Capitulo Veintiocho.
Apretando el plastico entre sus dedos, Nee se mantuvo escondido detrás de la isla de la cocina, intentando tranquilizar los jadeos que salían de sus labios para poder escuchar su entorno. Todo parecía tranquilo en el apartamento, el silencio erizando su piel al tiempo que su corazón tronaba en su pecho con fuerza, haciendose eco en sus oidos como un tambor.
Estaba acurrucado debajo de la superficie de marmol, sus piernas contra su pecho, intentando hacerse pequeño en el reducido espacio. Las patas del banco de metal se sentían frías cada vez que tocaban la piel de sus brazos por error, dandole escalofrios, pero estaba poco dispuesto a abandonar su rincón.
Algo cayó en el pasillo que daba a las habitaciones, asustandolo.
—¡Noooo!
La voz de Nick pareció llegar a todos los rincones de la casa, enviando un temblor de anticipación por su cuerpo. Dando un salto, quitó un banco de su camino, decidiendo que era el momento de huir antes de ser el siguiente en la lista.
—¡Te encontré, mocoso!
Girandose, observó con los ojos abiertos de par en par a su tío Yago entrar a la cocina. Nick colgaba laxo sobre su hombro, los detalles rosa en la parte baja de sus jeans, brillando en su dirección.
Su hermano había sido atrapado, como había supuesto.
Yago sonrió de forma diabolica—. No puedes escapar de mi, Nilo.
—Aun no me has atrapado, Yago. —replicó.
—Solo es cuestión de tiempo, no tienes escapatoria.
Los ojos del menor se estrecharon—. ¡Debi saber que eras un traidor!
—Bah, tarde te has percatado de ello —se burló—. Ahora, rindete, tengo a tu hermano y si no quieres que algo malo le suceda, vendrás conmigo como un buen niño.
—¡No soy un niño!
—No, no lo eres —estuvo de acuerdo—. Eres un mocoso maleducado.
—¡Suelta a mi hermano ahora!
—No estas en posición de darme ordenes. —movió a Nick sobre su hombro, acomodandolo—. Puedo hacerle mucho daño, solo debes venir conmigo.
Nee se sacudió—. ¡Jamás te dejaré hacerle daño!
—¿Y quién me detendra? —hizo un gesto despectivo en su dirección—. ¿Tu? No eres más que un enano mocoso que...
—¡Idiota! —se lanzó en su dirección, con los puños arriba, dispuesto a golpearlo.
Pero antes de que pudiese llegar a él, un arma se volvió en su dirección y el portador apretó el gatillo.
Nee escupió el agua que entró en su boca—. ¡Niiiiiiiick!
—¿Que?
—¡Su supone que eres de los buenos, ¿por qué rayos me disparas?! —abandonó el arma de agua en su mano, la cual se había vaciado hacia un buen rato, para poder pasarse las manos por el rostro, quitando la humedad.
Nick se encogió de hombros bajo su mirada de reproche—. Lo he meditado, creo que me va mejor como policia corrupto.
—Se suponía que tío Yago era el corrupto.
Yago sonrió, acomodando a Nick en sus brazos—. Hey, es un negocio familiar, ¿estas seguro de que no quieres unirte a nosotros?
—No, lo que quiero es una toalla —susurró, gruñendo cuando Nick volvió a apuntarlo y dispararle—. ¡NICK!
—Tengo que asegurarme de que estes muerto, hermano, no podemos arriesgar nuestros negocios turbios.
Le dedicó una larga mirada, sacudiendo la cabeza—. Debí dejar que te mataran.
Nick rió—. Creo que sí.
Yago levantó su propia arma de juguete y le disparo varias veces.
—¡Tío! —se quejó.
—Negocios son negocios, sobrino, lo siento. —se burló, disparandole un par de veces más luego de dejar a Nick en el suelo.
Soltando un sonido molesto, ya que no tenía como defenderse del ataque, se volteó sobre sus zapatos y huyó hacia la sala. Ni siquiera logró llegar al sofá antes de que los pasos de su tío, quién había salido detrás de él, se acercaran a él y brazos lo rodearan, levantandolo del suelo.
—¡Te atrape!
Una carcajada escapó de sus labios cuando el mayor lo arrojó al sofá y comenzó a hacerle cosquillas, Nick sumandose a la tortura al instante. Estaba jadeando, con las mejillas manchadas de rojo, aun intentando escapar de sus torturadores, cuando el timbre del telefono sonó, indicando que llamaban desde la portería.
