6. Mika
Narrativa:Yuano
—¿Dónde vamos a ir?–Pregunté curioso, Mikaela tiene ideas raras, siempre. Y no dudo para nada que esta vez sea la puta excepción.
Si la situación es en la cual no volvere, y mi cuerpo desaparece o me secuestran para venderme en el mercado negro, puedo confiar en que Shinoa me va a vengar. Para algo sirve.
—Yū-Chan ¿Acaso no sabes que es una sorpresa?–murmura, con una sonrisa algo extraña, como si intentara que yo no adivine a donde vamos. Él se levantó de la cama al igual que yo, ya que la película había terminado. Tengo de admitir que es una muy buena película.
Salimos del cuarto y bajamos de nuevo por el ascensor, el cuál detesto con todo mi odio hacia Dino, bastardo de mierda. ¿Cómo es que puedo odiar tanto a un personaje?
Sentí que me tocaron el hombro e inmediatamente mi mirada se volvió más calmada.
Cuando pienso en cosas que no me gustan o detesto, siempre me dicen que no disimuló en absoluto mi cara. Se refleja todo en mi expresión.
Cosa que no dudo. Sé que es así.
—Yū-Chan, ¿Estás bien? Hace poco tenías una rara expresión. ¿Te molesta que no te haya dicho a donde vamos? ¿No quieres ir?—rápidamente comienza a cuestionarme, haciéndome todas esas preguntas sin esperar un momento siquiera. Una tras otra.
Por lo que mi cerebro no analizo bien la situación. ¿Acaso este loco está pensado que estoy así por su culpa?
—¿Qué? No. Estaba pensando en el maldito gordo de Dino. Ojalá le quemen el ano en el infierno, por bastardo.—aclaró yo, sonriendo mientras salíamos del elevador.
La mirada fija de Mikaela está sobre mi. Tiene esa expresión de entender al y al mismo tiempo, no.
—No eres el único que le desea la muerte Yū-chan. Pero me habías asustado, tenías una expresión horrible.—él aclara, esta vez más relajado y con una sonrisa. Rápidamente llegamos hasta fuera de la casa, donde, se encuentra, supongo yo, el chófer de Mikaela.
Debo decir que si no fuese porque lo considero mi amigo, le fuera robado el coche.
—Yū-Chan, vamos, sube. Aún no me puedes robar el carro, no le he conducido nunca. —Dijo abriéndome la puerta, como si yo no tuviera manos.
—Para tu información, te recuerdo que tengo dos manos.—me burlo, mientras me monto el aquel hermoso carro, olvidando por completo que Mikaela se había dado cuenta de como yo miraba a su carro hace unos momentos.
Sí, con esa cara que expresa todo. Él estaba consciente de que yo quería robar su carro. Pero, no lo hago por respeto hacia su persona ¿Verdad?
Él solo me empujó para apurarme a entrar al carro mientras reía, entrando después de mi. Dentro del propio carro había un tipo que me daba el suficiente terror como para, hacerme pensar, qué si quiere, puede ser un asesino en serie o secuestrador.
Por lo menos no es el mismo tipo que antes.
—Hey, este chico de acá se llama Yū puedes anotarlo en la lista de los próximos secuestros para llevar a la cueva.—ordena el de cabellos rubios, dándole un papel que acababa de escribir para el chófer, posiblemente con la dirección de donde vamos.
No creo que le haya dado el día que me va a secuestrar.
El señor se quedó algo confundido, incluso terminó quitándose los lentes dejando ver sus curiosos ojos amarillos, él está viendo directamente a Mikaela y después a mi.
—Joven Mikaela, debería dejar de decir ese tipo de cosas. Y por favor, joven Yū, disculpe, él no es muy bueno socializando.—apenado farfulla él, mientras se pone de nuevo los lentes y arranca.
Yo reí a carcajadas y Mikaela se puso más que rojo, es gracioso, porqué sus ojos son lo que más resaltan. Bien, te salió mal todo Mikaela.
—Te salió mal la broma, ¿Eh ,Mika?—vuelvo a burlarme, mientras me muevo para acomodarme mejor en el asiento.
Pero mis movimientos se detienen, pues, me perturba que él no para de mirarme de esa manera. Pero sus ojos están totalmente posados en mi, cosa que obviamente me avergüenza. No es una mirada de esas de molestia, es más bien una de esas que dicen que acabas de descubrir algo muy interesante o nuevo, algo que te gusta.
–¿Me dijiste Mika?— algo entusiasmado me interpela, mientras me daba un abrazo por el cuello.—¡Nunca nadie se había atrevido a darme un apodo!—Feliz, casi gritó mientras reía, simplemente acepté el abrazo a pesar de que los odio, pero este no me parecía nada similar a los otros que antes había recibido, es muy agradable para mi.
—¿De nada?–Decidí comentar, algo confundido, pero igualmente lo entendía.
