Narrativa: Yuculo

¿Porque ese collar será tan importante para él? además de ser de su hermana muerta, claro está.

—¿Sientes que te da fuerza para seguir? —Le preguntó, la verdad no que está sucediendo o haya sucedido en su vida, pero si eso le reconforta espero que nunca le suceda nada.

—Exactamente. Seguir siendo yo mismo. Ella me enseñó eso. Era mi hermana mayor por tres años, siempre tan libre, poderosa, sin límites. Vivió la vida al máximo, la vivió sin dudarlo.

Él mira aquel objeto donde dentro había una pequeña fotografía de una chica hermosa con un cabello castaño suelto y una enorme sonrisa, al igual que esos lindos ojos expresivos.

—Nunca paraba de reír, y era increíble. La extraño tanto...

¿Tan solo está Mikaela como para estar contando esto a mi? No sé que decirle, ni siquiera sé porque su hermana está muerta.

—Al menos ella si vivió su vida al máximo, como tú dices. ¿Como fue que...?—Deje un espacio para que respondiera mi pregunta, sin querer completar la frase.

—Como dije, ella vivió su vida al máximo, pero fue a tal extremo que, en una fiesta le dieron una droga para que provará, y ella al querer sentir nuevas sensaciones aceptó. Esa noche sufrió una sobredosis y murió. —Dijo mirando hacia el cielo, como si estuviera buscando algo, o a alguien.

En estos momentos es cuando no sabes que hacer o decir. Es un tema bastante delicado, tanto que te paraliza.

—, no necesito palabras de consuelo, Yū-chan, ya fue suficiente. La extraño con todo mi ser, pero aún no creo que todo de ella ha desaparecido. Quizás cuando muera la vea.—musita guardando el collar y sonriendo, amablemente.

¿Verla después de la muerte? Yo no soy muy creyente de esas cosas y tampoco puedo afirmar que hay algo después de esta vida o si no lo hay.

—¿Crees en un alma eterna, Yū-chan? —dice, levantándose y al parecer sacudiendo un polvo invisible de su camisa y pantalones.

—¿Alma eterna? Mika, no soy nadie para decir si es mentira o verdad. Pero me suelo guiar más en lo que pueda ver y de lo que tenga pruebas. —opinó, siendo sincero con él, como siempre lo soy cuando las personas me preguntan sobre lo que pienso. —, no sé si hay un Dios, y si lo hay debo decir que no fue piadoso. Es cruel.

Yo también me levante, poniéndome al frente de él, viendo aquellos hermosos ojos que se confunden perfectamente con el cielo.

—Yo sí creo en el alma eterna, la vida después de la muerte. Quizás está es nuestra segunda vida. Quizás no, pero me juego a creer que mi hermana no desapareció sin dejar algún rastro. No creo en ese Dios de la iglesia, creo en aquel que hace las cosas con un objetivo.

—Creo que eso es algo imposible. —Dije, retractándome rápidamente. Ah, pero lo hecho ya está. Es la verdad —, bueno, no puedo decir que la vida es condescendiente con todos, creo más bien que va de un montón de coincidencias, yo, tuve la suerte de nacer en una familia normal. Es el resultado natural de las acciones. —conseguí murmurar. Esto no es una pelea, es un debate. Mikaela no parece nada furioso y hasta puedo decir que esta interesando en mi punto de vista.

—Claro que no es justo Yū-chan. Pero, yo no sigo una religión. Creo en un Dios que es justo y sabe porque las cosas son así. El porque de las enfermedades, el porqué de las guerras, de la sociedad. Es complicado de explicar. —calmadamente se expresa, dando un paso hacia delante, acercándose más a mí. —Creo en las almas, en los demonios, en los seres perdidos en este mundo que aún no son encontrados. Tenemos pensamientos algo diferentes Yū-chan, pero eso me intriga, me hace querer saber aún más.

—¿Quieres saber si fui al área 51?—bromeó riendo, pues también no quería que la conversación se volviera muy seria.

—Sé que no fuiste, no te vi. —Dijo riendo. —iba vestido de Naruto, fue increíble.

Claramente es mentira, Dios, América está a unas cuantas horas de acá en avión.

—Triste, porque yo si te vi. Eres un ladrón, te llevaste al alíen verde que yo quería. —seguí la broma, que realmente me provoca una inmensa gracia.

—¿Entonces quieres visitarlo hoy? —me preguntó simplemente.

Espera ¿Me está invitando a su casa?

—¿Me estas invitando a tu guarida de Otaku? —Le pregunté algo incrédulo. Literalmente nos acabamos de conocer, pero pareciera como si nos conociéramos de por vida, y es eso lo que me gusta. Esa confianza, poder hablar sin preocuparme de que la otra persona se ofenda, porque se que él no lo hará.

—Exactamente, te vas a sorprender de la casa que le tengo a Michifu. —Dijo riendo, recogiendo nuestros bolsos del piso. —Además, deberíamos ir caminando al aula, ya va a comenzar.

¿MICHIFU?

—¿Que mierda es Mifiputa? —Dije siguiéndole y bajando las escaleras de la azotea.

—Mi alíen. —Dijo, volteando su rostro sonriente y encantador. Maldito Otaku loco ¿Que mierda será Michifu? espero que no sea el gato. —Y, no, no es mi gato. Es mi alíen.

—Claro Mika, como digas. —farfullo riendo y sacando el teléfono para enviarle un mensaje a mi mamá diciéndole que iré a casa de un... Amigo a ver su alíen, para que no se preocupe. Aunque claramente lo va hacer cuando vea que dice la palabra alíen. —Ya le dije a mi madre que iba a tu casa a ver a tu supuesto alíen.

—Interesante, cuando lo veas le vas a tomar una foto de lo encantador que es, ya sabe decir “Yū-chan” incluso le puedes enviar un video a tu mamá, cuando lo veas.

Avanzamos hasta donde la puerta donde se supone que veremos la clase de biología y sonrió, al ver que Shinoa esta sentada con la rubia y por suerte, me sentaré con Mikaela esta vez. De alguna manera me gusta esa idea y estoy seriamente emocionado por conocer su casa y su Michifu.