Capitulo Diecinueve.
Zayn iba a matar a Harry, ese era el único pensamiento en su mente desde que había llegado a su departamento para encontrarlo completamente vacío, bueno, a excepción de las hormigas de Nick, todo estaba vacío. No le había prohibido salir a nadie, pero había dejado claro que de hacerlo, al menos le enviaran un mensaje avisandole donde estarían. Si, era un poco controlador, lo admitía, pero luego de lo que había sucedido la última vez que había perdido de vista a sus mellizos, nadie podía culparlo por ello.
El golpearía al rizado, seguro, justo un momento antes de salir a comprarle un par de celulares a sus hijos. Diablos, él debió darles ese bendito aparato desde el principio, no había forma de que ambos olvidaran avisar, así que siempre estaría informado.
Sentandose en el sofá, soltó un pesado suspiro y miró alrededor. Una sonrisa curvó sus labios al notar los cambios en su casa desde que los mellizos habían llegado como un terremoto a su vida. Los cojines ya no estaban perfectamente ordenados cuando llegaba a casa, es más, Nee se había adueñado de uno de ellos y lo usaba como peluche al dormir. Había libros abiertos sobre la mesa de café, algunas hojas esparcidas por la superficie y lapices de colores, Zayn había descubierto la vena artistica de Nick hacia solo unos días y se había encargado de que su hijo tuviese todo lo necesario para desarrollar su talento, y realmente tenía mucho de eso.
La guitarra nueva de Nee estaba en el sofá individual, ocupandolo por completo, con algunos cojines alrededor para evitar daños. Él ni siquiera había sabido sobre el talento musical del castaño hasta que habían hecho una visita a casa de Harry, y Colt, el esposo de este, le había prestado una de sus guitarras. Zayn no había dudado en comprarle una propia, Nee se veía realmente tranquilo y en paz mientras rasgaba las cuerdas con sus uñas.
Zayn quería eso, que sus hijos estuviesen en paz y se sientiesen protegidos, los lapices y la guitarra hacian eso por ellos, por lo que Zayn se los había dado sin pensarlo.
Arrastrando una prenda olvidada sobre el respaldo del sofá hasta él, sonrió aun más al sentir el perfume citrico de Nee saliendo de la tela. Era una chaqueta negra con mangas de cuero, la había elegido el castaño, toda la ropa que había escogido era de los mismos tonos mientras que Nick tenía la mayor parte de su closet en tonos pastel, lo cual le parecía adorable. Eran totalmente opuestos y a la vez, él los veía tan parecidos.
Era fascinante verlos revolotear alrededor y notar esas pequeñas cosas que hacian sin percatarse, cosas que podía reconocer de Liam o de si mismo.
Lo desordenados, seguro lo habían heredado completamente de él.
Tomando también el sueter lila de Nick del sofá individual, salió de la sala hacia la habitación que ambos compartian y dobló ambas prendas, guardandolas ordenadamente en el respectivo lado del closet. Era gracioso entrar allí, ya que al igual que en el dormitorio, la habitación que funcionaba como armario había sido repartida a la mitad, colores dulces para Nick y fuertes e intensos para Nee. Exactamente acorde a sus personalidades.
Había varias prendas de ropa en el suelo en la parte de Nee, supuso que habían caído cuando sacó algo y ni siquiera se molestó en levantarlas. Agachandose, tomó la tela y comenzó a doblarlas, deteniendose al ver el borde de la mochila gris, con la que había llegado allí el primer día, sobresalir de uno de los cajones inferiores. No fue en realidad el bolso lo que llamó su atención, sino que el cierre del mismo estaba entreabierto y varias fotografias desbordaban de fuera.
Curioso, la arrastró fuera y sacó el improvisado sobre de papel regalo donde las imagenes estaban guardadas. Se sorprendió bastante al percatarse de que eran fotos de los mellizos de pequeños, no había muchas, en realidad, solo un par donde aparecían juntos en lo que parecía ser el primer día de clases, una de ellos sonriendo a la cámara con un paisaje verde detrás, una de Nick con una mariposa atrapada entre sus manos y la última de un adormecido Nee con el cabello disparatado y expresión asesina.
Y a Zayn le parecían preciosas todas, debía recordar pedirle a su hijo que se las prestara para hacer copias de ellas.
No se dio cuenta de que había quedado una fotografía en el sobre hasta que terminó de mirar embobado las imagenes de sus sonrientes bebes. Esta última le era bastante conocida y él realmente podría haber estado enojado con Nee por no haberle dicho que iba a tomarla de sus cosas, pero no lo estaba.
Era una fotografía bastante vieja, doce años de antiguedad para ser exactos. Tenía dieciséis allí, aun recordaba perfectamente cuando la habían tomado.
