El día era nublado, apenas se sentía la brisa matinal de cada mañana pero esta decía ser una extraña excepción. La chica de cabello t/c caminaba rumbo al establo, deseaba poder cabalgar un poco después de habe tenido su cotidiana serie de entrenamientos con la rubia Petra.

Algunas gotas caían sobre sus hombros, reflexionaba el tiempo que había pasado desde que ingresó a la Legión de Reconocimiento, cómo perdió a personas pero que también ganó de nuevo a alguien, y eso lo agradecía profundamente. Miro a su caballo mientras le daba de comer algunos terrones de azúcar, le gustaba poder hacer feliz al menos a alguien.

Ni siquiera recordaba el porqué de su pelea, desde aquella escena donde tropezaron en su oficina las cosas se habían vuelto tensas desde entonces.

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Aún sentía la respiración sobre ella, los labios del azabache se entreabieron y cerró sus ojos mientras acercaba su rostro hacia ella. No sabía si corresponder, había sido tan repentino todo que cuando menos se dio cuenta estaban a milímetros de sellar sus labios en un beso.

—¡Enano! —abrió sin pudor la puerta la castaña acompañada de Moblit, los dos agachados se separaron al instante oyendo un gruñido por parte del azabache—. ¡Caray! Lamento haber interrumpido pero quería decirles que Erwin nos espera dentro de unos minutos.

Sin más qué decir, cerró la puerta sin poder dejar decir algo, ambos se miraron y el primero en romper la tensión fue ella levantándose y brindando la mano al azabache quien no dudó de tomarla para luego salir de la habitación sin dejarlo emitir ni una palabra.

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De solo recordarlo se sonrojaba a más no poder, le asombraba la idea de que iba a dejarse besar por el hombre que antes quería como a un hermano. Las gotas se intensificaron y ella bajó de su caballo, no quería que este estuviera débil para cuando hubiera una expedición. Hasta ahora era su mejor amigo.

Acicalaba a su caballo cuando sintió algo sobre sus hombros, era el saco del azabache—. No deberías estar aquí, tomarás un resfriado —su voz se colo detrás de ella.

La ayudó a resguardar su corcel y finalmente se dirigieron a su oficina. Ambos tomaron asiento en sus respectivos lugares y comenzaron de nuevo con sus papeleos, no se dirigían la palabra pero alzaban su vista cuando el otro estaba desprevenido.

—Gracias, la lavaré para que no esté sucia —fue lo único que se le ocurrió decir a ella.

—Como sea —contestó tajante dirigiendo su mirada a ella.

Ambos conectaron sus miradas y en ese momento se perdonaron, ella tomó una de sus manos y la dirigió a su boca dejando un beso corto. Tras unos segundos en esa posición se reincorporaron.

—Levi, sé que nos conocemos de hace mucho tiempo pero no nos conocemos a profundidad, solo éramos unos niños que sobrevivían en la ciudad subterránea, creo que estoy lista para poder decirte lo que recuerdo de todo el infierno que he vivido, si es lo que tú quieres.

Los ojos del azabache se abrieron de par en par, estaba sorprendido y a la vez agradecido por la muestra de confianza y cariño que le dedicaba ahora aquella chica. Había esperado por ese momento y el también se abriría a ella de corazón.

Ambos tomaron una taza de té que ella sirvió tiempo atrás, tenían los mismos gustos y eso les hacía ahorrarse otro alimento.

—Este té es mi favorito porque fue el primero que probé en toda mi vida, y al ver tu cara feliz mientras lo tomabas me incitó a probarlo —habló primero el azabache dando un sorbo a su bebida.

La cara de ella se tornó en un color carmesí claro, le había sorprendido el gran gusto por el té negro que ni ella tenía.

—Aquel té fue el primero que probé cuando tiré sin querer algunas cajas de comida de unos señores —hizo énfasis en la expresión "sin querer", haciendo que el ojigris soltara un bufido que sonaba más a burla.

Pasaron un tiempo así, hablando de sus recuerdos y cómo se sentían, ella consoló a Levi cuando le dijo acerca de Isabel y Farlan. Había pasado tiempo pero aún le dolía su muerte.

—Conocí a Farlan el mismo día en que te fuiste y pensé que estabas muerta —bajó su cabeza decaído por sus palabras, mientras ella daba pequeños masajes en forma de circulo sobre su mano—. Dicen que nunca escucharon de ti, solo puede saber que tu apellido era Diermissen porque un viejo lo mencionó por... ya sabes, a la fuerza.

Ella asintió entendiendo sus métodos, era algo normal que ocurriera, era finalmente la ciudad subterránea.

—Yo tampoco sé mucho acerca de cómo llegué a la superficie —comenzó a relatar—: "Ese día había por algunos miembros de la policía militar, pero era algo diferente. Había uno que sobresalía de entre todos, su cabello era largo y traía consigo un sombrero. Dijo algo acerca de un enano que tenía a su cuidado y que dejó porque..." —no estaba segura si debía continuar, Levi tomó su mano con un poco de fuerza, ella lo miró y vio que él estaba dispuesto a escuchar—. "El tipo dijo algo acerca de un niño que tuvo a su cuidado pero que lo dejó porque le era ahora inservible". Yo en ese momento me eché de mucha furia y sin muchas posibilidades lo ataqué esperando al menos dejarlo herido, tenía ganas de cortarle la lengua para que no dijera más tonterías... —hizo puños su mano y poco después se calmó—. Pero como sabes, solo alcancé a darle un ligero rasguño con el cuchillo. Eso sí, le quedaría cicatriz de eso. Una chica rubia que estaba con él comenzó a darme muchos golpes, incluido él. Finalmente me dejaron golpeada y maltratada en algún lugar de la superficie. "Creo que venderla a alguno nos dará algo de dinero", fue lo primero que escuché decir a la rubia a alguien, pero me di cuenta que el hombre del sombrero no estaba con ella. Como pude, me escapé de ahí y caminé y corrí hasta que me desmayé nuevamente. Al despertar vi al padre difunto de Thomas y a él, su familia me acogió como una hija más y estuve y estaré siempre agradecida con ellos. Sin su ayuda, no podría haber regresado contigo, Levi.

Ambos se fundieron en un cálido abrazo, algunas lágrimas brotaron de las mejillas de ella feliz de poder estar con él, le asustaba la cercanía que tenían pero sin él, ella ya no habría tenido una razón para seguir viviendo, es lo que se repetía a diario.

Colocaron su toque frente con frente mientras cerraban los ojos, aquello les brindaba una calidez singular y que solo era posible entre ellos dos.

—Te quiero —habló Levi con el tono de voz suficiente para que solo ella lo escuchara—. Diermissen, siempre te he querido y te querré. No importa si no es lo mismo que sientes, lo comprenderé, pero lo que quiero que sepas es que siempre estaré a tu lado. Es como si una fuerza me obligara a protegerte, y no pienso contenerme de eso.

—Levi —lo interrumpió conmovida mientras acunaba su mejilla con su mano—. Yo también te quiero. Pensé que no era así pero no puedo engañarme, y estoy tan feliz de poder reconocerlo.

Sentían sus deseos de estar así para siempre, la poca distancia que quedaba fue acortada por el azabache, en un beso tímido y cálido que había deseado darle hace mucho tiempo y que ahora estaba feliz de poder hacerlo.

Se separaron tras estar unos segundos así, se miraron a la cara, sonrojados por sus acciones, y ella soltó una risa nerviosa.

—Vamos a comer —lo tomó de la mano mientras se dirigirían al comedor aun tomados de la mano, algo que le agradó mucho a él a pesar de no haberlo demostrado.

Había esperado por años, desesperanzado por su muerte, y ahora, estaban juntos nuevamente y nada lo separaría de ella.

O eso es lo que creían ambos.

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¡Hola!:D espero que les haya gustado este capítulo. Lamento que sea tan corto pero ya lo repondré en el siguiente capítulo. Preparen los pañuelos porque se viene fuerte jsjsjs espero que les guste y si es así haganmelo saber, ¿qué creen que sienta Levi? ¿Creen que haya activado su fuerza Ackerman con ella? 7u7

Esperando que se encuentren bien, nos vemos la próxima semana. Les amo ♡