Él mismo me había dicho que nunca fue sociable, las personas no trataban con él ya sea por su influencia o porque simplemente para el resto es raro. Eso claramente no quiere decir que no haya personas que no estén atraídas por él, pues algo que no se puede negar es que es un tipo muy atractivo.
El carro quedó en silencio mientras íbamos hacía donde sea que fuéramos.
La ciudad es iluminada por luces y las estrellas que raramente estaban presentes. Me gustan los paisajes así, son hermosos y relajantes a mi parecer. Mikaela no se alejó de mi en ningún momento, seguía abrazándome por los hombros y debo decir que estaba algo nervioso por su cercanía. Bueno, joder, a quien mierda le estoy mintiendo, estoy muriendo de los nervios. Y... también estoy relajado de cierto modo, no me puedo mantener totalmente quieto, tanto como interna y externamente. Sentir sus manos grandes sobre mis hombros, y su barbilla recostada también.
El carro comienza a entrar en un tipo de estacionamiento de la nada, y ni siquiera me había dado cuenta de dónde estamos, fue demasiado rápido. Estaba tan concentrado en otra mierda, que simplemente no me percaté de algo, puede que más importante.
Debo aclarar que eso nunca me sucede, siempre estoy muy pendiente de las cosas importantes que suceden a mi alrededor. El carro se estacionó por fin. El estacionamiento es muy elegante, posee un estilo único, todo era parecido a un prado. Hasta tenía áreas puramente naturales
El conductor se bajó, y al momento de yo me iba a apresurar para abrir antes la puerta, el conductor la abrió por mi, cosa que me sorprendió. Sólo puedo sonreír, agradeciéndole en silencio e ignorando mi propio sentir.
Oh, obvio que se siente raro.
Me bajé y me puse a observar con atención todo el lugar, topándome con una escalera de madera que llevaba para arriba.
Por supuesto que Mikaela se dio cuenta de mi estúpida expresión, por lo que se acerco hasta donde estoy y sonrió.
—Sabia que te iba a gustar, es un restaurante de reserva natural. Es por eso que es así. Normalmente no hay personas a esta hora.
Cierto, se me había olvidado con que ropa vengo. Tengo una camisa negra de Mikaela con unos pantalones a juego con zapatos rojos. Yo no estoy tan mal, pero después miro a Mikaela, quien cargaba una camisa de Nori Nori, unos shorts blancos y unas pantuflas.
Maldita sea, no quiero entrar. Tremendas pintas que nos cargamos Mika y Yo.
El maldito se dio cuenta de mi rostro completamente perturbado y empezó a reír.
—Calma, el restaurante es de mi tía, ya está cerrado.—me aclara, caminando a mi lado mientras observaba todo y subíamos por las escaleras.
Rápidamente llegamos a la recepción donde había una campana y Mikaela la empezó a tocar como loco y yo me cubrí la cara por puro reflejo. ¡Bien, que educación! ¡Dios! ¡Policía, ayuda!
Cabe decir que el conductor también hizo lo mismo.
Todo el local es hermoso, tan hermoso y natural como el estacionamiento. Claramente empecé a tomar fotos hasta que llego una señora castaña, alta muy parecida a Mikaela pero con los ojos avellana.
—Mikaela, por favor, detente.
El retrasado mental de Mikaela empezó a tocar aún más rápido la campanilla del local mientras yo me cubría la boca para intentar mantener mi compostura y no reírme a carcajadas, hasta que se me saliera el puto hígado por la boca.
La señora, que debo decir, es mucho más que guapa, le pegó en la cabeza con una de las bandejas de metal para servir.
Wow.
Eso me recuerda que una vez estaba trabajando en un restaurante y se me cayo la bandeja vacía encima de una persona, lo peor fue que se me cayó pero no tenía nada. Fue extraño, por alguna razón me recuerda mucho a esto.
Eh, sólo que ella lo hizo a propósito.
—Mikaela, me dijiste que ibas a traer a un amigo a comer, no que me ibas a dejar sorda, maldición. — Uh, que carácter tiene la señora. Calma el culo, porque si sigues frunciendo así el entrecejo vas a necesitar de urgencia bótox.
—Si, bueno, ni modo que nos vamos a bañar en la fuente.—bromea. —, Yū-Chan, Ella es la gemela malvada de mi madre. —devido a la simple explicación, solo puede asentir levemente y saludar. —, gemela malvada de mi madre, él es Yū-chan.— Finalizo de explicar, abrazándome por los hombros mientras caminábamos hacia el interior de el restaurante.
La verdad, esa señora viene detrás de nosotros, bastante malhumorada a decir verdad. En ese momento sentí vergüenza, pero después de mirarla por un buen tiempo presentía que no era necesariamente porque Mikaela la estaba dejando sorda ¿Será por mi culpa? ah, no, todavía ni he hecho nada y ya me odian.
