto detrás tuya te hace dar la vuelta. Se te forma un nudo en el estómago y dejas de respirar por unos segundos.
Ella.
Un chico.
Riendo.
Tomados de la mano.
¿No te había dicho que quería estar sola?
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