Había estado con malestares desde hacia varios días, los dolores de cabeza y las nauseas parecían ir en aumento, y él ni siquiera sospechaba cual era la causa real de aquellos sintomas. La epoca de examenes había llegado y se había mantenido estudiando tanto que las horas de sueño se habían reducido significativamente, por lo que asociar todo lo demás con su estrés le pareció lo más coherente en ese momento. Debió haber sabido que se trataba de algo más, como dos hermosos bebes creandose en su interior.
Luego de cuatro meses de ser el novio oficial de Liam, no eran exactamente cuidadosos a la hora de hacerlo. No tenía idea de porque había hecho tal estupidez, simplemente no conectó la posibilidad con ellos, no pasó por su mente ni una sola vez hasta que Harry lo sugirió luego de que sus sintomas empeoraran. Habiendo comenzando su noviazgo siendo virgen, había confiado en Liam para guiarlo en todo, por lo que ni siquiera se detuvo a preguntar por un preservativo cuando lo hacian, lo que fue un movimiento totalmente irresponsable. Podía defenderse diciendo que era inocente con respecto al sexo en ese momento, pero conocía los metodos anticonceptivos, por lo que no podía arrojar la culpa completa en Liam cuando él también debería haber pensado mejor las cosas.
Claro, él no se arrepentía de haber tenido a sus hijos, lo eran todo para él, pero tenía la creencia que de haber sido mayor al tenerlos, podría haberlos protegido mejor o actuado de una manera diferente.
Ese día en particular había estado sintiendo su abdomen extraño, como inflamado, pero nuevamente, lo había ignorado. Tenía un examén de matematicas a solo días de distancia y quería estar preparado para ello, así que había preparado una taza de té para aliviar sus malestares y se había hundido bajo la montaña de libros que se esparcian sobre su cama. Estaba totalmente preparado para pasar una aburrida tarde de estudios cuando la puerta estalló abierta y Harry entró con una enorme sonrisa pegada a su rostro.
—¡Vistete, babe, nos vamos de fiesta!
Levantando ambas cejas, le dedicó una mirada incredula—. Es Miercoles, Harry, ¿quién diablos sale de fiesta a mitad de una semana de examenes?
—Nosotros lo haremos. —quitó el libro de sus manos, golpeandolo suavemente en el hombro con él para apurarlo—. Vamos, levantate y viste, ya vamos tarde.
—Tengo que estudiar, no hay modo de que vaya a ninguna parte sin haber realizado al menos la mitad de los ejercicios de ese bendito libro.
—¿Desde cuando te preocupas por los estudios?
—Desde que mis padres me amenazaron con arrastrar mi existencia nuevamente a Bradford si no cuido mis notas —le arrebató el libro de las manos—. Debo ser más aplicado o ellos dejarán de pagar el colegio.
—Bah, no creo que eso suceda, ellos solo te amenazan para que te comportes, tus notas no son tan malas.
—Pero tampoco son excelentes, no puedo descuidarlas ahora.
—Puedes descuidarlas por un par de horas —palmeó la parte superior de sus manos para que soltara todo lo que estaba en ellas antes de arrastrarlo fuera de la cama—. Vamos, ve a cambiarte y ponte algo bonito.
—Harry...
—Liam estará allí. —canturreó.
Zayn cayó embobado por medio segundo antes de fruncir el ceño—. Lo dices solo para que vaya, ¿no es así?
—Por supuesto que no, él realmente estará esperandonos, me dijo que no podía aparecerme por allí sin arrastrarte conmigo.
—¿A donde estamos yendo?
—¿Eso quiere decir que vas? ¡Genial, esa es la actitud que quiero! —lo apuró hacia el baño, sacando algunas prendas del closet al pasar y dejandolas en sus brazos—. Vamos, vamos, apresurate que no tenemos todo el día.
—Uf, que pesado te pones a veces.
Tuvo que luchar un poco para prender sus benditos jeans, los cuales había podido abotonar perfectamente no mucho tiempo atrás, pero logró colocarse la camiseta blanca y la camisa a cuadros sin abotonar sobre la misma sin ningún problemas. Harry empujó un par de zapatos hacia él en cuanto abrió la puerta y se tomó su tiempo para ordenar su cabello a la perfección.
Todo estuvo bien hasta que subió al auto y las nauseas lo atacaron. Intentó con todas sus fuerzas mantener a raya las mismas, pero estaba bastante seguro de que su rostro era verde para cuando Harry detuvo el auto frente a un local de comida cerca de la universidad.
—¿Estás bien? —el rizado preguntó, viendolo preocupado.
Zayn asintió a medias—. ¿Por qué estamos aquí? Pensé que querías ir de fiesta.
—Oh, iremos, pero los chicos quieren comer algo antes, al parecer, emborracharse con el estomago vacio no es una buena idea.
