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Capitulo Treinta y Uno.

Manteniendo sus manos juntas sobre su regazo, Nee se sentó en el suelo y miró alrededor. El efecto de lo que fuese que habían usado para dormirlo, había desaparecido casi completamente y su mente comenzaba a funcionar de forma correcta ya. Su visión aun era un tanto borrosa, pero aun así, podía ver bastante bien su entorno y eso era todo lo que necesitaba por el momento. Sabía que había sido secuestrado, eso era bastante obvio, teniendo en cuenta que había sido drogado y sus manos estaban atadas con una rustica cuerda al frente de su cuerpo.

Su papi iba a estar muy enojado, él solo lo sabía.

Había sido dejado en una habitación bastante bonita, aun cuando la alfombra donde había sido arrojado había dejado marcas de dolor en su espalda. Había una cama con edredones dorados a su derecha y un pequeño escritorio a su izquierda, a juego con el closet y la pequeña comoda cerca de la puerta, que supuso, daba al baño. Había otra puerta del otro lado, aun no había intentando abrirla, pero había escuchado voces al otro lado, así que a menos que sus secuestradores hubiesen elegido ese día para hacer una fiesta en el baño, esa daba al resto de la casa.

Todo el ambiente se sentía extraño, y no es que él fuese un experto en secuestros, pero, si vas a mantener cautiva a una persona, ¿no sería tu primera opción llevarla a algún lugar que no llame la atención? ¿Por qué estaba en lo que parecía, una habitación de invitados? No tenía sentido.

Era de noche afuera, podía decirlo por la falta de luz al otro lado de las cortinas que cubrian la ventana, lo que lo hizo preguntarse cuanto tiempo exactamente había estado allí, inconsciente. También pensó en Nick, esperaba que su papá lo hubiese llevado a casa ya, solía ponerse mañoso si no estaba en su propia cama cuando sus sintomas empeoraban, y un Nick caprichoso era un dolor de cabeza que nadie estaba dispuesto a soportar voluntariamente.

Subiendo las manos a la altura de sus ojos, examinó los nudos de cerca, escondiendo una sonrisa ante lo mal que había sido anudada la soga. Demonios, ¿acaso lo había secuestrado un niño de dos años? ¿quién usaba nudos simples para atar a una persona cautiva? ¡Hola, niño de granja aquí! Podía desatar la maldita cosa con los ojos cerrados, más aun, teniendo en cuenta de que se trataba de una soga de fibra plastica que no había sido correctamente apretada.

Sacudió la cabeza, decepcionado, alguien había pensado que era tan indefenso como un bebé. Lastima para ellos, que no lo era. Pero eso lo hizo pensar automaticamente en su hermano, había sido una verdadera suerte que había enfermado o lo hubiesen atrapado a él en vez de a Nee, y Nick hubiese estado muy asustado y seguramente, habría llorado. Nee odiaba muchisimo cuando su hermanito lloraba, por lo que estaba agradecido de que hubiese sido él quién estaba allí.

La puerta abriendose, llamó su atención, logrando que observara sobre el borde de la cama para ver a una mujer cruzar el umbral. Tenía el cabello rubio, aunque se notaba no era su color natural, que llegaba en rizos más allá de sus hombros. Llevaba un ligero maquillaje que no hacia nada por ocultar que comenzaban a aparecer signos de edad en su piel bronceada, y un ceñido vestido blanco que ocultaba un cuerpo de gimnasio.

Dinero, dinero, dinero. Eso es todo en lo que Nee podía pensar mientras escuchaba sus tacos de quince centimetros entrar a la habitación.

No fue dificil identificar a la joven mujer, la había visto antes y hubiese deseado no tener que ver su rostro nunca más luego de esa vez.

—Oh, estas despierto. Espero que no hayas estado incomodo durante tu siesta, este nunca fue el plan en primer lugar, por lo que quiero que sepas, que la persona que lo hizo ya fue debidamente reprendida. —ella era todo dulzura, tan falsa que Nee podía ver a través de sus palabras. Manteniendose en su lugar, la observó, en silencio, cuando se acercó y se sentó a su lado en la alfombra—. ¿Como estas, cariño?

"Cariño" había un limitado grupo de personas a las que le permitía llamarle así, por lo que fue un verdadero logro ocultar el disgusto que esa palabra le producía. Tomando aire, todas esas veces que había sido maltratado y golpeado durante su estancia con "el hombre malo", pasaron en borrones por su mente, lanzandole las directrices para manejar la situación como un puñado de piedras al rostro.

Si atacaba, lo atacaban, esa era la primer regla.

Dandose un golpecito mental, hizo algo que nunca pensó que tendría que hacer nuevamente -y él en realidad no quería recordar la primera vez que se había visto obligado a ello, es más, quería olvidar esa situación- por lo que realmente hirió su orgullo borrar sus expresiones faciales bruscas y bajar su tono de voz a uno más suave al responder.

—¿Que esta sucediendo? —si, él aun podía sonar como Nicky, lo que era bueno en esta situación. Recordando todas las veces que su hermano lo chantajeo sentimentalmente para conseguir algo, colocó sus mejores ojos de Bambi, humedos por las lágrimas que aparecieron al pensar en alguien de su familia herido o en peligro—. ¿Por qué estoy aquí? ¿quién es usted?

¿Se lo creería ella o no?

—Oh, cariño, no debes tener miedo, nadie aquí quiere hacerte daño —sep, cayó.

Parpadeando, reunió las lágrimás que hacian arder sus ojos para que cayeran por sus mejillas mientras sacaba un poco su labio inferior en un puchero, que esperaba, se viese real—. Quiero irme a casa, mi papá debe estar preocupado por mi, ¿puedo irme?

Cuando uno de los suaves dedos de piel pálida se acercaron a su rostro para limpiar el rastro de humedad, una borrosa imagen de una mano sucia y aspera haciendo lo mismo casi lo derriba. No podía pensar en ello, no ahora. Con esfuerzo, logró quedarse quieto mientras ella limpiaba sus lágrimas con suaves pasadas.

—No te preocupes, cariño, avisamos a tu padre que estas con nosotros y él esta de acuerdo.

¡Y una mierda! Su padre jamás hubiese estado de acuerdo con nada que esa mujer dijera.

Inocente, mantente inocente, se repitió mentalmente—. ¿Él estuvo de acuerdo?

—Por supuesto, después de todo, nosotros también somos tu familia —su sonrisa no era amistosa, no como las que se había acostumbrado a recibir de sus padres y tíos—. Estoy segura de que mi hermano Liam, te habló de nosotros.

—¿Liam? ¿El amigo de papá? —joder, se había arriesgado con esa mentira, pero había aprendido que cuando no sabía, entonces no había porque ser castigado o golpeado.

—¿Amigo?

Asintió de forma torpe—. Tío Liam —bahh, si su papá lo escuchara, seguramente le daba un infarto—. Él fue al colegio con mi padre, ¿eres su hermana? ¿B... Bianca?

Podía ver las tuercas dentro de su mente dando vueltas mientras mantenía su expresión endulzada—. Si, soy la hermana de Liam. —asintió—. Él nos ha contado mucho sobre ti y tu hermano, así que queríamos conocerlos.

Nee no pudo evitarlo, él simplemente arrojó una mirada hacia las cuerdas que aun ataban sus manos y de nuevo a ella, incredulo ante su historia.

Ella sonrió rápidamente en disculpa—. Te lo dije antes, fue solo un malentendido —sus dedos desanudaron la cuerda con torpeza—. Se suponía que solo debía ir a recogerte al colegio, fue solo un caso de comunicación fallida que no volverá a ocurrir.

Como puedes confundir la palabra "recoger" con "secuestrar", estaba más allá de la comprensión de Nee del mundo a su alrededor.

Frotando la irritación en sus muñecas, la observó ponerse de pie y dirigirse a la puerta—. Olvidé que debo reunirme con alguien, volveré en un par de horas, ponte cómodo, cariño.

—Está bien, gracias, tía Bianca —sonrió, complacido cuando ella lo observó sorprendida ante la forma en que la había llamado. Era tan fácil de leer—. No he comido nada aun, ¿podria tener algo de comer?

—Por supuesto —complaciente, genial—. Enviaré a una de las empleadas para que le digas lo que deseas.

—Gracias.

Le sonrió dulcemente hasta que la puerta se cerró detrás de ella antes de borrar el gesto bruscamente. Jesús, debía considerar seriamente lo de ser actor, esto se le daba genial. Ahora, solo le faltaba convencer a la empleada de llevarlo a la cocina a comer, si podía hacer eso, entonces podría tener acceso a un telefono y a su padre.

Mm, definitivamente, algunas personas lo subestimaban demasiado.

(...)

Zayn estaba furioso.