Nos detuvimos en una mesa a las afueras del interior del restaurante, algunas grandes y otras pequeñas. El bastardo rubio le provocó sentarse justamente en la punta, donde se podía observar todo para abajo, dejándome justamente de ese lado que esta de espaldas al balcón.
Me senté, claramente incomodo pues en un momento volteé y me di cuenta que si me caigo por esa mierda no vuelvo nunca.
Siempre me han dicho que soy muy preventivo y sobreprotector con las porquerías que quiero, como mis amigos. Joden mucho, como Shinoa, la maldita enana esa, o el marica de My litte pony de Kimizuki, pero se merecen un lugar en mi culo.
No iba a decir en mi puto corazón, disculpa, perra.
Mikaela se me quedo viendo como si fuese un puto extraterrestre, tenía ganas de preguntarle, y saciar mi sed de duda ¿Qué es lo que me ve?
Claramente, no me encuentro muy feliz con el puesto donde estoy sentado, pero tampoco tengo intenciones de decirle eso.
—¿Te gusta este lugar?—Preguntó, mientras levantaba una ceja. Este loco de verdad tiene una gran capacidad de sentir como las personas se sienten.
Normalmente la gente no sabe como estoy, dicen que mis gestos o palabras y acciones los confunden más que cualquier mierda en el mundo. Pero con la rubia es diferente, es como si pudiera ver tan fácilmente lo que me sucede, me gusta eso, una persona atenta pero de cierto modo estoy mejor con que nadie sepa lo que siento.
—¿A ti te gusta?—Le devolví la pregunta. Sinceramente a él tampoco parecía gustarle mucho, y mientras hacíamos estas preguntas la tía de Mikaela fue a no sé dónde, para buscar su menú.
Mikaela pareció dudar de gran manera y a la final negó, algo apenado. Puta, que tierno.
—No, yo pensaba que te gustaban esos sitios, pero al parecer me equivoqué. —apenado revela, pero aún así, lo dijo riendo.
Mientras nos levantamos de la mesa para buscar cualquier otra. También él se dio cuenta de mi paranoia con las alturas.
Yo me quedé observando a una mesa que parece estar en el lugar perfecto, uno salvo y seguro al lado de un viejo árbol. No es que sea súper seguro porque áunse nos puede caer encima, pero es una vista que no puedes tener todos los días de tu vida, y Mikaela también pareció gustarle, pues a pesar de que no dijimos ni una maldita palabra, ambos fuimos a esa mesa.
Rápidamente volvió a llegar la tía, malhumorada con los menús en mano, dejándome el mío suavemente, mientras que con el de Mikaela, le dio tres golpes en la cabeza al rubio y lo lanzó en el suelo. O sea. El menú. No a Mika. Por suerte aún está en su silla.
Mierda, este es, definitivamente , el mejor servicio que he tenido en mi bastarda vida.
Ojalá le pudiera grabar eso a Shinoa, le fuese encantado seguramente.
Los dos nos pusimos a ojear el menú hasta que vi un plato que se me antojaba de verdad, carne con pasta y papas fritas, no pues, que ofertón.
Yo devuelvo mi mirada, para ver si Mikaela ya había escogido, pero me encuentro con una escena claramente desconcertante. Sólo puedo pestañear varias veces, para después intentar mantener la calma.
El estúpido se ha quedado dormido encima del menú.
Espero que sí sea así o sea, que simplemente este durmiendo y no que le esté dando un derrame cerebral por los golpes que le dio la castaña en la cabeza.
No me voy arriesgar a que se esté muriendo, así que le moví suavemente el hombro y susurro algo como “Doki” ¿Estará soñando con el muñeco ese infantil de la televisión?
La señora modelo llegó, y cuando vio que Mikaela estaba dormido, irritada, le hecho algo de agua que tenía en una copa, que supongo que era de ella y estaba bebiendo.
Mikaela levantó la cabeza, intentando enfocar su alrededor hasta que se dio cuenta de toda la situación. Su tía lo miraba de mala forma y yo en todo caso quería irme, sólo para que él fuese a descansar. Pues, posiblemente se encuentra muy cansado, ya sea por cualquier razón. No la conozco, pero si que sé que está obviamente necesitado de un descanso.
No estoy irritado ni molesto, pero vamos, si estás cansado, dime de una vez. No me voy a molestar por esa estupidez. La idea es comprenderse mutuamente, la comunicación a la hora de cosas como estas, es algo que para mí, es irremplazable.
—Vamos a tu casa Mika, ahí intento cocinar cualquier cosa sin que se me queme la cocina, y no quiero reclamos de tu parte, que se te ve hasta en el culo, de que es posible que te desmayes si no duermes. —preocupado e insistente, yo le comunico. Intentando hacerle entrar en razón.
Apenas eran las 7:20, siendo temprano aún, Mikaela podría dormir hasta las 8 mientras que yo no intento quemar su cocina. Él solamente me sonrió, una que me rompió. Es un suave gesto, pero, simplemente me trasmitió mucho más que mil palabras.
Está triste.
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