Si, bien, Zayn estaba a punto de vaciarlo en la acera. Bajandose, siguió los pasos largos de Harry hasta la puerta de cristal del local, tomandose un momento para bajar el acido en su garganta nuevamente a su estomago cuando el fuerte olor de la comida rápido lo golpeó en el rostro. Nunca había tenido problemas con el lugar antes, es más, era uno de sus restaurantes favoritos de la zona. Ahora, prefería estar a mil cuadras de distancia del lugar, donde no hubiese ese olor a frito asqueroso que hacia girar su estomago.
Un movimiento a su izquierda lo hizo girar hacia ese lado, visualizando al pequeño grupo de amistades que había hecho en el tiempo que llevaba en Londres. Harry pareció darse cuenta de lo mismo, porque comenzó a caminar en esa dirección junto a él. Se había acercado lo suficiente a la mesa para devolver los saludos de Niall y Louis antes de que una mano en su muñeca lo jalara abajo y directo al regazo de un sonriente castaño.
—Hola, bebé. —labios sobre los suyos acompañaron el saludo, suave y dulce, gracias a las quejas de los demás sobre las muestras de cariño frente a ellos.
El perfume suave de Liam lo rodeó, opacando el olor a frito del local y ayudando a calmar un poco su estomago. Apartandose, le sonrió al castaño—. Hola, Leeyum.
—Mm, te extrañé.
Zayn rió suavemente—. Nos vimos ayer.
—Veinticuatro horas sin ver tu hermoso rostro y no poder tenerte en mis brazos es demasiado tiempo para mi. —rozó sus narices de forma dulce—. No me gusta dormir sin ti a mi lado.
Devolviendo el roce, dejó un pequeño beso en sus labios—. A mi tampoco.
—¿Eso quiere decir que dormirás en mi casa esta noche?
Automaticamente, arrugó la nariz, poco dispuesto a pasar tiempo en ese lugar. Se había encontrado con los padres de Liam varias veces y habían dejado más que claro que desaprobaban completamente su relación y que Zayn jamás sería lo suficientemente bueno para su hijo.
—Hey, ¿por qué esa carita?
Negó suavemente—. ¿Por qué mejor no te quedas conmigo en mi dormitorio? —sonrió—. Creo que tenemos más privacidad allí.
Liam pareció sorprendido—. ¿Que hay de Harry?
—Él seguramente encontrara donde quedarse antes de que la noche termine, siempre hay un tonto que cae en sus encantos y se lo lleva a casa. —sonrió—. Eso si, te largas temprano en la mañana, debo estudiar y no necesito tenerte allí, distrayendome de mis tareas.
—¿Esa es tu forma bonita de deshacerte de mi en la mañana sin charlas incomodas? —bromeó.
—Me gustaría decir que sí, pero en realidad tengo que estudiar o mis notas bajarán.
—Puedo ayudarte.
—Meter tu mano en mis pantalones no es ayudarme —rió.
—Mm, pero tu no te quejas cuando lo hago —una de sus manos se arrastró por su muslo lentamente sobre los jeans, estaba a punto de llegar a la meta cuando un menú enrollado golpeó el dorso de la misma, deteniendolo.
—Mantente ahi, vaquero, no necesitamos que nos corran del lugar por exhibicionismo. —Niall advirtió, divertido—. La camarera ya esta mirandonos mal, comportense hasta que lleguemos al club y puedan frotarse entre ustedes con toda libertad.
Rodando los ojos, Zayn pasó a sentarse en la silla a un lado del castaño, el brazo del mismo aun a su alrededor, manteniendolo pegado a su cuerpo. Liam siempre era así con él, cuando estaban juntos, era el novio más cariñoso que hubiese existido. Siempre estaba pendiente de sus necesidades y lo trataba con infinita dulzura, como si fuese todo lo que le importaba. Era exactamente, todo lo que Zayn siempre había querido para él.
Cuando la comida llegó, no se asombró de que todos hubiesen pedido algo frito. El olor revivió las nauseas y ni siquiera el batido de frutas, que había sido lo único que había ordenado, había logrado deshacerse de ellas. Abandonando el intento, alejó el vaso de él y se hundió contra el castaño, oliendo el perfume de este para neutralizar los demás olores.
—¿Estas bien, bebé? —Liam preguntó, pasando sus manos por su espalda en una larga caricia. Zayn asintió—. ¿Estas seguro de que no quieres comer nada? Pide lo que quieras, yo invito.
Sin poder detenerse, le dedicó un pequeño puchero—. No me siento muy bien.
—¿Quieres volver a casa? Traje mi auto, puedo llevarte de regreso si quieres.
—No, no, está bien, seguro se me pasará pronto. —aseguró—. Debo haber comido algo que me hizo mal, solo eso.
Liam lo evaluó por un largo momento antes de suspirar—. Bien, pero si te sigues sintiendo mal en un rato, volvemos a casa, ¿si? —dejó un dulce beso en sus labios—. No quiero que enfermes más.
—Estaré bien.
—Okay —sus ojos castaños estaban llenos de calidez cuando lo miraba—. Te amo, ¿lo sabes?
Zayn sonrió, sintiendo su corazón acelerado—. También te amo.
—Owwww, y yo los amo a ambos. —la voz aguda de Louis los hizo girar, justo a tiempo para que la cámara, en las manos del mismo, captara el instante.
Volviendo al presente, Zayn sacudió la fotografia entre sus dedos, percatandose de que esa fue una de las últimas veces en que escuchó a Liam decirle que lo amaba. No había pasado mucho tiempo para que el castaño cediera a las exigencias de su padre y se largara a estudiar al exterior, como un buen niño rico.
Bufandose a si mismo por un comentario tan critico, volteo la imagen, leyendo al dorso la inscripción con sus nombres y fechas que había escrito allí antes de guardarla con las demás. Había conservado las mismas para poder enseñarselas a los mellizos algún día, aunque para ahora, ya no era necesario. Debajo de su caligrafia, una nueva inscripción había sido escrita con una letra un tanto desprolija, pero aun así, legible.
"Papá Liam, papi Zayn, Nee y Nick (Shh, papi aun no lo sabía)".
Zayn soltó una pequeña risita, porque no, él no había tenido ni idea que sus hijos también estaban saliendo en la toma. Nee tenía un extraño sentido del humor, era fácil saber que era él, su letra, al igual que todo lo demás, delataba su personalidad. Sonriendo, apiló nuevamente todo y lo empujó dentro de la mochila, dejando esta donde la había encontrado.
Poniendose de pie, estaba ordenando las prendas que había levantado del suelo y colocandolas dobladas en los estantes, cuando escuchó la puerta principal abrirse. Solo Harry y los mellizos tenían pase libre hasta su departamento, Zayn lo había impuesto de ese modo luego de que Liam hubiese llegado hasta su puerta diciendo estupideces.
Ni siquiera llegó a entrar a la sala cuando el cuerpo delgado de Nick impactó contra él, sus bracitos rodeando su cintura—. Papi, estas aquí. —lo miró—. Pensé que aun estabas trabajando.
—Les prometí noche de pizza y peliculas hoy, ¿acaso lo olvidaste? —pasó sus pulgares bajo los enrojecidos ojos avellana—. ¿Que sucedió, amor?
—¿De que hablas?
—¿Por qué estuviste llorando? —miró sobre su hombro—. ¿Y donde estan tu hermano y Harry?
—Tío Harry se fue a su casa, tío Colt lo llamó y tuvo que irse.
—¿Y los dejó solos?
Nick abrió la boca, dudando, pero no fue él quién contesto—. No, no los dejó solos —Liam respondió, haciendo que Zayn levantara la mirada hacia él—. Los dejó conmigo.
Los ojos de Zayn cayeron en Nee, quién permanecía acurrucado en los brazos de castaño—. ¿Que demonios haces aquí? —se acercó a él, pasando una mano por el cabello de Nee, sorprendido de que estuviese permitiendo ser cargado—. ¿Nee? ¿Cariño? —sus ojos estaban cerrados y su piel palida—. ¿Nilo?
—No lo despiertes. —Liam pidió, sus ojos le rogaban hacerle caso cuando lo miró, su voz baja—. Él esta realmente agotado, Zayn, por favor, dejalo descansar.
—Yo... —miró a su hijo, notando como oscuras ojeras estropeaban su piel usualmente bronceada. Volteandose, volvió sobre sus pasos—. Vamos, dejemoslo en su cama.
No hacia falta indicarle cual era la cama del pequeño castaño, era obvio al entrar a la habitación, pero aun así, lo hizo mientras quitaba las mantas del camino. Apartandose, le hizo un gesto a Nick para que se acercara, rodeandolo con sus brazos otra vez.
—¿Quieres dormir un poco tu también, cariño?
Negó—. Solo quiero que me abraces un poco más, ¿puedes?
—Todo el tiempo que quieras. —aseguró, besando el oscuro cabello.
Levantando la mirada, esperaba encontrar a Nee ya debajo de las mantas, pero para su sorpresa, Liam aun no lo había dejado. En su lugar, el mayor se había sentado en la cabecera, acunando a su hijo contra su pecho con cuidado mientras pasaba una mano de forma reconfortante por su espalda.
Ese gesto, esa mirada, ese Liam amoroso y cuidadoso, era exactamente la persona de quién se había enamorado hacia doce años.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro