Renovación (II)
—Bien, creo que es hora de que dejemos a Reine-san descansar un poco—anunció Kurumi, quien veía de reojo a su hija quien ya se encontraba dormida tras una tarde de juegos.
—También tenemos que preparar la cena—dijo Kotori—. Volveremos pronto, así que no te vayas a otro lado, Reine.
Aquella orden, lejos de ser autoritaria, era una suplica de la menor para que su mejor amiga no fuera de su lado otra vez. Reine, conociendo el corazón de Kotori, decidió responder con una sonrisa provocando en ella un fuerte sonrojo que intentó ocultar al esconderse detrás de su hermano.
—Yo me puedo quedar con Reine-san, después de todo no tengo nada más que hacer—dijo Nia, pero de inmediato fue tomada por Mukuro quien la llevó afuera de la habitación.
—La habitación de Nushi-sama está prohibida para todas—la expresión de Mukuro se oscureció tras decir eso, pero al mirar de reojo a Kurumi con su hija, no pudo evitar soltar un comentario que hizo enardecer a la mangaka—. Bueno, con excepción de Sawa-chan y su madre.
—¡Eso es injusto! ¡Exijo un abogado! ¡Llamaré a Saúl Goodman!
—Nia-san, espera—en ese momento Yoshino se despegó de los brazos de Reine para evitar cualquier conflicto entre la rubia y la mangaka—. Lamento tener que irme—se disculpo, totalmente apenada por tener que retirarse.
—No pasa nada, lo mejor será que vayas detrás de ellas—respondió Reine viendo cómo la peli azul le sonreía con dulzura antes de irse.
Tras esto, Tohka decidió hablar exponiendo así una duda que tenía desde que se reencontró con Reine.
—Reine-san...
—¿Sí?
—¿A ti te gusta Shidou? —aquella pregunta tomó por sorpresa a la mayor quien hasta hace poco pudo esclarecer sus sentimientos por el joven Itsuka.
—Yo...
—Tohka-san, creo que es un poco apresurado el preguntarle esa clase de cosas—interrumpió Kurumi, quien posó su mirada en Shidou al igual que Kotori.
—¿Por qué me miran a mí? —les cuestionó Shidou a ambas viendo entonces como ambas veían a otro lado con el fin de evadir su pregunta.
—Pasaron la noche juntos—dijo Kurumi con una sonrisa algo inquietante.
—No nos avisaste que ella estaba aquí, contigo—añadió Kotori, cuya aura oscura dejaba ver esa inseguridad que tenía sobre su hermano.
Ignorando la conversación que ellos tenían, Tohka dirigió nuevamente su mirada a Reine en espera de una respuesta sincera.
Tras un par de segundos, unos que parecían toda una eternidad, Reine finalmente encontró el coraje para responderle a Tohka con sinceridad.
—No me gusta... ¡Yo amo a Shidou!
Con una mirada decidida, Reine se levantó de la cama quedando de frente con su hija quien sonreía con orgullo por la respuesta que recibió—. Y quiero estar a su lado hasta el último día de mi vida—aclaró, enfatizando lo mucho que amaba a Shidou recordando por un breve instante la sonrisa que Mío tenía por verlos juntos.
—Bien, entonces estamos en el mismo barco—dijo Tohka para así tomar las manos de su madre—. Demos lo mejor de nosotras para hacer feliz a Shidou.
Reine se impresionó por esto, pero sabía muy bien que el corazón de Tohka cambió tras volver de la muerte al igual que ella.
—Sí, hagamos feliz a Shin, mi Shin.
Tras decir eso, el sonido de una camara se hizo presente. Mirando hacia un lado, Reine se topó con Origami la cual tenía una celular entre sus manos cuya cámara principal apuntaba hacia su dirección.
—¿Qué haces?
—Grabo esto para cuando Sawa quiera conocer sobre la historia de su tía/abuela—respondió de forma alegre antes de guardar el teléfono en su bolsillo—. Hasta ahora he grabado a todas, bueno, a casi todas; Natsumi es la única a la que no he podido grabar debido a su constante miedo de arruinar la grabación.
El nombrar a Natsumi, hizo que Reine recordara de golpe lo que sucedió hace un rato.
—Es cierto. ¿Desde cuándo sabes usar [HANIEL] de esa forma?
—Tras tu partida, sucedieron algunas cosas muy alocadas—respondió Shidou cuyo cuerpo se encontró envuelto por ese brillo blanco el cual desapareció a los pocos segundos dejando a Shiori en su lugar—. Mientras Kurumi estaba embarazada, me quedé atrapado en este cuerpo por un tiempo.
Reine miró con cuidado a Shidou. Este no solo había madurado en su cuerpo original, sino que también había crecido junto al cuerpo de Shiori quien se parecía cada vez más a Mío.
—Fue un poco extraño, pero al final me terminé acostumbrando.
—Cabe aclarar que parecía estar embarazada—añadió Origami, quien recibió una regañada por parte de la peli azul.
—¡Origami!
—Sólo me limito a decir los hechos—aclaró ella mientras le mostraba las imágenes de aquel día a Reine cuyo rostro se tornó rojo, algo poco común en ella.
—V-Vaya... Nunca pensé que tú... —Reine intentó hablar, pero no sabía que decir en realidad—. S-Sí quieres ser mujer, n-no tengo problema con ello.
—...
Shidou decidió no discutir más.
Saltando a la cama, tomando entre sus brazos la almohada más cercana, apretó su rostro contra la tela dejando salir un grito lleno de pena que asustó a las chicas, especialmente a Reine quien se apartó de su lado.
•
—¿Ya estás mejor?
