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Ni nada ni nadie


Elliot cerró la tapa del portátil, se quitó las gafas y se rascó los ojos. Se estiró, y sonrió por haber terminado el artículo a tiempo. Había quedado con Lyeen para ir al cine, pero no sabía qué película iba a ver ya que era sorpresa. Se duchó rápido y se vistió con una camiseta de Los cazafantasmas*, unos tejanos y unas deportivas.

Después de asegurarse que todo estuviera en orden, estuvo dispuesto a salir, y se encontró con su padre y un señor que no conocía.

—¡Hola hijo! —dijo dándole un abrazo.

—Papá, ¿qué haces aquí? —Miró a su acompañante.

—Oh, éste es Marcel Power, mi padrino. Te había hablado de él.

Marcel era un señor de unos sesenta años, con el pelo rizado y corto, con unas pocas canas. No era muy alto, pero por su forma de andar, se sentía tan seguro que parecía medir unos centímetros más.

—Encantado de conocerte. —Le sonrió solemne y le dio la mano fuerte y seguro.

—El placer es mío. Gracias por ayudar a mi padre —dijo Elliot dejándolos pasar.

—No es nada. Esperamos no molestarte —dijo Marcel.

Elliot miró el reloj y vio que tenía tiempo.

—Bueno, iba a salir, pero puedo quedarme un rato.

—Eres muy amable. Michael, ¿nos puedes dejar un momento?

—Claro. —Se puso de pie—. Te dije que mi hijo era genial. —Le guiñó el ojo a su padrino antes de irse.

—Tiene razón —le dijo Marcel con su grave y calmada voz—. Te estás portando muy bien con tu viejo.

—No es nada... —Se ruborizó—. Mi padre siempre exagera.

—Te quiere mucho.

Elliot asintió y se apoyó en el respaldo del sofá, mirando la hora de nuevo.

—¿Cómo lo lleva?

—Pues estos últimos días no muy bien. Necesita distraerse y yo, tengo que ausentarme unos días de viaje. He sido abuelo —dijo con una sonrisa entrañable.

—Enhorabuena.

—Gracias. Necesita que estés con él este fin de semana.

—Oh... —Elliot pensó en las ganas que tenía de estar con Lyeen a solas—. Por supuesto que sí, puede quedarse conmigo.

***

Cuando aparcaron, la tarde empezaba a ser un poco fresca, pero agradable. El cine Althea, estaba en un antiguo edificio gris, con un enorme cartel blanco luminoso. Elliot vio a Lyeen, que los esperaba al lado de las taquillas. Llevaba un vestido verde hasta las rodillas, y el cabello con una trenza al lado. Elliot pensó que estaba preciosa.

—¡Hola! —le dijo Lyeen saludándolos con la mano—. Doctor Caws me alegro de verle.

Elliot le había preguntado a Lyeen por mensaje, si le importaba que su padre fuera; le dijo que no tenía ninguna problema.

—Ya te he dicho que me llames Michael. Lyeen, estás muy guapa. —Pasó la mano por la espalda de Elliot—. Vamos, hijo, ¿por qué no le dices lo guapa que está?

—Papá, yo sabré si está guapa o no... —Rodó los ojos y luego vio que ella lo miraba con una ceja levantada—. Quiero decir, estás muy guapa Lyeen.

—Gracias —dijo con una sonrisa traviesa—. ¿Entramos? Empieza en diez minutos.

Elliot miró el cartel y cuando vio el título no pudo evitar sonreír: Braindead* estaba siendo proyectada. Era una de sus películas favoritas. Recordó que la vio con su abuelo y desde entonces, todas las películas que veían juntos eran de serie Z. Se divertían mucho y los recuerdos le trajeron felicidad.

—No me lo puedo creer. —Se acercó a ella y la besó—. ¿Cómo sabías que me gustaba esta película?

—Bueno, teniendo en cuenta que te gusta Sharknado —dijo dándole las entradas a la trabajadora de chaleco rojo—. Empecé a investigar ese tipo de cine, y vi que daban esta.

—Chicos, id tomando asiento, yo voy a por las palomitas —dijo Michael yendo a la barra.