—¡Yo voy! —Nick se apartó y salió corriendo fuera de la sala.
Yago finalmente detuvo las cosquillas y lo miró—. ¿Aun respiras?
Intentando recuperar el aliento, Nee le devolvió la mirada—. Creo.
—Genial, seria desastrozo matarte asfixiado con risas la primera vez que me quedo cuidandolos.
—Si, puedo ver lo malo que seria. —rodó los ojos.
Sonriendo, el mayor levantó sus pies, sentandose, antes de colocar los mismos sobre su regazo—. Así que, dime, ¿como te fue hoy en el colegio?
—Aprendí algo nuevo.
—¿Si? —lo miró interesado—. ¿Y que es eso?
—Si arrojas un globo con pintura a un lienzo en plena clase de artes, seguramente te arrojen fuera del aula sin importar cuan artistica sea la mancha.
El mayor lo miró incredulo—. ¿Arrojaste un globo de pintura a un lienzo?
—No —negó—. Se lo arrojé a Nick, pero él se apartó a último minuto y la pintura golpeó el lienzo.
—¿Por qué querías golpear a tu hermano?
Puso mala cara—. Él sigue diciendo que me gusta Blue.
—¿Te gusta?
—Me gusta Kai, ya te lo dije.
Levantó las manos en señal de paz ante el tono fastidiado—. Solo preguntaba.
—Bueno, eso igual no importa —se acomodó sobre algunos cojines—. Él nunca va a prestarme atención.
—¿Que es esa actitud, mocoso? —pellizcó su pierna con un poco de saña—. ¿Que fue lo que hablamos sobre esa desconfianza?
—Dijiste que debía tener confianza en mi mismo y en mi atractivo.
—Y así es.
Lo miró—. ¿Que pasa si ni siquiera así le gusto?
—Le gustaras, lo prometo —le dio un guiño—. Solo ten confianza en mis clases de seducción.
Nee rio suavemente ante la forma en que su tío se jactaba de su confianza, volteando la mirada cuando vió a Nick dirigirse a la puerta. Un momento después, volvía por el recibidor, sonriendo.
—¿Quién era?
Señaló detrás de él—. Es tío Will.
—¿Tío Will? —Yago repitió, pareciendo confundido.
El susodicho entró a la sala detrás de Nick, sonriendole a su otro tío—. Louis para ti, idiota.
—Tss, siempre tan agresivo. —le devolvió el gesto.
Entrando más a la sala, Louis se sentó casualmente en uno de los sofas individuales—. ¿Que puedo decir? Soy adorable.
Yago bufó—. ¿Que haces aquí?
—Necesitaba hablar contigo y ya que pareces demasiado malditamente ocupado para responder una llamada, decidí venir a ver que mantenía tu agenda llena.
—¿Controlando lo que hago? —canturreó—. No pensé que nuestra relación estuviese en ese punto.
Arrojando una mirada hacia Nee y Nick, Louis rodó los ojos—. Deja eso, Yago, si no quieres que te dé una paliza frente a los niños.
Como burla, Yago arrojó un beso en su dirección, logrando que el ojiazul frunciera el ceño—. Shh, eso es privado, bebé.
El rostro de Louis se volvió rojo de pronto, el sonrojo subiendo desde su cuello y hasta sus mejillas como fuego.
Nick parpadeó confundido hacia ellos—. No entiendo, ¿de que hablan?
—No es nada, cariño.
Empujandose fuera del sofá, Nee se dirigió a la cocina—. Tío Yago quiere que tío Will palmee su trasero, Nicky, es una cosa de parejas.
—Oh.
—¡NILO! —sus tíos gritaron al mismo tiempo, logrando que girara a mirarlos confundido.
—¿Que?
Yago lo miró con el ceño fruncido—. ¿Donde escuchaste eso?
—Uhm —parpadeó—. Uno de los chicos que vivieron con nosotros en casa de la señora Charles me lo dijo —se detuvo y pensó en ello un momento—. Él era extraño, una vez quiso atar mis manos su corbata del colegio.
Louis se atragando mientras Yago resbalaba del sofá—. ¡¿Que hizo qué?!
—Mm, quiso atar mis manos, fue muy raro —se encogió de hombros—. Igual, no lo dejé hacerlo, le dí una patada en sus cosas y salí corriendo. Lo cambiaron de casa hogar un par de días después y no volví a verlo.
