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Capitulo Veintidos.

 —¿Como te encuentras? —Zayn preguntó, llamando la atención de Liam para que tomara la pequeña taza en sus manos. La confusión se marcó en fruncidas cejas castañas, logrando que el menor de ellos sonriera—. Es té de tilo, pero no te preocupes, le puse manzanilla para que no se sienta el sabor, recuerdo que nunca te gustó demasiado. —se sentó en el sofá de tres cuerpos—. Te ayudará a dormir mejor, puedes usar una de las habitaciones de invitados si lo deseas.

Tomando su propia taza de la mesa, observó distraidamente al castaño mirar el líquido dentro del recipiente de porcelana—. Aun te gustan estas cosas, ¿no? —hizo un gesto a la taza—. Recuerdo que te encantaba cuando eramos adolescentes, solías saber para que era cada uno y cuando debía ser bebido. Aprendí mucho de tu obsesión.

—No es una obsesión, es un hobby.

—Un hobby bastante extraño.

Arqueó una de sus oscuras cejas—. Habló el que colecciona tarjetas de superheroes. porque, aun las tienes, ¿verdad?

La piel bronceada se sonrojó repentinamente—. Oh, callate.

Zayn abrió un poco más los ojos antes de reir suavemente gracias a la reacción—. ¿Aun las tienes?

—Talvez. —evadió.

—Mm, ¿que pensaría la gente si supiera que el gran Liam Payne, dueño de su propia exitosa empresa de construcción y celebre arquitecto, aun colecciona figuritas de Marvel?

—No son Marvel, son DC.

—¿Que diferencia hay?

—Que Marvel no tiene a Batman. —susurró.

Dandole una larga mirada seria, no logró suprimir la risa que escapó de sus labios—. Oh dios, no puedo creer que dijeras algo así. ¿Cuantos años tienes? ¿Cinco? —lo miró con un brillo divertido en sus ojos—. Esto tendría que ser algo de lo que la prensa se entere.

—Y lo próximo que sabrian es que vamos a extrañarte muchisimo —se acercó, inclinandose hasta que sus ojos quedaron a la misma altura, compartiendo la broma—. Porque si le dices a alguien, vendré por ti, morenito.

El reconocimiento ante esa palabra, una que el castaño siempre usaba para bromear con él, brilló en los ojos ámbar, la pregunta saliendo antes de que pudiera retenerla—. ¿Como piensas silenciarme entonces, niño rico?

—¿Dinero?

Media sonrisa—. Sabes que eso no funciona conmigo.

—Si, lo sé —se acercó un poco más, sus narices chocando—. ¿Que tal una caja de un exotico té?

—Mm, tentandor, pero todavia no es suficiente.

Rozó sus narices—. ¿Una enorme caja de chocolates?

—Sube la apuesta, bonito.

Sus labios se tocaron sútilmente—. ¿Un beso? —preguntó antes de acortar la distancia, dando lo ofrecido sin esperar una aceptación.

Zayn habría pensado, que besar a Liam luego de doce años, se sentiría raro o de alguna forma, desconocido. Pero no era así, se sentía familiar. Conocía el sabor, la sensación y el calor proviniendo de la piel conectando con él, reconocía la forma en que se sentía ser besado por el castaño. La mano, el contacto en su mejilla de ese tacto cariñoso que hacia pequeñas caricias en su piel. La forma en que la gruesa sombra de barba raspaba en él, el suave ardor que eso producía al irritar tenuemente su piel.

Entreabrió los labios, permitiendole la entrada sumisamente, como había hecho tantas veces antes. Le dio la bienvenida a esa lengua exploratoria que atacó la suya. El tenue sabor de la manzanilla que había agregado al té junto con el sabor unico perteneciente a Liam. Jesús, había extrañado tanto esto. La forma en que su corazón se aceleraba, sus pulmones ardían por aire que le parecía sobrevalorado en ese momento y la manera en que Liam parecía adueñarse de todos su sentidos con un simple toque.

¿Como había podido vivir tantos años sin esto?

¿Como logró sobrevivir más de una decada sin sentir su cuerpo vivo?

Había olvidado como se sentía ser lanzado a una corriente de emociones con un simple toque, la forma en que se sentía ser besado por Liam Payne y...

Un pequeño chillido llegó a sus oidos, sacandolo de la neblina de aturdimiento en la que se había sumido. Alejandose del toque, sintió su rostro sonrojarse ante lo que había hecho. Solo había comenzado a hablar con Liam nuevamente hacia un par de semanas, ¿como había caído en lo mismo tan rápido? ¡Tenia veintiocho años, debería tener un poco más de control sobre si mismo!

Aclarandose la garganta, lamió sutilmente sus labios mientras desviaba la mirada lejos de los ojos avellanas interrogantes—. ¡Vuelvan a la cama, niños!

—Joder, Nick, es tu culpa —el susurro de Nee se escuchó claro en el silencio que se instalaba en todo el apartamento.

—¡Cuida esa boca, jovencito! —mierda, él había logrado sonar como su madre y todo.

—Lo siento, papi —murmuró, seguido de un pequeño gritito de Nick—. Vamonos, torpe, no sirves para espia.

—Lo lamento, pero papá besó a papi, no pude contenerme.

Cuando se alejaron, murmurando algo por lo bajo, se puso de pie aun sin mirar a Liam y se alejó de su alcance. Culparía a su falta de contacto humano de lo sucedido, no quería analizar de más lo que Liam le había hecho sentir con ese beso porque las cosas siempre solían complicarse cuando se involucraban sentimientos más fuertes.

Escuchó el sonido de la taza de Liam al ser dejada sobre la superficie de la mesa antes de que el castaño se acercara—. ¿Zayn...?

Negó suavemente—. Dejalo estar. —pidió, dejando que el silencio se prolongara por un largo momento. Sintiendose algo incomodo, susurró—. Puedes utilizar la habitación de invitados frente a la de los niños si deseas quedarte, estoy seguro de que ya estas cansado.

—No lo estoy.

Cerró los ojos, queriendo acabar con la charla para poder alejarse de la tentación y tener tiempo de poner sus pensamientos en orden—. Liam, no-

—Sientate conmigo, Zee.

Volteandose, Zayn lo observó tomar el lugar que él había dejado en el sofá por un momento antes de sacudir la cabeza negativamente.

—Vamos, por favor, prometo no volver siquiera a intentarlo —palmeó el lugar a su lado—. Sientate.

Dudando por un largo momento, Zayn cedió, pero en vez de tomar el lugar que Liam le indicaba, se dejó caer en el sofá individual. El castaño no escondió su sonrisa antes de arrastrarse, para nada sutilmente, más cerca de donde él se encontraba, faltando poco para simplemente ponerse de pie y sentarse en su regazo.

Rodando los ojos ante la obviedad del mayor, envolvió su taza con ambas manos y bebió un trago—. ¿Estas seguro de que no quieres dormir?

—Totalmente —aseguró—. He querido pedirte algo desde hace un tiempo.

—¿De que se trata?

Le dedicó una mirada suave—. Cuentame sobre los mellizos, cuando eran pequeños.

Zayn parpadeó hacia él, confundido—. No creo ser capaz de hacer eso, Liam, deberías ir a preguntarle a ellos directamente.

—Quiero saber cosas que estoy seguro, ellos no saben. —sonrió—. Quiero saber cuando aprendieron a caminar, cual fue su primer palabra, que edad tenian la primera vez que los escuchaste reir... me gustaría escuchar sobre el embarazo, también. Todas las cosas que me perdí, quiero que me las cuentes.

Bajó la mirada a su taza, no queriendo mostrar como esas palabras le afectaban—. Eso tomaría mucho tiempo, Liam.

—Tengo todo el día, Louis me dijo que si me aparecía en el trabajo, patearía mi culo —se encogió de hombros—. ¿Que hay de ti? ¿Debes ir a la tienda?

Suspiró—. No, me tomaré el día libre.

—Entonces, comienza a contarme.

—Tengo algo mejor que solo mis palabras —dejó la taza sobre la mesa—. Tengo fotos y grabaciones —sonrió—. Iré por ellas.

Pasando frente a la habitación de los mellizos, miró dentro, riendo por lo bajo al ver al flojo intento de ambos de hacerse pasar por dormidos. Ellos estarían en la sala en cualquier momento, Zayn solo se sentaria y esperaria a que ellos corrieran a husmear lo que hacian antes de invitarlos a ver las grabaciones, no quería que se dieran cuenta de que eran unos pesimos actores.

Dejando la puerta entreabierta, siguió hasta su habitación y buscó en su armario por la caja donde guardaba todo lo que había preservado de los mellizos. Volviendo a la sala, la dejó sobre la mesa, frente a Liam antes de abrirla, buscando la pequeña memoria donde Yago, su hermano, había colocado todas las grabaciones. También las tenía en un par de Cd's de resguardo, pero prefería esa ya que era más fácil seleccionar lo que quería ver.

Conectandola al televisor, se dejó caer a un lado de Liam, observando las fotografias que el castaño había tomado de la caja—. Esa fue la primer fotografia que les tomé juntos —señaló la que tenía en su mano—. Bueno, eso si no cuentas las ecografias.

—¿Tienes las ecografias?

Zayn sonrió—. Tengo las grabaciones —lo miró—. ¿Quieres verlas?

Ante el entusiasmado asentimiento del castaño, buscó la carpeta que tenía esos videos con el mando a distancia y seleccionó el primero—. Tenía doce semanas de gestación aquí y ya no podía disimularlo —rió suavemente—. Fue la primera vez que escuché sus corazoncitos latir.

Apartando la mirada del televisor, observó la fascinación del castaño cuando la imagen en blanco y negro se abrió, mostrando el movimiento de los mellizos. Para ser tan pequeños, la imagen era bastante clara, los movimientos y el sonido del corazón.

¡Maldición, son dos, Zee! —la voz rasposa de Harry se escuchó fuerte y clara, gracias a que él era quién sostenía la camara en ese momento, la cual fue apuntada en su dirección.

La risa de Liam lo hizo estrechar los ojos—. Jesús, morenito, te quedaste pálido.

—Jodete, a ti no fue al que le dijeron que iba a crecer más grande que una jodida ballena. Cualquiera se sorprende con una noticia así.

La imagen volvió a la ecografía, pero Harry siguió hablando—. Ow, ¿te imaginas? Dos pequeñas bolas de energia gritandote "papi, papi" al mismo tiempo, bolsas de pañales, montañas de popo hedionda, vivirás con olor a leche cortada gracias a los vomitos, porque los bebes hacen eso mucho y...

Y donde vea de nuevo a Liam, voy a usar su estupida colección de comics para encender una hoguera y arrojarlo a ella.

El castaño se volteó a mirarlo con una ceja arqueada, a lo que Zayn bufó—. No me mires así, la idea aun es atractiva para mi.

Harry se carcajeó desde el televisor—. No le hagan caso, babies, su papi los querrá aunque sean trillizos.

¡Harry! —el Zayn de dieciséis gritó escandalizado, viendose aun más pálido cuando el rizado volvió a apuntarlo—. Solo son dos, ¿verdad, doc?

La risa suave de una mujer hizo eco en el fondo—. No te preocupes, Zayn, solo son dos. Mellizos.

Jodido Liam y su punteria de-

Shh, shh —Harry cubrió su boca con su mano, apuntandolo directamente con la camara—. No digas groserías, algún día le enseñaremos esto a los mellizos y no querrás que escuchen ese tipo de vulgaridades de su papi, ¿verdad? —el moreno en la pantalla pareció pensar en ello por un momento antes de sacudir la cabeza en forma negativa—. Así me gusta, ahora, ¿doc, cuando sabremos si son machos o hembras o mixtos?

¡Harry, mis hijos no son cachorros!

La grabación se cortó allí y la siguiente comenzó, a lo que Zayn informó—. Tenía poco más de veinte semanas en esta.

La grabación, mucho más clara ahora, se abrió en la pantalla y Liam pareció inclinarse más cerca. Esta había sido grabada por su hermano, por lo que no hubo tanta conversación durante la misma.

¿Ya tienes elegido algún nombre, hermano?

El joven Zayn sonrió de forma picara cuando lo apuntó—. Tengo opciones, pero quiero saber que son en primer lugar.

Mm —una voz femenina canturreó—. Bueno, si quieres saber, entonces espero que te guste el azul, Zayn.

¿Niños? ¿Ambos son niños?

La mujer rió—. Te felicito, tendrás dos varones.

¡Hey, Zee, hermano, no llores!

Zayn apartó la mirada cuando la imagen en la pantalla se volvió un tanto borrosa, era un poco idiota el emocionarse por ese tipo de cosas, pero aun lo hacia.

Deja de llorar, nenita, y mejor dime que nombres elegiste. —el moreno de dieciséis años murmuró algo que no se comprendió—. ¿Que? No te escuché, dimelo de nuevo.

Yannick y Nilo, esos son los nombres que elegí.

Que nombres tan raros, ¿por qué elegiste esos?

Apartó las manos que habían permanecido sobre sus ojos y miró directamente a la camara—. El apodo del abuelo de Liam era Nilo, él realmente lo quería muchisimo y estuvo destrozado cuando lo perdió. Creo que es una bonita forma de recordarlo —susurró—. Y el segundo es por Yago Nicholas, Yannick, es por ti, hermanito, me has ayudado muchisimo y quiero que mi hijo lleve tu nombre de alguna manera.

Liam se giró a mirarlo, sus ojos un tanto humedos mientras sonreía—. Gracias —susurró—. No quise asociarlo a eso, pensé que había sido una casualidad o... tendría que haber sabido que recordarías algo así.

Sus miradas se trabaron juntas por un largo momento antes de que Zayn la apartara, sonriendo suavemente al escuchar un susurro provenir de algún lugar a su espalda—. Si no van a volver a la cama, será mejor que vengan aquí, niños.

Un momento después, ambos se acercaron, Nick dejandose caer entre ellos—. Llevo los nombres de mi tío, eso es genial, siempre pensé que era raro, pero ahora que lo entiendo, realmente me gusta.

—Mi nombre siempre ha sido cool —Nee se jactó, dejando caer un cojin en el suelo, frente a Nick, y sentandose en él—. Estoy seguro de que por eso soy tan genial, nuestro abuelo me lo heredó junto al nombre.

Liam rió suavemente—. Estoy totalmente de acuerdo contigo, cariño.

Continuaron mirando videos y fotografias por un largo momento antes de que Nee mirara hacia Zayn nuevamente—. ¿Cual fue nuestra primer palabra, papi?

Una sonrisa divertida hizo que sus labios se curvaran—. ¿Ustedes cual creen que fue?

—¡Papi! —gritaron al mismo tiempo, hasta Liam lo dijo, logrando que el moreno rodara los ojos.

—Ojala —rió—. Su primer palabra fue "Bob".

—¿Bob?

Liam parpadeó hacia él—. ¿Por qué aprendieron a decir Bob?

—Cuando Yago vivió conmigo por un tiempo, trajo a su gato Bob con él —hizo una mueca chistosa—. Bicho tonto, los tenía hipnotizados a ambos, siempre estaban siguiendolo con la mirada fuese donde fuese y supongo que solo lo aprendieron de tanto escucharme decirle que dejara de robarles la comida de las manos a mis bebes —sonrió—. No es de extrañar que aprendieran a caminar siguiendolo.

—¿Aprendí a caminar siguiendo un gato? —Nee preguntó.

—Si —asintió—. Debo darle credito al minino, ustedes lo torturaban con sus manitos regordetas cada vez que lo atrapaban, pero aun así, siempre se mantuvo cerca y nunca los lastimó. —tomó el mando—. Estoy seguro de que puedo encontrar alguna grabación de ustedes y el pobre y maltratado Bob.

Nick le frunció el ceño—. Estoy seguro de que no era tan malo, papi, eramos bebes, ¿que mal podiamos hacerle?

—Metiste su cabeza bajo el agua mientras estaba bañandote, Nick, casi matas al pobre bicho ahogado —una risita se le escapó—. Casi llego al punto de hacerle respiración de boca a hocico, pero él solo tosió un poco de agua y no volvió a acercarse a ustedes cuando estaban bañandose.

En el televisor, empezó a reproducirse un video de un Nee de unos once meses, aferrado a los cojines del sofá mientras meneaba su pañal de forma graciosa. Un gato de pelo naranja lo miraba desde su lugar, recostado perezosamente contra el respaldo. Pero la tranquilidad le duró poco cuando el pequeño tomó un martillo de juguete y le dio en la cabeza con fuerza.

—Oh —Nee hizo una pequeña mueca—. Ahora entiendo.

No, Nee —la voz de Zayn se escuchó fuerte gracias a que sostenía la camara—. No mates al gatito de tu tío, no sabría donde enterrarlo para que no lo encuentre.

¡Bob! ¡Bob! —ojos ambar lo miraron sonriente—. ¡Papi!

Otra voz pequeña voz se escuchó y la camara se movió, apuntando a Nick gateando en su dirección—. ¡Papi! ¡Papi!

El bracito del pequeño bebé Nick se zafó y golpeó con fuerza el suelo, el gran grito fue la antesala del llanto doloroso—. Hey, no, amor, no llores, papi está aquí.

Papi.

La grabación se cortó y otra comenzó. Nick resbaló al suelo junto a Nee en algún momento entre el intento de Nee de jalarle la cola a Bob y del bebe Nicky comiendose una galleta de chocolate y haciendo un desastre de si mismo.

Zayn observó las imagenes correr por un largo momento antes de que una lágrima rebelde se desplazara por su mejilla. Jesús, la nostalgia de esos días era fuerte cuando se ponía a pensar cuantas otras cosas se había perdido.

Un brazo fuerte lo rodeó y Liam lo jaló a su cuerpo con suavidad—. No te preocupes, amor —susurró en su oido—. Me aseguraré que ellos paguen por cada una de las lágrimas que han derramado por su culpa.

—Son tu familia, Liam. —le recordó.

—No —negó con firmeza—. Mi familia son ustedes. 

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