Retorno (I)
—Reine...
—Shin...
Murasame Reine había regresado y para Shidou no existía palabra alguna que expresara lo que su corazón sentía en ese momento.
Titubeante, pero lleno de valor, acortó la distancia entre ambos tomando así a la mujer de cabellos grisáceos, aferrándose a ella para no perderla nunca más.
—Shin... —la suave voz de Reine, que siempre se había mantenido serena, se quebró en un instante.
—No vuelvas a irte—pidió Shidou mientras sentía como su alma dejaba al desnudo ese sentimiento de amor que por mucho tiempo intentó mantener oculto para no volver a sufrir—. Por favor, quédate conmigo.
Finalmente, al estar libre de la influencia de Mío, Reine pudo decir esas palabras que tanto ansiaba dedicarle.
—¡Te amo, Shidou! ¡Te amo! ¡Te amo!
Su voz, quebrada por el llanto, dejó salir aquel amor que sentía por él.
Nada de esto era una ilusión, mucho menos se trataba de un paraíso después de la muerte. Sus manos, recorriendo el cuerpo del joven, le decían que su retorno a la vida no fue una mentira.
Las lágrimas que bajaban por sus mejillas terminaron por manchar aquella camisa blanca que él portaba. Apenas se pudo percatar de lo mucho que había crecido, entendiendo de inmediato que el tiempo nunca se detuvo en su ausencia.
Ella no era importante para el mundo...
—Te extrañé... Todos te extrañamos...
Pero para ellos, y para Shidou, su mundo estaba completo con ella presente.
—No me iré... Nunca más lo haré...
•
Los minutos pasaron y Murasame Reine finalmente pudo entender la razón de su regreso.
Tras separarse de Shidou, pudo ver en la mesita de noche algunas fotografías que llamaron su atención.
—¿Te casaste con alguna de ellas? —preguntó Reine, observando con atención las imágenes Kurumi y Tohka, cada una portando un vestido de novia en compañía de Shidou.
—Oficialmente soy el marido de Kurumi—respondió Shidou, mientras cubría el cuerpo desnuda de Reine con una manta para evitar que esta se enfermase por el frío que hacía en la casa—. Te vas a resfriar si no te pones algo.
—Mis ropas deben estar en la bodega de la [FRAXINUS], aunque me hubiera encantado que guardaras mi traje de técnico—bromeó ella, observando entonces el rostro avergonzado de Shidou—. ¿Conservas mi traje?
—A-Algo así...
—¿A qué te refieres con "algo así"? ¿Acaso guardaste mi uniforme? —cuestionó ella, apenas notando el gran armario que estaba en la habitación—. Ese es...
—El armario de Shiori-san...
Aquel nombre trajo recuerdos divertidos tanto para Reine como para Shidou.
Cuando Miku apareció en el radar, ambos tuvieron que pensar en una estrategia para poder acercarse a la idol sin que esta lo matase por ser hombre. Kotori, con su gran imaginación, sugirió vestir a Shidou de mujer lo que terminó ocurriendo dando como resultado el nacimiento del alter ego femenino de este: [Itsuka Shiori].
Esos días fueron una pesadilla para el pobre Shidou quien tuvo que aprender en tiempo récord a maquillarse, así como aprender a caminar en tacones los cuales en un inicio apenas llegaban a los cinco centímetros.
Conforme pasaron los días, Reine, alentada por Kotori, lo ayudó a escoger algunas prendas las cuales nunca tuvo el placer de usar entre las cuales estaban un uniforme muy sexy igual al suyo el cual parecía sacado de una revista para adultos.
—No me digas que aún...
—Los tacones los terminé usando... Pero el resto del uniforme sigue ahí—confesó Shidou, intentando desviar su mirada a otro lado para así evitar mostrar su rostro enrojecido producto de la vergüenza que sentía en ese momento.
—M-Me alegro. Siempre fuiste bueno para ellos—respondió Reine, sintiéndose abrumada por la información que recibió—. Pero no era necesario que lo guardarás, pudiste tirarlo o incluso...
—Querías que viera lo linda que te veías en él, ¿no es así?
—Yo...
—Sé que esto es algo prematuro, o incluso tarde... Creo... El punto es, que Reine-san siempre ha sido linda y algo como eso no era necesario para que yo lo notase.
Reine guardó silencio ante la confesión de Shidou. ¿Acaso él ya sentía algo por ella en ese entonces?
—Siempre les dabas caricias a las chicas... Miku no fue la excepción.
—Y a Reine-san nunca pude darle una por toda la ayuda que me daba—acercándola a él, Shidou finalmente dio aquel paso que en su momento no pudo dar terminando por dejar que ella descansara su cabeza en su hombro como en aquella cita que tuvieron casi al final de su vida—. Sin embargo, siempre que te tengo a mi lado, no hay caricia alguna que pueda demostrar lo mucho que te amo.
—Shin...
Sin decir más, Reine tomó su lugar preferido junto a Shidou recordando con nostalgia aquella cita de ensueño.
El silencio pronto se hizo presente, pero poco importaba eso ya que al estar juntos era como escuchar una oda al amor que se tenían.
—Bienvenida a casa, Reine...
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