—Oh, hablas de Tyler —Nick asintió suavemente—. Nunca me gustó jugar con él, proponía cosas extrañas. Como esa vez que le quitó el collar al perro de la granja cercana y quiso colocarlo en mi cuello, muy raro.
—¡Oh por dios!
—¡Mis pobres bebes inocentes!
Nick y Nee compartieron una mirada confundida cuando sus dos tíos se abalanzaron sobre ellos, apretandolos en un asfixiante abrazo.
¿Ahora que había sucedido?
(...)
Mirando nuevamente el plano, Liam intentó comprender que había hecho mal para que el baño de la planta baja le hubiese quedado tan mal proporcionado. Estaba tan malditamente estresado últimamente, que no le hubiese asombrado descubrir que había mezclado escalas mientras trazaba el plano. Su mente era un torbellino, con todo lo que sucedía con su familia, le era imposible no sentirse un poco confundido y perdido.
Había querido hundirse en el trabajo para distraerse, pero no había ayudado en absolutamente nada siquiera intentarlo. Con lo poco que había hablado con Louis, sabía que tenía suficientes pruebas para enviar a sus padres a la carcel por trafico de personas. Su primo tenía pruebas que respaldaban su acusación, siendo que tenía testigos, grabaciones y fotografias, que delataban que sus padres habían vendido a los gemelos a un tipo que seguramente esperaba poder prostituirlos cuando crecieran.
¡Sus jodidos padres habían vendido a sus hijos como si fuesen monedas intercambiables! Cualquiera podía estar un poco estresado por ello.
Soltando el lápiz decidió que no estaba ayudandole para nada a despejar su mente. Recuperando la taza en la que había estado bebiendo café, se dirigió a la cocina para servirse otra dosis de cafeína cuando el timbre sonó.
Extrañado, ya que nadie solía visitarlo en allí, se dirigió a la puerta. Estuvo bastante sorprendido al ver a Zayn de pie al otro lado del umbral, apretando una bolsa entre sus manos.
—¡Hey! —hizo un pequeño gesto con su mano, intentando una pequeña sonrisa—. Perdón por venir sin avisar, pero supuse que no habías comido nada aun, así que pasé por el restaurante de comida italiana que te gusta y... —se detuvo, tendiendole la bolsa—. Siento no haber llamado antes para avisarte que vendría.
Liam sonrió, enternecido por la actitud nerviosa del menor—. Me encanta que llegues sin avisar, amor —en vez de tomar la bolsa, lo atrapó de la muñeca, jalandolo dentro de la casa—. No tienes que avisar, tu y los niños pueden venir cuando deseen, te lo dije antes.
—Tienes una hermosa casa, Liam.
—¿Te gusta? —lo guió a la sala—. Yo mismo la diseñé.
El menor sonrió—. Es genial.
—Que bien que te gusta —comentó antes de bajar la voz, sin atreverse a mirarlo—. La construí para nosotros.
Zayn tropezó y se giró a mirarlo—. Perdón, ¿que?
Metiendo las manos en los bolsillos de su pantalon, miró alrededor, a la casa a la que tanto amor la había puesto—. Cuando comencé a crear los planos, en lo único que podía pensar era en las conversaciones que habíamos tenido sobre la casa en la que viviriamos luego casarnos —confesó—. Fue estupido en ese momento, pero no pude evitar amoldarla a las ideas que habíamos tenido en ese momento.
—Liam...
—Tiene cuatro habitaciones además de la principal, siempre dijiste que tendríamos cuatro hijos, así que... —se encogió de hombros, mirando el suelo—. El balcón rodea la casa y pasa por todas las habitaciones, tiene pisos de madera y suficiente espacio para poder sentarse en las tardes de verano a dibujar allí.
—Lee...
—El patio trasero es bastante grande, querías poner una casa del árbol y juegos infantiles para los hijos que tuviesemos, si mal no recuerdo —siguió—. La casa entera esta repleta de ventanas, hay mucha luminosidad, decias que eso era importante para que vivieras feliz. Hay varias habitaciones extra, aunque uso una como despacho, las coloqué allí para que pudieses tener tu propio estudio y...
Los labios del menor sobre los suyos lo silenciaron—. Y creaste la casa de mis sueños —susurró—. Y yo aquí, trayendote un plato de comida italiana, siento que me he quedado corto.
Liam sonrió, rodeando su cintura con sus brazos—. Me diste dos hermosos hijos, creo que soy yo quién se ha quedado corto. —dejó un pequeño beso en su nariz antes de susurrar—. ¿No te parece raro?
—Un poco —sonrió—. Pero soy lo suficientemente extraño para que me parezca dulce.
Las mejillas del castaño se colorearon de un suave tono rosa, pero en lugar de responder, se inclinó para besarlo. Zayn respondió al toque al instante antes de apartarse suavemente, dejando un último pequeño beso en sus labios antes de sonreir.
—¿Me muestras la casa, entonces?
—Yo... por supuesto.
Dejando la comida que el menor había traido consigo en la cocina, le dió un rápido paseo por la casa, sonriendo ante la fascinación del moreno con cada ambiente que había creado. Él hasta había comenzado a reorganizar una de las habitaciones para que los mellizos pudiesen tener su habitación allí, lo que logró que Zayn lo mirara enternecido al confesarselo.
—Haz construido un precioso hogar aquí, Liam. —Zayn comentó, pasando sus dedos sobre la cama mientras observaba alrededor de la habitación principal.
El castaño negó con suavidad—. No, yo cree un edificio, cariño —miró alrededor, pasando por las pálidas paredes y la cama con mantas de color marron oscuro—. Un edificio que no he utilizado desde que fue construido.
—¿De que hablas? —se giró a mirarlo.
Se encogió suavemente, mirando el suelo—. Cree este lugar para ti, Zayn, si tu no estabas, no me parecia correcto vivir aquí —susurró—. Tengo un apartamento cerca de las oficinas y solo vengo aquí cuando necesito alejarme de todo.
—Pero... si no vives aquí, ¿por qué me diste esta dirección?
—Ahora que te tengo en mi vida de nuevo, esta casa no se siente tan vacia —confesó, acortando la distancia entre ellos antes de pasar sus brazos alrededor de la delgada figura—. Quiero hacer las cosas bien en esta oportunidad, no estoy dispuesto a perderte una segunda vez. Quiero casarme contigo y que podamos formar el hogar que tanto soñabamos cuando eramos jovenes, aquí o en otro lugar, mi hogar esta contigo y con los niños.
Con ojos repentinamente humedos, Zayn rodeó su cuello con sus brazos y se acercó, su cuerpo delgado pegandose al suyo. Llevaba un sueter color borgoña suficientemente delgado para sentir su calor a través del material, produciendole una calidez diferente en el pecho que no había experimentado hacia demasiados años. La simple acción de sostener a Zayn en sus brazos hacia a su corazón latir más rápido y a su piel erizarse con satisfacción.
Poniendose en puntillas, el moreno se estiró tanto como pudo y besó su barbilla, sus labios suaves dejando una marca ardiente en su piel. Tomando su barbilla entre sus dedos, el castaño inclinó su cabeza y unió sus labios en un beso dulce y lento. Los dedos delgados se enredaron en su cabello, aferrandose a él y manteniendolo en su lugar, justo donde Zayn apenas debía estirarse para mantener el contacto.
Habían mantenido las cosas suaves hasta el momento, Liam no quería empujar a Zayn más de lo permitido, estaba aterrorizado de hacer algo que hiciera al menor correr lejos de él. Deseaba con todas sus fuerzas recuperar la relación que habían compartido de adolescentes, pero el miedo a quedarse solo nuevamente era demasiado fuerte como para siquiera pensar en arriesgarse más allá de lo obviamente permitido. Por ello se sorprendió bastante cuando Zayn subió el nivel del beso, mordiendo su labio al apartarse.
Soltando un pequeño gruñido ante el acto, Liam lo levantó del suelo con facilidad, ocultando una sonrisa cuando las delgadas piernas se enredaron alrededor de su cintura. Volviendo a besarlo, jugueteó con el borde del sueter, tentando su suerte antes de atreverse a colar una mano bajo la tela, tocando la suave piel de la espalda del moreno.
Aferrando con una mano el muslo cubierto por los jeans oscuros, pasó sus dedos suavemente sobre los huesos de la espina que se marcaban levemente, disfrutando cuando Zayn jadeó al tocar ese punto exacto que le producía escalofrios.
—¿Que estamos haciendo? —susurró, observando los labios humedecidos del mayor.
Rozando sus labios, Zayn devolvió en el mismo tono—. No tengo idea.
El beso volvió a empezar, las manos del menor resbalando brevemente para tocar su pecho mientras el tacto del mayor seguía recorriendo su espalda, subiendo la tela un poco más con cada pasada. La falta de oxigeno se hizo presente demasiado pronto, obligandolos a romper el beso antes de lo que hubiesen deseado. Zayn se arqueó, dandole más espacio cuando los labios del mayor se pegaron a su mandibula, haciendo un camino descendiente por ella. La piel de su cuello se volvió roja y seguramente, pronto tendría obvias "marcas de amor" decorando la misma.
Con un fácil movimiento, quitó la tela color borgoña de su camino, llevandose con ella la camisa delgada que el moreno llevaba debajo. El cubrecama se hundió bajo el peso del joven cuando lo deposito sobre la cama, sus grandes manos calientes se deslizaron con facilidad por el delgado pecho antes de que su boca siguiera el camino que antes habían hecho.
Se detuvo en un beso tierno sobre el lugar donde los nombres de sus hijos habían sido tatuados, las manos suaves que se hundian en su cabello, lo jalaron con suavidad hasta que se encontró con los ojos enternecidos del moreno. Sus labios se encontraron en otro beso, sus lenguas enredandose en una danza lenta, llena de añoranza.
Hacia tanto maldito tiempo que no se tocaban de esa manera, que sus cuerpos no se encontraban de forma tan intima, que era casi doloroso volver a sentir ese placer. El saber se trataba de la única persona que verdaderamente iban a amar en toda su vida, que era quién seguramente sería el amor de su vida hasta el día de sus muertes, hacia las cosas aun más intensas.
Con dedos torpes, Zayn deshizo los botones de la camisa gris de Liam, sus nudillos tocando la piel con delicadeza, sin querer romper el contacto de sus labios. Besos, suspiros y caricias se mezclaron cuando la prenda desapareció. Pequeños gemidos desprendiendose de los labios del moreno cuando esas manos asperas se burlaron de sus pezones con saña.
—Joder, Liam. —masculló en un suspiro.
El castaño le sonrió de forma tierna, dejando un beso en sus hinchados labios—. ¿Estas seguro de esto, amor? No hay manera de que te deje ir luego.
Los ojos ambar oscurecidos lo miraron con determinación—. Patearé tu culo si me dejas de nuevo.
Sus dedos bajaron a través del delgado pecho hasta toparse con el botón de los jeans, jugando con él por un momento mientras presionaba la palma contra la dureza detrás del cierre.
—No vamos a separarnos nuevamente. —soltó el botón.
—Nunca. —afirmó.
Con un pequeño jalón, abrió las solapas y comenzó a bajar la tela, sonriendo cuando Zayn se arqueó, permitiendole deshacerse de ella con más facilidad, el boxer negro acompañando la tela de jeans. Deshaciendose de los tenis que el menor llevaba, arrojó la tela al suelo antes de volver a mirarlo.
Sus manos se deslizaron por los delgados muslos, disfrutando de la piel tersa bajo su tacto—. Eres hermoso, Zee.
La respiración del moreno se enganchó, su piel sonrojada brillaba bajo el sol de la tarde que entraba por las puertas francesas que daban al balcón. Sus oscurecidos ojos marrones, ahora casi negros, lo observaban amplios, espectantes, dandole una sensación de déjà vu. Había visto esa mirada exacta hacia casi trece años, esa confianza y esa entrega inocente.
Podría haber pasado más de una decada, pero aquí, en la intimidad, cuando sus pieles se tocaban, seguian siendo los mismos.
Inclinandose, besó un camino por el muslo del joven, sonriendo cuando un estremecimiento recorrió el delgado cuerpo al llegar al pliegue donde la pierna termina. Sonriendo, arrojó una mirada al sonrojado rostro a través de sus pestañas antes de soplar aliento caliente sobre el duro miembro que descansaba sobre el abdomen del moreno, creando un pequeño charco sobre la piel del mismo. Un pequeño gemido, acompañado de un temblor, fue su respuesta.
Las pequeñas manos volvieron a su cabello, jalando las hebras castañas—. Liam, por favor, no juegues conmigo, ha sido demasiado tiempo.