—Ya, creo que solo necesitaba unos chocolates—respondió Shiori quien se encontraba en la cama junto a Reine—. Lamento haber hecho una escena como esa, no era mi intención.
—Sería yo la que debería disculparse—aclaró Reine—. Por cierto, ¿De verdad son así de grandes tus senos?
Aquella pregunta tomó por sorpresa a la peli azul. Bajó su vista, observando así su busto el cual apenas y era cubierto por una camisa blanca—. Creo que así se quedaron—respondió con sinceridad—. A todo esto, es la segunda vez que estamos solos.
—Solas
—Solas, solos; da igual, finalmente podemos estar las dos juntas—dijo Shiori con alegría para así tomar a Reine del cuello obligándola a caer encima de ella—. Eres tan linda, Reine-chi.
—¿Reine-chi? ¿Shidou, acaso estás...? —antes de poder decir algo más, los suaves labios de Shiori se posaron sobre los suyos en un beso que su mente apenas y podía procesar.
Cediendo ante sus impulsos, dejó que Shiori la guiara abriendo finalmente la boca para dejar entrar aquella lengua escurridiza que comenzó a juguetear con la suya.
Pasó un minuto, luego otro; hace tiempo que ansiaba esto incluso si se trataba de un beso con la versión femenina de Shidou. Al cabo de unos minutos, ambas terminaron rompiendo la sesión de besos jadeando ante la falta de aire que necesitaban, perdiéndose en la mirada de la otra como si eso fuese lo único que importaba para ellas.
En ese momento, y viendo de reojo la caja de chocolates que Kotori les obsequió, pudo deducir que Shidou estaba borracha. No era dulces normales, estas tenían alcohol en un grado que ni ella podía soportar.
—¿Sucede algo, mi amor? —susurrándole al oído, tomándola de la cadera, Shiori comenzó a besar la comisura de su boca provocando en ella una serie de sensaciones que no experimentaba desde su cita con Shidou.
—N-No, no está bien—dijo entre jadeos—. Estás borracha... ¡Yo...! —sin embargo, no pudo decir más ya que su boca nuevamente fue atrapada por la de Shidou cediendo así ante su más primitivo deseo.
Quiero ser madre...
Desatando su cordura, renovando así aquella pasión que se había mantenido oculta hasta ese momento, Reine, en un acto supremo de egoísmo, comenzó a mover su cadera de arriba a abajo frotando su intimidad con la de Shiori quien comenzó a soltar gemidos por el placer que sentía.
Tantas noches había soñado con esto, con estar con Shin sin importarle las consecuencias de sus actos. Siempre se mantuvo al margen por la misión, la estúpida misión en la cual ella solo fue otra ficha más que podía descartarse cuando Mío ya no viera su utilidad.
—Te amo... ¡Maldita sea, siempre te he amado! —gritó entre beso y beso, llorando con frustración por no ver lo que su verdadero "yo" intentó hacer.
Shiori paró en seco, sus mejillas estaban rojas por el calor del momento. Una de sus manos se movió por si sola acariciando la roja mejilla de Reine quien comenzó a temblar de miedo.
—Lo sé... ¡Yo amor a Reine-san! —gritó con fuerza para así pasar a estar encima de ella—. Te he amado de la misma forma en que un hombre ama a su esposa; mi madre es Mío, no tú... Es por eso que no te perderé nunca más.
Reine guardó silencio limitándose a nada más sonreír con una dulzura que solo su Shidou podía atestiguar.
Ambas decidieron que lo mejor sería dejar las palabras de lado, volviendo a aquellos besos fugitivos que desde hace tiempo querían darse.
•
—Que extraño, no encuentro los chocolates con alcohol que compre en Shibuya—el anuncio de Nia pronto captó la atención de las chicas, quienes se levantaron a ver la escena del crimen.
—¿Estás segura? Tal vez los pusiste en el congelador—dijo Tohka con optimismo, abriendo así la parte superior del mueble solo para toparse con cualquier cosa menos los dulces de Nia—. ¿Por qué Shidou tiene paletas en vez de hielo?
En ese instante, una alarma comenzó a sonar en la mente de la mangaka. De inmediato, fue hasta donde se encontraba Kotori quien se asustó al ser abordada por ella.
—¿S-Sucede algo?
—¡La caja de chocolates que deje en el congelador! ¡¿Dónde está?!
—Se la dí a mi hermano. Tenía hambre y-
—Esos chocolates tienen tequila del bueno... El chico no soporta tanto tequila en su sistema como lo hacemos Mana y yo—comentó con miedo antes de ver hacia donde se encontraban Kurumi y Tohka.
De inmediatamente, Kotori recordó el incidente con Ellen. Ambos tuvieron una alocada discusión que terminó dentro de una habitación del motel que instalaron para las citas de las chicas.
Cuando llegaron, ambos estaban en la cama, besándose y con varias cajas de chocolate vacías las cuales tenían como segundo ingrediente el delicioso vino de Francia. Ese día tuvieron que evitar a toda costa la concepción de un bebé, ya que el solo nacimiento de Sawa llevó a sus padres en un espiral de alegría que casi terminan con Kurumi sepultada en muchos regalos.
—Al menos Shidou sigue transformado en Shiori... ¿Verdad?
•
•
•
—¡Shidou! ¡M-Me...!
—¡Y-Yo también!
Los gritos de ambos llegaron hasta los oidos de la comandante. Su error, producto de la alegría de tener a su mejor amiga de regreso, era gritado a los cuatro vientos provocando en ella un gran sonrojo que incluso su cabello parecía decolorado a su lado.
—¡Onii-chan!
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