Había pasado por varias facetas desde que le habían dicho que Nee no se encontraba en ningún lugar dentro del edificio escolar. El miedo fue lo primero que lo golpeó, helando su sangre y entumeciendo su cuerpo, rápidamente fue sustituido por la desesperación de no saber donde se encontraba su bebé. Tuvo un paso rápido por la histeria cuando llamó a Liam para decirle lo que sucedía, los nervios alterandolo tanto que no pudo hilar dos pensamientos juntos hasta que el castaño llegó hasta él y le prometió hacerse cargo de todo.

Pero ahora, más calmado y con la mente clara, Zayn solo estaba jodidamente enojado.

Liam y Louis habían encontrado la mochila de Nee cerca del colegio, en la entrada de un callejón donde, según lo que les había dicho un afiebrado Nick, había ido a darle de comer a un perro callejero. Su telefono estaba dentro de la misma y con él, la única oportunidad de rastrear a su hijo con la aplicación que el de ojos azules había colocado en el celular de ambos jovenes.

El descubrimiento solo había afirmado su creencia de que se lo habían llevado y había logrado que Liam realmente despertara a la realidad y creyera en sus palabras. Desde un principio, Zayn había sabido que esto no se trataba de su hijo saliendo a algún lugar y olvidando avisar, sabía que era algo peor, solo que Liam no había querido creer en él. Siempre había sido de ese modo, mientras que él siempre había pensado lo peor en primer lugar, el castaño era más optimista, creyendo que todo estaría bien hasta que la realidad le golpeaba el rostro.

A Zayn le gustaba que fuese así en parte, pero uno de los dos debía ser realista.

—Quiero a Nee —la voz lastimosa de Nick lo hizo parpadear lejos de la ventana para encontrarse con los grande su humedos ojos castaños mirandolo con tristeza—. ¿Donde está?

Suspirando, descruzó sus brazos y abandonó la pose defensiva que había mantenido contra los pensamientos que giraban en su mente, acercandose y sentandose en el borde de la cama—. No lo sé, cariño —admitió, acariciando el oscuro cabello humedo fuera de su rostro—. Estamos buscandolo aún.

—Encuentralo, papi, lo necesito.

—Lo sé.

Lágrimas corrieron por sus mejillas, la naturaleza mimosa combinada con la fiebre volviendolo aún más sensible—. Quiero a mi hermano, por favor, haz que venga, papi, por favor.

—Shh, todo está bien, Nicky —pasó su mano por su espalda con dulzura, intentando consolarlo—. No llores, amor.

Los sollozos fueron acompañados por pequeños episodios de tos congestionada que solo hacia el sonido más lamentable. Zayn odiaba verlo de ese modo, pero siendo que ya había sido revisado por un medico y Yago, quién era enfermero, estaba manteniendo un seguimiento de sus sintomas, nada podía hacer más que esperar que los medicamentos hicieran efecto y la fiebre y demás sintomas desaparecieran.

—¿Como está? —Liam preguntó, al cruzar el umbral.

Se encogió de hombros suavemente, apretando el delgado cuerpo contra su pecho—. Pensé que la fiebre estaba bajando, pero volvió a subir hace unos momentos.

—Maldición. —masculló.

—Mm —estuvo de acuerdo—. ¿La policia?

—Acaban de irse, comenzarán a buscarlo, pero... no sé. —llegando a la cama, le hizo un gesto para que le cediera a Nick—. Ve a comer algo, Zayn, no te he visto consumir nada desde que llegué.

—No tengo hambre.

—Lo sé, pero lo último que necesitamos es que te descompenses, ve.

Sacudió suavemente la cabeza—. Liam...

Apretando a Nick contra su propio pecho, el mayor deslizó su mano hasta que descansaba sobre su abdomen plano—. Por favor.

—Liam no sabemos, si...

—No importa, por favor. —insistió.

Suspirando, besó suavemente el cabello oscuro de un adormecido Nick, permitiendose recibir un beso de Liam antes de salir de la cama y hacia la puerta. En el umbral de la misma, se volteó y miró hacia la cama, donde el castaño acunaba a su hijo, murmurando palabras con dulzura cuando Nick comenzó a llorar nuevamente. Podía ver la tensión en el cuerpo de Liam, dandole un claro mensaje de que no estaba llevandolo tan bien como aparentaba.

Estaban destruyendo a su familia nuevamente, pero esta vez, Zayn no estaba permitiendolo. Si quería a su hijo de nuevo y que la relación que estaba renaciendo entre él y Liam viviera, entonces tendría que convertirse en el hijo de perra que tantas veces había amenazado con ser.

Con esa resolución, sacó su telefono del bolsillo de sus jeans y buscó entre sus contactos—. Mike, necesito tu ayuda. 

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