Liam podía entender eso, había sido pasado un largo tiempo para él también. Teniendo piedad, tomó el miembro del menor, sintiendo la aterciopelada y caliente piel entre sus dedos, llenando su mano, antes de inclinarse y lamer una línea recta desde la base a la punta. Zayn se arqueó en la cama, un gemido estrangulado salió de sus labios, llenando la habitación.
Dandole varias largas lamidas, disfrutó de los suaves gemidos del moreno antes de finalmente llevarlo a su boca, tomando tanto como pudo en la primera vez. Estableciendo un ritmo suave, se concentró totalmente en darle placer al más joven, esforzandose por recordar los puntos exactos a explotar.
Deslizando sus dedos entre sus muslos, tocó suavemente la entrada del menor, notando la humedad en esa zona, delatando así que Zayn era un padre matriz- o que podía quedar embarazado. Tanteando la apretada entrada, presionó hasta que el digito entró hasta el primer nudillo. Con movimientos suaves, distrajo al chico con su boca mientras aflojaba su entrada con sus dedos, haciendo todo lo posible para asegurarse de no lastimarlo.
—Liam, solo hazlo —Zayn ordenó en un gemido.
Soltando el bocado en su boca, subió para besar los suaves labios del moreno que lo esperaban ansioso. Sabiendo que estaba todo lo preparado que podía, quitó sus pantalones y ropa interior, pateando sus zapatos fuera junto con todo el montón. Las manos de Zayn intentaron alcanzarlo, pero lo detuvo, el moreno no había sido el único afectado con toda la preparación.
Flexionando las piernas del joven, las presionó contra su pecho antes de guiarse a sí mismo dentro. Inclinandose sobre el más delgado, volvió a presionar sus labios juntos mientras movía sus caderas en pequeñas estocadas, entrando un centimetro más cada vez. Pasando sus manos con dulzura por el pecho del moreno, sintió al mismo copiar sus acciones en su propio cuerpo, sus uñas romas dejando lineas rojas cada vez que lo arrañaba con ellas.
Intercambiando entre besar el suave cuello y los hinchados labios, comenzó a mover sus caderas, creando un ritmo constante que emparejó con los empujes de las caderas de Zayn hacia él. El sudor perló sus cuerpos, el aliento jadeante se mezclo con gemidos y gruñidos de parte de los dos mientras más se coordinaban sus movimientos.
Sus uñas se hundieron en la cadera del menor, donde seguramente dejarían marca, cuando aceleró sus empujes. Los ojos de Zayn eran pozos oscuros para ese momento, sus dedos enterrandose en la carne de sus hombros al sostenerse, arqueandose contra su cuerpo mientras gemía ruidosamente.
El cabello humedo de ambos se pegaba a los laterales de sus rostros cuando Liam los giró, permitiendole a Zayn tener el control por un momento y dandose la oportunidad de disfrutar de la vista. Las manos en sus pectorales dejaron nuevas marchas mientras se concentraba en encontrar los empujes del moreno con los suyos propios. El beso sabía a sudor cuando sus labios se encontraron, pero no importaba ya.
Volviendo a girarlos para que Zayn quedara debajo, tomó sus caderas y comenzó un ritmo furioso, su mano en el miembro del menor, siguiendo el ritmo. No tardó demasiado en tener la mano manchada de la semilla del más joven mientras este gemía con fuerza, apretandolo en su interior de paredes sedosas.
—Zayn. —no logró articular del todo el nombre, fue una palabra siseada entre dientes mientras llegaba a su climax con fuerza.
Saliendo del menor, cayó hacia adelante, asegurandose de no dejar caer su peso sobre el más joven y en vez de ello, recostandose a su lado. Ambos aun jadeaban, intentando recuperar el aliento cuando Zayn se acercó, acurrucandose debajo de su cuello. A él siempre le había gustado acurrucarse de esa manera y aunque Liam nunca lo había dicho, disfrutaba de ello también.
Se quedaron en silencio, abrazados por un largo momento, dormitando, hasta que el cuerpo del más joven se tensó visiblemente de pronto.
—¿Liam? —su voz fue suave, baja.
Sacudiendose la somnolencia que había comenzado a sentir, Liam respondió—. ¿Que sucede, amor? —el moreno susurró algo muy bajo, logrando que se sacudiera completamente y lo apartara de su cuello para poder mirar su rostro—. ¿Que?
Sus ojos eran enormes en su rostro—. No usamos preservativo, Liam.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro