Narrativa: Mar salado

—¡Vamos Yū-chan! —Gritó fuertemente Mikaela desde la piscina de su casa, a pesar de que estuviera en el último piso, en el baño, podía escucharlo. Se encontraba gritando fuertemente, como si su vida dependiera de eso.

Este hombre es increíble, él si se baña en la piscina, pero le dices que se vaya a bañar porque huele a mierda, y te quita la luz.

En fin, me puse los asquerosos cosos esos que me dio para bañarme y me deje mi suéter que no se lava desde hace unas semanas, llego tu tiempo, bastardo. Ya no olerás a  mi perfume favorito. Y mientras salgo del baño puedo escuchar como Mikaela canta una canción específicamente la de “You'll be back” definitivamente es un maldito loco.

Por si te preguntas, ¿Cómo se eso? pues me encanta escuchar este tipo de cosas...  Ahora la pregunta del millón, ¿A quién le canta? porque si es a mi, se quedó sin cabello, el maldito. Su cabello de Rapunzel va a desaparecer.

Baje corriendo literalmente las escaleras, ya que no quería utilizar el ascensor. No puedo soportar como Mikaela desafina tan horriblemente que hasta seentí que un tímpano se reventó mientras me acercaba más y más a él.

Perturbador.

Cuando llegue a la puerta que da con el patio y al ser de barras de metal puedo ver perfectamente que cada vez que terminaba de cantar una frase, él se lanza a la piscina en forma de pez. En. Forma. De. Pez. Mientras. Estaba. Cantando.

Creo que mi risa se escucho hasta el sur de el país, pues Mikaela al escucharme se asustó y resbaló, pues ya había vuelto a salir, al ver eso, me reí tan fuerte que me dolía el maldito estómago.

Joder, este tipo es naturalmente un payaso.

Salí al patio de la casa, aún riendo mientras Mikaela salía de la piscina algo rojo.

—Esa no fue mi mejor actuación, no te rías. Si quieres te puedo bailar en el tubo, pero eso de cantar… No cuentes conmigo. —murmura mientas levantaba las cejas de manera rápida con una sonrisa supuestamente coqueta, que lo único que me causa es pena.

Cuando vi eso me empecé a reír más y me senté en la orilla de la piscina, metiendo mis piernas y golpeando todo lo que veía, ya que mi risa era demasiado fuerte y tengo la costumbre de golpear todo y reírme como hiena.

—¡ES QUE ESO FUE INCRIBLE! —exclamó supuestamente calmándome. —Brutal. Tu actuación conmovió mi corazón.

—Ah, ni te lo niego. Pero ¿Sabes que es más brutal? —le escucho pronunciar detrás mío, lo cual me dio un escalofrío, de tanto reírme no me di cuenta estaba detrás de mi.

–¿Tus penosos intentos de coqueteo? —respondo volviendo a reír, mientras él hacía un tipo de puchero.

—No, esto.

Él maldito quería cargarme y tirarme a la piscina, pero rápidamente me di cuenta de eso y lo jale de las piernas para que se terminará cayendo, lo cual sucedió y empecé a reír aún más fuerte, casi llorando.

Él salió, derrotado de la piscina y se sentó a mi lado. Mientas yo me retorcía en el suelo, claramente. Es que maldita sea, este fue el mejor puto momento de mi vida.

—¿Sabes que nadie me había tratado como una persona normal? —Dijo mirando el agua.

Y pensé en decirle “¿Y es que acaso eres normal orangután rubio?” pero me di cuenta que lo esta diciendo en serio, por lo que dejé de reír y mi rostro tiene una clara cara de confusión, a lo que él sonrió.

—Todos me tienen un tipo de grima, no se si es porque mi personalidad extraordinaria o porque les puedo quitar la luz. —riendo comentó, obviamente está triste.

—¿Pará qué sonríes si se nota que estás triste? —Le pregunté curioso. —No me vayas a decir una frase de esas estúpidas de emo.

Mikaela estaba vez sí que sonrió, de verdad, y me miró, pero no contestó. A cambio de eso puso su mano delicadamente en mi hombro y...

Y me empujó.

Pasamos el resto de día empujándonos, jugando y gritando. No pude parar de querer tapar mis ojos cuando Mikaela se quito el short y se los puso en la cabeza, saltando a la piscina, al menos tenía ropa interior y un buen culo.

Al final fuimos a su cuarto y yo me bañe en su baño mientras que él se baño en otro cualquier de sus dos mil baños. También me presto una ropa, que en la camisa tenía un estampado en rosado de “Nori nori” lo cual me dio risa, porque me sentía igual que Ash, ese maldito pájaro es horrible, por dios. Cuando Mikaela llegó, trajo con el una bolsa de dulces de todo tipo, refresco y una tablet que se dobla.

Cuando sea mayor definitivamente seré rico para comprarme estas cosas.

O me consigo un Daddy. Una de dos.

—¿Que tipo de películas te gustan? —me cuestiona, lanzándose a la cama, quedando justo a mi lado, buscando alguna película.

Me quedé pensando, pues no sabía que decir, me provocaba ver alguna de comedia.

—Me gustan de todos los géneros, pero realmente quiero ver una película de comedia. —Dije acostándome de igual forma en la cama, riendo por la extraña posición de Mikaela, ya que estaba boca abajo mirando la extraña Tablet.
Pensé por un momento que no le gustaba, así que  iba hablar para decirle que me daba igual lo que viera, pero el sonrío y coloco una película con el nombre “A, b, c de la seducción”, lo que me pareció divertido pues ya la había visto, pero no completa y sin dudarlo no iba a negarme.

La película se empezó a reproducir y con el pasar de la película estábamos riendo a carcajadas de los acontecimientos y comentando todo lo que nos parecía, hasta que llegaron las 7 de la noche y claramente le envié un mensaje a mi mamá diciéndole que mi viejo me pasara a buscar a las 9 ya que Mikaela quería invitarme a salir para cenar a alguna parte, la cuál no sabía ni dónde era y puede que me quería secuestrar.

Adiós madre, padre y perro deforme. Ah y Shinoa, se me olvida.