Elliot cogió la mano de Lyeen y entraron en la sala, que estaba casi a oscuras. Le sorprendió ver que estaba al completo. Se sentaron en la última fila, y al instante, Elliot la besó con ternura.

—Siento que no podamos estar a solas —le susurró—. Te prometo que te compensaré.

—No pasa nada. Además, está bien pasar tiempo con tu padre.

Asintió serio y divisó a su padre subir las escaleras para llegar a ellos. Se fijó en que llevaba dos cubos enormes de palomitas, y una trabajadora del cine lo seguía con las bebidas.

—Papá, ¿qué es todo esto? —le dijo cuando se sentó a su lado.

—No quiero que paséis hambre. Muchas gracias por tu ayuda, Gretchen —dijo sosteniendo las enormes bebidas.

—De nada, doctor Caws —le dijo la chica antes de marcharse. A Elliot le recordó a la protagonista de Brave.

—¿La conoces? —preguntó Elliot.

—No, que va.

Su padre no había cambiado en años. Era una persona muy sociable, y no se sabía cómo, pero siempre se salía con la suya. Le alegraba ver que esa esencia no la había perdido pese a su problema con el alcohol.

—Lyeen, gracias por dejar que venga. —Le dio uno de los cubos enormes de palomitas—. Espero no molestar. —Empezó a susurrar cuando las luces se apagaron.

—No es nada —dijo Lyeen con una sonrisa.

Elliot pasó el brazo por los hombros de ella para poder besarla.

El silencio se hizo en la sala y empezó la proyección.

—Dios mío, ¡era horrible! —dijo Lyeen al salir a la calle—. ¿De verdad la dirigió Peter Jackson?

—Sí, es genial. Un clásico —dijo Elliot agarrando la mano de Lyeen.

—Para clásico, la película de mi novela —dijo Michael—. ¿Le has hablado de ella a Lyeen? —Elliot negó la cabeza—. Te lo explicaré todo mientras cenamos.

—Aún estamos llenos por los treinta kilos de palomitas que nos has hecho comer —dijo Elliot con la mano en el estómago.

—Vamos, vamos, por aquí hay un sitio de bocadillos buenísimo, ya veréis.

Empezó a andar, por lo que fue imposible negarse. Miró a Lyeen y la notó un poco inquieta.

—¿Estás bien?

—Sí, no te preocupes.

—Vale. —Se paró delante de ella y besó su mano—. Después de cenar, podemos ir a mi casa, y estaremos solos, mi padre estará dormido.

—No sé...

—¿No vas a quedarte?

—Esa era la idea, pero no quiero molestar.

—¡Chicos, vamos! —bramó Michael delante de un local con una diminuta puerta.

—No molestas —dijo Elliot ignorando a su padre—. Quédate —le susurró en su oído—. Me apetece que volemos juntos.

—Está bien. —Lyeen le sonrió y se dirigieron donde les esperaba su padre.

***

Cuando se quedaron a solas, Elliot llevó a Lyeen hacia la cama y la besó con pasión, deseando poseerla. Habían cenado y pasado el rato con su padre, que parecía sentirse feliz, cosa que alegraba a Elliot. Pero notaba a Lyeen un poco apagada, y sus besos apenas perceptibles lo confirmaron.

—¿Estás bien? —le preguntó apartándose.

—Tengo algo que contarte —le dijo triste.

—¿Qué? —Se puso las manos tras el cuello, esperando, como siempre, malas noticias—. ¿Qué ha sido esta vez?

—Elliot. —Se frotó los ojos cansada—. Tu madre ha estado en mi casa esta mañana.

—¡¿Qué?! ¡¿Porqué?! —Se puso de pie para esperar la respuesta.

—Esto no es fácil... —También se puso de pie—. No quiero que te vuelvas loco ni nada, ¿vale? —Le puso la mano en el pecho—. Quiero que estés tranquilo.

—Está bien —dijo respirando hondo—. ¿Qué quería?

—Tu madre... nos ha ofrecido dinero... —Apretó la mandíbula, y lo miró fijo—. Nos ofreció dinero a cambio... a cambio de que yo te dejara.

—¡¿Qué?! —Elliot se apartó de Lyeen y se pasó las manos por el cabello. Dio vueltas por la habitación—. ¡No me lo puedo creer! Jamás pensé que fuera capaz de hacer algo así... ¡¿Quién hace algo así?!

—Lo siento mucho, Elliot. —Lyeen lo abrazó por detrás y apoyó su frente en su espalda—. No es justo.

Elliot cerró los ojos y se calmó al sentir su contacto. Se dio la vuelta para acunar su dulce rostro, que le daba la vida.

—Soy yo quien lo siente por ti. ¿Estabas sola?

—No, estaba también mi madre.

Elliot se sintió avergonzado porque Carmen hubiera conocido a su madre.

—¿Sabes qué? No me importa —le dijo Elliot—. No me importa, porque estoy con la mujer más maravillosa e increíble del maldito universo. —Ella le sonrió ampliamente—. Y te aseguro que no hay nada ni nadie, que pueda hacer que mi felicidad de derrumbe. —Apoyó la frente en la suya—. ¿Entiendes? Ni nada, ni nadie.

—Elliot —dijo tras besarlo con más pasión—. Ni nada, ni nadie.

Pese a que Elliot le había dicho a Lyeen que pasaría del tema de su madre, no aguantó, y necesitaba llamarla. Anduvo inquieto, hasta que al final le dijo a Lyeen que iba a salir a comprar preservativos. Sólo pisar la calle, marcó su número de teléfono. Por suerte no tardó ni dos tonos en responder, así que pudo desfogarse al instante.

—¡¿De qué demonios vas?!

¿Elliot...? —dijo su madre inocente.

—¡¿Le has ofrecido a mi novia dinero para que me deje?! ¡¿Qué demonios te pasa?!

Elliot, escúchame...

—No pienso escucharte, quiero que te olvides de que tienes un hijo. No me llames, no quiero saber nada de ti.

Elliot, por favor —dijo autoritaria—. No seas crío. Llevas años estancado en tu carrera, deberías estar en el hospital, haciendo investigaciones y haciendo avanzar la ciencia. Todo por el recuerdo de mi padre. —Resopló fuerte—. Elliot, cuando estés listo para marcharte, no lo harás porque tienes a tu novia.

—¡¿Tú que sabrás?! —le espetó dando una patada en una farola.

—Incluso te has saltado clases, que ha tenido que hacer la doctora Hudson.

—¿Cómo sabes eso?

Porque ella me lo contó. Entre nosotras nos ayudamos.

—Mira, de verdad, es que me importa una mierda, hago con mi vida lo que quiero. —Una señora que pasaba por ahí lo miró seria.

Dios, vas a echarlo todo a perder por una chica guapa.

—No es sólo eso. Estoy enamorado de ella.

—El amor pasa y caduca. Dejarás de quererla y serás infeliz en tu trabajo. Ella no te aporta nada intelectualmente, además...

—¡Mira, me da igual lo que pienses! ¡Voy a colgar y a bloquearte! —le gritó mientras se separaba del aparato hasta pulsar el botón rojo.

Respiró hondo y se apoyó en la pared. A ella sí que no pensaba perdonarla. Perdonar a su padre que estaba enfermo, era una cosa, pero a su madre no, eso era muy distinto. Se encaminó hacia casa, pero luego se dio cuenta de que no tenía coartada y se giró de nuevo en dirección a la farmacia.


***

¡Hola! ¿Qué tal? Espero que estés bien, si no te mando luces y colores desde aquí :) . Como siempre, gracias por leer querida lectora. 


*Ghostbusters, en español Los cazafantasmas, es una película estadounidense de 1984 del género comedia con algunos toques de ciencia ficción.  

 * Braindead (nombre alternativo Dead Alive, titulada en España Braindead: Tu madre se ha comido a mi perro y en Hispanoamérica Muertos de miedo) es es una película que mezcla los géneros de terror y comedia con gore, estrenada en 1992 y dirigida por Peter Jackson.  

  *Brave (titulada Valiente en Hispanoamérica e Indomable en España) es una película de animación 3D estadounidense.

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